martes, 9 de diciembre de 2014
Salto hacia adelante
¿Por qué un objeto tan trajinado como el currículo escolar en el Perú necesita sufrir una nueva metamorfosis?
Los resultados de la última evaluación efectuada por PISA en lectura, matemática y ciencia han servido para confirmar lo que ya sabíamos: que nuestro sistema escolar no logra remontar sus viejas deficiencias a pesar de los lentos progresos experimentados en los últimos años. Pero ¿cuáles son las causas? Hemos escuchado hasta ahora numerosas explicaciones que lo atribuyen al mal desempeño de los profesores, los niveles de pobreza de nuestros estudiantes, la baja calidad de las instituciones formadoras o las desigualdades sociales.
Aunque estas explicaciones no son excluyentes y tienen parte de razón, nótese que todas ellas dirigen la atención de la opinión pública hacia factores ajenos al sistema escolar. Los responsables parecen ser siempre los otros. El sistema, en cambio, se supone correctamente diseñado y tanto los insumos como los servicios que entregan a las escuelas parecieran no tener nada que ver con el bajo rendimiento escolar.
Esta tendencia a buscar las razones del fracaso fuera de la propia casa, se fue revelando sesgada e inconsistente en los últimos tramos del siglo XX. Recién entonces los formuladores y decisores de las políticas educativas empezaron a plantearse preguntas que antes no surgían. Por ejemplo: ¿Y no seremos nosotros los que no estamos haciendo bien las cosas?
Es así como empezamos a cuestionar la gestión del sistema educativo, el tipo de escuelas que tenemos, las políticas de formación docente y el propio currículo escolar. Desde inicios de los años 2000 diversos estudios fueron haciendo cada vez más evidente que muchos docentes aplicaban sólo parcialmente el currículo oficial, omitiendo las partes que no comprendían, que suponían inaccesibles para sus alumnos o que no tenían tiempo de enseñar. Tendían a priorizar lo más sencillo. Las pruebas nacionales, sin embargo, que sí se basaban en el currículo oficial, se encontraron con estudiantes que no podían demostrar capacidades que nunca tuvieron ocasión de aprender.
El Diseño Curricular Nacional, promulgado a fines del 2005, tuvo la virtud de cerrar un largo periodo de pugnas y contradicciones en materia de reforma curricular. Felizmente, confirmó su orientación a competencias y consolidó los diversos programas existentes en un solo documento, pero lo que no pudo corregir fueron los pasivos de una década de vaivenes y ambigüedades. El resultado: un currículo con 151 competencias desagregadas en 5 mil 635 demandas de aprendizaje. Es decir, un currículo imposible de ser enseñado en los tiempos realmente disponibles en el periodo escolar. Un currículo, además, confuso, por la poca claridad de sus demandas y la discontinuidad entre los aprendizajes propuestos de un grado a otro.
La consecuencia directa de este problema es que los docentes lo usaron poco y mal. El abismo creciente entre lo que el currículo demandaba aprender y lo que en verdad se enseñaba en las aulas es hoy un hecho verificado que ayuda también a explicar el bajo rendimiento en las escuelas.
El Consejo Nacional de Educación, consciente de esta situación, planteó en el Proyecto Educativo Nacional el 2007, dos años después de promulgado el DCN, dar un salto cualitativo en materia de política curricular: transitar de un sobredimensionado currículo único a un Marco Curricular Nacional, menos denso y más coherente, que posibilite a las regiones complementarlo con sus propias demandas de aprendizaje. Esa es justamente la dirección que está tomando hoy la política curricular nacional.
Naturalmente, mejorar las habilidades docentes y enfocarlas al desarrollo de competencias, sigue siendo tan necesario como reformar las escuelas para volverlas más eficaces y estimulantes. Pero un currículo más comprensible y enseñable es una condición necesaria para que la formación docente y la gestión escolar enfoquen mejor la dirección de sus esfuerzos, y para que los propios maestros sepan de manera indudable que es lo que la sociedad espera como resultado de su trabajo profesional.
domingo, 7 de diciembre de 2014
Un café con Marcia Orosco
Psicologa y maestra por vocación. Las dificultades de aprendizaje de sus sobrinos le hicieron estudiar, observar e investigar a través de ellos conductas y terapias y, fascinada por lo que iba encontrando, lo transformó en su nueva forma de vida.
Marcia Orozco evalúa, trata y mira de una forma positiva la dislexia o el déficit de atención aportando soluciones e invita a cambiar a padres y educadores a través de cursos y charlas. Su formación generalista y sus especialidades –terapia visual y terapia familiar sistémica- le conceden una visión aguda y creativa capaz de leer de modo novedoso las escenas relacionales que se dan en las familias. La amistad que tengo con ella es desde hace muchos años, cuando estábamos en la academia y en la universidad, siempre hemos estado en contacto. Aqui una entrevista que le hice en un café ubicado al frente del banco de la Nación en la plaza de Armas de Chosica.
¿Están felices y motivados nuestros niños hoy?
Siempre resulta arriesgado generalizar porque hay iniciativas educativas muy interesantes en nuestro pais, y sobre todo sigue habiendo grandes maestros vocacionales que tratan de motivar y hacer felices a nuestros hijos en la escuela, pero lo cierto es que se trata de iniciativas concretas y puntuales. El sistema escolar, la legislación, la administración y la competencia entre centros pone más el acento en otros aspectos del curriculum (y en un entendimiento muy lineal de la educación), quedando la motivación y la educación emocional en un tercer plano.
¿Qué les falta y les sobra nuestros hijos?
Les falta tiempo para jugar, tener a sus padres cerca, pertenecer a familias más amplias, mantener experiencias reales y vida propia, conseguir la posibilidad de desarrollar sus talentos… y les sobra tiempo de hacer deberes, de jugar a “maquinitas” o de ver la televisión SOLOS. Les falta la tranquilidad de sus familias y les sobra el estrés de los trabajos y las vidas ajetreadas de los adultos.
La vida de los niños está demasiado escolarizada. Los padres están demasiado pendientes de los deberes y los resultados. Con el agravante de que lo que los niños hacen en casa es lo mismo que en la escuela, cuando lo que tendrían que hacer es prácticar en la vida lo aprendido en el aula. Los deberes de matemáticas no deberían ser fichas sino por ejemplo una propuesta para adaptar una receta de cocina para el número de miembros que hay en casa.
Me suena a ciencia ficción...
Suena a ciencia ficción porque nos hemos empeñado en que educar es acumular conocimientos, algo que está pasadísimo de moda cuando a golpe de Google tenemos toda la información que queramos. Lo importante no es tener los conocimientos, es saber llegar a ellos. Los profesores de secundaria se quejan de que los estudiantes no saben pensar, ni hablar en público, ni argumentar… y yo me pregunto ¿cuándo se les enseña a eso?
El otra día una profesora de filosofía me contaba que había enseñado su materia a base de contraargumentaciones. Había un estudiante que se quejaba de que no se creía lo que tal o cual filósofo proponía y ella se dedicó a preguntarle “¿en qué no estás de acuerdo?”. Y el estudiante aprendió las principales líneas de pensamiento a través de su propio juicio. Ese es el verdadero aprendizaje, el que llega por lo que hemos interiorizado. Y por ahí deberían ir los deberes.
¿Estamos adiestrando a los niños en lugar de educarles?
En algunos casos y contextos sí. La psicología conductista y los modelos de control de conducta son adiestramiento pero en paralelo debería haber una interiorización que no siempre se da. El primer punto general hacia el que se debería tender es hacia la potenciación del desarrollo natural de los niños.
¿Cómo es el desarrollo natural de los niños?
Hoy aceleramos y coartamos el desarrollo en algunas etapas. Por ejemplo, aceleramos el aprendizaje de la lecto-escritura que debería ser a los 7 años y no a los 4-5 como está sucediendo ahora, y sin embargo no les permitimos crecer porque les tenemos demasiado vigilados y no les dejamos experimentar ni subirse a un árbol. En esos casos les sobreprotegemos. Pero, al mismo tiempo les dejamos las ventanas del televisor o de internet abiertas a cualquier hora y en cualquier canal. Y ahí se acelera el desarrollo respecto a su capacidad de poder asimilar lo que está viendo, porque ve muchas cosas a las que no sabe dar significado. En este sentido hay mucha sobreestimulación visual.
Además los padres deberían aprender a distinguir entre lo que el niño “no puede” y lo que “no quiere”. Porque si no puede hay que rebajar el nivel de exigencia y manejarse allí donde el niño es capaz de llegar. Los adultos tienen que acompañarle INDIVIDUALMENTE en ese viaje del desarrollo, sin comparar, y descubrir si existen dificultades motoras o visuales.
¿Por ejemplo?
Hay niños que no perciben el espacio porque no tienen visión binocular, no tienen visión en estereo y se tropiezan constantemente o tienen problemas en la marcha cruzada o para bajar las escaleras… Esos niños en el patio del colegio caminan por el borde, los límites, y no se lanzan al centro del patio. Cuando hoy un niño varón de 5 años te dice “no me gusta el fútbol” está diciendo que no es bueno en ese juego, que no consigue que sus compañeros le acepten en esa faceta y entonces decide que no le gusta. El fútbol es un elemento de socialización, como podría ser el baloncesto o el voley pero hoy cuando pasa eso suele indicar que el niño tiene una dificultad motora para jugar. Y ahí habría que intervenir con una estimulación.
¿Estimular en lugar de etiquetar?
Es muy importante no etiquetar, no comparar con el desarrollo de los hermanos anteriores y potenciar aquello en lo que el niño es bueno, da igual que tenga que ver con lo escolar o no. Un niño que tiene dificultades de lecto-escritura puede ser un gran pintor o dibujante. El problema hay que tratarlo pero no a costa de potenciar sus habilidades y su autoestima. Es importante que el niño note que sus padres ven lo bueno que él tiene y que lo valoran.
¿Es cierto que nos relacionamos con nuestros hijos a través de las potencialidades y/o carencias de nuestra propia infancia?
A menudo es así. Que los padres entiendan su propia trayectoria, las limitaciones a las que han tenido que enfrentarse en su infancia clarifica mucho posibles proyecciones. Hay veces que yo me encuentro con padres que me dicen “claro, yo también era disléxico y al niño le pasa lo mismo que a mí”. Y yo les digo “ serías disléxico pero no tonto. Y tal vez tus padres no llegaron a ver tus riquezas, pero seguro que tú identificabas en ti capacidades que se vieron tapadas por el diagnóstico”. Y cuando les digo esto, más de uno se pone a llorar. Porque a ellos les hacían ver y pensar que eran casi inútiles y sufren ahora temiendo que a sus hijos les vaya a pasar lo mismo. Por eso les hablo de la oportunidad que tienen de no repetir la historia sobre-corrigiendo los errores, por ejemplo.
¿Cómo?
Cuando un niño está leyendo en voz alta y lee “lodo” en lugar de “lobo” y se le corrige una vez y otra, con otra palabra y de nuevo una tercera… no se entera de lo que lee. Y encima los adultos vamos y le pedimos que haga un resumen. ¡Pero él no ha podido hacerse una película mental de lo leído, no le hemos dejado!
¿Y qué habría que hacer?
Dejarle que lo leyera, con sus medio errores, porque probablemente él se corregiría alguno. O si es necesario nosotros se lo podemos leer primero entero y luego que lo haga él pero partiendo siempre del nivel de desarrollo del niño, no de su edad.
¿Qué situaciones se repiten en tu consulta?
Problemas de fidelidad y protección de los niños a los padres. Me explico. Cuando los padres proyectan las dificultades de su infancia en sus hijos, los niños por fidelidad actúan de modo similar a como lo hicieron sus progenitores. Por otro lado, es muy frecuente que los niños estén muy preocupados por los padres cuando les sienten estresados. En esos momentos –si no lo hemos hecho antes-, los adultos tenemos que tener fuerza interior, tomándola de nuestras raíces y de nuestro sistema familiar, para poder entregársela a nuestros hijos. Y todo esto en un clima de respeto a uno mismo, al otro y a la pareja, incluso cuando hay una separación. Es importante que cada progenitor pueda proyectar la maternidad y la paternidad en la misma dirección, aunque tengan diferencias personales. El hijo necesita que la madre respete al padre y que el padre respete a la madre, estén juntos a separados.
¿Cómo es este esquema en caso de adopción?
En este caso algunos padres, pensando que están salvando al niño de una situación dramática, le despojan de su propio respeto y dignidad al pensar que ellos le han salvado de quienes le dieron la vida. Es fundamental el respeto a los padres biológicos para que el niño sienta que se respeta su biografía, algo que se manifiesta con fuerza en la adolescencia. En esa etapa si no se sienten respetados y dignos por su familia de origen a través de la familia de adopción vienen los problemas. El niño debe sentir que su vida es acogida por una familia de adopción que mira con respeto el hecho de que su vida biológica llegara a través de otras personas, con unas determinadas circunstancias sin penalizarlas.
¿Qué es lo que no deberíamos olvidar los padres?
Que es importantísimo hablarles de lo que hacemos y sentimos, contarles que estamos alegres o tristes y por qué, enseñándoles a gestionar las emociones, lo que no significa paralizarla ni guardarla, sino hablarla y canalizarla bien. Tenemos que encontrar cada día un rato, aunque sea de 10 minutos al margen de lo operativo o lo funcional, simplemente para estar, hablando o no, pero estando presente.
A mí me preocupa muchísimo el estrés que tienen los alumnos de la primaria. No es normal. El nivel de chicos que quieren abandonar los estudios antes de acabar, sin ser malos estudiantes, no es normal.
Te quiero contar algo importante. Cuando tenemos un diagnóstico de un niño no debemos pensar que eso es una foto fija. Tenemos una etiqueta administrativa que puede servir para gestionar apoyos pero no es una foto fija de lo que le pasa al niño y lo que le va a pasar. A partir de ese diagnóstico yo tengo que ver cómo puedo organizar la enseñanza para que el niño pueda aprender. Porque no hay problemas de aprendizaje sino de enseñanza. El niño puede no aprender con una metodología determinada pero sí adaptándola. Y me refiero a la dislexia, el déficit de atención, los trastornos generalizados del desarrollo… son cuestiones que necesitan una adaptación metodológica para poder trabajar mejor e impulsar su desarrollo. Debemos medicalizar solamente en caso extremo porque estamos tratando desde el punto de vista médico cuestiones que se deben tratar dentro de la vida de la persona. No podemos tener niños medicados desde los 6 hasta los 18 años que encima asocian que esa medicina es la responsable de que consigan tener éxito. “Me tomo la medicina y en el cole me dicen que lo hago bien…” piensan y a mí eso me parece que entraña unos riesgos tremendos, por ejemplo en relación a promover perfiles adictivos.
¿cómo podemos impulsar a nuestros niños a ser felices?
Dejándoles jugar, manipular, salir a la calle… Si están enchufados a “la maquinita” y la tele, revisemos nuestras actitudes, seguro que nosotros les hemos llevado hasta allí de alguna manera (¿por comodidad?), sin olvidar que el refuerzo positivo de la máquina es muy directo: el niño recibe puntos y tiene el fin de llegar a la siguiente pantalla. Los padres son los que tienen que dar un refuerzo positivo a los niños cuando se sale al parque o a la naturaleza y estar con ellos. Además es importante fomentar una red importante de amigos y destacar las habilidades que el niño posee. Descubramos los talentos de cada niño y potenciémoslos. Así se van a sentir capaces. Pueden aprender las letras desde la pintura y las matemáticas desde la música, por ejemplo. El éxito llama al éxito.
¿…Y a nuestros adolescentes?
Los adolescentes necesitan unos padres fuertes, con vida propia, que sepan disfrutar de ella. El adolescente estará en contra de todo pero necesita ver que sus padres “fluyen” en trabajo o en su ocio. Y por supuesto los extremos de sobre-protección o abandono dificultan el sano desarrollo del adolescente. Hay que ir soltando la cuerda para que ellos aprendan a confiar en sí mismos a través de la confianza que reciben de sus padres.
Mira, lo importante es que tenemos la felicidad cotidiana al alcance de nuestra mano. Para ello hay que vivir en el presente, confiados y de forma positiva.
Gracias por la entrevista querida amiga.
Ambientes para aprender y compartir
Recuerdo la vez que me sentaba en el Huaranguito de la Universidad Nacional de Educacion con una taza de café y un pastel para conversar o leer algunos libros, la pasaba bien. Hoy en dia, a veces voy a la universidad, puedo seguir haciendo lo que hacía antes, pero con algunas diferencias. Gracias a la tablet que tengo, empecé a escuchar rpp, chatear con una amiga, revisar mis blogs favoritos y de paso, ponerme al día en el trabajo gracias a que me estoy acostumbrando a usar la tablet en resumen: ¡FELICIDAD TOTAL!
Estaba tan cómodamente sentado que no sentí el transcurrir de las horas, sólo paré cuando me llamaron para salir. Ya en mi casa me di cuenta de que el escritorio de mi bibliotreca no es muy cómodo para trabajar y para aprender.
En mis años de estudiantes universitario, 2 conceptos rondaban en mi cabeza pero aún no se esclarecían del todo, “aprender a aprender” y “trabajador del conocimiento”, relacionados entre sí he podido tener la necesidad de especializarme todos los días en lo que realizo, de ahí en la importancia del ambiente de aprendizaje que debes construir.
Nuestros ambientes de trabajo son a la vez de aprendizaje, estos deberían satisfacer muchas necesidades al servicio de la adquisición de nuevas competencias. Los empleadores además tienen que darse cuenta de lo importante de tener un ambiente cómodo para trabajar y a la vez aprender.
Ahora, cuando estaba en la universidad junto a mis compañeros de clase se nos acercó nuestra profesora de psicología y nos hizo la siguiente pregunta:
¿Existen teorías psicológicas o educativas para construir aulas?
Cuando llegó a preguntarnos eso, me quedé tonto. Una pregunta obvia, y respuestas vacias. Nos enseñan muchas teorías, demasiados autores, biografias, historias, validación de pruebas, aplicación de pruebas, etc. Pero cuando nos preguntan algo bien concreto, tan tangible, pues quedamos en silencio. Por suerte el profesor Paulo, no me acuerdo su apellido vino en auxilio y nos sacó del apuro.
Los arquitectos conocen mucho de la influencia de los ambientes en el comportamiento de las personas, ellos deben planificar una construcción pensando en la huella o impacto que tendrá a lo largo de los años en la población. A veces proyectos arquitectónicos pueden reflejar toda una ideología como la hermsa Plaza de Armas de Chsica o un mal gusto como la desordenada Lima.
Por ejemplo, en las instalaciones de mi facultad podrían mejorar con un ambiente de socialización. Ampliando los jardines o haciendo una rotonda, por ahora sigue pareciendo “vacía”.
Hasta que descubrí la respuesta a aquella pregunta insatisfecha: Designshare es como su nombre lo indica, un repositorio de ideas de diseño arquitectónico para mejorar los ambientes de aprendizaje.
En la web, encontré proyectos arquitectonicos, según el nivel educativo, asi como muchas ideas y proyectos para conocer y por supuesto, compartir.
Fórmulas para aprender la escritura
Si no se aprende a escribir de forma correcta, con el paso del tiempo la caligrafía se hace ilegible.
Despacito y con buena letra. Ése es el camino que hay que seguir si se quiere conseguir el principal propósito de la escritura: comunicar un mensaje. Desde los primeros trazos hasta lograr una escritura fluida y personalizada, los niños deben recorrer un largo camino en el que es fundamental el apoyo y la atención de padres y docentes.
Ni pluma ni tintero, ni lápiz ni bolígrafo. El teclado de un ordenador ha pasado a ser hoy en día el principal instrumento de escritura usado en todo el mundo, para sustituir el tradicional arte de la caligrafía por la mecanografía. Sin embargo, la enseñanza de la escritura manual es aún fundamental para un correcto desarrollo educativo de los niños.
El aprendizaje de esta habilidad se desarrolla a medida que avanza en su escolarización y atraviesa tres etapas o fases diferenciadas: una preparatoria, que se desarrolla en los dos primeros años de Educación Infantil y en la que se prepara al niño para adquirir el control grafomotor necesario para la posterior escritura; una fase caligráfica, donde la enseñanza se centra en la escritura en sí, en el aprendizaje de los distintos grafismos de las letras y su secuenciación; y una última etapa de perfeccionamiento, cuando el niño consolida el aprendizaje adquirido con anterioridad y logra personalizarlo y dotarlo de su propio estilo.
El progreso de cada niño en las dos primeras etapas depende en general del grado de madurez que haya adquirido, es decir, debe tener un adecuado nivel intelectual, haber desarrollado de forma satisfactoria el lenguaje y haber obtenido la habilidad psicomotriz apropiada. Pero no basta con "aprender a escribir". Para que un texto escrito cumpla su principal función comunicadora debe ser legible no solo por quien lo escribe, sino también por los demás. Conseguir este objetivo es cuestión de práctica.
Antes de empezar a utilizar los recursos mencionados, los padres deben tener en cuenta una serie de pautas que son imprescindibles para un correcto aprendizaje:
1. Enseñarle a sujetar bien el lápiz: el primer paso para que la escritura sea legible pasa por sujetar de forma correcta el lápiz, entre el dedo índice y pulgar y apoyado en el dedo corazón. El niño debe usar un lápiz adecuado a su edad, más grueso para los más pequeños y más fino para los mayores.
2. Sentarse de forma adecuada: la posición que adquiere el niño al escribir es determinante para conseguir una buena letra. Por eso, debe sentarse en una silla con respaldo donde pueda apoyar la espalda, situarse frente a la mesa con los brazos en ella y colocar el cuaderno o papel delante de la mano con la que escribe, levemente girado a la izquierda si es diestro, o a la derecha si es zurdo.
3. No atosigar: se debe dedicar a la actividad el tiempo justo. Los niños ya han practicado en clase y, por tanto, no se les puede atosigar con la misma tarea de forma continua en casa. Una buena manera de empezar es escribir una letra, una palabra o una frase al día, en función del nivel escolar del alumno.
El proceso de aprendizaje de la escritura se desarrolla en el aula escolar. Sin embargo, desde casa, los padres pueden colaborar y ayudar a que se adquiera de forma efectiva. La practica es la mejor manera de adquirir una buena caligrafía. En casa se puede aprovechar cualquier ocasión para que el niño escriba sin que lo considere una tarea escolar. Se le puede pedir que anote la lista de la compra, que escriba él mismo las invitaciones de cumpleaños o pequeñas notas a sus padres o hermanos cuando tenga algo importante que comunicarles.
Hacia una nueva relación: Padres - Escuela - Docentes
Durante los últimos años, las Instituciones Educativas Públicas sobre todo han sido atacadas por todos los frentes. La educación pública parecía cargar con la culpa de todos los males de la sociedad.
Como resultado de este clamor las escuelas públicas han cambiado (en ocasiones a pesar de la "ayuda" de los críticos y en otras con su invalorable aporte). Han mejorado en muchos aspectos importantes. Pero la mayoría de las mejoras han sido en "equipo" (edificios, equipo propiamente dicho, máquinas de enseñanza, laboratorios), y en "técnica" (libros, biblioteca, películas, cintas grabadas, diseño del currículum). Lo que menos ha cambiado es lo más importante: las relaciones humanas de la escuela, la forma en que la gente se trata entre sí. A muchos alumnos se les sigue tratando con una falta de respeto que no tiene igual en ninguna otra institución de la sociedad.
Los últimos adelantos de la construcción, alfombras, aire acondicionado y otro equipo nuevo, entornos tecnológicos y los currículum "relevantes" más modernos tienen muy poco valor si el "poder" sigue siendo el sistema empleado para resolver conflictos, y si los alumnos siguen siendo el blanco de una liturgia diaria de mensajes tú destructores.
Sugerimos que cuando juzgue usted la escuela de su hijo no vea solamente sus beneficios materiales, sino también las actitudes de sus adultos hacia la gente joven que atienden. He aquí algunas de las preguntas que usted puede contestar gracias a su observación y a las discusiones que sostenga con maestros y directores:
1. ¿Participan los alumnos en el establecimiento de reglas y políticas que regirán en el salón de clases? ¿En la escuela?
2. ¿Tratan los adultos en forma ruda a los alumnos, o les dan palmaditas en la espalda?
3. ¿Sostienen los maestros discusiones centradas en los alumnos en su salón de clase?
4. ¿Planean los alumnos con sus maestros lo que van a aprender, a qué ritmo lo aprenderán y cómo se evaluará lo aprendido?
5. ¿Se autodirigen los alumnos, o los maestros parecen "arriar ganado" constantemente, dirigiendo, ordenando y mandando?
6. ¿Son los alumnos indisciplinados, irrespetuosos y desconsiderados como resultado de una indulgencia excesiva de parte de los maestros?
7. ¿Es cosa común ver miembros del profesorado y a alumnos celebrando "sesiones de charla" informales?
8. ¿Tratan los maestros de resolver sus conflictos con los alumnos mismos, o envían a los alumnos a "la oficina de OBE" para que hablen con un consejero o con el director?
9. ¿Aconsejan realmente los auxiliares de educación (si los hay), o son más bien encargados de la disciplina y de la sanción inmediata?
10. El ambiente en general, ¿es tranquilo e informal, o tenso y rígido?
11. ¿Confrontan los maestros a los alumnos recurriendo principalmente a amenazas, humillaciones u otros mensajes de ese tipo?
12. ¿Dan los maestros oportunidades a los alumnos para que dispongan de tiempo personal, lejos del griterío o de un grupo grande?
13. ¿Programan los maestros el horario óptimo del tiempo con los alumnos?
14. Cuando usted visita la escuela, ¿puede ver indicios de que la gente se preocupa por la gente? ¿le hablan los alumnos, le dan la bienvenida? ¿lo reconocen los adultos? 15. En situaciones informales (no estructuradas) ¿parecen los alumnos capaces de organizarse ellos mismos y tratarse entre sí con consideración, o se muestran ferozmente competitivos o discutidores?
Las respuestas a estas y a muchas otras preguntas que podría usted hacerse sobre la escuela de su hijo serán la clave de la calidad de las relaciones humanas en la Institución Educativa. Creemos que para que las escuelas puedan educar bien, primero deben estar firmemente comprometidas a entablar relaciones de calidad entre todo el personal de la escuela.
Los padres pueden tener mayor influencia de lo que en ocasiones creen para propiciar mejores relaciones humanas en las escuelas. La razón principal por la que han fracasado en lograr cambios es que generalmente han caído en el uso de su poder, y eso les ha costado su influencia potencial. Los directores y maestros de escuela no son diferentes a la demás gente. Cuando se enfrentan al poder, también ellos desarrollan mecanismos de enfrentamiento. Y la resistencia y el ataque no son los menos importantes de dichos mecanismos.
La organización de grupos de padres con el objeto de "hacerse cargo" o de luchar con las escuelas, probablemente es el método menos efectivo para promover un cambio. Esta postura autoritaria no es ni con mucho el modelo apropiado, si es que los padres tratan de lograr relaciones más democráticas en las escuelas. Los directores y maestros que ven a los padres y a los grupos de padres como adversarios o bloques de poder no se mostrarán muy abiertos a la solución del problemas.
Los padres interesados en ayudar a promover cambios dentro de las escuelas pueden usar grupos ya existentes como la Asociación de Padres de Familia, pero dándole una nueva dimensión que permita formular una propuesta efectiva de trabajo en favor de la educación, con una visión verdaderamente comprometida con la gestión exitosa de la Institución Educativa, entendiendo que la Comunidad en su conjunto es el seno desde el cual debe partir el trabajo en beneficio de los educandos y asumiendo con responsabilidad su rol en el desarrollo del País, pues este es el lugar más estratégico desde conde se puede gestar un desarrollo sostenible, duradero y verdadero.
Mas información menos conocimientos
La imparable robotización humana por Internet cambiará la vida cultural y hasta cómo opera nuestro cerebro. Cuanto más inteligente sea nuestro ordenador, más tontos seremos nosotros.
Yo estudie en la Universidad La Cantuta en Chosica y todo indica que fui en mi juventud un voraz lector de buenos libros. Luego, como le ocurrió a toda mi generación, descubrí el ordenador, el Internet, los prodigios de la gran revolución informática de nuestro tiempo, y me dediqué buena parte de mi vida a valerme de todos los servicios online y a navegar mañana y tarde por la Red; además, me hice un profesional y un experto en las nuevas tecnologías de la comunicación.
Un buen día descubrí que había dejado de ser un buen lector, y, casi casi, un lector. Mi concentración se disipaba luego de una o dos páginas de un libro, y, sobre todo si aquello que leía era complejo y demandaba mucha atención y reflexión, surgía en mi mente algo así como un recóndito rechazo a continuar con aquel empeño intelectual. Me dije a mi mismo "Pierdo el sosiego y el hilo, empiezo a pensar qué otra cosa hacer. Me siento como si estuviese siempre arrastrando mi cerebro descentrado de vuelta al texto. La lectura profunda que solía venir naturalmente se ha convertido en un esfuerzo.
Preocupado, tome una decisión radical. A finales de 2007, empecé a ir a pasear con mayor frecuencia por las hermosas cataratas que hay por Matucana, Santiago de Surco, San Bartolome, donde no había telefonía móvil y el Internet y llegaba tarde a mi casa en Chosica. Allí en las cataratas, a lo largo de dos años, empecé va leer un libro que lo compre a un ambulante que vende por las cercanías al Parque Central de Chosica ¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes? Lo acabé de leer, de un tirón, y he quedado fascinado, asustado y entristecido.
No me considero un renegado de la informática, que quisiera acabar con todas las computadoras, ni mucho menos. El libro que lei reconoce la extraordinaria aportación de servicios como el de Google, Twitter, Facebook o Skype prestan a la información y a la comunicación, el tiempo que ahorran, la facilidad con que una inmensa cantidad de seres humanos pueden compartir experiencias, los beneficios que todo esto acarrea a las empresas, a la investigación científica y al desarrollo económico de las naciones.
Pero todo esto tiene un precio y, en última instancia, significará una transformación tan grande en nuestra vida cultural y en la manera de operar del cerebro humano como lo fue el descubrimiento de la imprenta por Johannes Gutenberg en el siglo XV que generalizó la lectura de libros, hasta entonces confinada en una minoría insignificante de clérigos, intelectuales y aristócratas.
Los beneficios de la tecnología son indiscutibles: ¿quién podría negar que es un avance casi milagroso que, ahora, en pocos segundos, haciendo un pequeño clic con el ratón, un internauta recabe una información que hace pocos años le exigía semanas o meses de consultas en bibliotecas y a especialistas? Pero también hay pruebas concluyentes de que, cuando la memoria de una persona deja de ejercitarse porque para ello cuenta con el archivo infinito que pone a su alcance un ordenador, se entumece y debilita como los músculos que dejan de usarse.
No es verdad que el Internet sea sólo una herramienta. Es un utensilio que pasa a ser una prolongación de nuestro propio cuerpo, de nuestro propio cerebro, el que, también, de una manera discreta, se va adaptando poco a poco a ese nuevo sistema de informarse y de pensar, renunciando poco a poco a las funciones que este sistema hace por él y, a veces, mejor que él. No es una metáfora poética decir que la "inteligencia artificial" que está a su servicio, soborna y sensualiza a nuestros órganos pensantes, los que se van volviendo, de manera paulatina, dependientes de aquellas herramientas, y, por fin, en sus esclavos.
¿Para qué mantener fresca y activa la memoria si toda ella está almacenada en algo que un programador de sistemas ha llamado "la mejor y más grande biblioteca del mundo"? ¿Y para qué aguzar la atención si pulsando las teclas adecuadas los recuerdos que necesito vienen a mí, resucitados por esas diligentes máquinas?
Es algo extraño "Sentarse y leer un libro de cabo a rabo no tiene sentido. No es un buen uso de mi tiempo, ya que puedo tener toda la información que quiera con mayor rapidez a través de la Web. Cuando uno se vuelve un cazador experimentado en Internet, los libros son superfluos".
Lo atroz es que yo como profesor del nivel de Primaria "Ya no puedo conseguir que mis alumnos lean libros enteros".
Esos alumnos no tienen la culpa de ser ahora incapaces de leer Las Tradiciones Peruanas, Los 7 Ensayos de La Ralidad Peruana, Poco Yunque o Ollantay". Acostumbrados a picotear información en sus computadoras, sin tener necesidad de hacer prolongados esfuerzos de concentración, han ido perdiendo el hábito y hasta la facultad de hacerlo, y han sido condicionados para contentarse con ese mariposeo cognitivo a que los acostumbra la Red, con sus infinitas conexiones y saltos hacia añadidos y complementos, de modo que han quedado en cierta forma vacunados contra el tipo de atención, reflexión, paciencia y prolongado abandono a aquello que se lee, y que es la única manera de leer, gozando, la gran literatura. Pero no creo que sea sólo la literatura a la que el Internet vuelve superflua: toda obra de creación gratuita, no subordinada a la utilización pragmática, queda fuera del tipo de conocimiento y cultura que propicia la Web. Sin duda que ésta almacenará con facilidad a Balzac, Homero, Dumas y Platón, pero difícilmente sus obras tendrán muchos lectores.
¿Para qué tomarse el trabajo de leerlas si en Google puedo encontrar síntesis sencillas, claras y amenas de lo que inventaron en esos farragosos librotes que leían los lectores prehistóricos?
La revolución de la información está lejos de haber concluido. Por el contrario, en este dominio cada día surgen nuevas posibilidades, logros, y lo imposible retrocede velozmente. ¿Debemos alegrarnos? Si el género de cultura que está reemplazando a la antigua nos parece un progreso, sin duda sí.
Cuanto más inteligente sea nuestro ordenador, más tontos seremos.
La robotización de una humanidad organizada en función de la "inteligencia artificial" es imparable. A menos, claro, que un cataclismo nuclear, por obra de un accidente o una acción terrorista, nos regrese a las cavernas. Habría que empezar de nuevo, entonces, y a ver si esta segunda vez lo hacemos mejor.
Camino a Rinconada
Cuando víaje a Piura, a la provincia de Morropon en el año de 1999, conoci a Edgar que tiene una sonrisa tierna y serena su delgado rostro lo hace parecer de 8 años, pero el tenia 12, es su falta de peso y estatura lo que hace que la niñez no se aleje de él .
Mientras caminábamos conversavamos, el me cuenta que estuvo estudiando en Morropón durante 1 año, pero los maltratos de su tía lo hicieron regresar a Mishcas. Solo iba al colegio, pero el ver tantas casas nuevas lo hacian regresar a casa de su tía muy tarde .
Esa tia lo reprimía y le pegaba y le pidio a su mamá que lo regrese a Mishcas, ella no quiso, porque Morropón era mejor lugar, asi que un buen dia cogio la carretera que llevaba a Mishcas, es decir unos kilometros llenos de cerros y quebradas caminando caminando, llego a Mishcas, su mamá al verlo le dio otra paliza, mas esta no le dolio mucho estaba ya en casa.
Mientras se acuerda de ese año, su rostro se contrare y escupe como para quitarse ese sabor amargo del vano recuerdo.
Ahora esta mejor, no tiene muchas preocupaciones ,va la colegio que esta al frente de su casa ,va a pastear las 2 vacas de la familia y por hoy se gana una propina al acompañar a esta dudosa caminante hasta Rinconada .
Hemos caminando por un sendero muy angosto, se puede ver Higuerones desde aqui estamos bordeando el cerro, es mejor mirar bien antes que perder el equilibrio, Edgar se resbala con sus yanquis polvorientos, se rie y me da la mano para que no corra la misma suerte.
Aunno concibo la idea que esos 29 kg me sostengan, el me da la mano y sus musculos se contraen al hacer fuerza ,sus manos sostienen mi futuro almuerzo :manzana ,durazno y una pera de agua ,ya que no puedo comer hasta que llegue a Rinconada segun prescripcion de la sra Asuncion madre de Edgar
- La subida y la bajada le caera mal y tendra nauseas y vomitos - me dijo.
Claro, si, lo creo y lo compruebo ,mas mi almuerzo ha caido por el suelo, la manzana roja cae al precipicio y Edgar salta por la maleza a buscarla, vuelve feliz y me enseña la fruta roja, su sonrisa se confunde con la brillantez de su mirada.
Quizas no es el camino indicado para mi, mis zapatillas no son las adecuadas, se resbalan y frenan cada momento, voy dudando para bajar, este cerro, a pesar de mi mirada de seguridad que Edgar me inspira. Casi a la media hora de bajada se vislumbra el caserio de Rinconada, desde aqui arriba, segun mis conclusiones tendremos que bajar, dudo nuevamente, no confio en el cerro y sus bajadas, asi que bajé sentado, Edgar me mira desde abajo, me da la mano y sonrie, mientras bajo sentado el cerro, es todo un espectaculo y mi jean sufrio por ello. Para la proxima me ire caminando por todo la carretera, no me importaran tantas vueltas al cerro, con tal que no baje.
Rinconada parece sentada en el cerro, esta lejana y a unas vueltas de nosotros, la carretera, o trocha carrozable es llana asi que el camino es mas fácil
En la última vuelta al cerro se escucha el cacarear de las gallinas y voces de personas, se ve una casa de color celeste, es posta médica ( unica construccion de material noble ) cerca la cancha de futbol, llena de chicos sin camisa, corriendo en una nube de arena .Edgar me señala la casa de la sra Armandina mi futura casera, veo una acera alta llena de puertitas de nogal, una de ellas sera mi cuarto
Despues de presentarme a mi casera y tomar algo de limonada, cancelo los servicios de mi guìa y le recomiendo no llegar tarde a Mishcas, ya anochece. Extiendo las frutas y le dejo la manzana, la mira y la lustra, sin miramientos le clava sus dientes, se la ha ganado.
Le trato de dar un beso de despedida, mas sus musculos se contraen, sonrie nervioso, creo que ese cariño no lo conoce, me dice adios con su delgada mano, perdiendose en la unica calle de Rinconada .