Uno de los desafíos más radicales que tienen las escuelas (casi todas las públicas y privadas) es la transición de un espacio cerrado a uno abierto, en donde los niños aprenden haciendo bajo el enfoque pedagógico del aprendizaje basado en problemas. Para lograr este objetivo se requiere modificar radicalmente la organización de la escuela y del aula pero principalmente re-definir por completo el rol y la formación del docente.
Un profesor debe ser capaz de organizar las clases de acuerdo a los intereses de sus alumnos y desafiarlos con preguntas que desencadenen un proyecto, una iniciativa que conducirá a sus alumnos a resolver problemas reales a través de la elaboración de productos o la implementación de servicios que responden a las necesidades individuales y colectivas de sus alumnos pero también de los profesores e incluso de los padres de familia. A esto nos referimos con una práctica pedagógica abierta.
Pero, ¿en cada colegio contamos con profesores que conocen la metodología del aprendizaje basado en problemas? y si la conocen, ¿serán capaces de integrar las tecnologías de la información y comunicación para incorporarlas al interior del desarrollo del proyecto, sea este un proyecto especifico de tecnologías de la información (por ejemplo desarrollar un programa informático) o un proyecto donde las tecnologías de la información tienen un rol más de soporte (procesar información estadística de los últimos sismos ocurridos en el Planeta.
Actualmente, en muchos colegios del país, miles de docentes abren su cuaderno, leen el diseño curricular nacional, copian y pegan los contenidos del año anterior y repiten los contenidos de años anteriores. Los más osados, quienes usan computadoras, indican a sus alumnos que copien el contenido de las pantallas en sus respectivo cuadernos o que transcriban a este los diálogos que han visto en un vídeo determinado. A esto nos referimos con una practica pedagógica cerrada.
En muchos casos si es posible conducir a los actuales profesores hacia una pedagogía abierta. Independientemente de la edad es un tema de actitud y esta se puede formar en la medida que uno, desde su posición de liderazgo, pueda brindar una visión desafiante y cuide las condiciones en las cuales los docentes desarrollaran sus actividades pedagógicas. Sin estos requisitos es muy difícil, por no decir imposible, que cambiemos los resultados del actual aprendizaje.
jueves, 1 de enero de 2015
Aprender haciendo en espacios abiertos
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