miércoles, 14 de enero de 2015

El mapa de las emociones humanas

¿Quién no ha experimentado nunca esa sensación de rabia instalada en nuestro estómago como un nudo doloroso? ¿O ese miedo que hace palpitar nuestro corazón hasta dejarnos sin aliento?
Lo interesante sin duda es saber que todo sentimiento, toda emoción, parece tener una correlación biológica: la envidia, la tristeza, la rabia, el amor, la ansiedad.
Mariposas en el estómago, tener el corazón roto, quedarnos fríos… expresiones populares que en cierto modo establecen ya una asociación entre los estados mentales y la sensación corporal.
Las emociones tienen como finalidad ayudarnos a afrontar determinadas situaciones de nuestro entorno, así por ejemplo, ante una desilusión, ante una decepción o una pérdida, nuestro cerebro liberará una serie de neurotransmisores que nos transmitirán la conocida sensación de tristeza; algo que nos va a obligar a quedarnos un poco apartados para buscar el recogimiento en nosotros mismos y valorar el porqué ha ocurrido y obtener estrategias de superación.
Las sensaciones, a su vez, tienen correlación en nuestro cuerpo, ajustando esa unión entre el cuerpo y la mente preparándonos para poder reaccionar. Por otro lado, la ansiedad agita nuestros órganos, acelera nuestro corazón, nos prepara en esencia para el movimiento y para buscar respuesta.
La atracción o incluso el amor, nos ofrecen una sensación de bienestar físico que el cerebro juzga como agradable, es algo beneficioso y por lo tanto el cuerpo se encuentra bien.
Las sensaciones más comunes del ser humano: rabia, tristeza, felicidad, miedo…etc, suelen desencadenar las sensaciones corporales más fuertes, todos los sabemos: ese dolor o presión en el pecho, rigidez muscular, vacíos en el estómago… Además, señalan que estos correlatos físicos son universales en todas las culturas, hasta en las asiáticas, de las que se suele pensar que son más fríos o diferentes a la hora se experimentar emociones.
Así, hay una cosa que queda clara: todos las sentimos de igual modo, pero las expresamos de forma diferente. Ahí entran en juego los patrones de personalidad de cada uno y las diferencias culturales. Pero todos sentimos la decepción en los mismos órganos y la felicidad alborota de igual modo nuestro corazón.
Llama especialmente la atención que emociones como la felicidad y el amor irradian la totalidad del cuerpo, mientras que la envidia, por ejemplo, afecta a una parte muy puntual.
Sea como sea, el mapa de las emociones viene a ilustrarnos algo que seguramente ya sabíamos. A pesar de que en ocasiones creamos que los seres humanos somos infinitamente complejos e indescifrables, todos sabemos qué es la decepción y cómo se siente la alegría… las emociones positivas nos enriquecen y las negativas nos causan daño y hasta pueden ser origen de enfermedades. Tal vez, lo que nos enseñan estos estudios es que no importan sexos o culturas, todos compartimos el mismo mapa emocional.

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