domingo, 21 de diciembre de 2014

7 consejos para fortalecer la Autoestima en el aula

La autoestima es un ingrediente imprescindible para lograr tener una educación emocional sana y completa. Modela la forma en que las personas se ven a sí mismas, e influye en todas las áreas de la vida, ¿cómo no trabajarla también en nuestras clases? 
Fortaleciendo la autoestima de nuestros estudiantes logramos que en el futuro lleguen a ser personas seguras, que sean capaces de mostrar sus mejores habilidades y sacar lo mejor de sí mismos. Para ello, te traemos algunas propuestas para ayudarte a conseguirlo, ¡lo mejor es que puedes empezar a ponerlas en práctica desde hoy mismo!:
1.Utiliza siempre frases motivadoras: Es muy importante felicitar siempre por el trabajo bien hecho, dar muestras de aprecio, y elogiar los aspectos más positivos de cada uno. Y si necesitas hacer una crítica, recuerda que debe ser siempre una crítica constructiva. ¿Te apetece empezar con una actividad en la que reflexionéis juntos sobre 15 frases para aumentar la autoestima?
2.Ponles retos: Las responsabilidades contribuyen a la autoestima, ya que les hace pensar que son capaces de realizar diferentes actividades y cumplir los objetivos, sintiéndose útiles e importantes. Los retos, eso sí, deben ser adecuados a su edad y capacidades. ¡Y no olvides ayudarles a superar la frustración si no llegan a conseguirlo!
3.Si hace algo negativo: En ese caso, es básico criticar el hecho, y no al estudiante. Decir “eres un vago”, “no trabajas” o “no entiendes nada” solo contribuye a etiquetar al niño y hacer que asimile las críticas como cualidades de sí mismo y, por tanto, las que le definen.
4.Trabaja su autoconocimiento: Ayudarles a conocerse bien a sí mismos les permitirá conocer sus puntos negativos y positivos, además de a potenciar los buenos e intentar mejorar los malos.
5.No hay errores, solo ocasiones de seguir aprendiendo: Es necesario también enseñarles a superar la frustración, a ser capaces de levantarse después de que no salgan las cosas como lo esperaban, a perder el miedo al fracaso. ¡Los miedos únicamente paralizan!
6.Cree en ellos: Solo así ellos serán también capaces de creer en ellos mismo. Transmíteles la capacidad de creer en sus sueños y así podrán conseguir todo aquello que se propongan .
7.Mejora tu propia autoestima: Lo dejamos para el final, porque quizá es uno de los consejos más difíciles. Sin embargo, es obvio que, si no conseguimos primero vernos positivamente a nosotros mismos, será casi imposible lograrlo con los demás.

sábado, 20 de diciembre de 2014

10 Consejos para estudiantes

1.Averigua tu estilo de Aprendizaje. Afortunadamente, no todos aprendemos igual. Algunos aprendemos mejor de forma visual, otros de forma auditiva y otros haciendo y experimentando. Es fácil saber cuál es tu estilo fijándote un poco en lo que haces en tu vida diaria o hablando con alguien que sepa del tema.
2.Averigua qué te funciona mejor según tu estilo. Por ejemplo, si eres del tipo cinestésico (necesita hacer y experimentar), te será más útil estudiar dándote paseos por la habitación que estando quieto. Si eres auditivo, te será útil recitar los temas, estudiar con otro compañero, etc,…gota
3.Método. Aunque parezca obvio, tener un método para cualquier cosa, nos permite ganar en eficacia, en tiempo, y en reducir enormemente la energía física y mental que gastamos. Tener un buen método de análisis de la información (lectura, subrayado, esquemas, mapas mentales), va a mejorar nuestra comprensión lectora y favorecer que los contenidos se instalen en la memoria. Lo mejor es que te lo enseñe un experto en la materia.
4.Aprende un método sencillo de subrayado. Como suele ocurrir, aquí hay variedad de opiniones: con varios colores, con dos, con uno, con rotuladores, fosforitos, bolígrafos, lápices,…..Lo ideal es que cada uno encuentre el estilo que más le conviene. Pero no debemos olvidar que el subrayado sólo debe ser una guía visual de las palabras clave del texto. Como tal, la técnica debería ser lo más sencilla y visual posible. Nuestra recomendación: bolígrafo verde y crear técnicas distintas para distintos tipos de ideas (principales, secundarias, etc,….). Ejemplo: palabras clave principales en un cuadro y secundarias subrayadas con una raya.
5.Gestión del tiempo. Trucos: exprime el tiempo al máximo. Haz las cosas con el mínimo tiempo posible para concentrar esfuerzos. La agenda se convierte en elemento fundamental en el que detallamos todos nuestros futuros pasos, especificando qué temas vamos a estudiar, cuándo repasar, etc,….Ritmo ideal: estudio media hora y descanso 5 minutos.
6.Lectura. Con unas sencillas técnicas de lectura rápida se consiguen varias cosas: leer más rápido, comprender mejor, y en consecuencia, ir cogiéndole gusto a la lectura. Esto puede marcar toda la diferencia.
7.Memoria. No es cuestión de tener mejor o peor memoria. Se trata de conocer unas técnicas que, si se aprenden y usan correctamente, puedo funcionar como un superordenador sin darme cuenta.
8.Atención y concentración. Aquí también podemos aprender sencillos ejercicios para mejorarlas, así como para relajarnos y afrontar el stress ante los estudios y los exámenes. Los orientales tienen una sencilla técnica que consiste en mirar fijamente una vela durante unos minutos.
9.Trabaja tus creencias. A veces nosotros mismos somos nuestro peor enemigo. Detectar y trabajar los pensamientos negativos que a veces tenemos (“no valgo”, “tengo que ser el mejor”, “no merezco el éxito”, etc,……) puede marcar un antes y un después en nuestra vida, librándonos de una fuerte carga de ansiedad.
10.Sé tu propio juez. Superar esas creencias limitantes, debería llevarte en definitiva a ser tú el el juez y el promotor de tu propia vida y de tus decisiones. Deja de compararte con otros y de ser víctima de las expectativas que los demás ponen sobre ti, sean buenas o malas.

Las rubricas de evaluacion

La rúbrica es un instrumento (con buenos niveles de precisión) que nos ayuda como maestros a valorar los aprendizajes de nuestros alumnos. En un sentido práctico, la rúbrica es una tabla que permite desglosar los niveles de desempeño de los estudiantes en relación a un aspecto determinado utilizando para ello criterios específicos de rendimiento. Puede que hasta aquí pueda parecer algo complicado, sin embargo su importancia en el proceso enseñanza-aprendizaje es clave.
Pero ¿Por qué es tan importante la rúbrica?.
Imaginemos por un momento que el profesor nos ha pedido como trabajo final de unidad, elaborar un informe y unas diapositivas sobre el aparato digestivo humano, facilitándonos para tal fin una lista con los contenidos que deben tomarse en cuenta. En este escenario clásico, la lógica puede llevarnos a suponer que cubriendo todos los puntos de la lista y construyendo unas diapositivas que incluya algunos textos y elementos gráficos debería bastar para lograr una calificación respetable. Finalmente llega el día de la presentación y luego de entregar el informe (conteniendo todos los puntos de la lista) y presentar las diapositivas (incluyendo textos e imágenes), el profesor termina aplicando una calificación de regular para abajo, digamos en escala vigesimal un 12.
Como seguro a muchos nos ha pasado, luego de escuchar la calificación hemos pedido acercarnos al escritorio del profesor para pedirle que por favor, nos explique la razón de tan baja calificación. Hecha la consulta, el profesor procede a explicar las razones que lo llevaron a aplicar dicha calificación (y que hasta ese momento era un secreto para todos). “No debiste redactar el texto del informe a espacio simple”, “hubiese sido mejor que incluyeras videos en las diapositivas en lugar de solo texto e imágenes”, “los contenidos no son lo suficientemente profundos”, “el número de diapositivas resultaron insuficientes”, “debiste encuadernar el informe”, “Debió incluir conclusiones aunque no lo indique en la lista de contenidos”, etc, etc. Quienes hemos vivido este tipo de experiencias sabemos que cuando el profesor requiere justificar una calificación argumentos no faltarán. Finalmente ante tal avalancha de razones optamos por retirarnos en muchos casos sintiendo que nuestros esfuerzos fueron poco valorados, y lo que es peor, sin terminar de entender lo que pasó.
Pero, ¿Por qué se suscitan este tipo de situaciones durante las evaluaciones?, ¿Es que el alumno no la tuvo clara desde un principio?, ¿El profesor tampoco?, ¿Será que el alumno es mediocre?, ¿El profesor no acepta que el alumno deje la impresión que sabe mas que él y necesita “bajarlo”?, ¿Será que el alumno no goza de la simpatía del profesor?, ¿Existen problemas de índole personal?, ¿El profesor espera que el alumno adivine sus expectativas?. Como podemos apreciar (y algunos recordar) estas situaciones suelen suscitarse en las aulas de clase y por su alto nivel de subjetividad, son difíciles de abordar y evitar.
En este contexto queríamos destacar la necesidad del uso de la rúbrica en el aula porque es un instrumento (que se entrega al estudiante antes de llevar a cabo una actividad evaluativa) que permite a profesores y estudiantes identificar con claridad y anticipación la relevancia de los contenidos así como los objetivos esperados de los trabajos académicos solicitados. A través de la rúbrica, es posible evaluar el desempeño de los estudiantes desglosando sus componentes para obtener una calificación final; además de constituirse como un herramienta sumamente útil para identificar fortalezas, debilidades, y para permitir que los estudiantes conozcan lo que requieren para mejorar. En resumen, con la rúbrica los estudiantes “tienen a la vista” no solo lo que el profesor espera de su desempeño académico sino también un instrumento que los guía y ayude.

¿Por qué la lectura fortalece la resiliencia en jóvenes y niños?



Cuando se está creciendo y te preparas para dejar de ser un niño, el golpe de la realidad puede ser muy duro. Se empieza a ver las dificultades en casa, las peleas, enojo, todo parece desteñirse del color rosa que solía  tener. Ves que las pequeñas tristezas, como perder tu juguete favorito, no se comparan a las tristezas del mundo adulto, como perder una abuela, un amigo. Todo es mucho más difícil si los padres han evitado cualquier tipo de dolor creyendo que es lo correcto para el bienestar de sus hijos.
Cuando un niño o adolescente ve una película o lee un libro con temáticas reales, tanto de felicidad como de tristeza, ve como los personajes solucionan esos problemas y se sobreponen, están logrando conocer el dolor humano poco a poco y sin tener que experimentarlo en carne propia, ayudando a que en un futuro conozca el sentimiento y no lo sorprenda de golpe y así tenga mejores herramientas para enfrentarlo.  (Los libros suelen tener reflexiones acerca de las situaciones y sentimientos vividos).
No todos son para todas las personas ni para todas las edades, hay temas que los niños tienen que conocer gradualmente y un libro que no haya sido previamente leído por los padres puede resultar contraproducente a nuestros propósitos. Por eso hay libros para todas las etapas de la vida. Otro ejemplo de efecto contraproducente puede ser por ejemplo al querer ayudar a una persona deprimida a afrontar el problema y pedir que lea un libro sobre un personaje que triunfa sobre la adversidad. En este caso en lugar de que la persona vea cómo el personaje se sobrepone al dolor, puede que la depresión solo le deje ver el terrible dolor y dificultades que está pasando.

No solamente los temas tristes nos dejan algo, también es importante conocer lo bueno que la vida puede dar, todas las bellas experiencias que podemos hacer y tomar de la vida y así disfrutarla.

Está es una razón y existen muchas más para la lectura, por ejemplo contribuye a mejorar la memoria, concentración e incluso reduce el estrés.  Aunque los libros son una herramienta útil nada sustituye el ejemplo y enseñanza de los padres y las experiencias propias.


miércoles, 17 de diciembre de 2014

La Escuela mata la Creatividad

Tal es el título de una de las conocidas charlas de la pedagoga  Marcia Orozco, excelente maestra, que siempre dará qué pensar a quien le escuche sin miedo. Ante la demoledora sentencia, la escuela mata la creatividad, Marcia y yo pusimos en marcha una pequeña iniciativa: dar a unos estudiantes de siete años de la I.E. San Francsco de Asis en Chaclacayo un cuaderno de contenido libre. En él rotularon una portada con la frase Yo soy artista y se pusieron a trabajar. Aquel cuaderno, en un momento, se transformó en su tesoro: escribían diarios, inventaban historias, copiaban pasajes de cuentos, pintaban dibujos y hacían collages con recortes de revistas.
Un niño elaboró un manual de rocas y minerales, una niña reprodujo, con brillantes colores, las figuras geométricas que conocía, otra practicó el concepto de simetría pintando mariquitas. Un niño, que hasta hace poco pintaba figuras humanas sin cuerpo, se puso a diseñar complejos edificios de formas rectilíneas, otro hizo un guía de futbolistas y varios mapas físicos y políticos.  Muchos hicieron dibujos y cuentos con sus profesoras como protagonistas, alimentando, de paso, nuestro narcisismo hasta el infinito. 
De vez en cuando, en especial los sabados en la tarde nos reunimos en la alfombra y mostramos los cuadernos, respetando siempre la libertad de no participar. En definitiva, una idea sencilla para mantener despierta esa iniciativa de los niños que, aparentemente, los adultos vamos sofocando a medida que crecen.        
Dentro de la presentación de Marcia, me gusta especialmente la anécdota de la niña que está pintando a Dios. “¡Pero nadie sabe cómo es Dios!” le dice el profesor. “Bueno”, contesta ella, “lo sabrán en cuánto acabe mi dibujo”.
Marcia afirma que todos los niños y niñas están dotados de un talento que desperdiciamos sin piedad. Defiende que el desarrollo de la creatividad en el colegio es tan importante como la alfabetización de los alumnos, y que deberíamos darle el mismo estatus. Nos pone especialmente en evidencia diciendo que los profesores no explicamos a los niños que equivocarse es una parte imprescindible del proceso de aprendizaje. De hecho, los más pequeños tienden a buscar soluciones cuándo no están seguros de la respuesta pero, a medida que crecen, empiezan a inhibirse por miedo al error. (Es cierto que a nuestros alumnos les cuesta entender que hay muchas cosas que son como ellos quieran: se trata de que tomen sus decisiones. A partir de los 8 años enseñan un dibujo espontáneo preguntando ¿Es así? Nunca un niño más pequeño preguntaría lo mismo a un adulto. Su dibujo es lo que es. En los casos más flagrantes un profesor puede llegar a decir algo así como ¡Pero cuándo se ha visto a alguien con el pelo verde!). Sin embargo, si no se está preparado para equivocarse, nunca se podrá ser original. Marcia describe cómo los sistemas educativos de todas partes del mundo tienen algo en común: primar las asignaturas instrumentales sobre las artísticas y la educación física. Nuestros sistemas educativos, ideados con arreglo a las necesidades de la segunda revolución industrial, necesitarían de una revisión en profundidad, ahora que ser original es precisamente lo único que nos va a situar por encima de lo que un ordenador puede realizar. Esto explicaría por qué mucha gente brillante piensa que no lo es: el talento artístico que poseen fue menospreciado -incluso estigmatizado- en el colegio, en el que sólo se valoró un tipo de inteligencia: la académica. Parecería que toda la Educación Inicial, Primaria y Secundaria fuera un complejo proceso de preparación de la selectividad universitaria. Deberíamos tener en cuenta las tres cosas que sabemos sobre la inteligencia: que es diversa (visual, auditiva, cinética…), que es dinámica (pues la creatividad se produce en la interacción de la forma de ver las cosas por distintas disciplinas) y que es absolutamente personal. Una bailarina, por ejemplo, sería alguien que necesita moverse para pensar. Una escuela eficaz aconsejaría a sus padres que la llevaran a clase de baile; una escuela convencional propondría medicar a la niña para mantenerla quieta. Concluye Marcia que debemos usar el don de la imaginación humana de manera sabia, reconociendo la riqueza que nos aporta la creatividad, y educando todas las facetas de la personalidad del niño para ayudarle a enfrentar su futuro. 

Sorpresa, Curiosidad e interes en el Aprendizaje

La sorpresa es la emoción básica que nos abre a la novedad a las nuevas percepciones. En la familia de la sorpresa se encuentran la curiosidad y el interés. Son emociones claves para el aprendizaje. La lectura de la curiosidad la realizo siguiendo a David Beswick.
La curiosidad es considerada por muchos autores como el ejemplo principal de motivación interna o intrínseca. La curiosidad es, sobre todo, un instinto natural. Confiere una ventaja de supervivencia a ciertas especies. Es algo natural que les sucede a la humanidad y a algunos otros mamíferos, especialmente a los individuos más jóvenes.
La curiosidad es un proceso de descubrimiento y resolución de conflictos de significado. Estos conflictos proceden de la discrepancia entre algo procedente del exterior y un significado nuestro mapa mental: nuestra representación del mundo formada a partir de nuestras vivencias acumuladas. La sorpresa enfoca la atención en aquello que destaca en el entorno debido a su novedad. La persona necesita dotar de sentido a ese nuevo estímulo externo como parte de su proceso de adaptación al ambiente. Si el nuevo estímulo procedente del exterior no encaja con las representaciones mentales anteriores, aparece un conflicto.
Hay dos procesos diferentes para resolver el conflicto: asimilación o acomodación.
Mediante la asimilación, el conflicto se resuelve cambiando la propia percepción de lo que está pasando ahí fuera. Es decir, modificamos el significado de la nueva percepción para que encaje con nuestro mapa mental. En cambio, mediante la acomodación, cambiamos el mapa mental para que encaje con el nuevo significado percibido. Cuanto más extraño, inusual o inesperado sea el suceso, mayor será la necesidad de asimilación, acomodación o ambas. Las personas que tienen una elevada tendencia a utilizar la asimilación, no experimentan mucha curiosidad, tienen un mapa mental muy cerrado.
La persona con muchas vivencias y un marco mental rígido, tiende a asimilar lo que percibe a vivencias anteriores y por tanto amplia con dificultad su campo mental. Sin embargo esto no es una ley general y las personas se distinguen precisamente por su curiosidad, por su capacidad de cambiar el significado de lo aprendido.
La curiosidad trabaja con la acomodación: incluir el nuevo significado cambiando nuestro mapa mental, ampliándolo. La sorpresa se alía con la acomodación, de modo que las personas que ajustan con la asimilación poco a poco pierden la capacidad de sorpresa, de detectar la novedad en el entorno. Este es un proceso de desensibilización.
Detrás de la curiosidad se encuentra el interés. Interés en general podemos definirlo como el comportamiento motivado por una meta apetecible. Si para un niño saber más no es una meta apetecible, no tendrá interés en estudiar.
Es un sentimiento o emoción que hace que la atención se centre en un objeto, un acontecimiento o un proceso. El interés mantiene el impulso de la curiosidad hacia lo nuevo. El interés es realmente el trabajo de inclusión del nuevo significado de la experiencia en un mapa universal de significado.
Los niños tienen una curiosidad elevada: modifican el propio marco mental con facilidad y son capaces de incluir en él cualquier cosa, incluyendo la magia. Este proceso de adaptación es fundamental, de este modo, una nueva generación es capaz de admitir, por ejemplo, interruptores de la luz del pasillo que funcionan con la presencia como algo del ambiente. Son capaces por tanto de comenzar a trabajar con naturalidad con el campo mental de significado que para la generación anterior es de llegada.
La curiosidad es por tanto una capacidad de las personas que se puede preservar y cuidar, pero que con dificultad se crea o inculca. Se puede sencillamente enseñar y entonces se adquiere vía imitación. Si se fomenta la curiosidad, la persona, especialmente el niño, puede ir descubriendo el interés. Al desensibilizar de la curiosidad se mata también el interés.
La función del docente es fomentar el aprendizaje, esto se realiza precisamente evitando la desensibilización de la sorpresa y de la curiosidad. Sin embargo actualmente no tienen herramientas para ello, no saben cómo realizar este centro de su función con cada alumno. La formación en Educación Emocional es una clave para el futuro de la Educación.

jueves, 11 de diciembre de 2014

Otra entrevista a Marcia Orozco

A Marcia la conoci en la academia Cesar Vallejo ubicado en Pedregal - Chosica, entramos a la UNE 1993, y desde esa fecha somos grandes amigos. También estudio Psicología en la PUCP. 
Premunido de una larguísima experiencia como maestra y catedrática en la UNE. Su acercamiento al tema está caracterizado por la sensibilidad, la preocupación por aspectos sociales, familiares y personales tanto de alumnos como de profesores y una profunda visión del valor espiritual del ser humano. En esta entrevista que realizo, Marcia abordara temas como los cambios tecnológicos y su influencia en la relación docente-alumno, el rol del Estado y los padres de familia, entre otros tópicos de actualidad educativa.


Es difícil pensar en un maestro que hoy, no llegue con cierta dosis de estrés personal al aula
Y no sólo por las dificultades que tenemos que encarar como maestros, sino también por las condiciones en las que nos toca trabajar. Y una de esas es qué tipo de características tienen hoy las chicas y los chicos que llegan al aula. Traen otro tipo de preocupaciones y de reacciones en su relación con sus padres y su familia. De la imagen misma que tienen del colegio, de la maestra o el maestro. Todo esto produce resistencias internas.


¿Esas subjetividades tienen que ver también con el reconocimiento y valoración profesional al docente?
El reconocimiento viene primero si nosotros los maestros reconocemos a los niños, pero no como clientes, que es el criterio que se ha impuesto ahora. El niño se siente así y, por tanto, asume también ese concepto de que el cliente siempre tiene la razón. Entonces, el reconocimiento viene en primer lugar, en cómo el niño se siente reconocido como un sujeto de derechos y de responsabilidades, y no como alguien que no hay que perder. Hay incluso directores que dicen: “Aquí no se jala a nadie porque perdemos alumnos.” Es ese deterioro de la representación del maestro la que hace que muchos niños lo vean como un funcionario pagado, por tanto, es “mi empleado”.


Es lo que se llama la política de mercantilización de la educación.
Claro, nosotros somos receptores en las relaciones interpersonales de estas tensiones, estos conflictos, pero detrás hay toda una concepción sistémica de la educación, que es vista como una mercancía que hay que vender, ofrecer, que se dice de “buena calidad” pero que nadie controla. En este marco mercantilista, el maestro, con su vocación de servicio, de formar a las nuevas generaciones de ciudadanos, es visualizado como un empleado de las familias. Es el sentido mercantil de la educación, que ha pasado de ser un bien público a un bien en el mercado.


¿Hay responsabilidad del maestro en la crisis de la educación?
La escuela no se reduce al maestro, sino a todo lo que la rodea. Así como el clima social influye en nuestra motivación, concentración, dedicación, así también influye el clima institucional en la motivación del maestro.


¿Aquí se da lo que usted llama el encuentro de las subjetividades?
Esta situación es importante, porque el proceso educativo es un encuentro de subjetividades, es decir, nos encontramos yo con mi mundo y mi cultura, y la del niño con su propia cultura, la que trae a la escuela; y esto, al margen de las condiciones materiales de la escuela. Pero esas subjetividades también se dan en el plano de los propios docentes. Por ejemplo, donde hay un mal clima institucional, las relaciones entre los mismos profesionales acaban rompiéndose y eso repercute en los niños. Y no sólo eso, hay otras cosas.


En el proceso de la enseñanza ¿los docentes tensionan a sus alumnos?
Claro, porque los ponemos en situación de esforzarse. Hoy los niveles de esfuerzo se han reducido por la tecnología informática que está casi en todas partes transmitiendo en forma inmediata y entretenida lo que al alumno le interesa, al instante. Y los maestros, por poco que exijan, ya pueden generar una desavenencia, una situación menos agradable, al ordenarles que se concentren en su pizarra. Entonces, han aumentado los niveles de vulnerabilidad causando estrés. Aún tenemos un desencuentro en los procesos didácticos, pero que no es un problema solo de la tecnología, sino de estas nuevas subjetividades constituidas por múltiples factores que no se han tomado en cuenta. Antes de la tecnología informática teníamos el de la televisión, que aún tampoco se resuelve.


Hay una ruptura entre los docentes y los estudiantes producto de la tecnología digital
Porque se ha roto el vínculo maestro-estudiante. Por ejemplo, en un aula de clases todos tienen sus computadores. Eso reduce la labor del maestro. Y me pregunto: ¿qué vínculo pedagógico es ese? A lo más será un vínculo instructivo. El maestro en este esquema solo sirve para trabajar bien con las máquinas; pues bien, ahí hay una ruptura del vínculo educativo y pedagógico en términos de proyecto social, de acompañamiento de los procesos del desarrollo de vida de un muchacho o una muchacha. Y te estoy hablando de lo que ya se detectaba hace más de 20 años. Ahora tenemos genios, chiquillos que son unas fieras con la tecnología, pero, ¿qué es lo que ha pasado? Se ha desarrollado una parte del cerebro, y toda la parte emocional, afectiva, se ha descuidado. No se trata de condenar a la tecnología, sino de reinventar el vínculo pedagógico entre el docente y el estudiante


Ante esta situación ¿qué debe hacer el profesor?
Tiene que reinventarse. Necesitamos un docente que maneje bien el discurso tecnológico, o técnico si se quiere, porque es el lenguaje cotidiano de las nuevas generaciones. Hablaba con una niña de 11 años y le preguntaba cómo le iba en el colegio, y me responde: “¡Aburridísima, profesor!” Y si dijéramos:” Abran sus tablets”, saquen sus laptop: “!Uyyyyy, qué interesante sería la escuela!”. Y en este ejemplo vemos: aburrida la escuela cuando no hay esos cachivaches, pero qué interesante si todos podemos participar del proceso educativo. Por eso digo: reinventar nuestro rol es reinventar también nuestra relación a partir de la tecnología, porque no es que la tecnología no comunique subjetividades.


¿Cómo evitar esta ruptura pedagógica?
Confieso que la tecnología es un elemento que nos permitirá reinventar nuestro rol, no sólo del maestro, sino de todo lo que pasa en la institución. A los alumnos, además de tecnología, hay que darles actividades colectivas, deportes, espacios de encuentro de arte, música, asambleas para decidir juntos. Lo que no se debe es descuidar la formación humanista, que es esencial para nuestro desarrollo como personas. Si se ve así, entonces la educación en la era de las tecnologías será beneficiosa. Y aquí una anécdota. El otro día me encuentro con un amiguito y le pregunto: “Oye ¿qué tales tus vacaciones?” Y me responde: “Estas vacaciones están siendo formidables, he jugado todo el día”. Y le digo “¿Qué, te fuiste al parque, o jugaste fútbol?”. “No, no, no”, me responde y me enseña su videojuego. Pero el niño feliz, porque para él eso es jugar.


¿Cómo se siente hoy ser profesor de escuela pública?
Aquí hay dos cosas. Educación privada no es sinónimo de calidad, así como educación pública no es sinónimo de mediocridad. Hay cosas buenas y malas en un lado como en el otro. Esta forma de esquematizar y decir que “a mi hijo lo envío a la escuela privada porque es mejor”, se condice con otra cosa: “Yo al Seguro Social ¡ni hablar! Me voy a la clínica.” Estas formas de ver, no ayudan a comprender la complejidad de lo que es una educación de calidad. La mercantilización de la educación ha producido esta explosión de la Educación Privada. El problema no es que esté en tal o cual escuela, el problema es lo qué tiene en la cabeza