domingo, 25 de enero de 2015

¿Cómo es hoy y como debe ser el maestro y la educación en el siglo XXI?

Siempre lo he dicho y lo seguiré diciendo: Un maestro que no predica con el ejemplo, no es maestro; un maestro que no tiene iniciativa ni creatividad, no es maestro; un maestro que no se identifica con su profesión ni institución donde trabaja, no es maestro; un maestro que no practica, no se actualiza, no lee cotidianamente, no produce intelectualmente, no es maestro; un maestro que no aspira a ser un líder, no es maestro; un maestro que no sueña hacer lo imposible en posible, no es maestro; un maestro que piensa que la profesión es sólo para ganar dinero seguro y no para servir de todo corazón, no es maestro.
Maestro es aquel que trabaja consciente de su trabajo sin pedir nada a cambio; maestro es aquel que practica los valores; maestro es aquel que dice: para mí todo es fácil, todo es sencillo, nada es difícil, nada es imposible; mi profesión es la mejor de todas, y por eso me siento orgulloso y reconocido ante la sociedad. Yo he estudiado por vocación y no para ser rico. Los profesores somos eternos aprendices, nunca debemos olvidarnos.
El maestro es un profesional de primer orden, es el primer ciudadano de la nación, es constructor de la nacionalidad, es paradigma de hombre, es palanca de desarrollo de los pueblos, es la luz que ilumina el progreso, es el faro que ilumina conciencias y pensamientos; todo esto a pesar que se le exige mucho y, en cambio, es muy poco lo que se le da. A pesar de todo, tenemos que transformar a los hombres, para que los hombres transformen la sociedad. Es de conocimiento de todos los peruanos que el fruto de su trabajo no se ve al momento, sino luego de muchos años. Sino preguntémosle a los Padres de la Patria, al Ministro de Educación, a los Presidentes Regionales, al Presidente de la República, ¿gracias a quiénes han llegado a ser profesionales?
Pienso yo, que la única profesión digna, honorable, ejemplar, donde se imparte todos los valores, sin excepción, es la del maestro. Todo, todo lo que existe es gracias a un maestro. Jesucristo fue un Maestro.
Hoy en día, los padres de familia deben tener mucho cuidado en seleccionar los colegios para sus hijos. No se trata sólo de infraestructura, de publicidad o de competencias, sino también hay que ver la parte humana; es decir, los responsables de los destinos de nuestros hijos: los maestros, quienes vienen a ser los segundos padres de los alumnos. Por lo tanto, deben tener una formación y trayectoria intachable. En muchos colegios particulares no se tiene en cuenta la formación académica ni la parte humana del maestro, se tiene en cuenta su salario, cuánto va a ganar mensualmente. En función al sueldo contratan a sus profesores. 
Muchos profesores que trabajan en colegios estatales, también prestan sus servicios en particulares, incluido la universidad. La pregunta es: ¿por qué en los colegios particulares se trabaja mejor? ¿Acaso en los colegios particulares pagan más que en los estatales? Absolutamente que no. Es que en un colegio privado te exigen más, te supervisan, te descuentan, te despiden con facilidad. En un colegio estatal, tus derechos te amparan. Por eso, muchas veces el docente cae en el conformismo y la rutina.
En cualquier circunstancia, el profesor, docente o maestro debe asumir humildemente el rol de servidor público, con mística y dignidad, pero no el de sirviente ni de servil de políticos ni de mafias. Su dignidad de hombre y su prestancia profesional deben deslumbrar por sobre el arribismo o el acomodo.
Hoy en día, se viene “capacitando” a los maestros para luego ser evaluados. En esta capacitación experimental, no se ha tomado en cuenta la calidad expositiva o de enseñanza, es decir, muchos “capacitadores” no tienen el perfil real para desempeñarse en dichos cargos. Esta es una muestra más que este gobierno no toma con seriedad y responsabilidad la justa preparación y/o actualización de los docentes, a pesar que no se cansa de decir en los medios de comunicación que EL PAÍS AVANZA, avanza para los ricos para que sean más ricos y avanza para que los pobres sean más pobres. El  Presidente de todos los peruanos prefiere cumplir los mandatos del FMI y del BM. “Los gobiernos neoliberales y derechistas son el cáncer social que destruye la mística y dignidad del magisterio y el derecho a la mejor educación de los hombres y de los pueblos”.
Nuestra educación está en crisis, y lo seguirá estando, mientras los gobiernos de turno no asuman con responsabilidad un Proyecto Educativo Nacional, acorde a los intereses y demandas del Magisterio, así como a las necesidades de los educandos.
Para mejorar la educación nacional y contribuir al desarrollo del país, se tiene que hacer una verdadera Transformación Nacional, empezando por renovar nuestro viejo y experimental sistema educativo. Necesitamos verdaderos proyectos educativos acordes a nuestra realidad económica, política y social.
Hoy en día, también las universidades estatales han perdido su verdadero rol ante la sociedad, ya no forman profesores con excelencia, sino forman Licenciados conformistas y academicistas, muestra de ello es lo que viene sucediendo en nuestra alma máter “José F. Sánchez Carrión”, donde no sobresale la calidad sino impera la corrupción y la mediocridad. No hay alumnos líderes sino alumnos conformistas,  que venden sus conciencias. De parte de los “catedráticos” no hay un gesto digno, heroico sino más bien hay de parte de ellos una politiquería barata, un chantaje con sus alumnos y un negociado con las notas.
Sabemos que hay una mafia imperante en nuestra primera casa superior de estudios, lamentablemente, somos muy benignos y testigos de todas las cosas malas que reina en su interior. Tenemos que unirnos: alumnos, egresados, padres de familia, autoridades, la sociedad civil, todos quienes somos testigos y conscientes de lo que viene pasando, para de esta manera erradicar la CORRUPCIÓN.
En la actualidad, no siempre las maestrías ni doctorados garantiza eficiencia e idoneidad, no todos los magísteres y doctores en educación garantizan una educación de calidad. Muchos docentes sólo estudian para contar con estudios concluidos o el grado en algunos casos, pero en la práctica o en los hechos dejan mucho que desear; por eso, más que doctores y magísteres se necesita hombres formados integralmente.
Los maestros como hombres y profesionales tienen también derechos, no exclusivamente deberes. Esa doble facultad que tienen hace que reclamar un derecho como lo hacen, a través de manifestaciones, no es inmoral. Poco digno de maestro es permanecer indiferente ante los abusos de cualquier autoridad. Inmoral es predicar de boca para afuera: justicia, libertad, democracia, responsabilidad, sacrificio... o no luchar por su consecución. 
Lamentablemente, hoy en día, en el SUTEP carecemos de dirigentes líderes, quienes integran los comités ejecutivos distritales, provinciales, regionales y nacional. En su mayoría tienen antecedentes negativos que dejan mucho que desear ante las bases y causando un malestar en el profesorado.

Otras de las debilidades en el sector educativo es la administración educativa, la cual debe dejar de ser burocrática, papeluchera, morosa, inicua e ineficiente, para pasar a demostrar eficacia, eficiencia y efectividad. Para ello, se debe terminar con los cargos de confianza, evaluando rigurosamente a quienes aspiran ocupar el cargo, previa revisión de su currículo y trayectoria profesional.
Muchos funcionarios no quieren admitir que su comportamiento administrativo prepotente, corrupto, caprichoso e impositivo obstaculiza el logro de los propósitos de la administración. Lamentablemente, más que para servir, están en el oficio o aceptan el cargo para servirse de él. Por el cargo que desempeñan, se creen merecedores de reverencias y privilegios, se muestran exigentes en ser respetados, pero ellos no respetan a nadie.
La moralización y ética profesional deben ser el meollo de una administración moderna. La moralización es un reto social, debemos ser justos y equitativos, reconociendo méritos y sancionando faltas. De una vez por todas tienen que terminar la relación amical, el compadrazgo y el clientelaje político.
La educación del siglo XXI o del III milenio requiere de una educación de excelencia y ésta de un profesorado de excelencia. Pero la excelencia cuesta. El haber del profesor no debe considerar únicamente el número de horas de permanencia en la clase, debe ser el resultado de la justa comprensión de su trabajo en la escuela y fuera de ella, de su renovación constante de cultura y de su responsabilidad social.
El profesor gana un sueldo sólo para sobrevivir y no para actualizarse o capacitarse permanentemente. Entonces es deber del estado capacitar a sus maestros, luego puede evaluarlos.
Hoy en día, los maestros ya no debemos hacer el simple papel de transmisores de conocimientos, sino debemos enseñarles a nuestros alumnos a practicar los verdaderos principios educacionales:
Aprender a ser (ejemplos de vida, pensadores y críticos); aprender a hacer (creativos e investigadores); aprender a aprender (habilidad,  iniciativa y valor para afrontar sus cosas); aprender a conocer (identificación) y aprender a vivir juntos (solidaridad). “La creatividad y el pensamiento nuevo son las armas para combatir la rutina y el conformismo”. La inteligencia es el camino para salir de la pobreza. La mejor inversión es la inversión en el cerebro. Es en el cerebro donde tenemos que sembrar la riqueza e invertir nuestro capital.
Porque al nuevo educador le corresponde la tarea ingente y honrosa de transformar nuestra nación, conviene que medite en profundidad su situación actual y las posibilidades de su futuro. “El maestro tiene que educar de modo crítico, creativo, cooperativo y comprometido con la transformación del orden socioeconómico. Debe asumir el fomento de la educación para todos y consecuentemente rechazar, con mayor rigor, la discriminación y la soberbia de la aristocracia del dinero y/o del poder político”.
El magisterio y la educación tienen que estar más cerca de la comunidad, que de los gobernantes, para ver más claro el camino del presente y del futuro. El eje de los cambios, que debe producir excelencia en la educación, es el maestro, mucho más que el currículo. Por completo y coherente que éste sea, si no es manejado por un maestro renovado y renovador, quedará sólo en intenciones. A un buen maestro, bien preparado, bien actualizado, investigador por excelencia, nadie puede ni podrá sustituirlo, ni con una computadora ni con aulas electrónicas.

Finalmente debo mencionar unas cuantas interrogantes de reflexión:
- ¿El magisterio peruano debe aceptar las demagogias de los gobiernos de turno o cómo debe reaccionar?
- ¿Qué propósito tendrá el SUTEP  para dignificar al magisterio?
- ¿Cómo debe ser el perfil real del docente del siglo XXI y cómo debe lograrse?
- ¿Cuándo llegará “al poder” un verdadero maestro de vocación que proponga un cambio radical o una revolución en el sector educación?
- ¿Hasta cuando seguirán existiendo los cargos de confianza en el sector educación, para de esta manera terminar con los favores políticos?
- ¿En el sector educación hace falta una moralización en todas sus instancias,  por qué?
- ¿La reforma de la educación por parte del Ministerio de Educación será un éxito o un fracaso? Los maestros tienen la palabra.
¿Con una hora más en el horario escolar y con los feriados largos que propone el gobierno se logrará un mejor aprendizaje en nuestros alumnos? Los padres de familia tienen la palabra.
- ¿Con las capacitaciones y evaluaciones a los docentes, por parte del gobierno y el Ministerio de Educación, y con el tercio superior discriminatorio se logrará una educación de calidad?  Los Maestros, padres de familia y alumnos tienen la palabra.
- ¿Los maestros estamos preparados para el cambio o siempre seguiremos aceptando imposiciones, mediocridades u experimentos en nuestro sector?

martes, 20 de enero de 2015

Dónde está la cultura del esfuerzo

Un amigo mío me contó la siguiente anécdota: Iba en su carro con sus hijos, salió a echar gasolina y al regreso, el niño mayor de seis años comenzó a gritar enfadado porque no le había comprado unas papas fritas. El padre arrancó el auto y el niño gritó aún más. Cuando se le pasó el berrinche, después de casi 30 minutos, le dijo al padre: “Tú siempre me has dicho que puedo conseguir todo aquello que me proponga. Yo quería unas papas fritas y tú no me las has dado”.
Y aquí está el principal problema de la educación a las futuras generaciones: se confunde el esfuerzo con el capricho. La psicología positiva nos enseña que podemos soñar, que debemos luchar por los que anhelamos, pero todo ese camino no está exento de trabajo y de esfuerzo. El mero deseo no es suficiente. Las cosas debemos ganárnoslas. Y desgraciadamente, no parece que se esté enseñando a los niños a conseguir las cosas por el esfuerzo y no “porque yo lo valgo”.
Necesitamos recuperar la cultura del esfuerzo. Es el único camino para desarrollar el talento, para ser competitivo como persona y como sociedad. No hay nadie brillante que no tenga detrás de sí muchas horas de entrenamiento. Como concluyó Howard Gardner, después de estudiar a personas extraordinarias por su desempeño: todos ellos habían trabajado duramente durante al menos diez años. Malcolm Gladwell  lo bautiza como la regla de las 10.000 horas de trabajo y Larry Bird, uno de los grandes jugadores de la NBA, lo resumió del siguiente modo:
“Es curioso, cuanto más entrenamos, más suerte tenemos”.
Es posible que los niños estén “pagando el pato” de la educación espartana que hemos vivido en otras generaciones o de separaciones dolorosas, donde se intercambia cariño por caprichos. Muchos padres con una buenísima intención no siempre están preparando a los futuros profesionales y ciudadanos para un mundo donde el talento va a ser diferencial. La cultura del esfuerzo conlleva soñar un objetivo, proyectar una estrategia, identificar posibles recursos, crear nuevos hábitos y, por supuesto, asumir la posible frustración. El capricho no entiende de “no”; mientras que el esfuerzo conoce los obstáculos, pero no se rinde ante ellos. De ahí que sea tan importante, y desgraciadamente, la educación no parece que esté orientada a la cultura del esfuerzo; ni los sistemas educativos más volcados en cuestiones políticas, que en herramientas prácticas para la vida. Necesitamos enseñar inteligencia emocional y la necesidad de ganarnos las cosas por el trabajo que realizamos. 
Educar no es fácil, lo sabemos, pero no olvidemos que Peru está a la cola de los resultados de excelencia académica (estamos en el puesto último, según el informe PISA, de los países de la OCDE). Posiblemente, si pudiéramos recuperar la cultura del esfuerzo algunos de dichos resultados cambiarían. Y no lo olvidemos, todo comienza en casa y en cada una de las enseñanzas que brindamos a nuestros hijos hasta el momento en el que nos paramos a echar gasolina.

Diez claves para fomentar aprendizajes desde el hogar.

Sea durante las vacaciones o el período escolar, los adultos estamos en la obligación de motivar a los niños y adolescentes a aprender y desarrollar sus capacidades a través de las diversas actividades cotidianas dentro o fuera de casa, razón por la cual le recomiendo estas diez claves que contribuirán a cumplir con ese objetivo.
1. Desarrollemos su autonomía dejándoles tareas domésticas que pueden realizar sin ayuda, haciéndolos partícipes en la toma de decisiones familiares y felicitando sus iniciativas.
2. Reconozcamos su esfuerzo, aún cuando no alcancen la meta prevista. Afirmemos que estamos orgullosos de sus avances, por más pequeños que estos sean. El sentirse valorados les dará mayor seguridad en sí mismos.
3. Seamos tolerantes comprendiendo que están en proceso de aprendizaje y que no todos aprenden de la misma forma o al mismo ritmo. Recordemos que los errores también son parte de su desarrollo.
4. Respetemos su forma de ser, gustos, preferencias, derechos y opiniones.
5. Demostremos amor a los niños y adolescentes con abrazos, caricias, diciéndoles "te quiero" y respetando sus espacios y momentos de juego, descanso o estudio.
6. Escuchemos sus ideas con atención, brindándole el tiempo necesario para que puedan expresarse. Luego podremos orientarlos sobre lo que consideremos que necesitan aprender.
7. Dialoguemos contándoles nuestras vivencias del día, experiencias y escuchando sus opiniones, al tiempo de preguntarles cómo les fue, motivándolos a expresar sus emociones, lo que sienten y piensan.
8. Fomentemos su aprecio por el estudio explicándoles la importancia de aprender para desarrollarse y forjarse un futuro mejor.
9. Elaboremos juntos un horario de las actividades familiares y motivémoslos a hacer diariamente su propia agenda anotando las horas de juego, de alimentación, paseo, tareas, entre otros.
10. Brindémosles un espacio, aunque sea pequeño, que sea exclusivamente para estudiar.

Recuperar el tiempo perdido

Después de tres años y medio, la política gubernamental en educación muestra escasos resultados. Se puede mencionar Beca 18 en el marco del Programa Nacional de Becas, el aumento de la cobertura para los niños de inicial, el concurso- en proceso- para cubrir 12 mil plazas de directores y subdirectores y la incorporación de 25 mil docentes de la tercera a la sexta escala magisterial, de un total de 200 mil provenientes de la ley del Profesorado.
Todo esto en un contexto (a partir de agosto del 2011) de querer "comenzar todo de nuevo" y de desmantelar un equipo de profesionales cuyo talento se fue gestionando durante varias gestiones ministeriales anteriores, poniéndose en evidencia la costumbre perjudicial de no fortalecer lo bueno, superar lo regular y dejar de lado lo que no funciona. Por eso se dejó sin efecto -entre otros- el Programa Nacional de Capacitación Docente (a cargo de las mejores universidades públicas y privadas), la política pedagógica que tenía como centralidad el Diseño Curricular Nacional vigente, la modernización de colegios emblemáticos, el programa piloto de extensión de la jornada escolar, las movilizaciones por la lectura, las acciones de mejoramiento de la enseñanza del inglés y las evaluaciones integrales para nombramiento de profesores en la carrera.
El Presidente de la República, en julio del 2014, reiteró medidas con algunas novedades como el Bono Escolar, los Colegios de Alto Rendimiento y el mejoramiento del inglés. Lo que ha disminuido es el énfasis teórico sobre el mejoramiento de la educación rural e intercultural bilingüe, para lo cual se destinó un alto porcentaje de los cuatro mil millones aproximadamente que se aumentó al presupuesto educativo en el 2012 y 2013, y que mayormente se devolvieron al erario nacional.
Por eso llama la atención que el 2015 se haya denominado: "Año de la Diversificación productiva y el Fortalecimiento de la Educación" ¿Es que iniciamos un periodo de sostenimiento, crecimiento, de mayor fuerza de la política educativa iniciada en agosto del 2011? En todo caso me parece que las medidas en infraestructura, docencia, aprendizajes y gestión que recién se comienzan a implementar están orientadas a recuperar el tiempo perdido. Este es el desafío contraído por el ministro Saavedra que saludamos y debemos apoyar.
No obstante, es bueno mencionar algunas preocupaciones. La primera tiene que ver con el Bono Escolar que ha acrecentado, en el último cuatrimestre del año pasado, el entrenamiento para las pruebas de la Evaluación Censal de Estudiantes. De este modo estarían tergiversándose el concepto de formación integral, la naturaleza las evaluaciones estandarizadas -que son para "tomar decisiones de mejoramiento educativo y no para premiar"- y el logro de una real educación de calidad. La segunda tiene que ver con la reducción de las evaluaciones a una sola prueba de lápiz y papel dejándose de lado, por ejemplo, la capacidad didáctica y las clases modelo, los méritos y trayectoria profesional, así como las pruebas de TIC e inglés. A propósito: ¿Qué pasó con la evaluación de desempeño? Parece que aquí vale la frase popular: "una cosa es con guitarra y otra con cajón".
Finalmente, valorando que el ministro de Educación ha puesto por fin las cosas en su lugar en la política curricular, después de tres años de informalidad y desconcierto pedagógico en los colegios, resulta indispensable desarrollar -con un renovado liderazgo educativo- un proceso para avanzar hacia un currículo de calidad concertado social, técnica y políticamente, para que tenga continuidad

lunes, 19 de enero de 2015

10 preguntas que debes hacerte antes de elegir el colegio para tus hijos

Elegir un buen colegio es una tarea que muchos padres deben tomar en serio ya que se trata de dar la mejor educación a nuestros hijos. Y es que hay que recordar que "una buena educación es el pasaporte para el futuro": La verdad que escoger el colegio a veces puede ser un dilema para los padres ante una amplísima oferta educativa que existe: ¿religioso?¿bilingüe?, ¿pública o privada?, ¿cerca a la casa o alejada?
Bueno; te ofrezco las preguntas que debes hacerte antes de elegir el colegio. La clave es encontrar el mejor centro donde se brinde una buena calidad en educación.
1. ¿Cuál es el proyecto educativo del centro?: es el modo como transmiten los conocimientos en el colegio con sus métodos de aprendizaje utilizan y si tienen alguna orientación pedagógica concreta.
2. ¿Cuántos alumnos hay por clase?: Lo normal es que sean 30 alumnos por aula. Claro que, si el colegio cuenta con clases más reducidas, es un punto a su favor, porque la atención al niño será más personalizada encada nivel de su educación.
3. ¿A qué distancia está el colegio?: Es importante considerar este aspecto ya que depende de dónde esté tendrán que coger transporte o no. Además, si hay que ir a recogerlo, estará supeditado a nuestro horario de trabajo. Sin embargo, no es determinante, porque a veces compensa lo que nos ofrece el colegio aunque esté más lejos. Todo depende de las preferencias de los padres.
4. ¿Qué importancia le dan a los idiomas?: Hay que considerar también si es un colegio bilingüe o que ofrecen otros idiomas, aparte del inglés. A fin de cuentas, debes preguntarte también cuáles son los idiomas mas importantes profesionalmente.
5. ¿Cuál es el ideario del colegio?: Se debe averiguar cuáles son las líneas morales, religiosas e ideológicas del centro. Estas deben adaptarse a la educación que queremos dar a nuestros hijos y a nuestras creencias, para que no haya contradicciones
6. ¿Cómo es el día a día en el centro?: Para ello, nada mejor que visitar el colegio, ver cómo son las clases, informarte de cómo distribuyen el tiempo, hablar con otros padres que tienen ahí a sus hijos sobre su experiencia.
7. ¿Hay comedor?: Y si es así, ¿qué tipo de alimentación ofrecen? Más allá de los conocimientos que pueda adquirir en el colegio, una dieta sana y equilibrada es determinante para la salud y el desarrollo del niño.
8. ¿Qué actividades extraescolares ofrece?: Las actividades extraescolares son importantes para que el niño pueda desarrollar otras competencias y habilidades. Presta atención a sus gustos y a la oferta del centro.
9. ¿A qué hora salen del colegio?: Los horarios del centro deben ser compatibles con el trabajo y actividades de los padres, para que el niño pueda estar bien atendido y no haya nunca problemas a la hora de recoger.
10. ¿Ofrece buenas instalaciones?: Hay que considerar las herramientas con las que cuenta el colegio, sobre todo las nuevas tecnologías, como ordenadores y pizarras electrónicas, con las que el niño va a crecer y serán determinantes en su educación futura

sábado, 17 de enero de 2015

Para que sirve la Escuela

Muchas veces los padres decimos a nuestros hijos "frases hechas" que escuchamos a su vez de nuestros padres sobre la importancia de ir a la escuela, casi sin pensarlas... no?
Tenemos "grabado a fuego" el mandato de que hay que ir a la escuela para conseguir un buen trabajo y para "ser alguien en la vida", discurso propio de otra época en la cual un título, aún de nivel secundario, abría muchas puertas y era signo de ascenso social porque nuestros padres o abuelos con suerte habían terminado la escuela primaria, y tener un hijo universitario era fuente de orgullo para toda la familia.
Hoy en día los trabajos, y por ende los estudios y carreras, han cambiado y  un título no es la llave segura de un buen sueldo, un buen trabajo ni de prestigio social asegurado. Si no veamos a Steve Jobs, Mark Zuckerberg y tantos emprendedores que dirigen empresas y ganan fortunas sin terminar sus estudios.
Por otra parte la oferta educativa no formal es cada vez más grande e interesante y se puede estudiar desde casa carreras enteras muy útiles.
Pero la escuela sigue siendo una institución valiosa y necesaria, al menos en el nivel primario y secundario. En ella se aprende a compartir, se modela la personalidad, se trabaja la integración, la aceptación, la tolerancia y el sentido del esfuerzo... o deberían trabajarse.
Es cierto que está desactualizada, que se critican su métodos y programas...  pero para eso estamos los docentes, y especialmente los que participan en redes como ésta, que se capacitan continuamente, que son creativos y hacen de la escuela un gran lugar!
Comparto con ustedes la opinión de Marcia Olivos Orosco, gran amiga pedagoga y psicolga sobre lo que le decimos a niños y jóvenes sobre porqué deben ir a la escuela:
"No podemos decirles a los chicos que tienen que ir a la escuela porque así se ganarán la vida. Decirle a un ser humano que tiene que estudiar porque está trabajando para tener trabajo es contradictorio con darle un sentido a la vida. Porque lo que le estamos diciendo es que su vida sólo vale para ser conservada en sí misma, y no para producir algo diferente. Si a un ser humano le decimos que lo único que importa de todo lo que está haciendo ahora es prepararse para seguir viviendo, estamos hablándole a un esclavo y no a un ser humano.
Los seres humanos tienen que sentir que lo que hacen tiene algún sentido que excede a la autoconservación. No se le puede plantear a un ser humano que el sentido de su vida está en ganarse la subsistencia, porque eso no es el sentido de ninguna vida.
Tenemos que terminar con esta idea que le planteó a los chicos de que el único sentido de conservar su vida es para que trabajen y sobrevivan: el sentido de conservar su vida es para producir un país distinto en donde puedan recuperar los sueños. Y la escuela es un lugar de recuperación de sueños, no solamente de auto-conservación.”

viernes, 16 de enero de 2015

De que manera fomentamos en el niño la autoconfianza.

¿Cuáles son estas etapas del desarrollo? Y ¿De qué manera se ve influenciado el niño en cada una de estas etapas?
1.- Etapa incorporativa, fase oral. Va desde el nacimiento hasta los 2 años de edad. Al nacer, el niño depende en su totalidad del medio ambiente, si los padres establecen un cuidado consistente, continúo e integro que cubra las necesidades del niño, se generará en él una sensación de confianza y seguridad, lo cual creará un sentido de esperanza y optimismo ante las diferentes dificultades o frustraciones que se le presenten. De lo contrario si el cuidado es variable y poco atento o conflictivo se generará un estado de desconfianza, lo cual lo hará sentirse inseguro e incapaz de poder lidiar con sus frustraciones normales a su edad.

2.- Etapa niñez temprana, fase muscular anal: Va desde un año hasta los tres años. Se va fijando la autonomía del niño, iniciando desde la capacidad de controlar esfínteres, vocalizar, usar músculos para moverse, etc. Con ello se desarrollará su estado de autonomía y desapego de los padres. Si no se permite al niño explorar y valerse por sí mismo sentirá sensación de control, temor a ser avergonzado con los primeros fracasos, por lo que pueden surgir sentimientos de vergüenza, duda e inseguridad de hacer las cosas. Se debe crear por el contrario una sensación de tener una voluntad y personalidad propia diferente, de la de papá y mamá.

3.- Etapa locomotora genital, preescolar. Va desde los tres años a los seis años. En dicha etapa el niño se da cuenta de más detalles de su medio externo, aquí toma la iniciativa para establecer relaciones más cercanas con uno de sus padres, por lo general el del sexo opuesto a él. Existe mayor noción de las diferencias entre ambos sexos. Para establecer este primer acercamiento en sus relaciones, es importante crear un vínculo afectivo próspero entre el niño y el padre con el cual más se identifique, con el fin de crear seguridad para establecer sus relaciones posteriores con niños de ambos sexos y de su misma edad.

4.- Etapa de latencia, escolar: Va desde los seis años a los doce años.
El niño muestra su capacidad para desenvolverse e interactuar en diferentes ámbitos como la escuela, segunda interacción de mayor importancia después de la que se establece en casa. En la medida que esto se de de manera positiva se logrará un sentido de competencia, de lo contrario se sentirá inferior generando aislamiento escolar, fobias, etc.

5.- Etapa de Adolescencia: Se extiende desde los doce años a los veinte años. La importancia de dicha etapa radica en el concepto de consolidación de la identidad. Prevalecen cambios físicos y psicológicos propios de esta fase las cuales hacen entrar en un periodo de aumenta del conflicto psicológico interno creándoles un sentido de continuidad y estabilidad de uno mismo a largo plazo, cuando esto no se logra se crea una disfunción y confusión en la consolidación de esta identidad. El fijar e identificar sus propios gustos, intereses y valores es el modo de crecer pues delimita su sí mismo del de sus padres.

 Con lo anterior podemos concluir que la formación de la personalidad, la identidad propia y el concepto que se tenga de sí mismo, inicia desde la primera etapa del desarrollo y con ayuda de nuestros padres, ya que el cuidado y el trato que se brinde al niño será el pilar de mayor importancia para una consolidación plena.

jueves, 15 de enero de 2015

La adolescencia

La adolescencia puede ser una etapa turbulenta, de crisis inevitable, de irresponsabilidad y conductas de riesgo. O no. Para la psicóloga y pedagogo Marcia Orozco, esta mala prensa de los jóvenes está agravando el fenómeno en lugar de resolverlo. De hecho estos modelos sociales, advierte Marcia, se convierten en profecías autocumplidas por el mero hecho de decirlas. «Si repetimos muchas veces que los adolescentes son ineducables y difíciles de tratar, conseguiremos que lo sean», augura.
Conversando con Marcia la semana pasada en el restaurante  Pálidos y Tenedores en Chosica,  le preguntaba sobre el tema.

¿En que se basa esta nueva corriente para desmontar los mitos que hay entorno al adolescente?
Esta nueva corriente aboga por tomar la adolescencia como una nueva segunda oportunidad. Para ello se basa en los últimos descubrimientos de la neurociencia, que hablan de que hacia los 13 años se realiza un nuevo y completo rediseño del cerebro. Es una segunda oportunidad de aprendizaje que tenemos que aprovechar para explicar a los adolescentes que tienen que sacarse el carnet de conducir de su nuevo producto, que es el momento de decidir sobre su personalidad.

¿Cómo se toman esta nueva teoría los jóvenes?
 Cuando se lo explicas bien les produce una gran euforia educativa: les damos la razón de que tienen que tomar las riendas de su vida pero tienen que aprender a conducir. Les interesa mucho cuando les hablas de su cerebro.

¿Sin embargo, adviertes que muchos adolescentes piensan a esa edad que ya no pueden cambiar?
Sí, a esa edad ya han forjado la creencia de que «como soy así ya no puedo cambiar», pero precisamente es el momento en el que pueden cambiar y tienen que hacerlo. Y que pueden aprender a pensar mejor, aprender a sentir mejor, aprender a tomar mejor las decisiones y ser más autónomos y por lo tanto a desarrollar su personalidad. Es el momento de la personalidad.

¿Cómo pueden ayudar unos padres que también piensan que esta época es difícil?
Los padres tienen tres grandes recursos: el cariño, la exigencia (tienen que poner limites) y la comunicación, todo ello adaptado a esta edad. No digo que esto último no sea complicado: Necesitan la conexión emocional pero al mismo tiempo la rechazan. Pero una conversación no es somerterle a un interrogatorio. La conexión emocional se hace en primer lugar intentando entender al adolescente y tomando en serio sus intereses y preocupaciones, aunque a los adultos les parezcan absurdas.

¿Dónde cometen los padres el mayor error?
El problema está en que estamos infantilizando la adolescencia. Así lo afirman la mayor parte de los expertos de este momento. Como tenemos miedo a su irresponsabilidad no les damos responsabilidades y a los niños hay que dárselas. La adolescencia no es una etapa biológica, esa es la pubertad. La adolescencia es una creación cultural estrictamente educativa que sirve para permitir que los niños no entren en el mercado de trabajo y tengan un periodo de aprendizaje más amplio. Pero es un periodo que debe ser más riguroso ya que debe servir de adquisición de responsabilidades, de autonomía... que es lo que pide esa edad. No podemos olvidarlo con el pretexto de que son niños peligrosos. Pueden y deben tomar muchas decisiones.

¿Dónde se busca, cómo se puede fomentar  El talento en los Adolescentes?
El talento está en poner como destreza la perseverancia y la constancia como aptitud central. Y se puede educar en la perseverancia a todos los niveles educativos, con una llamada a los padres, pedagogos y maestros: Si no tienen perseverancia las demás aptitudes no se desarrollan y resultan chicos vulnerables que inmediatamente se desfondan. El esfuerzo es central para el desarrollo educativo, y pretender reducirlo es un problema y un freno para la excelencia. Es muy sencillo. A ti que te gustaría jugar al baloncesto, bien o mal, pero para ello es necesario entrenarte. Puede ser muy aburrido, pero si no te entrenas, no adquieres fondo, destreza... El esfuerzo es necesario para adquirir excelencia.

¿Cómo motivar al adolescentes para que mejore?
La clave está en elogiar el esfuerzo, explicándoselo bien. A partir de la adolescencia podemos hacer poco por ellos, ya son los que deciden si mejorar o no. Si quieren ser mediocres, vulgares, asustados de los demás es su opción, pero hay procedimientos para que no sean nada de eso: pueden entrenarse para la brillantez, la creatividad. En todos las actividades humanas se puede mejorar. Y una vez que una persona siente la experiencia de la mejora es tan agradable que quiere continuar. A los adolescentes tenemos que explicarles cosas que resultan de cajón pero que hay que explicarlas, además, poniéndoles la pelota en su campo. Decirles:«Sois vosotros los que tenéis que jugar».

¿El talento, se aprende entonces?
No hay genios, el talento se aprende. No hay talentos innatos, hay capacidades innatas y esas capacidades se desarrollan o no se desarrollan.

¿Se consigue algo castigando al adolescente?
El castigo es una aplicación imprescindible pero solo inhibe conductas, no fomenta. Con el castigo no haces que un chico estudie porque, o bien falsea las notas, o copia. Quizá podríamos decir que en algunos casos muy concretos, de consumo de alcohol y drogas, se utilicen todos los métodos disponibles.Pero en la adolescencia conviene sustituir el castigo por la lógica de las consecuencias: «Si haces esto te va a pasar esto».

¿Que consejo práctico darias a padres con adolescentes en casa?
Los contratos entre padres e hijos. Hay que volver a marcar los límites conjuntamente sabiendo que el chico tiene que aprender autonomía con responsabilidades.Si no cumplen las condiciones, no hay excepciones. Sería algo así como que «esto lo habíamos acordado, esto se acabó, y el contrato tiene que cumplirse». Les estamos tomando en serio y se dan cuenta.Sobre todo, no infantilizar

miércoles, 14 de enero de 2015

El mapa de las emociones humanas

¿Quién no ha experimentado nunca esa sensación de rabia instalada en nuestro estómago como un nudo doloroso? ¿O ese miedo que hace palpitar nuestro corazón hasta dejarnos sin aliento?
Lo interesante sin duda es saber que todo sentimiento, toda emoción, parece tener una correlación biológica: la envidia, la tristeza, la rabia, el amor, la ansiedad.
Mariposas en el estómago, tener el corazón roto, quedarnos fríos… expresiones populares que en cierto modo establecen ya una asociación entre los estados mentales y la sensación corporal.
Las emociones tienen como finalidad ayudarnos a afrontar determinadas situaciones de nuestro entorno, así por ejemplo, ante una desilusión, ante una decepción o una pérdida, nuestro cerebro liberará una serie de neurotransmisores que nos transmitirán la conocida sensación de tristeza; algo que nos va a obligar a quedarnos un poco apartados para buscar el recogimiento en nosotros mismos y valorar el porqué ha ocurrido y obtener estrategias de superación.
Las sensaciones, a su vez, tienen correlación en nuestro cuerpo, ajustando esa unión entre el cuerpo y la mente preparándonos para poder reaccionar. Por otro lado, la ansiedad agita nuestros órganos, acelera nuestro corazón, nos prepara en esencia para el movimiento y para buscar respuesta.
La atracción o incluso el amor, nos ofrecen una sensación de bienestar físico que el cerebro juzga como agradable, es algo beneficioso y por lo tanto el cuerpo se encuentra bien.
Las sensaciones más comunes del ser humano: rabia, tristeza, felicidad, miedo…etc, suelen desencadenar las sensaciones corporales más fuertes, todos los sabemos: ese dolor o presión en el pecho, rigidez muscular, vacíos en el estómago… Además, señalan que estos correlatos físicos son universales en todas las culturas, hasta en las asiáticas, de las que se suele pensar que son más fríos o diferentes a la hora se experimentar emociones.
Así, hay una cosa que queda clara: todos las sentimos de igual modo, pero las expresamos de forma diferente. Ahí entran en juego los patrones de personalidad de cada uno y las diferencias culturales. Pero todos sentimos la decepción en los mismos órganos y la felicidad alborota de igual modo nuestro corazón.
Llama especialmente la atención que emociones como la felicidad y el amor irradian la totalidad del cuerpo, mientras que la envidia, por ejemplo, afecta a una parte muy puntual.
Sea como sea, el mapa de las emociones viene a ilustrarnos algo que seguramente ya sabíamos. A pesar de que en ocasiones creamos que los seres humanos somos infinitamente complejos e indescifrables, todos sabemos qué es la decepción y cómo se siente la alegría… las emociones positivas nos enriquecen y las negativas nos causan daño y hasta pueden ser origen de enfermedades. Tal vez, lo que nos enseñan estos estudios es que no importan sexos o culturas, todos compartimos el mismo mapa emocional.

viernes, 9 de enero de 2015

La educación en valores: la principal asignatura de la vida

Educar en valores es una misión que tenemos todos los que educamos, amamos, jugamos o interactuamos con niños, adolescentes y adultos. La educación en valores no se limita a la educación de niños, sino que es un eje transversal para el resto de nuestras vidas.
Cada vez que alguien se convierte en padre inicia su labor de educar en valores. Es el momento de responsabilizarse de la educación para minimizar el impacto de otras fuentes de influencia sobre el niño. Profesores y entrenadores también tendrán en este campo una gran responsabilidad.
No siempre coincidirán las escalas de valores que compartimos en casa con las que los niños reciben en otros ámbitos educativos. Los valores son frutos de la educación, el ambiente, las amistades o las circunstancias que nos rodean a todos.
En una familia, lo que es importante es decidir qué valores quieres para tu hijo y poder construir y cimentar vuestra escala de valores.

Crisis de valores
Estamos ante una crisis en la que padres y educadores conviven con las consecuencias nocivas de una educación sin valores.
Faltas de respeto o de disciplina, denuncias en el propio seno familiar, violencia física y verbal, acoso por las redes sociales y un largo etcétera describen una vida sin límite. Límites o ausencia de los mismos, cuyas consecuencias pueden condicionar la vida desde una edad temprana.
Debemos alejarnos de los estilos autoritarios o sobreprotectores que impiden educar con paciencia, rigor y rutina.
Los niños necesitan una misma dirección y que todos eduquemos con una base similar. La coherencia es importante para no despistar y desorientar al niño con lo que sí o con lo que no está permitido. Tenemos que tener claro qué queremos y hacia dónde vamos. Si no sabemos “el qué” no podemos practicar “el cómo”.
Acompañar y apoyar como padres a nuestros hijos en su crecimiento personal, educativo, deportivo y emocional implica la educación práctica de los valores que posibilitarán ese crecimiento.
De la misma manera que os preocupáis de que lleven los deberes hechos, de que se laven las manos antes de comer o de que se abriguen en invierno, os tenéis que preocupar diariamente de la educación en valores.
No vale con decir “tienes que ser respetuoso”. Debemos animar al niño y educarle en lo que hace mal, y reforzar todas las conductas apropiadas con el fin de que las repita. Tiene que ver, en sus figuras adultas de referencia -padres, hermanos y abuelos-, esa coherencia entre lo que se les pide a ellos y lo que hacen.
¿Cuántas veces se ha dicho que los niños son esponjas? Una forma de educar, además del ejemplo, es la lectura de cuentos sobre valores que les hagan pensar.
Es una propuesta abierta para que, con iniciativa, decidáis, según vuestras necesidades, qué valores y en qué orden se trabajan. Tenéis además que adaptarlos a la edad de cada miembro de la familia. El reto es trabajar los valores en familia.

Tipos de valores
Es importante tener en cuenta que existen:
-Valores intrapersonales, que analizan el propio comportamiento y sus consecuencias. Por ejemplo, el respeto o la perseverancia.
-Valores interpersonales, que favorecen la convivencia con los demás. Por ejemplo, ser tolerante o generoso.
-Valores ambientales, que fomentan la responsabilidad y el respeto con el entorno. Por ejemplo, la responsabilidad con conductas de reciclado, no mal usar recursos como el agua, la luz o la calefacción o no dejar residuos en la naturaleza.

Ansiedad depresiva en niños y niñas

¿Has escuchado esto alguna vez? , así es los niños también sufren sin que nadie lo note y pasa desapercibido otra serie de síntomas.
Esta ocasión daremos algunos de los indicadores de ansiedad depresiva en los niños, pero lo más importante que pueden hacer los padres o quienes estén a responsabilidad de ellos.
Estamos hablando de edades aproximadas entre los 8 a 12 años, para identificarlo debemos estar atentos cuando el niño presenta actitudes que se encuentran fuera de lo común, en especial el aislamiento, poca iniciativa o bien dejo de tenerla, tienden a llorar en secreto, se irritan cada vez que se sienten incomprendidos, no pueden expresar sus sentimientos, tienen una escasa comunicación, fácilmente se decae cuando le hacen ver que algo que no está bien, tiene miedo al fracaso, imagina que las personas que le rodean no lo estiman, en principio pueden pensar como huir de casa y no del suicidio. Son los pensamientos angustiantes/erroneos y poco dominio afectivo que caracteriza la ansiedad depresiva en los niños.
Físicamente puede expresarlo mediante los dolores de cabeza, de estómago, no come bien y además tiene problemas con el sueño. Pero estos son menos frecuentes a comparación de las características descritas en el párrafo anterior.
Casi todo el tiempo tiene que ver los cambios o actitudes drásticas que hacen los padres o el responsable de los mismos, desde encauzar al niño a adoptar nuevos hábitos, regañarlos sin dar explicaciones, cuando el niño tiene una pérdida importante pero no sabe que hacer o cuando simplemente cuando tiene un mal momento y no se le provee de suficiente atención.
¿Cuál es la postura que se debe asumir ante la presencia de una ansiedad depresiva en los niños?
Primero que nada deben de asegurarse de que estas actitudes las encontraran en los niños tanto en la escuela, como en sus relaciones de iguales, otros familiares.
A forma de prevención pueden preguntarles a los niños ¿Qué les parece la vida?,¿Te gusta nuestro hogar?,¿Qué es lo que no te hace feliz en casa?, esto para prevenir la posibilidad de que quieran salir de casa o formar ideas suicidas.
No tengan miedo de preguntar a los niños cuando se trate de un conflicto como este, demostrarles su confianza: ellos empezaran a darse cuenta de su apoyo.
Informarse sobre el tema y pedir orientación profesional, así como la pronta atención al niño.
De forma ideal los padres de familia o quien se encuentre como responsable del niño, deben pedir atención psicológica para comprender la situación actual del niño y ayudarlo de la mejor manera.
Para concluir no olvides que vale la pena el bienestar de la niñez para obtener una etapa adulta sana y madura. No nos limitemos pensando en que solo los niños que provienen de familias integradas, sino también, los que presentan la ausencia de padre o madre, de otros contextos….si atenderse uno mismo es una necesidad elemental en el niño mucho más.
Gracias por visitar el blog, daremos continuidad al tema, no olvides estar al pendiente. Si a alguien le puede ser útil este artículo no olvides compartir.

domingo, 4 de enero de 2015

Como lograr ser mejores personas

¿Quieres elevarte a la cumbre de tus capacidades?¿Tienes la motivación y la convicción interior necesarias para emprender el camino? Hoy quiero aportar algunas claves indispensables que nos permitan sacar a la luz nuestra mejor versión como personas. Razones que aluden a la verdad de lo que realmente somos; personas susceptibles de alcanzar cualquier cota de éxito y realización por muy arduo que parezca el objetivo al que nos enfrentamos. Adentrémonos en profundidad al conocimiento de estas poderosas claves.

1. Enfoque claro y atractivo
Necesitamos crear un enfoque claro y atractivo sobre aquello que queremos conseguir. Es imposible determinar la planificación, el método y las acciones que debemos realizar si no poseemos un enfoque claro del resultado que deseamos obtener. Además debemos hacerlo atractivo para encontrar la motivación adecuada para acometer la acción. El enfoque supone un aspecto primordial que debemos tener siempre en cuenta.

2. Conocer tu propósito y sentido
Es una de las claves más poderosas en el camino de la autorrealización. Debemos conocer nuestro propósito y sentido últimos, saber cual es nuestra motivación y capacidad genuina, y desarrollarla. Si encontramos nuestro talento natural, y lo trabajamos decididamente, el fruto puede ser exponencial. Las ganas y la entrega que se derivan de algo que verdaderamente nos gusta y motiva no tiene precio.

3. La felicidad depende exclusivamente de ti
Es importante saber con certeza lo que significa esta gran verdad. Eres plenamente responsable de tu felicidad y realización. A nadie le corresponde la tarea de complementar o brindarte felicidad. Como decía el gran John Lennon: “No nos contaron que ya nacemos enteros, que nadie en nuestra vida merece cargar en las espaldas con la responsabilidad de completar lo que nos falta”. Si nos hacemos conscientes de esta gran idea, nuestra vida dara un salto cualitativo.

4. Asume riesgos y sal de tu zona de confort
La vida está hecha para los valientes que deciden sacarle el jugo a la existencia. No hemos venido a este mundo para acomodarnos y estancarnos en una posición de aparente “felicidad”. Hemos venido aquí para crecer, experimentar, evolucionar y ser mejores. Aprovechemos cada oportunidad que nos brinda la vida para ir más allá de los límites establecidos por nuestra mente, de esta manera, lograremos un aprendizaje renovador que nos catapulte a un nuevo nivel de conciencia y felicidad.

5. Sé persistente y flexible
La confluencia de ambas virtudes son muy importantes para la consecución de objetivos. La persistencia es el martillo mental que derriba cualquier muro u obstáculo a través del poder de la decisión y la visualización. Pero además de la persistencia, es necesario desarrollar una flexibilidad que permita modificar aquellos comportamientos, actitudes o planes de actuación que no sean eficaces o coherentes.

6. Establece hábitos saludables y conscientes
Los hábitos son actitudes clave para el desarrollo de nuestra mejor versión. Son las semillas que propician un fruto vigoroso y consistente. Debemos elegirlos cuidadosamente y ser conscientes de aquello que nos otorgan. Nuestro crecimiento y desarrollo está ligado a la calidad de nuestros hábitos.

7. Cree profundamente en ti mismo y en tus posibilidades
Creer en ti mismo es la base del éxito. Si no crees que tus capacidades tienen algo genuino e innovador que aportar; ¿Cómo vas a ser capaz de manifestar tus objetivos? Todo empieza por uno mismo y por la convicción inquebrantable de poseer las herramientas necesarias para llegar al final del camino. La mente puede ser una poderosa herramienta positiva al servicio nuestro, o por el contrario, un paradigma limitante que nos inmovilice completamente.

8. Conecta con tu realidad interior
Resulta indispensable conocer quiénes somos realmente, y cuales son nuestras más profundas motivaciones interiores para conseguir manifestar esa idea creativa en el exterior. El proceso siempre empieza desde dentro hacia afuera, los grandes cambios y progresos positivos en la humanidad comienzan desde el autoconocimiento y la conciencia de aquello  que somos y queremos compartir. Así es como se consigue una evolución efectiva que haga crecer a la individualidad, y luego al colectivo. Todo parte desde uno mismo.

9. Aprende de tus errores
Los errores tienen un gran sentido transformador implícito. Nos ayudan a vislumbrar aquello que nos impide evolucionar y crecer en el sentido correcto. Por eso, es tan importante estar conscientes cuando cometemos un error, para así quedarnos con el aprendizaje y la moraleja que el propio error contiene. Todo error contiene la semilla de un gran aprendizaje y una gran mejora. Por tanto, cambiemos nuestra perspectiva ante él y pongamos nuestra mejor cara.

10. Aprende a contrarrestar el miedo
El miedo es la emoción más contraproducente que existe. Debemos aprender a lidiar adecuadamente con esta emoción si queremos liberar nuestro potencial. Cuando el miedo aparezca preguntémonos de manera consciente; ¿Hay motivos y fundamentos reales para no emprender la acción? ¿De verdad quiero seguir como estoy? Un enfoque y decisión claros pueden ser de gran utilidad para contrarrestar esta emoción.

sábado, 3 de enero de 2015

Excluir o incluir a los más débil es

 Cuando nace un hijo, se gesta en los padres una enorme cantidad de amor antes inexistente. Cuando nacen los siguientes hijos, se gesta más amor aún que luego crece con las interacciones cotidianas con ellos. Los educadores tenemos el privilegio de vivir esta experiencia cada vez que entramos en contacto con nuevos alumnos. Despertamos nuestras capacidades de empatía, entusiasmo, ilusión, afecto, que luego se nutren con las interacciones cotidianas con ellos. También a veces nos angustiamos, frustramos y decepcionamos porque estas interacciones no producen una retroalimentación alentadora ni agradable. Eso nos tienta a alejarnos de quienes no responden a nuestro afecto. La pregunta que deben hacerse los padres y educadores responsables es qué hacer en estos casos: ¿Evadir?; ¿alejarse de quien los incomoda?; ¿persistir con estrategias alternativas? Mis deseos para el año 2015 son que padres y educadores conscientes empiecen por luchar contra sus propias dificultades y deseos de alejarse o deshacerse de los niños y jóvenes que les resultan más problemáticos, en vez de culparlos y excluirlos de nuestra cercanía y esfuerzos por gestar una buena relación. También, que los colegios cuya política es la de excluir o desentenderse de los alumnos que requieren más afecto y apoyo, desaprobando, sancionando o expulsando a los que tienen dificultades, se conviertan en espacios acogedores y protectores de esos niños, de modo que ellos sientan a sus profesores como acompañantes de su superación en vez de verdugos que los etiquetan como fracasados.

jueves, 1 de enero de 2015

La inteligencia Emocional

Cuando trabaje en Huaycan en la I.E 1279, realice una actividad en clases con mis niños y niñas del Primer grado A, él objetivo era  fortalecer la Inteligencia Emocional, lo primero que hice fue coger una cartulina y me puse escribír el conocido cuento de Las Ranitas. La fábula era cortita y clara  ya que los niños y ninas podían ver el valor de la persistencia y el esfuerzo.
En mi clase ¡por suerte!, siempre hubo muchos voluntarios y por ello tuve que sortear quienes leerían el cuento delante de los demás. Así salieron Milagros y Jordi que fueron los encargados de leerles el cuento a los otros niños.
Después de la lectura mantuvimos una interesante conversación sobre lo importante que es esforzarse en el día a día, pero no sólo eso, sino que a veces ni siquiera el esfuerzo es suficiente, además hay que persistir en él. Incluso cuando creemos que todo está perdido o que no seremos capaces de conseguir lo que queremos.
Cada uno y cada una aportó su opinión y algunos ejemplos en los que ellos y ellas se habían esforzado y habían salido vencedores. ¡Muy
El cuento empieza asi: Había una vez dos ranas que cayeron en un recipiente de nata. Inmediatamente sintieron que se hundían, era imposible nadar o flotar mucho tiempo en esa masa espesa como arenas movedizas.
Al principio, las dos patalearon en la nata para llegar al borde del recipiente pero era inútil, sólo conseguían chapotear en el mismo lugar y hundirse. Sintieron que cada vez era más difícil salir a la superficie a respirar.
Una de ellas dijo en voz alta:
¡No puedo más! Es imposible salir de aquí, esta materia no es para nadar. Ya que voy a morir no quiero alargar este dolor. No entiendo qué sentido tiene esforzarse.
Y dicho esto, dejó de patalear y se hundió con rapidez tragada por el líquido blanco.
La otra rana, más persistente, y quizás más tozuda se dijo:
Nada se puede hacer para avanzar en esta cosa. Sin embargo ya que la muerte me llega, prefiero luchar hasta mi último aliento. ¡No quisiera morir ni un segundo antes de que me llegue mi hora!
Y siguió pataleando y chapoteando siempre en el mismo lugar, sin avanzar ni un centímetro. ¡Horas y horas!
Y de pronto…de tanto patalear y agitar, agitar y patalear…,la crema se transformó en mantequilla.
La rana sorprendida dio un salto y patinando llegó hasta el borde del bote. Así que salió y se fue caminando alegremente hasta su casa. FIN
La sorpresa para los niños fue también que el cuento estaba sin ilustrar y que eran ellos los que tenían que hacerlo. Se volvieron a pedir voluntarios para hacer esta tarea y, por supuesto, se ofrecieron casi todos. Así que decidimos que para que fuese justo deberíamos de hacer una votación.
Bien, pues, salieron Viviana, Kevin y Sara, y empezaron a ilustrar el cuento, y el resultado fue magnífico.

Entonces la inteligencia emocional es considerada como la habilidad esencial de las personas para atender y percibir los sentimientos de forma apropiada y precisa, la capacidad para asimilarlos y comprenderlos adecuadamente y la destreza para regular y modificar nuestro estado de ánimo o el de los demás.
Esta habilidad para manejar emociones de forma apropiada se puede y debe desarrollar desde los primeros años de vida ya que las emociones se expresan desde el nacimiento. 
Según Marcia Olivos, psicóloga y pedagoga conectarse con las emociones del pequeño es la forma más básica para producir una comunicación empática, “una suerte de ‘complicidad’ que estará basada en un vínculo más profundo que la simple comprensión de los padres hacia su hijo, y que el niño reproducirá en las relaciones que establecerá en el futuro”.
La educación de las emociones tiene un gran peso en la prevención de posibles problemas emocionales y en el desarrollo de la personalidad del niño. Esta forma de educación debe ser, sin embargo, un proceso continuo y permanente, se puede y debe realizar a lo largo de toda la vida. La competencia emocional se logra a través de la experiencia, de la práctica diaria, contemplando cada momento como una gran oportunidad para aprender y mejorar en este aspecto.
Los expertos plantean que la personalidad se desarrolla a raíz del proceso de socialización, en la que el niño asimila las actitudes, valores y costumbres de la sociedad. Y son los padres los principales encargados de contribuir en esta labor, a través de su amor y cuidados, de la figura de identificación que representan para los hijos, ya que son agentes activos de socialización. Es decir, la vida familiar será la primera escuela de aprendizaje emocional.
La clave está en “tratar a sus hijos como le gustaría que les tratasen los demás”.
Es muy importante escuchar a los niños, prestarles interés sin juzgarles, porque tenemos una clara tendencia a corregirles, a señalar con ahínco sus errores y minusvalorar sus pequeñas proezas e inquietudes.
La escucha activa es una de las máximas de la inteligencia emocional, tan en boga y al tiempo tan desconocida. Y eso que todas las actividades de la vida, todo lo que nos sucede a diario, posee una carga emocional, un impacto que etiquetamos de agradable o desagradable según nuestra experiencia vital.
Pero si conocemos nuestras emociones, las expresamos correctamente y podemos controlarlas, no sólo seremos más felices, sino que tendremos al alcance una formidable herramienta para comprender mejor la conducta de nuestros hijos y corregirles sin necesidad de gritos ni cachetes.
Además, les estaremos guiando por el intrincado mundo de los sentimientos, alfabetizándolos emocionalmente en un proceso que determinará la estabilidad emocional del pequeño, su forma de enfrentarse a la vida y de relacionarse con los demás.
Desarrollo emocional del niño en los primeros años
* El recién nacido siente malestar o sosiego. Llora o ríe. Su mundo es de necesidades, afectos, y acciones, el primer trato con la realidad es afectivo.
 * Hacia los 18 meses ya se han conectado las estructuras corticales con las profundas del cerebro, lo que permite la aparición de una afectividad inteligente.
 * La seguridad del afecto de la madre es lo que permite al niño apartarse, explorar, dominar los miedos y los problemas, una correcta educación proporciona la seguridad y el apoyo afectivo necesarios para sus nuevos encuentros.
 * El desarrollo de la inteligencia está muy ligado a la educación de los sentimientos, sentirse seguro es sentirse querido, en la familia uno es querido radical e incondicionalmente. Las experiencias infantiles impregnadas de afecto pasan a formar parte de la personalidad.
 * Hacia los 2 años entran en su mundo las miradas ajenas, disfrutan al ser mirados con cariño. A partir de ahora cobra gran fuerza educativa la satisfacción ante el elogio o ante las muestras de aprobación de aquellos a quién el aprecia.

Lo que los educadores SI deben hacer:
- Aparcar las prisas y los agobios. Tomar aire, contar hasta diez y pensar dos veces lo que vamos a hacer o decir para resolver un problema con nuestro hijo. Actuar por impulso no suele ofrecer la mejor solución.
- En vez de fijarnos sólo en lo que nuestro hijo hace mal y señalárselo, también conviene reparar, y resaltar, lo que hace bien. Decirle que es un niño muy bueno funciona mejor que insistirle en lo malo que es.
- Escuchar y hablar con nuestros hijos. Para un niño, sus padres son las personas más importantes del mundo, y saberse escuchado y comprendido es la mejor manera de reforzar su autoestima.
- Enséñale a descubrir, nombrar y reconocer las emociones: las suyas y las de los demás, con preguntas del tipo: “Yo estoy contenta, ¿tú también?”; “ya veo que estás enfadada, tómate un tiempo y luego hablamos”; “parece que tu amigo Juan está un poco triste estos días, ¿le pasa algo?”.

Lo que los educadores NO deben hacer
- Negar la importancia de un sentimiento o un problema del niño con frases del tipo “tampoco es para tanto, no es para ponerse así, eso no son más que tonterías…”
- Utilizar las órdenes, los gritos, las amenazas o los cachetes como reacción ante un comportamiento que no gusta. Al final, el niño acabará haciendo exactamente lo mismo.
- Prohibir o reprimir emociones. Los niños aprenden enseguida qué emociones están bien o mal vistas por sus progenitores y reaccionan en función de eso, un comportamiento que a la larga genera bloqueos emocionales. La tristeza, por ejemplo, es un sentimiento poco comprendido en los pequeños.
- Reproducir estereotipos sexistas, muy extendidos en el terreno de las emociones. No se debe contener a los niños con la cantinela machista de “los chicos no lloran” ni fomentar la sensiblería en las niñas.

Actividades para iniciar a los niños en el reconocimiento de las emociones basicas:    
– Proporcionarles un vocabulario relativo a las emociones, para que de esta forma puedan iniciarse en la identificación y comunicación de sentimientos. Es importante brindarles un vocabulario emocional, llamar a las emociones por su nombre: estoy enfadado, estoy triste, siento rabia, estoy contento…
- Pintar con ellos caras de personas que expresen la alegría, la tristeza o el enfado, haciendo que el niño participe y se fije bien en la diferente expresión entre una y otra emoción. Estos dibujos pueden exponerse en un lugar visible de la casa y, cuando el niño manifieste una emoción, llevarle a ese lugar para que intente señalar la que le ocurre a él y se fije bien en ellas. Será una sencilla forma para aprender a etiquetar emociones.
- Delante del espejo imitar con el niño distintas expresiones que representen estados emocionales, para que observen en ellos y en el adulto cómo cambian los ojos, la boca, la frente, las cejas… con cada una de ellas.
– Realizar caretas con cartulinas, cada una representará una emoción. Se puede jugar a que adivinen qué emoción representa cada careta.
- Con un álbum de fotos se puede pasar un momento agradable y educativo emocionalmente, enseñando al niño cada emoción en sus propias fotos y en aquellas en las que aparecen otras personas. De esta forma cada vez será más capaz de diferenciarlas y reconocerlas en sí mismo y en los demás.
- Durante el juego aprovechar para provocar emociones en los personajes y hacer que el niño se fije en ellas: “Mira qué contento está el muñeco cuando gana en la carrera”.
- Aprovechar cualquier situación de relación social, juego o, incluso, conflicto, para poner nombre a las emociones: “Mira cómo llora Juan, se ha caído y le duele mucho.”
El tiempo que se comparte con los niños es vital para proporcionarles un marco de apoyo en el que se desarrolle de forma adecuada su inteligencia emocional.

¿Qué se debe enseñar a los niños?
- A entablar amistades y conservarlas.
- A trabajar en grupo.
- A soportar las burlas.
- A respetar los derechos de los demás.
- A motivarse cuando las cosas se ponen difíciles.
- A tolerar las frustraciones y aprender de ellas.
- A superar sentimientos negativos como la ira y el rencor.
- A tener una autoestima elevada.

Los niños con inteligencia emocional .
- Son seguros de sí mismos
- Trabajan bien con otros niños
- Saben manejar sus emociones
- Son más creativos
- Resuelven problemas por sí mismos
- Saben escuchar y respetar las ideas de otros
- Son perseverantes en los trabajos que realizan
- Tienen una autoestima positiva

Hay conceptos que se introducen poco a poco en nuestro vocabulario. Primero comienza algún erudito, y paso a paso van extendiéndose entre profesionales para terminar siendo algo imprescindible de lo que todos hablan. Es lo que ha ocurrido con la inteligencia emocional, que en la última década ha vivido su explosión. Pero, como todo en la vida, la inteligencia emocional hay que potenciarla, educarla y trabajarla.
Las iniciativas para que en los colegios se empiece a educar en las emociones crecen cada día.
Se basa en la aplicación didáctica, dentro de las áreas curriculares, dando una serie de recursos de educación emocional, social y creativa. Entre ellos se encuentran actividades audiovisuales y libros infantiles y juveniles que ayuden a los escolares a identificar emociones e historias, que apoyen su crecimiento y creatividad y que fomenten valores positivos e incentiven el desarrollo de la lectura. También se deben usar herramientas que enseñen a los alumnos a identificar y expresar emociones a través de la música o de otro tipo de artes.
El objetivo esencial de la educación emocional es conseguir que el niño o el adolescente se conozca mejor a sí mimo para poder tener más autoestima; que aprenda a comprender a los demás; saber reconocer y expresar sus emociones e ideas; desarrollar el autocontrol; aprender a tomar decisiones responsables; y mejorar sus habilidades sociales. Hay diferentes formas de definirlo, pero un mismo propósito: que la persona desarrolle habilidades para enfrentarse a los problemas y pueda tener unas relaciones sociales sanas. «Educar en las emociones es fundamental, es el presente y el futuro»,
Estamos educando a las nuevas generaciones para vivir en un mundo que ya no existe. El sistema pedagógico parece haberse estancado en la era industrial en la que fue diseñado. La consigna respecto al colegio ha venido insistiendo en que hay que “estudiar mucho”, “sacar buenas notas” y, posteriormente, “obtener un título universitario”. Y eso es lo que muchos han procurado hacer. Se creyó que, una vez finalizada la etapa de estudiantes, habría un “empleo fijo” con un “salario estable”.
Pero dado que la realidad laboral ha cambiado, estas consignas académicas han dejado de ser válidas. De hecho, se han convertido en un obstáculo que limita las posibilidades profesionales. Y es que las escuelas públicas se crearon en el siglo XIX para convertir a campesinos analfabetos en obreros dóciles, adaptándolos a la función mecánica que iban a desempeñar en las fábricas. Segun la psicóloga y pedagoga Marcia Orozco “los centros de enseñanza secundaria contemporáneos siguen teniendo muchos paralelismos con las cadenas de montaje, la división del trabajo y la producción en serie”.
Si bien la fórmula pedagógica actual permite que los estudiantes aprendan a leer, escribir y hacer cálculos matemáticos, “la escuela mata nuestra creatividad”. A lo largo del proceso formativo, la gran mayoría pierde la conexión con esta facultad, marginando por completo el espíritu emprendedor. Y como consecuencia, se empiezan a seguir los dictados marcados por la mayoría, un ruido que impide escuchar la propia voz interior.
Cada vez más adolescentes sienten que el colegio no les aporta nada útil ni práctico para afrontar los problemas de la vida cotidiana. En vez de plantearles preguntas para que piensen por sí mismos, se limitan a darles respuestas pensadas por otros, tratando de que los alumnos amolden su pensamiento y su comportamiento al canon determinado por el orden social establecido.
Del mismo modo que la era industrial creó su propia escuela, la era del conocimiento emergente requiere de un nuevo tipo de colegio. Básicamente porque la educación industrial ha quedado desfasada. Sin embargo, actúa como un enfermo terminal que niega su propia enfermedad. Ahogada por la burocracia, la evolución del sistema educativo público llevará mucho tiempo en completarse, ahora mismo sigue estando compuesto por tres subsistemas principales: el plan de estudios (lo que el sistema escolar espera que el alumno aprenda), la pedagogía (el método mediante el cual el colegio ayuda a los estudiantes a hacerlo) y la evaluación, que vendría a ser el proceso de medir lo bien que lo están haciendo”.
La mayoría de los movimientos de reforma se centran en el plan de estudios y en la evaluación. Sin embargo, “la educación no necesita que la reformen, sino que la transformen”. En vez de estandarizar la educación, en la era del conocimiento va a tender a personalizarse. Esencialmente porque uno de los objetivos es que los niños y niñas descubran por sí mismos sus dones y cualidades individuales, así como lo que verdaderamente les apasiona.
 En el marco de este nuevo paradigma educativo está emergiendo con fuerza la “educación emocional”. Se trata de un conjunto de enseñanzas, reflexiones, dinámicas, metodologías y herramientas de autoconocimiento diseñadas para potenciar la inteligencia emocional. Es decir, el proceso mental por medio del cual los niños y jóvenes puedan resolver sus problemas y conflictos emocionales por sí mismos, sin intermediarios de ningún tipo.
La base pedagógica de esta educación en auge está inspirada en el trabajo de grandes visionarios del siglo XX como Rudolf Steiner, María Montessori u Ovide Decroly. Todos ellos comparten la visión de que el ser humano nace con un potencial por desarrollar. Y que la función principal del educador es acompañar a los niños en su proceso de aprendizaje, evolución y madurez emocional. En esta misma línea se sitúan los programas de la educación lenta, libre y viva que están consolidándose como propuestas pedagógicas alternativas dentro del sistema. Eso sí, el gran referente del siglo XXI sigue siendo la escuela pública de Finlandia, país que lidera el ranking elaborado por el informe PISA.
La educación emocional sirve para promover entre los niños y jóvenes una serie de valores que les permitan descubrir su propio valor, pudiendo así aportar lo mejor de sí mismos al servicio de la sociedad. Entre estos destacan:
1. Autoconocimiento. Conocerse a uno mismo es el camino que conduce a saber cuáles son las limitaciones y potencialidades de cada uno, y permite convertirse en la mejor versión de uno mismo.
2. Responsabilidad. Cada uno de nosotros es la causa de su sufrimiento y de su felicidad. Asumir la responsabilidad de hacerse cargo de uno mismo en el plano emocional y económico es lo que permite alcanzar la madurez como seres humanos y realizar el propósito de vida que se persiga.
3. Autoestima. El mundo no se ve como es, sino como es cada uno de quienes lo observan. De ahí que amarse a uno mismo resulte fundamental para construir una percepción más sabia y objetiva de los demás y de la vida, nutriendo el corazón de confianza y valentía para seguir un propio camino.

Aprender haciendo en espacios abiertos

Uno de los desafíos más radicales que tienen las escuelas (casi todas las públicas y privadas) es la transición de un espacio cerrado a uno abierto, en donde los niños aprenden haciendo bajo el enfoque pedagógico del aprendizaje basado en problemas. Para lograr este objetivo se requiere modificar radicalmente la organización de la escuela y del aula pero principalmente re-definir por completo el rol y la formación del docente.
Un profesor debe ser capaz de organizar las clases de acuerdo a los intereses de sus alumnos y desafiarlos con preguntas que desencadenen un proyecto, una iniciativa que conducirá a sus alumnos a resolver problemas reales a través de la elaboración de productos o la implementación de servicios que responden a las necesidades individuales y colectivas de sus alumnos pero también de los profesores e incluso de los padres de familia. A esto nos referimos con una práctica pedagógica abierta.
Pero, ¿en cada colegio contamos con profesores que conocen la metodología del aprendizaje basado en problemas? y si la conocen, ¿serán capaces de integrar las tecnologías de la información y comunicación para incorporarlas al interior del desarrollo del proyecto, sea este un proyecto especifico de tecnologías de la información (por ejemplo desarrollar un programa informático) o un proyecto donde las tecnologías de la información tienen un rol más de soporte (procesar información estadística de los últimos sismos ocurridos en el Planeta.
Actualmente, en muchos colegios del país, miles de docentes abren su cuaderno, leen el diseño curricular nacional, copian y pegan los contenidos del año anterior y repiten los contenidos de años anteriores. Los más osados, quienes usan computadoras, indican a sus alumnos que copien el contenido de las pantallas en sus respectivo cuadernos o que transcriban a este los diálogos que han visto en un vídeo determinado. A esto nos referimos con una practica pedagógica cerrada.
En muchos casos si es posible conducir a los actuales profesores hacia una pedagogía abierta. Independientemente de la edad es un tema de actitud y esta se puede formar en la medida que uno, desde su posición de liderazgo, pueda brindar una visión desafiante y cuide las condiciones en las cuales los docentes desarrollaran sus actividades pedagógicas. Sin estos requisitos es muy difícil, por no decir imposible, que cambiemos los resultados del actual aprendizaje.

La escuela del silencio, la realidad de la desigualdad de género

El día a día de varias niñas que estudian en escuelas de comunidades altoandinas como en Ayacucho, escuelas de comunidades indígenas shipibas y asháninkas de Ucayali y escuelas de Ventanilla en el Callao, Lima, certifican el silencio por el que pasan estas niñas y adolescentes en la comunidad que les tocó vivir, como la desigualdad con sus hermanos, amigos y compañeros. Ellas llevan sobre los hombros una gran recarga doméstica en sus hogares, en medio de la pobreza que las rodea, casos de embarazos, trabajo infantil y violencia, que muchas veces se presentan y se convierten en los grandes obstáculos que hacen que sus anhelos y derechos sean inciertos y estén aún más lejos de su alcance.
Haciendo un repaso por las estadísticas, vemos fácilmente la gran desigualdad de oportunidades que tienen las niñas y adolescentes en el Perú. El 76% de personas analfabetas en nuestro país son mujeres y los ingresos económicos de las mujeres son 35% inferiores al de los hombres. A estos números se suma el 87% de mujeres que son víctimas de violencia familiar y sexual.
Y como lo dice la frase: Todo empieza con la educación, también ahí, la mujer es tratada con desigualdad pues por decisión de sus mismas familias, padres o comunidad, las niñas y adolescentes no son enviadas a las escuelas porque contribuyen más en el hogar, se les cree menos hábiles para los aprendizajes intelectuales o simplemente debido al escaso número de escuelas o por su lejanía, ponen en riesgo a las jovencitas que deben trasladarse a sus colegios por largos y solitarios caminos donde se encuentran con acosadores que les impiden llegar a sus centros educativos y ejercer sus derechos, los mismos que en todas las legislaciones vigentes comparte, supuestamente, con los varones.
No podemos cerrar los ojos ante esta realidad, que revela que en las vivencias cotidianas, en la distribución de las tareas y responsabilidades, en las formas de participación en el aula y en las imágenes y textos escolares está impregnada la discriminación de género.
Mientras más conozcamos la realidad y unamos esfuerzos para que todos los implicados, desde el rol que tengamos, nos comprometamos a que las niñas y niños de nuestro país tengan las mismas oportunidades, se logrará que la escuela del silencio se convierta en un grito de felicidad.