domingo, 17 de junio de 2018

¿Cómo fomentar el Twitter en nuestras escuelas?

Yo como docente me doy cuenta de la importancia de esta red social en la educación,  por ello he empezado a usar el Twitter de manera responsable con mis estudiantes del nivel de Educación Primaria en a IEP Cesar Vallejo, y lo uso de la siguiente manera:

1. Uso el Twitter para  responder preguntas y dar retroalimentación en tiempo real. Los estudiantes envían dudas, preguntas y aportaciones sobre lo que se ha tratado en las clases.  Les anima a estudiar unos entre otros.

2. Una de mis actividades favoritas son los debates fuera de clase de un tema propuesto por el docente y la realización de encuestas para establecer sondeos o evaluaciones a ciertos temas de interés.

3. Muchos de mis estudiantes me informan que han acabado sus tareas; es una estrategia muy buena. Ademas siempre les hago recordar que el límite de 140 caracteres para escribir es un desafío desagradable pero estimula la creatividad y la capacidad de síntesis y resumen. Los 140 caracteres nos obligan a ser claros y concisis

4. Asimismo trato de mantener a las familias informadas con esta estrategia de enseñanza aqui los padres de familia puedan seguir el día a día de sus hijos cuando estan conectados con esta red social.

5. A mis esudiantes les agrada crear historias, elegir canciónes, leer libros, mirar películas, escribir frases, observar obras de arte, pedir traducciones de frases al inglés, crear memes o participar en un club de lectura. Como docente trato de que se enlacen a ciertos vídeos educativos o sigan algunos hastags para mantenerse al tanto de las noticias mundiales y los temas sobre los que la gente habla. Tambien pueden seguir a los políticos  ya que nos proporciona una mirada a las opiniones de las personas que dirigen el país, pueden conectarse con profesores o grupos de estudiantes de otras ciudades, regiones, países usando un hashtag ya que es fácil de organizar y compartir recomendaciones. Es un complemento excelente a la clase y anima a participar desde el colegio o la casa. Las suscripciones al hashtag es simple y gratis.

miércoles, 6 de junio de 2018

La educación que deja huella y no cicatrices

Me entusiasma la idea de poner a los educadores y las educadoras como “perseguidores de sueños y utopías” porque eso significa que creen que otra forma de educar es posible y que avanzando podemos llegar algún día a decir que nuestro alumnado está formado de manera integral para defenderse como ciudadanos y ciudadanas ante la sociedad y el entorno que les rodea, aportando sus ideas de forma crítica, ejerciendo sus derechos y cumpliendo sus deberes, eso significará que hemos dado una verdadera educación democrática, esa que tanto nos habla Freire.
De esta forma podremos decir que la educación es importante y que tendrá poder para transformar el mundo en el que vivimos. Todos los que creemos en la educación tenemos la obligación de luchar por mantener una escuela de calidad que forme a personas capaces de hacer un mundo mejor, tenemos el deber de demandar un sistema educativo que dé una respuesta eficaz a las necesidades reales de la sociedad. Las redes sociales y el mundo digital han facilitado compartir información y experiencias dando lugar a un gran número de acciones colectivas y cambios en las formas organizativas y en las instituciones tradicionales.
La educación no puede volver la espalda al mundo de Internet ni a la cultura digital, son una oportunidad que debemos aprovechar y para eso el profesor debe formarse, actualizarse, ponerse en consonancia con los tiempos en los que vivimos. De nada nos sirve tener muchos “cacharros” en clase si después seguimos impartiendo horas aburridas de forma tradicional, sometidos a los libros de texto, en la mayoría de los casos descontextualizados, seguimos practicando una “educación bulímica”, en la que se engullen conocimientos y después se vomitan en un examen y se olvidan. Hay que repensar metodologías que vayan acorde con los medios que disponemos, tenemos una ventana abierta al mundo que hay que saber aprovechar. Las redes sociales, las pantallas, las pizarras digitales… todo eso nos dan una oportunidad de hacer otro tipo de educación en la que el alumnado investigue, trabaje en grupos, se relacione con otras culturas, vea que las paredes de la clase son ahora transparentes… en definitiva que se emocione con lo que aprende y que construya su propio conocimiento.
Hay que cambiar la forma de educar, las consecuencias de no cambiar la manera de educar son tan nefastas que el hecho de no hacerlo es un acto de irresponsabilidad que ningún educador puede permitirse. La Educación emocional y los valores son caminos para alcanzar una verdadera transformación en nuestra forma de educar y como valores esenciales para conseguir el cambio en la escuela del siglo XXI, acercándonos más al alumnado y a su realidad circundante. Enumero diez valores esenciales que hay que ir trabajando y desarrollando tanto en las familias como en los centros educativos: Flexibilidad, curiosidad, autonomía, emprendimiento, creatividad, tolerancia, cooperación, responsabilidad, transparencia y entusiasmo.
Para finalizar doy diez propuestas concretas para cambiar la educación que nos pueden servir de ayuda en estos momentos de cambios:
- Dar más voz al alumnado.
- Abrir el aula a otras voces.
- Plantear retos.
- Potenciar el espítitu crítico y el carácter emprendedor.
- Trabajar las emociones.
- Ir más allá del conocimiento de las materias.
- Integrar las TIC
- Fomentar la lectura.
- Fomentar el trabajo colaborativo.
- Reformular la manera de evaluar
Concluyó diciendo "lo más importante para el desarrollo de un niño no es la cantidad de información que se consigue meter en su cerebro durante sus primeros años. Lo crucial es si somos capaces de ayudarles a desarrollar un conjunto diverso de cualidades entre las que se incluyen la perseverancia, el autocontrol, la curiosidad, la meticulosidad, la resolución y la autoconfianza”.

Los talleres educativos si son relevantes

Trabajé con talleres, en mi primer año como profesor allá por el año de 1999 con un grupo de colegas. Nos fuimos al colegio San Vicente de Padua de la zona de Santa Eulalia y que se acababa de inaugurar el año anterior y por tanto tenía muchas vacantes para poder colocarnos a todos juntos. Ese colegio se había llenado con niños y niñas de todo la  comunidad. Fue un comienzo difícil pero nuestro amor por la Educación, sí, esa que va con mayúscula, nos hizo investigar para que los niños y niñas disfrutaran con lo que aprendieran. Nos enteramos que en un colegio de una localidad cercana se hacían talleres por la tarde. Nos gustó la idea y decidimos ponerla en práctica en nuestro colegio. Lo primero que hicimos fue nivelar a los niños y niñas, sí, nivelarlo por conocimientos algo que hoy en día está totalmente denostado y  pero en aquella época fue algo que creimos conveniente y así lo hicimos. La jornada de por la mañana se dedicaba a dar las asignaturas, procurando que el tutor o la tutora estuviera el mayor tiempo posible con sus niños. Por la tarde se hacían talleres en los que ellos y ellas se apuntaban según sus intereses (Cocina, costura, teatro, danza, coro, pintura, jardinería). Recuerdo que yo tuve un grupo de niños con los más bajos en conocimientos y de difícil comportamiento pero creamos un grupo en el que salieron leyendo, haciendo tareas… y, sobre todo, aceptando normas de convivencia. La participación de las familias fue fundamental, padres y madres iban todas las tardes a ayudarnos con los grupos. Las madres costureras hicieron con los niños las ropas y el día del pasacalle dábamos un brillante paseo por el barrio; con el taller de cocina se trabajaban las recetas y se elaboraban exquisitos platos que después el alumnado degustaba, los talleres de teatro representaban pequeñas obras con la finalidad que participara todos los niños y niñas, allí se empezó a hacer karaoke y coros… Las familias asistían hasta llenar el salón, era una tarde de convivencia que daba fuerzas para seguir innovando y preocupándonos con esmero por la Educación de ls niños.

lunes, 4 de junio de 2018

Una novedosa metodología el Flipped Classroom

Hola muy buenos dias hice una “clase invertida” como parte de un proyecto de investigación educativa que estoy realizando acerca de la implementacion de nuevas propuestas pedagógicas en los distritos de Chaclacayo y Chosica. Como profesor del nivel de educación primaria, necesitaba encontrar una fórmula para hablar del la conquista del Tahuantinsuyo. Quería ir más allá de la teoría, la clase magistral y el uso del libro de texto para que los estudiantes no se aburrieran, evitando así problemas de disciplina y fomentando el aprendizaje. Necesitaba un cambio radical, entonces decidí aplicar en la clase una metodología conocida como “clase invertida” o “flipped classroom”, cuyo punto de partida era justo lo que él necesitaba: “desterrar del aula la clase teórica”. La clase invertida lo aprendí cuando lei un libro que se llamaba "Dale la vuelta a tu clase"
Este tipo de modelo propone que la teoría se explique fuera de la clase y la práctica en la clase.
Entonces al darle prioridad a los procedimientos sobre los conceptos en clase, el docente deja de ser un “expositor” y se convierte en un guía en el proceso de cada estudiante, un proceso que deja de estructurarse bajo la escucha y se centra en la práctica.
En la clase invertida, los conocimientos teóricos son las tareas y los procedimientos son la cotidianidad dentro del aula.
Con la clase invertida, el contenido teórico de la asignatura está en aquel mundo lleno de posibilidades llamado internet. Esto hace que el alumno pueda acceder a la información tantas veces como quiera, antes, durante y después de la clase. Para ejecutar la clase invertida, tuve que  convertirme en YouTuber, siguiendo las pautas que propone el libro: haciendo videos cortos (entre 10 y 15 minutos). Pero antes de realizar la producción decidí conocer el estilo de los YouTubers que mis alumnos admiran. Todos tenían un factor en común: el humor. Este elemento sería entonces parte fundamental de sus videos. Después de explorar tutoriales en grabación y edición de videos ejecute “la clase invertida” con un grupo de estudiantes que en principio se sentía escéptico, pero curioso. El día a día con esta metodología poco a poco, las caras de los estudiantes fueron cambiando a medida que iban entendiendo esta metodología de enseñanza. La estrategia era la siguiente: los alumnos sólo tenían una tarea obligatoria a la semana: ver el video del que tendrían que tomar apuntes a los que yo les otorgaría un puntaje. Para evitar que los estudiantes no pudieran hacer la tarea, hizo un sondeo y chequeó que efectivamente todos podían acceder a internet. En el aula la clase se dividía en dos: los primeros 15 minutos se repasaría el video de la semana para solucionar dudas. Los otros 40 minutos se llevarían a cabo las actividades prácticas. Pasaron las semanas y cada vez había más estudiantes comprometidos. Llevaban sus apuntes y se esmeraban notablemente haciéndoce protagonista de su propio aprendizaje.  El libro de texto, por esta misma razón, se convirtió en una herramienta de consulta, un complemento de los apuntes y de las actividades prácticas. En la clase, la teoría se fue a la casa y yo empece a tener mas tiempo con el que no contaba antes. Tiempo que se invirtió en actividades como: debates, observación de videos, documentales y películas, juegos, actividades teatrales, musicales, exploración de internet, entre otras cosas.
Lo primero es que gracias a mis videos, otros niños de distintos colegios de la zona se convirtieron en admiradores y que utilizan mi canal para estudiar historia. Además descubrí que “La clase invertida” es un modelo que motiva a los estudiantes. Al utilizar una herramienta como YouTube e inspirarse en quienes sus estudiantes siguen, la atención y el entusiasmo cambió considerablemente. La metodología permite desarrollar la responsabilidad y esto sucede porque las tareas dejan de ser complementos de la clase y pasan a ser el eje de los que se desarrollará en la clase y en las evaluaciones.
El modelo ayuda a mejorar la asimilación de las temáticas trabajadas. Los alumnos ya no se dispersan con largas explicaciones teóricas y se convierten en protagonistas del proceso de aprendizaje.
Como cada clase es diferente a la anterior, la disposición de los estudiantes cambia totalmente. Hay entusiasmo, motivación y ganas de saber qué va a pasar. La educación se personaliza. El profesor se convierte en guía y tiene más tiempo de trabajar de cerca con cada uno de sus estudiantes. “Mi experiencia ha sido realmente positiva. Creo que la conclusión más importante es que no debemos de estancarnos en una zona de confort y que si las circunstancias de un terminado grupo nos piden un cambio, no hay que tener miedo a dárselo. Todo sea por hacer bien nuestro trabajo, que es el de procurar que nuestros alumnos aprendan, estén motivados y se diviertan, en mayor o menor grado, estudiando nuestras asignatura”.

Es un método educativo que busca fomentar la autonomía del estudiante invirtiendo el orden en el proceso de aprendizaj, con el Aula Invertida conseguirás que tus alumnos participen más en el proceso de aprendizaje  
En el modelo tradicional de enseñanza el profesor explica la lección en clase y luego los alumnos la estudian en casa. En el modelo Flipped Classroom los estudiantes revisan los contenidos teóricos en su casa para después discutirlos en el aula entre todos. Se trata de una metodología de enseñanza alternativa que está comenzando a ser observada cada vez por más docentes, “dando vuelta” la manera tradicional de enseñar y aprender. En el modelo Flipped Classroom o aula invertida, los alumnos llegan a la clase con conocimientos de los temas que se tratarán, ya que han tomado contacto previamente a través de videos y materiales interactivos. De esta manera, las horas en el salón se utilizan para discutir sobre los temas y desasnarse de las dudas al respecto, convirtiendo el aula en un taller para el intercambio de ideas sobre una lección y trabajar sobre la misma, ya sea de forma individual o grupal. Una de las ventajas más sobresalientes del Flipped Classroom es que a través de esta metodología el estudiante deja de ser un receptor pasivo de información para convertirse en el protagonista del proceso de enseñanza, mientras que el rol del docente es de guía y líder. El alumno gestiona en parte su proceso de aprendizaje, ya que los contenidos se encuentran disponibles todo el tiempo de manera online y puede volver a consultarlos una y otra vez. Esto promueve el autoconocimiento y fomenta el desarrollo de habilidades fundamentales para el futuro laboral, como la creatividad, la resolución de problemas, el trabajo en grupo y la confianza en los métodos de desarrollo de una tarea.

1. Preparación de los materiales.
Después de haber definido el tema a tratar, lo siguiente es preparar los materiales. Recuerda que en este método de aprendizaje la tecnología juega un rol fundamental y no los libros de texto. Prepara el material de estudio a través de contenidos audiovisuales y crea un canal de YouTube para subir el material y que tus estudiantes tengan acceso a él. Una recomendación es que los videos no deben ser demasiado extensos. 10 minutos es un tiempo ideal y, si deben durar más, es mejor que lo hagas en más de uno. Además de un video, puedes realizar una presentación utilizando herramientas que a los estudiantes les resulten atractivas, como Prezi, PowToon o VideoScribe entre otros. Si no puedes crear tus propios contenidos, entonces procura buscar material de calidad en la web para propiciarles a los estudiantes.

2. Estudio de la lección
Cuando has creado o elegido los materiales de estudio se los proporcionarás a los alumnos para que éstos lo estudien en casa. Para registrar la actividad de los alumnos puedes desarrollar algunas técnicas como un cuestionario de control o la creación de un foro sobre la lección, donde además podrán discutir las ideas y comenzar a despejar las dudas. Si has creado un video en YouTube puedes obtener información acerca de la cantidad de reproducciones de un video, aunque este método no te dará un mapa exacto de la realidad, y menos si el contenido es público.

3. Durante la clase
Al iniciar la clase debes hacerlo despejando las dudas de los alumnos, repasando el cuestionario que han hecho en línea o trayendo el foro o debate virtual que han tenido al aula. Es importante que en el salón los alumnos tengan tiempo para participar, preguntar y entender todo lo que no ha quedado claro. Además de despejar dudas, durante la clase, también se deben reforzar los conceptos mediante actividades individuales y grupales.

4. Detecta que necesitan los alumnos
Cuando han trabajado un tema en clase, la planificación para las lecciones siguientes debe ajustarse a las necesidades de los alumnos, preparando los materiales según las dudas que éstos hayan presentado. El modelo Flipped Classroom no tiene por qué ser tomado como único método, sino que puede ser una herramienta muy útil para implementar como complemento de las lecciones tradicionales. Recuerda que es una metodología en la que las herramientas tecnológicas juegan un papel muy importante y son una de las competencias con las que debe contar el docente actual, por lo que es fundamental contar con un buen uso de las mismas.

1. Programación. Elige el tema que vas a tratar y define los objetivos de aprendizaje y las competencias que deben desarrollar tus alumnos. Te recomendamos que busques una idea, un video, un recurso…que te ayude a despertar la curiosidad de tus estudiantes desde el principio y los motive a aprender. Procura planificar bien las sesiones, y piensa qué tareas llevarán a cabo los alumnos antes, durante y después de las clases.

2. Preparación de materiales. Prepara los materiales que servirán a los alumnos para familiarizarse con los principales conceptos del tema. Puedes elaborar tus propios contenidos, como una videolección o una presentación, o seleccionar distintos materiales y recursos para que los estudiantes revisen los principales conocimientos del tema desde casa. Además, elabora un test para comprobar si han visualizado, leído y comprendido los materiales.

3. Visualización y lectura de materiales en casa. Envía a tus alumnos los materiales didácticos que has seleccionado y elaborado, y encárgales que se preparen el tema en casa. Pídeles que completen el cuestionario de control y que anoten y compartan contigo todas sus dudas.

4. Diseño de las sesiones de clase. Planifica las sesiones y prepara los materiales en función de las dudas de los alumnos. Desarrolla y selecciona actividades individuales y grupales de distintos niveles para atender la diversidad de la clase; y actividades colaborativas que exijan a los alumnos un aprendizaje activo.

5. Resolución de dudas. Dedica los primeros minutos de clase a repasar el cuestionario enviado a los alumnos y despejar sus dudas. Utiliza distintos materiales para favorecer la comprensión de los conceptos y fomenta la participación en el aula.

6. Actividades de consolidación. Consolida los conceptos adquiridos mediante la realización de actividades. Puedes destinar a cada alumno o grupos de alumnos distintos ejercicios en función de sus necesidades.

7. Trabajo colaborativo. Dedica una o varias sesiones al trabajo colaborativo, y reta a tus alumnos a resolver un problema, elaborar un proyecto, aprender a través de la experimentación, participar en un debate o realizar una investigación.

8. Aprendizaje fuera del aula. Anima a tus alumnos a trabajar en equipo más allá de las paredes del aula a través de entornos colaborativos. Tú puedes orientarles y supervisar su organización y evolución.

9. Revisión y repaso. Revisa el trabajo realizado por los alumnos y compártelo con toda la clase. Anímales a explicar lo que han aprendido y cuál ha sido su experiencia. Después, dedica unos minutos a resolver las dudas que puedan quedar.

10. Evaluación y autoevaluación. Evalúa el trabajo de los alumnos mediante una rúbrica donde figuren los objetivos cognitivos y competenciales definidos al principio.

La ventaja principal del Flipped Classroom, es que resulta más efectivo ya porque el profesor se adapta a los diferentes ritmos de aprendizaje y ninguno de los estudiantes se queda atrás. En un aula tradicional, el profesor cuenta una información que para algunos será muy fácil de procesar y para otros no. Luego van a casa a hacer los deberes y los que tienen unos padres con conocimientos de la materia, siempre salen ganando. Este método permite que en clase cada alumno reciba lo que necesita. La revolución de este método pedagógico es no dar por hecho que todos los alumnos van a avanzar a la misma velocidad. Es una apuesta por la personalización y una cruzada contra la estandarización. El cerebro necesita emocionarse para aprender. Las conclusiones más contundentes de esta metodología es que los estudiantes son más activos en clase, los profesores están más motivados y, en algunos casos, los alumnos obtienen mejores resultados en los exámenes. Este método no es nuevo. En los setenta el pedagogo estadounidense Benjamin Bloom consideró erróneo dedicar la mayor parte del tiempo de las clases a escuchar una lección y dejar lo más creativo para casa.
Según este teórico, es precisamente esa parte del aprendizaje la más complicada y la que requiere de un guía especializado, en este caso, el profesor. Más tarde, en 1990 Eric Mazur, decano de Física Aplicada de la Universidad de Harvard, también apostó contra el monólogo del profesor y el estudiante pasivo y acuñó el término peer instruction (en español, aprendizaje entre pares), para defender una fórmula más interactiva en el aula. Pero es el Flipped Classroom la nomenclatura que aparece hoy en los listados asociados a innovación educativa y nuevas metodologías.
Lo mejor de este modelo pedagógico es que mejora la relación profesor-alumno. Dividir a los estudiantes en grupos, ponerles a trabajar sobre el contenido visualizado en casa, a debatir y a crear mientras el profesor resuelve dudas y les hace de guía, ese el punto que multiplica el número de interacciones y permite a los estudiantes que van por delante explicar al resto y, a la vez, afianzar los conocimientos. Cuando los profesores no están de pie frente a sus alumnos simplemente hablando y pueden circular por la clase, la relación cambia por completo.
Los estudiantes son autónomos, son los responsables de su aprendizaje siempre con la ayuda del profesor. Eso les activa, les hace implicarse.
El autoaprendizaje se produce cuando los niños aprenden a tomar sus propias notas mientras ven los vídeos en casa, pero el profesor debe enseñarles a hacerlo y dedicar unas tres semanas a ello.

domingo, 3 de junio de 2018

Conozcan a un revolucionario de la educación "Sir Ken Robinson"

Brillante orador y escritor, asesora a Gobiernos e instituciones para promover un sistema educativo que tome en serio la creatividad. Fue asesor del ex primer ministro británico Tony Blair y de más de una decena de Gobiernos. Millones de personas siguen sus conferencias,
Es uno de los pensadores educativos más solicitados de las últimas dos décadas. Y predica un mensaje devastador para la escuela tradicional: los niños nacen con cualidades que, a menudo, el sistema entierra.
Estuvo a cargo del comité consultivo nacional sobre educación creativa y cultura, comité que hizo un gran aporte posiblemente el más grande a la investigación sobre la importancia de la creatividad en la educación y la economía del Reino Unido. De ese trabajo surge la publicación del informe "Todos nuestros futuros: creatividad, cultura y educación" mejor conocido como Informe Robinson. El impacto de éste fue importante pues relevó críticamente el limitado rol de la creatividad en la educación y resaltaba la importancia de ésta sobre el futuro de la humanidad.
Robinson es considerado un experto en asuntos relacionados con la creatividad, la calidad de la enseñanza, la innovación y los recursos humanos debido a la relevancia de su actividad en los campos mencionados, especialmente en relación a la necesidad de incorporar clases de arte al currículum escolar. Nadie podrá discutir a estas alturas ya, que el mundo cambia a una velocidad vertiginosa. Es imposible adivinar cómo viviremos en el futuro, lo único que se sabe es que hará falta mucha imaginación y creatividad para transformarnos y afrontar los nuevos retos que se vislumbran en el horizonte en el mundo de la educación y del trabajo. “Es muy posible que Ken Robinson, el que más ha insistido en la necesidad de estimular el talento, la creatividad y la vocación artística, el que más claramente apostó contra viento y marea por la no jerarquización de las competencias, no tiene sentido que en los sistemas educativos, la Física figure siempre en primer lugar y la Danza en el último, intuyera sin ser consciente de ello que los últimos descubrimientos científicos iban a revolucionar los sistemas educativos”.
Estoy de acuerdo con Sir Ken Robinson cuando dice que la educación no hay que reformarla sino que hay que transformarla.
El éxito de Robinson está estrechamente ligado al crecimiento de las redes sociales. En febrero de 2006 protagonizó una charla y en aquella ponencia de 19 minutos y 24 segundos, que tituló ¿Matan las escuelas la creatividad?, cuenta la anécdota de una niña retraída que siempre pintaba en clase. “¿Qué dibujas?”, le preguntó la maestra. “Estoy pintando a Dios”, respondió. Cuando su profesora le hace entender que nadie lo ha visto nunca, ella replica: “Mejor, en cinco minutos podrán saber cómo es”.
En sus charlas defiende que bailar es tan importante como sumar. Creo que la gente que piensa que bailar no es importante, probablemente ni baila ni nunca lo ha intentado. Y lo digo en serio. Los humanos tenemos un cuerpo, no somos programas, y nuestra relación con él es fundamental para nuestro bienestar. Muchos problemas del mundo civilizado tienen que ver con la obesidad, la diabetes o la depresión. En Estados Unidos hay una generación de jóvenes que, por primera vez, puede que vivan menos que sus padres debido a enfermedades cardiacas y otras dolencias vinculadas a una dieta pobre y poco ejercicio. El sistema educativo trata la vida humana como si solo importase lo que existe entre las dos orejas. La danza está relacionada con el resto de las artes y ciencias, y yo defiendo una concepción holística de la inteligencia. Además, resulta que hay un montón de matemáticas en la danza, pregunte a cualquiera que baile profesionalmente.
En 1997, el Gobierno británico le pidió formar una comisión nacional para asesorarle sobre cómo potenciar la creatividad en la escuela de los 5 a los 18 años.
Cuando Blair llegó al poder lideró una serie de reformas que tuvieron justo el efecto contrario: más estandarización, más pruebas, un currículo menos flexible. Así que unos cuantos le dijimos que, ya que lo pregonaba, debía tomarse en serio la creatividad. Si defiendes la alfabetización y te importa que la gente aprenda a leer y a escribir, no te limitas a dejar libros a su alrededor a ver si muestran interés. Si vas en serio con la creatividad, necesitas una estrategia para impulsarla, por eso reuní a 50 personas y creamos una comisión gubernamental para diseñarla.
Robinson forma parte de una corriente de pensadores que busca transformar el sistema con innovaciones, y que se enfrenta a otra, también muy relevante, que reclama reforzar la disciplina y evaluar de forma sistemática el modelo. Rechaza la proliferación de exámenes estandarizados que se da en Estados Unidos donde los alumnos se enfrentan a hasta un centenar de evaluaciones externas a lo largo de su vida escolar y que está empezando a implantarse en España.
Su modelo pasa por una escuela que promueva disciplinas como la danza o el teatro, y que experimente con técnicas novedosas como el aprendizaje basado en proyectos, consistente en enseñar a los alumnos a través de casos reales. Por ejemplo, montar una empresa de jabones para aprender química y economía. Lo cierto es que han transcurrido casi dos décadas y sus ideas no han calado.
La gente piensa que es una excentricidad decir que la escuela funciona como una fábrica, pero es cierto. Se divide en compartimentos separados, a los que la gente acude durante unas horas fijas; los días se distribuyen en bloques de tiempo y los alumnos son evaluados de forma periódica para saber si son aptos para seguir ahí. A los que no se adaptan se les responsabiliza de su fracaso, pese a que es el sistema el que les ha fallado. La gente entiende esto y cada vez hay más colegios que quieren aplicar otras teorías.
Proclama que los títulos universitarios ya no valen nada y no es que no valgan nada, es que valen menos.
Si tenías un doctorado, formabas parte del 0,01% de la población mundial que lo había cursado, y ya no es así. Funciona como la inflación. Antes, una carrera era todo lo que necesitabas para conseguir un buen trabajo; ahora hace falta también un máster. ¿Dónde acaba? Supongo que dentro de unos años tendrás que ganar un Nobel para trabajar. “Ah, tienes un Nobel, qué bien. Pero ¿qué tal dominas el Excel?”. Las promesas de una buena educación superior comienzan a tambalearse. Algunos empiezan a pensar que tal vez no sea imprescindible ir a la universidad. Aunque, de momento, la pelota está en el campo de los titulados porque sus rentas son mayores que el promedio.
Cuando ves a niños a los que la escuela les da un mal servicio, que abandonan las aulas pensando que son estúpidos y acaban en las calles como pandilleros, en la cárcel, en trabajos precarios o que hunden su vida en antidepresivos y alcohol… No digo que la educación sea la respuesta a todo esto, pero creo que un mejor comienzo vital les brindaría la oportunidad de descubrir sus auténticas cualidades y elegir su camino. Esto ocurre a menudo en los buenos colegios. Hay profesores estupendos que son capaces de rescatar niños al borde del abismo y encauzarlos. Cuando digo que es una cuestión de derechos humanos no es una exageración: la gente tiene derecho a dirigir su propia vida.
El tema sobre Educación nos interesa y mucho, porque no sabemos qué pasará de aquí a 5 años, como para acertar con nuestros estudiantes en su preparación para un futuro tan cambiante. Por eso esta insistencia en dejar las puertas abiertas a la creatividad. Sir Ken Robinson centra la idea de la incertidumbre con respecto al futuro como algo que debe guiar la forma en que trabajamos con nuestros alumnos, para empezar porque la impredecibilidad es extraordinaria lo mismo que la capacidad de innovación de nuestros alumnos es extraordinaria. Todos los niños tienen talento y nuestro deber es encontrarlo y darles la posibilidad de desarrollarlo. La creatividad es en educación tan importante como la alfabetización, es decir, es tan importante fomentarla como lo es aprender a leer. En la mayoría de las situaciones en las que los adultos no hemos interferido, un niño no tiene miedo a equivocarse, el ensayo y error es parte de su aprendizaje.
Si uno no está abierto al error, no puede ser creativo. Para cuando llegan a adultos, la mayoría de los estudiantes han perdido esta capacidad, tienen miedo a equivocarse. Como el sistema educativo no tolera el error, matamos esa competencia con la que todas las personas nacemos. Todos nosotros somos artistas al nacer, el problema es conseguir seguir siéndolo cuando nos hacemos mayores, crecemos fuera de la creatividad, en lugar de hacerlo hacia ella. En todos los sistemas educativos públicos, la jerarquía de las materias es muy parecida, matemáticas y lenguaje en los puestos más altos, artes en último lugar, como si hubiera que preparar a todos los alumnos para ser profesores universitarios… como si sólo fuera la cabeza lo que importa, el cuerpo sería sólo algo que sirve para transportarla; lo académico es lo único que importa, de forma que la gente extraordinaria, con talento para otras cosas que no sean ser académico, se pierde.
Los estudiantes que destacaban en alguna área artística eran, en muchos casos, fracasados escolares o, como mínimo, no valorados si no estigmatizados como consecuencia de esta jerarquización de las materias de las que se ha hablado más arriba.
Las personas pensamos de distintas formas, visual, auditiva o kinestésicamente, porque es como experimentamos y, por tanto, aprendemos mejor y desarrollamos más talento de distintas formas, de forma activa, en movimiento. La inteligencia, además, es dinámica e interactiva. Un caso muy claro que hoy a lo mejor llamaríamos, dice él, TDAH (con mucha gracia se pregunta si en los años 30 ya se había inventado el TDAH), el de la bailarina y coreógrafa Gillian Lyne, que se movía sin parar en clase, entregaba trabajos tarde, tenía a su familia preocupada y la llevan al psicólogo. El especialista le deja sola en una habitación con música y concluye que la niña no está enferma sino que es bailarina. Llevan a la niña a una escuela de danza y ella la encuentra maravillosa porque allí está con gente que es como ella, gente que necesita moverse para pensar. Una de las personas más famosas e influyentes en la disciplina que hubiera sido una persona medicada a la que se le habría pedido que se calmara.
Todos los niños tienen un extraordinario talento pero los educadores “lo malgastamos despiadadamente”.
La creatividad es “el proceso de tener ideas originales que tienen valor”, y es tan importante en la educación como la alfabetización.
Estamos educando a nuestros hijos para que puedan desarrollar todo su potencial dentro de ¿15/20 años? y, sin embargo, nadie tiene ni idea “de cómo se verá el mundo en 5 años”. La imprevisibilidad es, por tanto, extraordinaria. En lo que todos coincidimos es en la extraordinaria capacidad que tienen los niños, en su capacidad de innovación. Todos los niños tienen un extraordinario talento.
El punto de partida es la extraordinaria evidencia de que la creatividad humana hace avanzar a la humanidad. Los niños no tienen miedo a equivocarse, ese es el punto de partida. Estar equivocado no es lo mismo que ser creativo, pero sabemos que, si no estamos preparados para equivocarnos, nunca llegaremos a nada original y, para cuando los niños llegan a edad adulta, la mayoría de ellos han perdido esa capacidad. Se han convertido en personas temerosas de equivocarse. Y el resultado es que educamos a las personas alejándolas de sus capacidades creativas. Picasso dijo una vez: “todos los niños nacen siendo artistas; el problema es seguir siendo un artista cuando crecemos“.
No crecemos incrementando nuestra creatividad, sino que nos educamos fuera de ella. ¿Por qué? Cada sistema educativo tiene la misma jerarquía de temas: en lo más alto están las matemáticas y la lengua, humanidades y, por último, las artes. Y dentro de éstas, en general la educación plástica y musical tienen un estatus superior a teatro y danza. Por eso, no hay sistema de educación en el mundo que enseñe a bailar a los niños todos los días como se hace con las matemáticas. ¿Por qué? y ¿Por qué no? Porque nuestro sistema educativo se basa hoy en la idea de la capacidad y habilidad académica. Todos los sistemas educativos datan de una realidad de antes del siglo XIX, cuando no existían sistemas públicos de educación. El mundo evoluciona rápida y profundamente, y los sistemas educativos que funcionaban en el siglo XIX no sirven para los retos actuales.

¿cuáles son las claves de Ken Robinson para desarrollar la creatividad?
1. Encontrar tu pasión.
Para empezar a desarrollar la creatividad personal, primero hay que encontrar lo que verdaderamente nos apasiona. Es lo que Ken Robinson denomina el ‘elemento’. Este descubrimiento cambiará la vida de cada uno y permitirá dirigir las energías y las ilusiones hacia ello. En el caso de niños de temprana edad, los profesores y los padres tendrán un papel fundamental en ese descubrimiento, acompañando y ayudando al pequeño o pequeña a encontrarlo, sin imposiciones, sin influencias, sin dejarnos llevar por lo que ya conocemos de este mundo (salidas laborales, aceptación social, etc.). En este punto, Ken Robinson recomienda a los padres que observen a sus hijos, que “no miren al mundo que les rodea, sino al niño o niña primero, para ver qué le inspira, qué capta su atención, cuáles son las cosas que le entusiasman y cuáles las que le producen rechazo”.
2. Dar importancia al elemento.
Una vez descubierto, llega el momento de atribuirle valor, darle importancia. De hecho, la definición de Ken Robinson sobre la creatividad es: “el proceso de tener ideas que aporten valor”. Parece lógico y obvio, pero muchas personas, incluidos niños, en ocasiones reniegan de sus pasiones por diferentes motivos, como el ‘qué dirán’ u otras inseguridades. Y esto también ocurre a nivel académico: si esa pasión o elemento no está contemplado claramente en el plan de estudios o las materias tratadas en clase, el equipo docente debería buscarle encaje. Y en este punto, convendría hacer una aclaración: el desarrollo de la creatividad, como reconoce Ken Robinson, no tiene por qué estar ligado al arte. Cierto es que esta materia tiene mucho de imaginativo, de expresivo. Pero se puede y se debe ser creativo en otros muchos ámbitos, incluso en aquellos que parecen ceñidos a rígidas normas: matemáticas, química, idiomas, etc. Deberíamos aplicar creatividad a otros muchos aspectos de nuestras vidas porque, en definitiva, nos permite explorar nuevas vías para solucionar problemas y retos.
3. Educar para desarrollar la creatividad ¿Se puede enseñar creatividad?
Siguiendo las concepciones de Ken Robinson, sí o al menos se puede motivar a ser creativo. Aprender y ser creativo, en realidad, son dos procesos que se han de dar contemporáneamente. Es decir, la creatividad “no es algo lineal”, según sus palabras, y no llega cuando se han asimilado los conceptos básicos sobre una materia, sino precisamente mientras se aprenden. Son, por así decirlo, dos conceptos que se retroalimentan y van de la mano: cuanto más creativa es una persona, más ganas de aprender tendrá. Y cuanto más aprenda, más creativa será. Por ello, el escritor y educador británico considera fundamental crear apetito de descubrimiento. Este es uno de los puntos en el que los profesores y padres tienen más importancia. De ellos dependerá en buena medida que sus alumnos o hijos tengan ese apetito de descubrimiento. Tendrán que motivarles, demostrando que la creatividad ofrece buenos resultados, que es útil e importante, como mencionábamos en el segundo apartado. No se les debe imponer el aprendizaje, sino hacerles comprender por sí mismos que es la mejor vía para su desarrollo. Y en niños, ninguna herramienta mejor que insertar la creatividad para aprender.
4. Medir, analizar, ‘testear’.
Para saber si se está produciendo un adecuado desarrollo de la creatividad, es importante analizar o medir sus resultados. Según Ken Robinson, “no sirve con lanzar ideas y dejar que la imaginación corra libre”, sino que conviene ‘testear’ esos progresos. Tanto de forma interior como por parte de otras personas. En el primer caso, mediante preguntas reflexivas: “¿estoy haciendo bien las cosas?” “¿qué puedo mejorar?”. Y en el segundo caso, especialmente en niños pequeños que aún no tienen esa capacidad de autojuicio, se pueden utilizar métodos avanzados para determinar si el proceso está llevando a los resultados esperados, que hagan que dicha creatividad valga la pena. El análisis de datos es algo muy actual, a menudo relacionado con sofisticadas herramientas digitales para medir procesos económicos, tecnológicos y demás. Pero también es plenamente válido para aspectos tan humanos como la creatividad.
5. Ser disciplinados.
Otra de las ideas de Ken Robinson, que puede resultar casi una paradoja, tiene que ver con la disciplina: desarrollar la creatividad no es sinónimo de caos, “no es lo opuesto al control”. Pero tampoco conviene entender la disciplina como un marco rígido e inflexible. En su opinión, los padres o profesores deben “conocer las dinámicas reales del trabajo creativo”. Y dentro de esas dinámicas, dar libertad a su alumno o hijo. Y por lo que respecta al individuo creador, también necesitará de disciplina y trabajo, principalmente para poder controlar los materiales que utilizará en su ámbito. Si no tiene un control sobre esos materiales, difícilmente su creatividad será realmente útil. Para Ken Robinson, todas las personas pueden desarrollar creatividad, todos tienen ese potencial. Y pone un ejemplo muy ilustrativo: cuando alguien dice que una persona no sabe leer, en realidad, lo que quiere decir es que no ha aprendido a hacerlo todavía, que no ha estudiado lo suficiente, que nadie le ha enseñado. Y con la creatividad sucede lo mismo: quien asegura no ser creativo, quiere decir que no ha estudiado o practicado lo suficiente.

La visión de la educación de Ken Robinson:
1. La creatividad debe ser tan importante en la educación como la alfabetización. En las escuelas se desprecia la creatividad y solo se premia la habilidad en matemáticas, lengua o historia, cuando deberían estar al mismo nivel. Los niños tienen una capacidad para innovar y unos talentos extraordinarios que están desperdiciados.
2. Estigmatizar el error mata la creatividad. Para crear, para innovar, no hay que temer equivocarse porque, si los niños tienen miedo a equivocarse, dejarán de probar y de experimentar. Sin embargo, el sistema de educación actual establece que los errores son negativos y va aniquilando la creatividad inherente al ser humano.
3. En las escuelas se educa solo el cerebro y, especialmente, el hemisferio derecho. Todos los sistemas educativos tienen una jerarquía que sitúa en lo más alto las matemáticas y los idiomas, seguidos de las humanidades y, en el nivel más bajo, las artes. Y, dentro de las artes, incluso se da más importancia a la plástica y la música que al teatro o el baile. No se educa el uso de nuestro propio cuerpo, ni la capacidad de crear e imaginar, porque el sistema educativo se diseñó con la revolución industrial, para enseñar a trabajar, y da más importancia a los temas o aspectos útiles para el trabajo. 
4. El sistema de valoración escolar no es justo. En contra de lo que muchos piensan, la habilidad académica no es sinónimo de inteligencia. Nos hemos acostumbrado a creer que un niño al que no le va bien en el colegio no es inteligente, cuando en realidad puede tener mucho talento y ser brillante y creativo. El problema es que en las escuelas no se valora la inteligencia, sino la capacidad de destacar en ciertas asignaturas o materias.
5. El sistema educativo actual aleja a muchas personas de sus habilidades naturales. Los talentos de una persona no siempre están a la vista, a veces se esconden bajo la superficie y hay que buscarlos, descubrirlos. La educación debería ser el entorno donde se creen las circunstancias adecuadas para que esos talentos emerjan, pero no es así.
6. La educación no debe sufrir una evolución, sino una revolución. Para solucionar los problemas de los sistemas actuales, no bastan los cambios superficiales: la educación tiene que transformarse en algo diferente a lo que es ahora. Para ello, debemos desprendernos de las ideas preconcebidas, como el hecho de que todo el mundo deba ir a la Universidad, lo que deriva en una concepción lineal de la educación que no es adecuada. Lo importante no es superar cursos sino desarrollar al máximo las capacidades de la persona.
7. Hay que cambiar el concepto de inteligencia. Las comunidades humanas dependen de un amplio abanico de habilidades y no pueden apoyarse sobre una única definición de talento. Ese es uno de los mayores retos en el ámbito educativo: cambiar esa definición, cambiar el concepto de inteligencia. La inteligencia es diversa, dinámica e interactiva y, sobre todo, única. El objetivo, por lo tanto, es que la persona encuentre su talento y tenga una dedicación extraordinaria para desarrollarlo.
8. La educación debe personalizarse y volverse orgánica. El sistema educativo actual sigue un modelo industrial, estandarizado y conformista. Educamos a los niños con las premisas de la comida basura, sin importarnos las características de cada uno, cuando en realidad los talentos y las capacidades son tan diversos como los alumnos. Debemos optar por un modelo agrícola, orgánico: como el granjero, la labor de la educación debe centrarse en crear las condiciones más adecuadas para que el niño crezca y desarrolle sus talentos.
9. Debemos replantearnos los principios fundamentales en los que educamos a nuestros hijos. Igual que explotamos la Tierra para extraer los recursos que nos interesan, el sistema educativo explota nuestro cerebro para que ejecute unas tareas y desarrolle unas habilidades concretas. La educación del futuro no puede seguir estas premisas, sino que debe valorar a los niños por todo lo que son, también por su imaginación y la riqueza que supone su capacidad creativa.
10. Para educar hay que alentar la pasión y conmover el espíritu. Hay que crear un movimiento en educación en el cual la gente desarrolle sus propias soluciones con el apoyo de un currículo personalizado. Pero debe hacerse apelando a la pasión, porque cuando hacemos lo que nos apasiona, sea lo que sea, somos felices y nos sentimos plenos.