El sabado pasado me encontré con un colega que me dio una noticia muy buena, me comentó que era director en un colegio de Chaclacayo, pero a su vez se sentía abrumado por tanto trabajo que tenia que realizar.
Bueno no es ningún secreto que nuestro sistema educativo carece de solidez. Esto ocurre, en gran medida, porque los maestros no están preparados para acompañar a los niños en el desarrollo de las competencias curriculares, como tampoco en el desarrollo de sus capacidades transversales básicas (planificación de trabajo, toma de decisiones, argumentación, formulación de preguntas, análisis crítico, etc.).
Esto no es solo responsabilidad de los maestros. El sistema carece de una estrategia pertinente para el desarrollo profesional docente. En general, la realidad es dura para las instituciones educativas públicas, sus maestros y sus directores. Estos últimos, los líderes de las escuelas, pasan más tiempo realizando trabajo administrativo solicitado por la UGEL que acompañando a sus maestros.
Estos son algunos de los trámites: plan anual de trabajo, proyecto curricular institucional, proyecto educativo institucional, plan anual complementario, plan de supervisión, reglamento interno, nóminas de matrícula, actas, censo anual, inventario de mobiliario, etc.
El director, en vez de dedicarse a estos trámites, debería ser quien construye con los maestros una comunidad de aprendizaje reflexiva orientada al diseño de estrategias eficaces que respondan al contexto y al grupo de niños con quienes trabajan. Hoy no tiene tiempo, porque gobierna el “papeleo”. Se abre, entonces, una discusión importante sobre el control externo excesivo como estrategia para cumplir los objetivos, pues revela una falta de confianza en las capacidades profesionales de los directores.
¿Tiene sentido que tengan que responder a tantos mecanismos de supervisión administrativa? ¿Los ayudan a ser más competentes?
En el mundo, tenemos ejemplos interesantes de lo que ocurre cuando las escuelas cuentan con autonomía administrativa y pedagógica. Finlandia es un caso sólido. Allá, las escuelas no solo cuentan con autonomía administrativa, sino que no son supervisadas. Las inspecciones fueron anuladas hace tiempo probablemente porque confían en los profesionales a cargo de cada unidad. En Finlandia, donde las escuelas consiguen resultados sobresalientes en las pruebas estandarizadas como PISA, el propósito es que los maestros acompañen a los niños en la construcción de competencias curriculares. Y que los directores acompañen a los maestros para que las estrategias sean pertinentes y estos trabajen de forma colaborativa. Las evaluaciones del gobierno local son en relación con el alcance de los objetivos pedagógicos, y los maestros se autoevalúan como parte de la cultura crítica que se promueve en cada escuela.
La pregunta es si nuestras escuelas están listas para tal autonomía. Podríamos iniciar este camino creando un sistema escalonado donde las escuelas vitrina sean el punto de partida, o simplemente llevando a cabo un plan piloto y evaluando el proceso con un grupo control. Sin duda la autonomía puede ser un aliado de la responsabilidad y de sostener la motivación. Lo mismo ocurre con los niños. Queremos que aprendan a pensar por sí mismos, que tengan autonomía de pensamiento y acción, pero les pedimos que “paporreteen” y los llenamos de libros donde las respuestas están dadas. Podríamos, más bien, crear las condiciones para que ellos desarrollen capacidades vinculadas a la organización, planificación, búsqueda de información, interpretación y diseño de soluciones necesarias para ser dueños de su vida y apasionados por seguir aprendiendo.
Nuestro sistema, en cambio, promueve el control y la repetición. Los niños repiten y hacen lo que el maestro dice, el maestro repite el mismo programa año a año aunque esto consiga los mismos (malos) resultados. Y los directores hacen lo que la UGEL les solicita. Imaginemos una situación más favorable: el director y su equipo cuentan con la libertad para construir sus propios procesos administrativos y pedagógicos. La motivación de esa comunidad sería mayor, pues podrían crear sus propias soluciones. Si lo que se busca es que los maestros diseñen estrategias eficaces para que los niños aprendan, la creatividad necesita ser un pilar de la cultura dentro de las escuelas. Esta posibilidad de crear caminos propios haría de la escuela un centro de innovación, tanto en el campo de la gestión como en el pedagógico.
domingo, 22 de enero de 2017
Autonomía para las escuelas
Innovar en educación
En este nuevo año escolar 2017, la IEP donde yo trabajo deberá ser el motor de otras Instituciones públicas y privadas donde se impulse al resto de colegios a no limitar a sus estudiantes. La innovación en educación debe medirse por cuánto aprenden nuestros alumnos.
La innovación se suele asociar al mundo empresarial. Pero es válida e indispensable en muchos otros aspectos, como la educación. En educación, es difícil seguir los procesos naturales de la innovación: entender al usuario, diseñar, probar, rediseñar. La IEP Cesar Vallejo arriesgara en este año por una educación con metodologías que están a prueba, eso es lo interesante porque además, involucra a actores con intereses distintos que deben actuar alineados para generar un cambio. Pero eso si, como el resultado se ve en el largo plazo, es difícil medir el avance y es fácil dudar y retroceder en el camino. Pero no lo haremos.
¿Qué involucra educarse?
Es sinónimo de aprender, o al menos eso debería ser. Pero aquí y en muchos otros escuelas hemos confundido acertar con aprender y tener un título con saber. Y este es el primer cambio cultural que necesitamos para generar una verdadera mejora en educación. Naturalmente, los colegios juegan un rol fundamental. Y nuestro objetivo primordial deberá ser que nuestros alumnos aprendan.
La Internet ha generado nuevos medios de educación y, con ellos, han nacido nuevos retos y actores en la innovación educativa: el acceso a medios digitales, la comunicación y la creación de contenidos. Con tantos actores y con resultados que no son visibles inmediatamente, necesitamos una entidad que los alinee en un objetivo común, que la población aprenda, y que perdure en el tiempo.
La metodología de trabajo que tiene nuestra IEP Cesar Vallejo debe ser tomada en cuenta por otras instituciones educativas como las buenas prácticas y alinear incentivos en torno al aprendizaje. Se debe lograr que las instituciones privadas que innovan se conviertan en un motor que impulse al resto del sector y no en un esfuerzo aislado con escasos beneficiarios. Alinear requiere formalización y supervisión. Y la supervisión duele, sobre todo cuando no estamos alineados en el objetivo, en el modelo de negocio. Tenemos que medirla por lo que estamos tratando de mejorar, cuánto aprenden nuestros alumnos. Al igual que en cualquier innovación tenemos que seguir un proceso en diseñar, probar, medir, ajustar, medir más. Nuestro modelo educativo debe ser el aprendizaje y nuestro usuario central el alumno.
Solo así lograremos innovar para beneficiar a la verdadera educación.
Por una educación oportuna
Ahora que estoy dedicandome a matricular a los niños y niñas en el colegio me entero que el Congreso de la República aprobó en el último día de la última legislatura ordinaria un proyecto de ley que fija el 31 de julio como fecha tope para la matrícula escolar de los niños y niñas de 3, 4, 5 (educación inicial) y 6 años (primero de primaria) en sus grados respectivos.
En caso el gobierno promulgase o el Parlamento insistiese con esta norma, se estaría afectando el gran esfuerzo del sector Educación, desde el 2009 hasta la actualidad, de ordenar con responsabilidad la matrícula en la edad normativa al 31 de marzo de cada período escolar.
El derecho a una educación pertinente en una perspectiva de calidad de nuestros niños y jóvenes implica que los contenidos de aprendizaje y las estrategias metodológicas guarden estricta sintonía con la evolución en la maduración de sus potencialidades socio-emocionales y cognitivo-intelectuales. Ello ha sido y es una política de Estado de tres gobiernos, incluyendo al actual. Como dice el dicho, “para correr, primero hay que caminar, y antes ponerse de pie”.
La nueva medida, en caso se concrete, traería consigo nuevamente que haya niños que ingresen al primero de primaria con 5 años y medio, así como adolescentes que terminen la secundaria entre los 16 y 16 años y medio. Esta práctica se contrapone con la experiencia internacional, especialmente la de los países más avanzados en educación, en donde los infantes comienzan la primaria después de los 6 años y los jóvenes terminan su educación escolar alrededor de los 18 años. Existen fundamentos psicológicos, neuro-científicos, técnico-pedagógicos y curriculares que avalan el criterio utilizado durante los últimos años por el Estado Peruano. También estudios nacionales. Uno es el realizado por el Ministerio de Educación en el 2014, que utilizó una muestra de más de 15.000 niños de 5 años matriculados en inicial, y descubrió que quienes presentaban mayores retrasos en el aprendizaje eran justamente los menores de la clase. Otro es que se relaciona las dificultades en el rendimiento de estudiantes a mitad de su carrera universitaria con el probable ingreso temprano a la universidad.
En el caso de la educación inicial es importante tener en cuenta que los niños, hasta antes de los 6 años, aprenden jugando libremente y en movimiento, lo que les permite expresarse con amplitud, desarrollar armónicamente su psicomotricidad, interactuar socialmente con iniciativa y autonomía, así como representar y comprender el mundo que los rodea. Todo ello favorece que sus procesos sinápticos (es decir, sus conexiones nerviosas y cerebrales) aumenten y se multipliquen favoreciendo el desarrollo sostenido de sus inteligencias múltiples y afectos. Por ello, este nivel formativo es la base de los procesos posteriores de aprendizaje, tales como la lectura y escritura, las operaciones numéricas y otros saberes propios del primer grado.
Una prematura escolaridad ocasionada por una obsesión por el éxito antes del tiempo indicado podría ocasionar estrés infantil y permitir que se desarrollen sentimientos de inferioridad entre los menores que sientan que no les va bien, lo que podría afectar su trayectoria posterior en su formación primaria, secundaria y superior. Es satisfactoria y alentadora la gran movilización de amplios sectores como el Ministerio de Educación y actores educativos para solicitar que el Ejecutivo observe esta norma y el Parlamento no insista en la misma.
Estoy seguro de que tanto en el Ejecutivo como entre los señores congresistas primará la escucha, la apertura, la reflexión serena, la racionalidad y el compromiso efectivo con el interés supremo de nuestros estudiantes.
Los superdotados y sus dificultades en el sistema educativo
Niños con esta condición poseen un coeficiente intelectual alto, pero no siempre tienen las oportunidades. En nuestro país habría unas 600 mil personas con un coeficiente de más de 132 puntos. El promedio es 100. Brillante. Por ejemplo Marjorie del colegio Winneka de Chaclacayo domina 6 idiomas además del español. Es una Superdotada, es una adolescente de 15 años que por su alto coeficiente intelectual ha podido aprender con facilidad seis idiomas: inglés, francés, alemán, italiano, chino y coreano, y este año empezará a estudiar quechua. Cuando tenía apenas 3 años aprendió a leer sus cuentos favoritos y solía contarlos de memoria; armaba rompecabezas de más de 50 piezas, lo que generaba sorpresa a sus padres Verónica y Francisco. Tiempo después, al ingresar al Inicial, las maestras notaron que el ritmo de aprendizaje de la niña era acelerado en comparación con sus compañeras y que se aburría con facilidad. Incluso le llegaron a decir a Veronica, madre de Marjorie, que la niña no encajaba en el colegio y debían cambiarla. Poco después, en el colegio San Francisco de Asistencia de Chaclacayo se detectó que la niña tenía un coeficiente intelectual de 160 puntos (el promedio es 100). A través del sistema helicoidal de este plantel, Marjorie pudo explotar sus potencialidades porque no llevaba un currículo convencional. Si ella podía más, hacía más. Actualmente, Marjorie cursa la secundaria en el colegio Winneka donde destaca por su rápido aprendizaje y sus altas notas sin realizar mucho esfuerzo. Sin embargo, tiene bajas notas en conducta. "Yo no copio la clase en mis cuadernos, me aburre. Los profesores se fastidian porque distraigo a los demás. Entonces por eso me bajan en mi puntaje", me cuenta risueña. Para esta niña el mundo va lento; prefiere resolver los problemas de matemáticas en su cabeza y no en el cuaderno. También tiene dificultades en realizar trabajos grupales, prefiere hacer las tareas sola.
Las personas superdotadas tienen un coeficiente igual o mayor a 132 y se estima que representan el 2% de la población mundial. En el Perú existirían unos 600 mil, pero muchos de ellos no lo saben. A los superdotados por lo general les va mal en el colegio, porque el sistema educativo no está adaptado a ellos. Pueden pasar inadvertidos en el aula. Los maestros no están capacitados para identificarlos y confunden su condición con el trastorno de hiperactividad y déficit de atención. "Una persona con un razonamiento promedio piensa en A, luego en B y luego en C, el superdotado tiene A, B, C y D directo en la mente. Tiene una capacidad de aprendizaje muy rápida, capta a la primera, entonces se aburre del ritmo de las clases regulares y no presta atención.
Conversando con Vannesa me decia que muchos se sienten inferiores al resto, porque no ven las cosas como los demás". Vanesa de 38 años es una arquitecta superdotada que fue detectada a temprana edad en su colegio de Winneka, donde recibió una educación adaptada a sus diferencias y ahora es una empresaria exitosa. Sabe cuatro idiomas y tiene potencialidad para la creatividad. Cuando era niña recibía clases regulares, pero en las tardes asistía a clases de talleres donde desarrollaba clases no escolarizadas para explotar su lado musical, deportivo y artístico. "En el colegio causaba envidia, celos en mis compañeros porque sacaba buenas notas sin estudiar", recuerda.
En el Perú no existe un centro educativo para superdotados. Los Colegios de Alto Rendimiento (COAR) son un buen intento. Paola Portocarrero una chosicana madre de una niña superdotada de 9 años, prefiere que su hija estudie a través de un programa a distancia del colegio San Francisco de Asis y ayudarla en casa con sus actividades. "En el Perú no hay una especialización para maestros y psicólogos en superdotación. No hay colegios para niños (superdotados)".
Ahora la diferencias que existe entre un superdotado y un chancon, es que los chicos que ocupan los primeros puestos y son popularmente llamados 'chancones' son considerados muy inteligentes cuando no necesariamente tienen esa condición. "Destacan en la escuela porque son perseverantes y les gusta estudiar". En cambio, un superdotado tiene un funcionamiento intelectual bastante alto, pero pasa inadvertido en el aula porque el sistema educativo no se adecúa a ellos.
viernes, 30 de septiembre de 2016
¿Cómo se hace una Rubrica?
domingo, 25 de septiembre de 2016
La Discalculia
Si le han dicho que su hijo tiene discalculia o si sospecha que la tiene, seguramente se preguntará cómo ayudarlo. La discalculia es una dificultad de aprendizaje que causa serios problemas con las matemáticas. No es tan conocida como la dislexia, pero algunos investigadores creen que es casi tan frecuente como la dislexia. Afortunadamente hay muchas maneras en las que usted y los maestros pueden ayudar a su hijo. Ya sea mejorando sus habilidades matemáticas o fortaleciendo su autoestima, estos son pasos que puede seguir.
¿Qué es la discalculia?
La discalculia es una condición cerebral que afecta la habilidad de entender y trabajar con números y conceptos matemáticos. Algunos niños con discalculia no pueden entender conceptos numéricos básicos. Se esfuerzan mucho para aprender y memorizar datos numéricos básicos. Puede que entiendan qué hacer en la clase de matemáticas pero no entienden por qué lo hacen. En otras palabras, no entienden la lógica del proceso. Otros niños entienden la lógica de las matemáticas pero no están seguros cómo y cuándo aplicar su conocimiento para resolver problemas. La discalculia se conoce con otros nombres. Algunas escuelas públicas la llaman ”discapacidad del aprendizaje de las matemáticas”. Los médicos a veces la llaman “trastorno de las matemáticas”. Muchos niños y padres la llaman “dislexia de las matemáticas”. Las dificultad de su hijo con las matemáticas ser confusas, sobre todo si le está yendo bien en otras asignaturas. Esto puede causar ansiedad y baja autoestima, pero los padres tienen el poder para cambiar la ecuación. Hay muchas herramientas y estrategias que pueden ayudar con la discalculia. El truco está en encontrar las que funcionen mejor para su hijo. La discalculia es una condición que dura toda la vida, pero eso no significa que su hijo no pueda ser feliz y exitoso. Entender los números y otras dificultades La discalculia puede afectar varias áreas del aprendizaje y el desempeño en matemáticas. Diferentes niños enfrentan desafíos diferentes. El problema más común es “entender los números”. Esto se refiere a la comprensión intuitiva de cómo funcionan los números y cómo comparar y estimar cantidades en una secuencia numérica. La mayoría de los investigadores están de acuerdo que entender los números es la base del aprendizaje de las matemáticas. Si los niños no entienden lo básico sobre cómo funcionan los números, aprender matemáticas y usarla en la vida diaria puede ser muy frustrante.
¿Qué tan común es la discalculia?
Si usted no había escuchado acerca de la discalculia hasta hace poco, usted no está solo. No ha sido discutida tan abiertamente como la dislexia, ni tampoco es tan bien entendida. Sin embargo, algunos investigadores creen que es casi igual de frecuente. No está claro cuán frecuentemente los niños que son diagnosticados con dislexia también cumplen los criterios para ser diagnosticados con discalculia. Ambas condiciones pueden afectar la habilidad de un niño para entender palabras relacionadas con las matemáticas. Los científicos no pueden afirmar con seguridad cuántos niños y adultos tienen discalculia. En parte es debido a que diferentes investigadores usan diferentes criterios para diagnosticar las dificultades matemáticas severas. No hay una base de datos centralizada para la investigación sobre la discalculia. Eso dificulta estimar cuántas personas la tienen. Un estimado del 6 al 7 por ciento de los estudiantes de primaria en nuestro país podrían tener discalculia. No es inusual que los niños tengan más de una dificultad de aprendizaje. De hecho, los niños con un trastorno de lectura también tienen un desempeño deficiente en matemáticas. Y los niños con una discapacidad de las matemáticas tienen un desempeño deficiente en lectura. La buena noticia es que todos estos niños pueden destacarse en otras áreas.
¿Qué causa la discalculia?
Los investigadores no saben con exactitud qué causa la discalculia, pero han identificado ciertos factores que indican que es una condición cerebral. Estas son algunas de las posibles causas de la discalculia: Genes y herencia: Los estudios muestran que algunas familias están más predispuestas a la discalculia. Los investigadores descubrieron que los niños con discalculia frecuentemente tienen un padre o un hermano con dificultades similares. Por lo tanto, la discalculia puede ser genética. Desarrollo cerebral: En la actualidad, hay investigadores que están usando herramientas modernas de imágenes cerebrales para estudiar el cerebro de personas con y sin dificultades con las matemáticas. Lo que aprendamos de ese estudio nos ayudará a entender cómo ayudar a los niños con discalculia. El estudio también encontró diferencias en la superficie, grosor y volúmen de ciertas áreas del cerebro. Esas áreas están relacionadas con el aprendizaje y la memoria, con la planificación y la supervisión de tareas y con recordar datos matemáticos. La discalculia ha sido vinculada con la exposición al alcohol en el útero. El nacimiento prematuro y con bajo peso puede que también tengan un rol en la discalculia. Los estudios muestran que lesiones en ciertas partes del cerebro pueden resultar en lo que los investigadores llaman “discalculia adquirida”. En los niños con discalculia no está claro cuánto de sus diferencias cerebrales son causadas por la genética y cuánto por sus experiencias. Los investigadores están tratando de determinar si ciertas intervenciones para la discalculia pueden “reconectar” el cerebro de los niños con discalculia y así facilitar el aprendizaje de las matemáticas. Este concepto es conocido como “neuroplasticidad” y se ha visto que funciona en personas con dislexia.
¿Cuáles son los síntomas de la discalculia?
La discalculia incluye diferentes clases de dificultades con las matemáticas. Los síntomas de su hijo puede que no sean exactamente iguales a los de otro niño. Observar a su hijo y tomar notas para discutirlas con maestros y médicos es una buena manera de encontrar las mejores estrategias y apoyos para su hijo. Los síntomas de la discalculia varían según la edad, y tienden ser más aparentes a medida que los niños crecen. Pero esta condición se puede detectar tan temprano como a nivel de preescolar. Aquí tiene una lista de lo que podría observar:
- Signos de alerta de la discalculia en la educación Inicial.
- Tiene problemas para aprender a contar, especialmente cuando debe asignar un número a cada objeto perteneciente a un grupo.
- Tiene problemas reconociendo los símbolos que representan a los números, como hacer la conexión entre “7” y la palabra siete.
- Le resulta difícil conectar un número a una situación real, como saber que “3” se puede aplicar a cualquier grupo que tenga tres cosas: 3 galletas, 3 carros, 3 niños, etc.
- Tiene problemas recordando números y omite números mucho tiempo después que niños de su misma edad ya cuentan números y los recuerdan en el orden correcto.
- Se le dificulta reconocer patrones y clasificar los objetos por tamaño, forma y color.
- Evita juegos populares como Monopolio porque usan números, requieren contar y otros conceptos matemáticos.
- Le cuesta reconocer números y símbolos.
- Tiene dificultad aprendiendo y recordando datos matemáticos básicos, como 2 + 4 = 6
- Tiene dificultad identificando +, ‒ y otros signos, y no puede usarlos correctamente.
- Puede que utilice los dedos para contar en vez de métodos más sofisticados.
- Le cuesta escribir dígitos numéricos claramente y colocarlos en la columna correcta.
- Tiene dificultad en idear un plan para resolver un problema matemático Tiene problemas para entender palabras relacionadas con las matemáticas, como más grande que y menor que.
- Tiene problemas diferenciando la derecha de la izquierda y su sentido de orientación es deficiente.
- Tiene dificultad recordando números de teléfono y los resultados de un juego deportivo.
- Tiene dificultad aplicando los conceptos matemáticos a la vida diaria, incluyendo asuntos de dinero cómo estimar el costo total, dar el cambio exacto y calcular una propina.
- Tiene problemas midiendo cosas, como los ingredientes de una receta.
- Tiene dificultad para encontrar una dirección y teme perderse.
- Le cuesta entender la información presentada en gráficos y mapas.
- Tiene dificultad para encontrar resolver el mismo problema de matemáticas de maneras diferentes.
- Se siente inseguro en actividades que requieren estimar velocidad y distancia, como practicar deportes y aprender a conducir.
¿Qué habilidades se ven afectadas por la discalculia?
La discalculia afecta más que la habilidad de su hijo para manejar la clase de matemáticas y la tarea escolar. Las destrezas y conceptos matemáticos son utilizados en todos lados, en la cocina, el parque, el trabajo. Es comprensible que le preocupe el impacto de la discalculia a largo plazo en la vida de su hijo. Pero una vez que identifica las limitaciones de su hijo, puede encontrar maneras de esquivarlas desarrollando fortalezas. Estas son algunas destrezas y actividades diarias que puede que se le hagan difíciles a su hijo.
- Destrezas sociales: El fallo constante en la clase de matemáticas puede hacerle creer que el fracaso será también inevitable en otras áreas. La baja autoestima puede afectar la disposición de su hijo para hacer amigos nuevos o participar en actividades después de la escuela. Puede que también evite participar en deportes y juegos que requieren usar las matemáticas y llevar la cuenta de los resultados.
- Sentido de la orientación: Su hijo puede tener problemas para diferenciar la izquierda de la derecha y, por lo tanto, para llegar a un lugar leyendo mapas o siguiendo direcciones. Algunos chicos con discalculia no pueden imaginarse las cosas. ¿Tiene su hijo problemas para imaginarse cómo se ve un edificio u otro objeto tridimensional desde otro ángulo? Si así fuera, podría preocuparle perderse cuando cambia de clase, monta la bicicleta o conduce un carro.
- Coordinación física: La discalculia puede afectar cómo el cerebro y los ojos trabajan en conjunto. Así que su hijo podría tener problema para estimar la distancia entre objetos. Podría parecer torpe comparado con otros chicos de la misma edad.
- Manejo del dinero: La discalculia puede dificultar atenerse a un presupuesto, balancear una chequera y estimar costos. También puede hacer difícil calcular una propina y dar el cambio exacto.
- Manejo del tiempo: La discalculia puede afectar la habilidad de medir cantidades, inclusive las unidades de tiempo. Su hijo puede que sea incapaz de estimar cuán largo es un minuto o cuánto tiempo ha pasado. Esto dificulta seguir un horario.
- Otras destrezas: Los chicos pueden tener problemas para calcular cuánto de un ingrediente deben usar en una receta. También pueden tener dificultades para estimar cuán rápido se está moviendo un carro y a que distancia está.
¿Cómo se diagnóstica la discalculia?
Si su hijo está teniendo problemas con las matemáticas, sería buena idea descubrir exactamente lo que está pasando para que usted y los maestros encuentren la manera de ayudarlo. Se ha investigado menos sobre la discalculia que sobre otras dificultades de aprendizaje, lo que complica la identificación del problema. Afortunadamente, hay mucho que puede hacer para facilitar el proceso. Usted y los maestros de su hijo pueden hablar y tomar notas acerca del tipo de cosas que a su hijo le cuesta entender o hacer. Esas notas son muy útiles cuando tenga que hablar con el médico de su hijo o cualquier otro profesional de la salud. No hay un test específico para discalculia. Esto significa que obtener un diagnóstico implica varios pasos:
Paso 1: Obtener un examen médico. Un examen médico no es tan serio como suena. Es solamente usted, su hijo y el pediatra hablando de lo que le preocupa. Juntos harán un plan para ver si hay alguna otra condición médica que está contribuyendo a las dificultades de aprendizaje de su hijo. Las dificultades con las matemáticas son comunes en niños con ciertos desórdenes genéticos, en niños que fueron prematuros y pequeños al nacer y en los que tienen TDAH. Si su hijo tiene TDAH, puede ser difícil saber si sus dificultades con las matemáticas son causadas por la discalculia, el TDAH o por ambas. Parte del examen inicial puede hacerse en la oficina del pediatra. El médico podría referirlo a un especialista como un neurólogo o un psicólogo educativo para un evaluación más completa. Una vez que los especialistas hayan identificado o descartado problemas médicos, usted puede dar el próximo paso.
Paso 2: Buscar un profesional de la educación. Busque a un profesional capacitado en pruebas que determinen con qué habilidades matemáticas tiene problemas su hijo. Puede ser un psicólogo escolar, un psicólogo privado u otro profesional. Si no le han dado una referencia para un profesional, usted puede pedir una. Esto es importante porque, aunque su hijo tenga otra condición como por ejemplo el TDAH, también podría tener discalculia. Saber qué síntomas corresponden a cada condición puede facilitar encontrar las estrategias más adecuadas para su hijo. EL psicólogo le hablará sobre las dificultades que usted ha estado observando y revisará los registros médicos y escolares de su hijo. También podría pedirle a su hijo que: Cuente puntos. Algunas pruebas para la discalculia, que he desarrollado en el colegio es que cuenten de atrás hacia adelante. Hagan ejercicios que requieren escribir y hablar. No deje que la palabra “neuropsicológico” lo asuste. Simplemente significa pruebas que dan los profesionales, es una idea más clara sobre cómo el cerebro de su hijo piensa y entiende las matemáticas. Copie formas o las dibuje de memoria. Diferentes herramientas de evaluación pueden indicar como su hijo ve y entiende las formas. Si, por ejemplo, su hijo tiene un bloque rectangular enfrente de él pero no puede seleccionar una tarjeta que muestra la imagen del mismo bloque desde un ángulo diferente, puede indicar problemas con sus habilidades visoespaciales. Lo observarán en clase. Muchos profesionales querrán ver cómo su hijo interactúa con conceptos matemáticos en situaciones diarias. Pregunte al especialista si observará a su hijo en el salón de clases. Siempre es buena idea preparar a su hijo para su sesión con el psicólogo académico. Podría decirle que el especialista va a jugar con él. Asegúrele que no va a recibir una calificación ”buena” o “mala”. El especialista sólo quiere conocerlo mejor. Si el profesional planea observar a su hijo en la escuela, consulte con él y el maestro cómo se le explicará a su hijo y a los compañeros de clase. Una preparación adecuada puede ayudar a que su hijo esté relajado y actúe de manera natural.
Paso 3: Reunir todas las piezas. Después de examinar a su hijo, el psicólogo y el pediatra revisarán toda la información recogida. Algunos psicólogos podrían darle una opinión informal enseguida, otros esperan los resultados de las pruebas. Si el psicólogo decide esperar, pregúntele en cuánto tiempo estará listo el reporte oficial. Considere hacer una cita para revisar los resultados. Hacer una cita con anticipación puede ayudar a que el reporte esté listo en el tiempo estipulado.
¿Cómo pueden ayudar los profesionales con la discalculia?
La discalculia no es tan bien conocida como otras dificultades de aprendizaje como la dislexia. Usted deberá ser persistente para lograr que los médicos y la escuela revisen más detalladamente las dificultades de su hijo con las matemáticas. Estas son las personas que pueden ayudar:
- Los maestros de su hijo: Si su hijo han sido diagnosticado con discalculia y califica para los servicios de educación especial, usted y la escuela pueden elaborar un plan de apoyo y adaptaciones. Estas pueden incluir darle más tiempo en las pruebas o permitirle usar una calculadora. Pero aunque no esté diagnosticado, la escuela de su hijo puede hacer varias cosas para ayudarlo a progresar. Contar con la ayuda del maestro de su hijo es un paso muy importante. Haga una cita para discutir sus preocupaciones mutuas. Pregúntele al maestro si está dispuesto a llevar un diario sobre cómo su hijo responde a las diferentes estrategias o a las actividades relacionadas con matemáticas. Usted puede hacer lo mismo en la casa y comparar notas. Estas son algunas de las estrategias más comunes que los maestros usan para ayudar a los niños con discalculia:
- Usar ejemplos concretos que conectan las matemáticas con la vida real para fortalecer el entendimiento de los números. Por ejemplo: clasificar botones u otros objetos familiares. Usar ayudas visuales al resolver problemas incluyendo dibujar o mover objetos físicos, que los maestros llaman “manipulativos”.
- Asignar una cantidad manejable de trabajo para que su hijo no se sienta sobrecargado.
- Revisar una destreza reciéntemente aprendida antes de continuar con una nueva y explicar cómo ambas están relacionadas.
- Supervisar el trabajo y alentar a su hijo a que explique cómo se resuelve el problema. Esto asegura que se estén usando las reglas y fórmulas matemáticas correctas.
- Dividir las lecciones en partes pequeñas que fácilmente muestren cómo las diferentes destrezas se relacionan con el nuevo concepto. Los maestros llaman a este proceso “fragmentación”.
- Permitir que su hijo use papel cuadriculado para ayudarlo a alinear los números.
- Usar un pedazo de papel para cubrir la mayor parte de lo que aparece en el examen de matemáticas para que su hijo pueda concentrarse en un ejercicio a la vez.
- Participar en juegos matemáticos para que su hijo se divierta y se sienta más cómodo con las matemáticas.
- Dare más tiempo para terminar un examen o contestar menos preguntas del examen.
- Usar una calculadora en la clase.
¿Qué puede hacer en la casa para ayudar con la discalculia?
Criar a un niño con discalculia puede ser un reto, especialmente si usted nunca se sintió hábil para las matemáticas. Pero no tiene que ser un experto. A continuación encontrará diferentes maneras para ayudar a mejorar la habilidad de su hijo para trabajar con números. Mejorar su destreza en matemáticas puede mejorar su autoestima y su resistencia. Tenga en cuenta que todos los niños (y las familias) son diferentes. Tendrá que probar y errar hasta que descubra qué es lo que le funciona a usted y a su hijo. Encontrar las estrategias adecuadas y ver el progreso puede aumentar confianza de todos. No se asuste si al principio las estrategias que intenta no son efectivas. Puede que necesite probar diferentes enfoques hasta descubrir lo que funciona mejor para su hijo. Estas son algunas cosas que puede probar en la casa:
- Aprenda lo más que pueda. Entender la naturaleza de la discalculia es un buen primer paso a ayudar a su hijo a desarrollar las habilidades relacionadas con las matemáticas.
- Déjele saber que usted entiende por lo que está pasando y que no piensa que es un holgazán, sin motivación o que no es inteligente. Esto le puede dar la motivación que necesita para seguir trabajando en ese difícil problema de matemáticas. También puede reducir la ansiedad o esos sentimientos de inferioridad que puede estar experimentando.
- Practique juegos matemáticos.
- Practicar conceptos numéricos puede mejorar las habilidades y reducir la ansiedad en la escuela.
- Use objetos de su casa como juguetes, uvas o pares de calcetines tan frecuente como pueda para ayudarle a relacionar los números con las actividades diarias.
- Trate de no insistir ni forzar a su hijo a participar en esos juegos ya que podría aumentar su ansiedad. Los niños aprenden más fácilmente cuando están contentos y relajados.
- Cree un lugar especial para la tarea. Ayude a su hijo a ser más productivo al hacer la tarea escolar proporcionándole un lugar que sea lo más tranquilo y sin distracciones como sea posible. También puede ayudarlo dividiendo la tarea en partes más pequeñas y manejables, como por ejemplo, hacer 5 problemas de matemáticas y luego descansar antes de continuar con otros 5.
- Ayúdelo a familiarizarse con la calculadora. Para los niños que tienen problemas para recordar datos matemáticos básicos, una calculadora puede ayudarlos a concentrarse en el razonamiento y la resolución de problemas. Estas destrezas son muy valiosas en el lugar de trabajo donde usar una calculadora no significa hacer trampa.
- Identifique las fortalezas de su hijo y utilízelas para mejorar (o evitar) sus limitaciones, esto ayudará a mejorar su autoestima y su resistencia a la frustración.
- Ayude a su hijo a darse cuenta del paso del tiempo. Ya sea una mano en el hombro, unas palabras clave o la alarma de un teléfono celular, tenga un sistema para anunciarle a su hijo que tiene problemas para administrar el tiempo, cuando es el momento de comenzar su próxima actividad.
- Experimente lo que se siente. Use a través de los ojos de su hijo para experimentar lo que se siente tener discalculia. Reconocer que entiende lo que su hijo está experimentando es otra manera de mejorar la confianza en sí mismo.
- Esté motivado. Déjele saber cuando está haciendo un buen trabajo. Elogiar el esfuerzo y los logros de su hijo puede ayudarlo a sentirse querido y respaldado. También puede darle confianza para que se esfuerce más en desarrollar sus destrezas y motivarlo a intentar cosas nuevas.
La Disgrafia
Probablemente ha escuchado hablar mucho de las dificultades de aprendizaje y de atención como la dislexia y el TDAH. Pero es probable que no haya escuchado mucho acerca de la disgrafía. Si su hijo tiene problemas para expresarse por escrito, usted podría querer aprender más acerca de esta condición. Las dificultades con la escritura son comunes entre los niños y pueden provenir de una variedad de dificultades de aprendizaje y de atención. Si sabe a qué prestar atención, entonces podrá estar preparado para obtener la ayuda que su hijo necesita. No hay cura o un arreglo fácil para la disgrafía, pero hay estrategias y terapias que pueden ayudar a que un niño mejore su escritura. Esto pude ayudarle a progresar en la escuela y en cualquier otro lugar donde tenga que expresarse por sí mismo a través de la escritura.
¿Qué es disgrafía?
La disgrafía es una condición que causa dificultad con la expresión escrita. El término viene de las palabras griegas dys (“impedido”) y grafía (“hacer forma de letras a mano”). La disgrafía es una dificultad que se basa en el cerebro y no es el resultado de que un niño sea perezoso. Para muchos niños con disgrafía el simple hecho de sostener un lápiz y organizar las letras en una línea es muy difícil. La escritura a mano de estos niños tiende a ser desordenada. Muchos batallan con el deletreo, la ortografía y para poner sus ideas en un papel. Estas y otras tareas de escritura, como poner las ideas en un lenguaje organizado, almacenarlas en la memoria y luego utilizarlas, podrían agregarse a la batalla de la expresión escrita. Los profesionales podrían usar diferentes términos para describir las dificultades con la expresión escrita. El Manual Diagnóstico y Estadística de los Trastornos Mentales-5 (DSM-5, por sus siglas en inglés) no utiliza el término disgrafía, pero sí utiliza la frase “impedimento en la expresión escrita” bajo la categoría de “trastorno específico del aprendizaje”. Este es el término utilizado por la mayoría de los médicos y psicólogos. Algunos psicólogos escolares y maestros utilizan el término disgrafía como una manera corta para hablar de los “trastornos de las expresiones escritas”. Para calificar para los servicios de educación especial, un niño debe tener una dificultad nombrada o descrita en la Ley para la Educación de los Individuos con Discapacidades (IDEA, por sus siglas en inglés). A pesar de que IDEA no utiliza el término de “disgrafía”, sí lo describe bajo la categoría de “discapacidad de aprendizaje específica”. Esto incluye las dificultades con la comprensión o el uso del lenguaje (hablado o escrito) que dificulta escuchar, pensar, hablar, leer, escribir, deletrear o, incluso, hacer cálculos matemáticos. Cualquiera que sea la definición utilizada es importante entender que la escritura lenta o desordenada no es necesariamente un signo de que su hijo no esté tratando lo mejor que él puede. La escritura requiere un conjunto complejo de habilidades motoras finas y del procesamiento del lenguaje. Para los niños con disgrafía, el proceso de escribir es más complicado y más lento. Sin ayuda, un niño con disgrafía podría tener dificultades en todas las actividades de la escuela.
¿Qué tan común es la disgrafía?
La disgrafía no es un término familiar, pero los síntomas de la disgrafía no son raros, especialmente en los niños pequeños que están comenzando a aprender a escribir. Si un niño continúa batallando con la escritura, a pesar de mucha práctica y ejercicios de corrección, sería buena idea mirar más de cerca para ver si la disgrafía es la causa.
¿Cuáles son las causas de la disgrafía?
Los expertos no están seguros cuáles son las causas de la disgrafía y de otras dificultades con la expresión escrita. Normalmente, el cerebro toma la información a través de los sentidos y los almacena para usarlos más tarde. Antes que una persona comience a escribir, él rescata la información de su memoria a corto o a largo plazo y la organiza para comenzar a escribir. En una persona con disgrafía, los expertos creen que uno o ambos de los siguientes pasos en el proceso de la escritura se descarrilan: La organización de la información que está guardada en la memoria Plasmar las palabras en el papel escribiéndolas a mano o con un teclado Esto resulta en un producto escrito que es difícil de leer y lleno de errores. Y lo más importante, esto no tiene nada que ver con lo que el niño sabe y con lo que él intentó escribir. La memoria funcional podría también tener un rol en la disgrafía. Un niño podría tener dificultad con lo que se llama la “codificación ortográfica”. Esta es una habilidad que almacena las palabras escritas que no son familiares en la memoria funcional. Como resultado, el niño podría tener problemas para recordar cómo escribir a mano o escribir una letra o una palabra. También se cree que pudiera haber un enlace genético cuando la disgrafía se repite en las familias.
¿Cuáles son los síntomas de la disgrafía?
Los síntomas de la disgrafía caen en seis categorías: visual espacial, motora fina, procesamiento del lenguaje, deletreo/escritura a mano, gramática y organización del lenguaje. Un niño podría tener disgrafía si sus habilidades para escribir se retrasan comparado con los compañeros de clase y, además, presenta por lo menos algunos de los siguientes síntomas:
- Tiene problemas con la discriminación de las formas y el espacio entre letras.
- Tiene problemas para organizar las palabras en la página, de izquierda a derecha.
- Escribe las letras que van en todas las direcciones, y las letras y palabras que van juntas en la página.
- Tiene problemas para escribir sobre una línea y dentro de los márgenes.
- Tiene problemas para leer mapas, dibujar o reproducir formas.
- Copia los textos lentamente.
- Tiene problemas para sostener un lápiz correctamente, hacer trazos, cortar la comida, atarse los cordones de los zapatos, armar rompecabezas, escribir mensajes de texto y usar un teclado de computadora.
- Es incapaz de utilizar las tijeras bien o colorear dentro de las líneas.
- Cuando escribe, mantiene su muñeca, brazo, cuerpo o el papel en posiciones raras y extrañas.
- Tiene problemas para poner las ideas en papel.
- Tiene problemas para entender las reglas de los juegos - Tiene problemas para seguir direcciones.
- Le cuesta trabajo entender las reglas del deletreo y de la ortografía.
- Tiene problemas para decir si una palabra está mal escrita.
- Puede deletrear correctamente en forma oral, pero comete errores por escrito.
- Deletrea las palabras incorrectamente y de diferentes maneras.
- Tiene problemas para utilizar un verificador de ortografía y, cuando lo hace, no puede reconocer la palabra correcta.
- Mezcla letras mayúsculas y minúsculas.
- Mezcla cursivas y letra de imprenta.
- Tiene problemas para leer su propia escritura.
- Evita escribir.
- Borra mucho.
- Tiene problemas gramáticales y de usos de palabras, no sabe cómo usar la puntuación.
- Usa demasiado las comas y mezcla los tiempos de verbo.
- No comienza las oraciones con una letra mayúscula.
Los síntomas de la disgrafía varían dependiendo de la edad del niño. Los signos, por lo general, aparecen cuando los niños están aprendiendo a escribir. Niños preescolares, podrían dudar en escribir y dibujar, y decir que ellos odian colorear. Niños de edad escolar, podrían tener una escritura a mano ilegible, que a su vez, podría estar mezclada en el uso de letra cursiva e imprenta. Ellos podrían tener problemas para escribir sobre la línea y podrían hacer letras que son disparejas en medida y en altura. Algunos niños también podrían necesitar decir las palabras en voz alta cuando escriben o tener problemas para poner sus pensamientos en papel. Adolescentes, podrían escribir en oraciones simples. Su escritura podría tener errores gramaticales en mayor cantidad que otros niños de su misma edad.
¿Qué habilidades están afectadas por la disgrafía?
El impacto de la disgrafía en el desarrollo de un niño varía, dependiendo de los síntomas y de su severidad. Estas son algunas áreas comunes problemáticas para los niños con disgrafía:
- Académica: Los chicos con disgrafía pueden retrasarse en el trabajo escolar porque les toma mucho tiempo escribir. Tomar notas es un desafío. Podrían sentirse desalentados y evitar escribir las tareas.
- Habilidades básicas de la vida: Las habilidades motoras finas de algunos niños son limitadas. Se les hacen difíciles las tareas de todos los días, tales como abotonarse una camisa y hacer una lista simple.
- Social-emocional: Los niños con disgrafía podrían sentirse frustrados o ansiosos acerca de los retos académicos y de sus vidas. Si ellos no han sido identificados, los maestros podrían criticarlos por ser “perezosos” o “desorganizados.” Esto podría agregar aún más estrés. La autoestima baja, frustración y sus problemas de comunicación pueden hacer aún más difícil socializar con otros niños. Aunque la disgrafía es una condición para toda la vida, hay muchas estrategias y herramientas ya probadas que pueden ayudar a los niños con disgrafía a mejorar sus habilidades de escritura.
¿Cómo es diagnosticada la disgrafía?
Los signos de disgrafía, por lo general, aparecen temprano en la escuela primaria. Sin embargo, los signos podrían no ser evidentes hasta la etapa de la escuela media o más tarde. Algunas veces, los signos pasan desapercibidos por completo. Como ocurre con las dificultades de aprendizaje y de atención, cuanto antes se reconozcan los signos de disgrafía y se atiendan, será mejor. La disgrafía es, por lo general, identificada por los psicólogos con licencia (incluyendo a los psicólogos escolares), quienes se especializan en las dificultades de aprendizaje. Ellos le darán a su hijo una evaluación académica y pruebas escritas. Estas prueba evaluativas van a medir las habilidades motoras finas y la producción de expresiones escritas. Durante la evaluación, el profesional podría pedir a su hijo que escriba unas oraciones y que copie un texto. Ellos medirán, no solamente el producto terminado de su hijo, sino también su proceso de escritura. Esto va a incluir su postura, su posición, cómo toma el lápiz, la fatiga y si hay signos de calambres. El evaluador podría también evaluar la velocidad de sus habilidades motoras finas, con derivación del dedo y girando la muñeca. Los maestros de educación especial y los psicólogos escolares pueden ayudar a determinar el impacto emocional o académico que esta condición pudiera estar teniendo en su hijo.
¿Cuáles son las condiciones asociadas con la disgrafía? Muchos niños con disgrafía tienen también otras dificultades de aprendizaje. Estas condiciones, las cuales también pueden afectar la expresión escrita, incluyen:
- Dislexia: Esta dificultad del aprendizaje hace difícil la lectura. La dislexia también puede hacer que la escritura y el deletreo sean un desafío. Infórmese más sobre las diferencias entre disgrafía y dislexia.
- Trastornos del lenguaje: Los trastornos del lenguaje pueden causar una variedad de problemas con el lenguaje escrito y el hablado. Los niños podrían tener problemas aprendiendo palabras nuevas, usando correctamente la gramática, y poniendo sus pensamientos en palabras.
- Trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH): El TDAH causa problemas con la atención, la impulsividad y la hiperactividad.
- Dispraxia: La dispraxia es una condición que causa una coordinación física limitada al igual que las habilidades motoras. Podría causar problemas con las habilidades motoras finas, las cuales afectan las tareas físicas de escribir y usar el teclado. Infórmese acerca de diferencias entre dispraxia y disgrafía.
¿Cómo pueden ayudar los profesionales con la disgrafía? Si un niño no progresa, podría recibir educación intensiva individual. Hay muchas maneras de ayudar a un niño con disgrafía. Algunos niños, podrían practicar el copiado de letras utilizando papel con líneas marcadas en otro color o con relevancia para ayudarles a escribir en líneas derechas. Un terapeuta ocupacional podría proveer los ejercicios para aumentar la fortaleza muscular y la destreza, e incrementar la coordinación mano–ojo. No hay medicación para tratar la disgrafía. Sin embargo, los niños quienes tienen TDAH, algunas veces encuentran que la medicación para el TDAH alivia los síntomas de la disgrafía.
¿Qué se puede hacer en el hogar por la disgrafía?
Hay muchas cosas que usted puede hacer en su hogar para ayudar a su hijo con la disgrafía. Estas son algunas estrategias para que usted considere. Observe y tome notas. Tomar notas acerca de las dificultades para escribir de su hijo (incluyendo cuándo ocurren) va a ayudar a encontrar los patrones y los desencadenantes. Luego, usted puede desarrollar estrategias para trabajar alrededor de ellas. Sus notas serán útiles cuando usted hable con el doctor, los maestros y con cualquier otro profesional que esté ayudando a su hijo. Enseñe a su hijo ejercicios de pre-calentamiento para prepararse a escribir. Antes de escribir (o incluso cuando se toma un descanso de escribir), su hijo puede hacer algunos ejercicios para aliviar el estrés. Él podría agitar sus manos o refregarlas entre sí con el fin de aliviar la tensión. Hagan juegos que fortalezcan las habilidades motoras. Jugar con plastilina fortalece los músculos de la mano. Apretar una bola de goma puede mejorar los músculos de las muñecas y las manos, así como también, la coordinación. Es mejor no tratar muchas estrategias de una sola vez. En vez de esto, pruebe las estrategias de a una, así usted puede saber cuál es la que funciona o la que no funciona. Elogie a su hijo por el esfuerzo y por sus logros. Esto puede motivarle a continuar trabajando para construir y mejorar sus habilidades. Muchos niños superan y trabajan alrededor de sus dificultades para escribir. Con ayuda su hijo también podrá mejorar.
¿Qué puede hacer el camino más fácil?
Ya sea que usted recién esté comenzando a aprender acerca de la disgrafía, o ya conozca del tema, si su hijo no ha sido identificado con disgrafía, considere que sea evaluado por la escuela o por un profesional fuera de la escuela. Conocer qué clase de dificultad tiene su hijo es el primer paso hacia obtener la mejor ayuda para él. Solicite una evaluación. Si encuentran que su hijo tiene disgrafía, conéctese con otras familias. Recuerde que usted no está solo. Obtenga consejos de los expertos. Utilice el Entrenamiento para padres para ayudarle a navegar las dificultades de conducta y las emocionales a lo largo del camino. La dificultad con la escritura no necesita retrasar a su hijo. Explore y experimente con diferentes herramientas y estrategias. Eventualmente, usted encontrará las maneras de ayudar a su hijo a tener éxito.