jueves, 27 de junio de 2019

Un ejemplo a seguir

Pedro tiene 28 años de edad y es un profesor que donó el 80 % de su sueldo por 4 meses a la IE donde el trabaja y gana luego un premio del mejor “Profesor” de la Ugel 15. Casi la totalidad de los alumnos del profesor de ciencias vive en la pobreza. El profesor Pedro superó a otros representantes del distrito Santa Eulalia y Chosica. El docente, ahora el “mejor maestro de la Ugel 15”, es miembro de la orden religiosa franciscana. El sábado 22 de junio me reuní con mi colega Pedro y otros colegas que participaron en este concurso en el restaurante  “Palitos y tenedores" en Chosica. Pedro me contó  que maneja una aula compuesta en su mayoría por niños pobres y huérfanos en la zona de Ricardo Palma. Sensibilizado por la precaria condición de sus alumnos, el profesor de ciencias dona el 80 % de su sueldo. El licenciado Pedro da clases en el colegio de secundaria  “Jesus Redentor", ubicado en una zona muy pobre del distrito  de Ricardo Palma. La comunidad  donde se encuentra ubicado el centro educativo enfrenta mucha pobreza, la delincuencia y muchos de los estudiantes han perdido al menos a uno de sus padres. El aporte del profesor sirve para brindarle nuevas oportunidades a sus alumnos como por ejemplo ampliar el club de ciencias y mejorar la calidad de educación de los menores a fin de que puedan calificar para competencias a nivel nacional. Asimismo el año pasado su escuela logró el primer puesto en la Feria de Ciencias organizado por la Ugel 15 con un dispositivo inventado por los estudiantes del profesor Pedro que permitía que personas  ciegas pudieran trasladarse sin ningún problema utilizando el Sistema Arduino. Junto a mi colega Pedro otros docentes de la zona, dos maestros uno de Santa Eulalia y otro de Chosica competían por el reconocimiento del mejor profesional en Educación. Entre ellos, estaba Martín y Mónica.
El Lic. Martín Rojas Quispe fue considerado entre los mejores participantes por crear una Emisora radial que disminuyó la deserción escolar. La emisora radial funciona durante los dos turnos que tiene el colegio “José Olaya" de Santa Eulalia. Este proyecto educativo motiva a los estudiantes a involucrarse e identificarse con su centro educativo. Docentes de otros colegios de la zona se acercaron a Martin para replicar el  interesante proyecto educativo. Por su parte, la representante de Chosica la Lic. Monica Pariona Huanuco que labora en la IE. “Pablo Patron", desarrolló el programa “Robótica con chatarra”, a fin de llevar la tecnología a las aulas. Sin embargo, el ganador del mejor Profesor de la Ugel 15, fue Pedro quien recibió el premio de s/ 3,000 mil nuevos soles, con el cual piensa en seguir invirtiendo en su Sala de Ciencias.

miércoles, 20 de febrero de 2019

El cine en la escuela

Con las revoluciones tecnológicas del siglo XX y la consolidación de la sociedad de la información, las rutinas escolares separatistas de lo audiovisual se vieron afectadas. Digamos, que la escuela, por supuesto con dificultades a bordo, empezó a recibir el lenguaje computacional y a modificar sus prácticas pedagógicas y formativas invocando los sistemas informáticos y el internet.
El posicionamiento que el séptimo arte ha logrado en las escuelas le ha significado un braceo a contracorriente. Su relación con la pedagogía resulta propia de amores y odios. En un principio, el cinematógrafo fue aplaudido por su capacidad didáctica. Al punto que en Latinoamérica, en 1897 el Doctor Alejandro Posadas, docente de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires, con astucia pionera enseñó a sus alumnos a través de las imágenes de dos operaciones que filmó para reproducirlas como método instructivo. Ya para mediados de los treinta, la proscripción del cine en el aula fue sentenciada por los dirigentes del mundo escolar. El temor a lo desconocido se impuso y algunas teorizaciones que hoy por hoy todavía tienen cabida señalaron que el cine tenía la capacidad de provocar desórdenes mentales y propiciar amoralidad. Recientemente, de veinte años para acá, esa tendencia empezó a modificarse. La masificación de la televisión y de sus imágenes al alcance de los niños en la ausencia de sus padres, obligó a la escuela a repensar las virtudes del cine y a integrar sus iconografías para tener la posibilidad de tutelarlas y guiarlas.
Y en esas estamos. Se puede decir que son más los avances teóricos y las banderas verdes que se agitan desde la academia que el matrimonio consumado del cine y la escuela. Hace pocos dias encueste a un pequeño grupo de maestros en Chaclacayo y Chosica; y descubrí que solamente el 1% del profesorado acudía a las películas como insumo pedagógico. Entonces me hice una pregunta ¿La escuela se habrá aventurado a hacer del cine una fuente de saber?
La escuela tiene el deber de brindar oportunidades, de enseñar a pensar y el cine es una herramienta perfecta para señalar un horizonte mejor.
Pero el mundo de la imagen puede ser perjudicial para los niños si los adultos no les enseñamos a adoptar una actitud crítica ante lo que ven y a aprender  de la secuencia de imágenes que están contemplando.
No podemos olvidar que el niño de hoy adquiere muchos conocimientos de forma indirecta, mediatizados por los medios de comunicación de masas. A través de la imagen y del sonido, nuestros alumnos reciben una magnitud de información que era impensable cuando la transmisión se hacía, casi exclusivamente, a través de los libros.
Por lo expuesto anteriormente, reconociendo que el mundo de la imagen ocupa un lugar cada vez más importante en nuestra sociedad, decidí escribir este artículo y reconocer la importancia de lo audiovisual como medio de expresión complejo y original.
Creemos que el cine puede desarrollar en los niños unas capacidades mentales diferentes a las desarrolladas con la lectura y la escritura. Es indiscutible que determinados tipos de información se transmiten mejor por la imagen en movimiento.
Hoy en día, se asiste a las salas de cine de manera esporádica para ver la película de moda, para disfrutar de la compañía de nuestros círculos de amistades, o simplemente para desconectar y dejar la mente en blanco. En pocas ocasiones nos damos cuenta de lo que el cine puede aportar, tanto a jóvenes como a adultos, en materia de educación y todas sus variantes.
Una ventana hacia otros mundos y culturas, formas de ver una realidad inconcebible, la interiorización de percepciones que pueden conformar nuestra actitud, eso es el cine. Ejemplo de ello son películas como Blade Runner, que nos traslada a la visión del año 2019 que se tenía en 1982, un retrato perfecto de la deshumanización del hombre y la humanización de las máquinas, tal y como ocurre hoy en día. Otras películas, como Apocalypto, nos sacan de la butaca para llevarnos miles de años atrás y conocer las costumbres, creencias y modo de vida de civilizaciones extintas. Producciones de animación como UP, con un mensaje de refuerzo positivo que puede ser diferente dependiendo de la edad del público.
Hay que apreciar lo que el cine nos puede ofrecer, no solo la historia que nos cuenten, sino detalles subliminales como la banda sonora o la fotografía que son parte esencial de un todo. Como dijo Ingmar Bergman: “Ningún arte traspasa nuestra consciencia de la misma forma que lo hace el cine, tocando directamente nuestras emociones, profundizando en los oscuros habitáculos de nuestras almas”.
Hay que subrayar la importancia de esta herramienta para la comunidad docente, fomentar su uso como un recurso eficaz en determinados campos por los beneficios que puede suponer a los más pequeños.
Desde aquí animo a todos los lectores a que aprendan a educar con el cine, a que aprecien los detalles más nimios de la mirada de otra persona y que se dejen llevar por mundos imposibles.



jueves, 14 de febrero de 2019

¿Cuál es el colegio apropiado para mi hijo?

Hoy es un día especial para mi, ya que hoy estoy publicando mi artículo número 200.
Siempre en verano que no hay clases me dedico a matricular en la IEP donde laboro y siempre recomiendo a los padres de familia que pueden visitar varios colegios y luego ordenar sus preferencias. Y siempre me pregunto en qué se pueden fijasr los PPFF cuando buscan un colegio para matricular a sus gijos. Este tipo de reflexion son importantes para que los padres clarifiquen sus criterios antes elegir un colegio para sus hijos en la medida que no les baste como criterio escoger porque "me han dicho que es bueno".
Hay padres que apelan a criterios tradicionales como escoger el colegio en el que ellos estudiaron, el porcentaje de alumnos que ingresan a la universidad o los resultados comparativos que se obtienen en algunos rankings de colegios. En otros casos se fijan en los costos, el mix social, la cercanía al hogar o el colegio al que van los hijos de sus amigas.
Sin embargo, quizá convendría empezar a buscar otro tipo de indicadores más cercanos a la experiencia personal, afectiva y social que tendrán los alumnos de estos colegios.
Por ejemplo, conversar con padres de alumnos de Inicial, Primaria y Secundaria del colegio que les interesa para ver qué piensan, u observar a los niños a la salida del colegio para ver si irrumpen en la calle, se ven tensos, desanimados y agresivos, o en cambio se les ve alegres, tranquilos, conversando con calma. Otra opción podría ser visitar los baños de profesores y alumnos, para ver cuán respetuoso y considerado es el colegio con la intimidad y las necesidades de higiene de los alumnos y profesores. Podrían observar una hora de recreo:  si los niños juegan y se comunican cordialmente entre sí, si hay presencia de profesores conversando con alumnos y observando lo que pasa, si hay exclusión de algunos alumnos, ver cómo tratan los mayores a los menores, etc.  Cada uno de estos ejemplos permite hacer inferencias sobre los valores y el clima institucional. Y como estos hay muchos otros criterios: dónde está ubicada las oficina del director y cuan accesible es, qué innovaciones hace el colegio, cuál es su presentación estética, cómo se involucra a los padres, que tipo de capacitación hacen los profesores, etc.
Lo importante es entender que nadie puede sentir por uno qué es lo mejor para sus hijos y en ese sentido la elección del colegio es muy personal para cada familia que se esmera por buscar el mejor colegio para sus hijos.
Una vez clarificado eso, empieza el proceso de selección de opciones y elección.
1. Colegio solo para varones/mujeres ó coeducación.
Los partidarios de la coeducación enfatizan que “así es el mundo” (sociedades mixtas de hombres y mujeres) y deben aprender a convivir dentro de él. Los partidarios de tener separados a los hombres de las mujeres  consideran que eso permite un mejor tratamiento de los temas particulares de su propio género, una mayor coincidencia en las etapas de desarrollo sexual e intelectual y menores  tensiones en las relaciones entre hombres y mujeres (lo que algunos  religiosos llamarían  “menos tentaciones”).
2. Colegios de habla extranjera.
Proponen que así preparan mejor para el mundo globalizado y garantizan la solvencia en el idioma de enseñanza. Suelen ubicase en el nivel socioeconómico  medio-alto, por los costos adicionales del personal que domina el idioma extranjero. En la vereda contraria están quienes sostienen que esos colegios producen un débil arraigamiento en la identidad peruana, pobre redacción y comprensión del castellano y dificultades adicionales de aprendizaje al tener que aprender diversas asignaturas en idioma extranjero.
3. La capacidad económica de la familia. Colegio al alcance del bolsillo, siendo conscientes que los costos educativos son crecientes en el tiempo y se multiplican en función del número de hijos.
4. Las prioridades y estilos básicos del centro educativo.
¿Forman buenas personas o buenos postulantes universitarios? ¿Se enfatiza el desarrollo de la personalidad, la mente y los valores de modo integral, o fundamentalmente interesa el cultivo del intelecto y el logro de altos estándares académicos?
5. Calidad de los canales de comunicación entre profesores y alumnos o padres.
¿Hay comunicación o conflicto? ¿Cómo reacciona el colegio cuando un padre se queja de algún problema; toma represalias o es acogedor y procura encararlos? A través del estilo de comunicación, los padres perciben cuánto el colegio conoce y se preocupa por sus hijos, y cuánto les importa lo que pasa con ellos.
6. El clima institucional. ¿Se respira cordialidad, tranquilidad, confianza, o más bien rivalidad, competencia, tensión, desacato?
7. Estilo disciplinario.
¿Es una disciplina represiva y dogmática, o es una disciplina firme pero comprensiva, que reconoce que la violación de las normas no es necesariamente una falta de respeto a la autoridad, sino una sana confrontación de un niño con los límites, para poder incorporarlos paulatinamente a su autodisciplina?
8. Selectividad de alumnos.
¿Es un colegio selectivo que en nombre de la exigencia no admite  o provoca el retiro de alumnos que no califican con los estándares planteados al conjunto (o los derivan a clases  extras y terapias)?. Los padres deben preguntarse ¿cómo puedo saber al  inscribir a los 3 años de edad a mi hijo, si en algún momento requerirá ayuda del colegio en temas académicos, sociales o emocionales? En caso de necesitarla ¿este colegio me los brindará o tendré que cambiar de colegio?.    9. Capacidad de proyectarse al futuro: ¿Incorpora la modernidad al quehacer educativo? Un colegio que no cambia y que tampoco innova ni crea, se estanca y envejece. Además no tendrá la capacidad de transmitir a los alumnos la exigencia de revisar permanentemente todo lo que se hace para actualizarse y mejorar.
10. Actualización de docentes.
¿Existe una rutinaria actualización y rotación razonable de profesores? Esto se refleja en la asistencia frecuente de los profesores a cursos de actualización, viajes de capacitación, visita de expertos, etc.
11. La dimensión psicológica.
¿Se preocupa el colegio por la estabilidad emocional de los alumnos, su equilibrio psicológico, su capacidad de tolerar frustraciones, que posean una autoestima fuerte, que tengan confianza en sí mismos, capacidad de socializar fluidamente y enfrentar con seguridad lo desconocido? ¿O es un colegio que deja todo eso a cargo de los padres y terapeutas privados?
12. Los valores y la dimensión espiritual.¿Hacen en el colegio el esfuerzo por enseñarle a los alumnos a rendir cuentas a sus conciencias (o a Dios), de tal manera que los impulse a tener actitudes éticas en sus vidas? ¿Es el colegio capaz de entender que cada persona tiene una misión en la vida que va más allá de su existencia física, y ayuda a los alumnos a encontrarla y a bregar por sus ideales y convicciones?
13. La comunidad de padres.
¿Cómo es la intervención de los padres en el colegio?  ¿Son presencias puntuales o están presentes a lo largo del año como parte activa y colaborativa de la comunidad educativa? ¿Se acerca o aleja a los padres?
Una buena manera de hacerlo es pasearse un tiempo por el colegio, entrar a clases para ver si es un lugar de disfrute para los niños, si trabajan juntos y si  hay una relación cálida e interactiva con sus profesores.
Los padres podrían hacerse algunas preguntas en relación a esa visita:  ¿Soy bienvenido para entrar al colegio y tomarme un tiempo para observar cómo interactúan los alumnos y si alumnos y profesores te toman en cuenta para saludarte y hacerte sentir cómodo?;  ¿Cómo es la organización de la clase?; ¿Se desarrolla centrada en el profesor o en el alumno?;  ¿Los profesores escuchan a los alumnos, interactúan y conversan con ellos dentro y fuera de clase?
Finalmente es fundamental entender que la elección de un colegio debe corresponder a una decisión de la pareja de padres.
¡Buena suerte en la elección!

jueves, 7 de febrero de 2019

El método Polya

George Polya fue un matemático que nació en Budapest, Hungría en 1887 y murió en Palo Alto, EUA. Trabajó en una gran variedad de temas matemáticos, incluidas las series, la teoría de números, Geometría, Álgebra, Análisis Matemático, la combinatoria y la probabilidad.
Obtiene el doctorado en la Universidad de Budapest y en la disertación para obtener el grado aborda temas de Probabilidad. Fué maestro en el Instituto Tecnológico Federalen Zurich, Suiza.
En 1940, huyendo de Hitler, Pólya y su esposa se trasladan a los Estados Unidos de América y se instala en Palo Alto, California. Trabajo en la Universidad de Brown posteriormente en la Universidad de Stanford en 1942.
Durante su larga vida académica y profesional recibió numerosos premios y galardones por su excepcional trabajo sobre la enseñanza de las matemáticas y su importantísima obra investigativa.
Cuando se le preguntaba cómo había llegado a ser matemático, solía decir, medio en broma, medio en serio:  "No era lo suficientemente inteligente para ser físico, y demasiado para ser filósofo, así que elegí matemáticas, que es una cosa intermedia.
En sus estudios, estuvo interesado en el proceso del descubrimiento o cómo es que se derivan los resultados matemáticos. Advirtió que para entender una teoría, se debe conocer cómo fué descubierta. Por ello, su enseñanza enfatizaba en el proceso de descubrimiento aún más que simplemente desarrollar ejercicios apropiados. Para involucrar a sus estudiantes en la solución de problemas, generalizó su método en los siguientes cuatro pasos:
• Entender el problema
• Configurar un plan
• Ejecutar el plan
• Mirar hacia atrás
George Pólya presentó en su libro "Cómo plantear y resolver problemas", un método de 4 pasos para resolver problemas matemáticos.
Para resolver un problema se necesita:
Paso 1: Entender el problema
¿Cuál es la incógnita?, ¿Cuáles son los datos?
¿Cuál es la condición?
¿Es la condición suficiente para determinar la incógnita?
¿Es insuficiente? ¿Redundante? ¿Contradictoria?

Paso 2: Configurar un plan
¿Te has encontrado con un problema semejante? ¿O has visto el mismo problema planteado en forma ligeramente diferente?
¿Conoces algún problema relacionado con éste? ¿Conoces algún teorema que te pueda ser útil?

Paso 3: Ejecutar el plan
Al ejercutar tu plan de la solución, comprueba cada uno de los pasos:
¿Puedes ver claramente que el paso es correcto? ¿Puedes demostrarlo?

Paso 4: Examinar la solución obtenida
¿Puedes verificar el resultado?
¿Puedes obtener el resultado en forma diferente?
¿Puedes verlo de golpe? ¿Puedes emplear el resultado o el método en algún otro problema?
Las aportaciones de Pólya incluyen más de 250 documentos matemáticos y tres libros que promueven un acercamiento al conocimiento y desarrollo de estrategias en la solución de problemas. Su famoso libro "Cómo plantear y resolver problemas" se ha traducido a 15 idiomas, introduce su método de cuatro pasos junto con la Heurística y estrategias específicas útiles en la solución de problemas.
Este matemático enriqueció a las Matemáticas con un importante legado en la enseñanza de estrategias para resolver problemas. En suma, dejó los siguientes diez mandamientos para los profesores de matemáticas:
Interésese en su materia.
Conozca su materia.
Trate de leer las caras de sus estudiantes; trate de ver sus expectativas y dificultades; póngase usted mismo en el lugar de ellos.
Dése cuenta que la mejor manera de aprender algo es descubriéndolo por uno mismo.
Dé a sus estudiantes no sólo información, sino el conocimiento de cómo hacerlo, promueva actitudes mentales y el hábito del trabajo metódico.
Permítales aprender a conjeturar.
Permítales aprender a comprobar.
Advierta que los razgos del problema que tiene a la mano pueden ser útiles en la solución de problemas futuros: trate de sacar a flote el patrón general que yace bajo la presente situación concreta.
No muestre todo el secreto a la primera: deje que sus estudiantes hagan sus conjeturas antes; déjelos encontrar por ellos mismos tánto como sea posible.
Sugiérales; no haga que se lo traguen a la fuerza.

miércoles, 30 de enero de 2019

Aplicando las nuevas metodologías en el aula

No es necesario mencionar a estas alturas lo rápido que cambia todo en los últimos años. La educación en las aulas debe renovarse, ya que, entre otras cosas, cada vez existe menos conexión entre aquello que los alumnos estudian en el aula y lo que más tarde desean las empresas de sus futuros empleados.
Es el momento de alejarnos de las lecciones magistrales, de las interminables horas dedicadas a la memorización, del libro de texto como única herramienta educativa.  La innovación en la educación ha llegado para quedarse, poner debajo del foco al alumno y a sus necesidades reales y convertir el aprendizaje en un reto y una satisfacción y no en una obligación.
Ser educador, hoy en día, supone un desafío, ya que se tiene que estar comprometido con la profesión. Son ideas necesarias saber convertir las ideas en realidad, hacer un pacto con los cambios y sentir pasión por enseñar.
Las nuevas metodologías pretenden cambiar el entorno educativo, mejorar los resultados académicos y una formación integradora mediante clases dinámicas y que estimulen al alumno.
Antes de hablar sobre las nuevas metodologías, he de decir que todas tienen en común que se basan en lo que hablamos en este blog, el aprendizaje experiencial, por lo tanto se centran en una actitud positiva para solucionar retos, aprender de los errores y de los demás, ser resilientes, amar y aprender. Pero todo ello pasa por tener un buen director de orquesta: el educador se sitúa en el centro del mencionado cambio y es él el primero que debe tener una mentalidad abierta y de crecimiento.
1. Flipped Classroom o Aula Invertida.
Una de las metodologías modernas que ha ganado más popularidad en los últimos años, el Flipped Classroom es un modelo pedagógico en el que los elementos tradicionales de la lección impartida por el profesor se invierten, los materiales educativos son estudiados por los alumnos en casa y, luego, se trabajan en el aula. El principal objetivo de esta metodología es optimizar el tiempo en clase dedicándolo, por ejemplo, a atender las necesidades especiales de cada alumno, desarrollar proyectos cooperativos o trabajar por proyectos.

2. Aprendizaje Basado en Proyectos
Con la llegada de las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación a los colegios, han surgido tanto nuevas metodologías de enseñanza como nuevas versiones de metodologías ya existentes, ahora revisadas para las generaciones digitales. Una de las más utilizadas en clase actualmente es el Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP).
En su esencia, el ABP permite a los alumnos adquirir conocimientos y competencias clave a través de la elaboración de proyectos que dan respuesta a problemas de la vida real. La enseñanza basada en proyectos o tareas integradas, supone hoy la mejor garantía didáctica para una contribución eficaz al desarrollo de las competencias clave y al aprendizaje de los contenidos del currículo
Partiendo de un problema concreto y real, en lugar del modelo teórico y abstracto tradicional, parecen evidentes las mejoras en la capacidad de retener conocimiento por parte del alumnado así como la oportunidad de desarrollar competencias complejas como el pensamiento crítico, la comunicación, la colaboración o la resolución de problemas.

3. Aprendizaje Cooperativo
“Más fuertes juntos”. Así se podría resumir de forma sencilla el aprendizaje cooperativo, una metodología que los maestros usan para agrupar a los estudiantes y, así, impactar en el aprendizaje de una manera positiva.
Los defensores de este modelo teorizan que trabajar en grupo mejora la atención, la implicación y la adquisición de conocimientos por parte de los alumnos.
El objetivo final es siempre común y  se va a lograr si cada uno de los miembros realiza con éxito sus tareas
La principal característica es que se estructura en base a la formación de grupos de entre 3 y 6 personas, donde cada miembro tiene un rol determinado y para alcanzar los objetivos es necesario interactuar y trabajar de forma coordinada. En el aprendizaje cooperativo, el objetivo final es siempre común y  se va a lograr si cada uno de los miembros realiza con éxito sus tareas. Por su parte en el Aprendizaje Individual el alumno se focaliza en conseguir sus objetivos sin tener que depender del resto de compañeros.

4. Aprendizaje basado en problemas
El aprendizaje basado en problemas es un proceso de aprendizaje cíclico compuesto de muchas etapas diferentes, comenzando por hacer preguntas y adquirir conocimientos que, por su vez, llevan a más preguntas en un ciclo creciente de complejidad.
Poner en práctica esta metodología no supone sólo el ejercicio de indagación por parte de los alumnos, sino convertirlo en datos e información útil. De acuerdo con múltiples pedagogos, las cuatro grandes ventajas observadas con el uso de esta metodología son:
•El desarrollo del pensamiento crítico y competencias creativas
•La mejora de las habilidades de resolución de problemas
•El aumento de la motivación del alumno
•La mejor capacidad de transferir conocimientos a nuevas situaciones

5. Design Thinking
La educación siempre ha sido un espacio por excelencia para la innovación. Maestros en todo el mundo están constantemente trayendo nuevas ideas y metodologías al aula haciendo el mejor uso de las herramientas a su disposición.
El Design Thinking o “Pensamiento de Diseño”, nace con los diseñadores y su método para resolver problemas y satisfacer así las necesidades de sus clientes. Aplicado a la educación, este modelo permite identificar con mayor exactitud los problemas individuales de cada alumno y generar en su experiencia educativa la creación y la innovación hacia la satisfacción de los demás, que luego se vuelve simbiótica.

6. Aprendizaje Basado en el Pensamiento (Thinking Based Learning)
Más allá del debate sobre la eficacia de aprender “de memoria”, cuando se habla de educación uno de los aspectos más discutidos es la necesidad de enseñar a los alumnos a trabajar con la información que reciben en la escuela. Enseñarles a contextualizar, analizar, relacionar, argumentar. En definitiva, convertir información en conocimiento. El objetivo del aprendizaje basado en el pensamiento, es desarrollar destrezas del pensamiento más allá de la memorización y desarrollar un pensamiento eficaz.

7. Aprendizaje Basado en Competencias
Por definición, todo aprendizaje tiene como objetivo la adquisición de conocimiento, el desarrollo de habilidades y la solidificación de hábitos de trabajo. El Aprendizaje Basado en Competencias representa un conjunto de estrategias para lograr esta finalidad.
A través de herramientas de evaluación como las rúbricas, los maestros pueden impartir el currículo académico sin desviaciones del plan de estudios vigente pero enfocándolo de forma distinta, poniendo en práctica ejemplos reales y, así, transmitiendo a sus alumnos una dimensión más tangible de las lecciones.

martes, 22 de enero de 2019

La curiosidad en clase

La curiosidad es una de las características más importantes de la humanidad, especialmente en lo que se refiere al aprendizaje. Una buena amiga me preguntó una vez qué característica quería que tuviera mi futuro hijo y le contesté con seguridad: ¡que sea curioso!”.
No hay mejor manera para empezar este artículo que con un dato curioso sobre la curiosidad. La curiosidad comparte sustratos neuronales con conductas esencialmente placenteras como comer, beber o tener relaciones sexuales. Es difícil, pues, entender cómo algo tan potente puede, en educación, relegarse a un segundo plano a medida que el estudiante se hace mayor. Es una herramienta que juega a nuestro favor como educadores pero que no cultivamos, a la que no damos mucha importancia, sobre la que no conocemos lo suficiente, no ayudamos a desarrollar, mucho menos generamos los contextos necesarios para que los estudiantes disfruten de su curiosidad satisfecha con un aprendizaje significativo conseguido o, incluso, la cortamos con el fin de simplificar la clase o de evitar que el alumnado nos meta en problemas con preguntas que van más allá de nuestros conocimientos o de lo que teníamos programado, a veces parece que lo programado está grabado a piedra siendo imposible desviarnos de lo previamente dispuesto por miedo a un castigo divino o, peor aún, no llegar a explicar todos los contenidos que tengo que enseñar, curioso que en esta frase tantas veces escuchada no se comenta que los niños aprendan nada, solo que como profesor debo cubrirme las espaldas y explicar todo lo de la siguiente lista. Creo que la curiosidad tiene un doble papel en el proceso interminable de aprendizaje de una persona  y, por supuesto, en la evolución de la humanidad, siendo vital tanto en el contexto escolar como fuera de él. Y es que el niño va al colegio y trabaja porque ni siquiera se plantea no hacerlo aunque a veces no le guste; el adolescente va a la escuela y estudia porque “es su obligación” frase muy empleada por padres y madres sin tener en cuenta la cantidad de veces que los adultos, si podemos, intentamos eludir nuestras obligaciones cuando éstas no nos gustan; el estudiante hace su secundaria, va a la Academia y luego a la universidad, muchas veces, porque “algo tendré que aprender para ganarme la vida” y después llega la edad adulta, una época que dura el doble o el triple que las otras tres juntas, y es entonces cuando una persona seguirá aprendiendo de verdad, seguirá leyendo, formándose e informándose si en su interior siente curiosidad. ¿Entonces es una cuestión genética? ¿Unos tienen curiosidad y otros no? No lo creo; mi experiencia me ha demostrado que la curiosidad se trabaja, se “entrena” y se aprende a apreciarla a base de beber de ella. Es cierto que todos nacemos curiosos y que es el motor de nuestro aprendizaje temprano pero a medida que pasan los años, especialmente en la escuela, se va matando dicha curiosidad y lo peor de todo es que hemos desarrollado muchas formas de hacerlo. Veamos unos pocos ejemplos:

1.- ¿Tienes curiosidad? ¡Trabaja el doble!. Ahí tenemos al niño que tiene curiosidad por un tema, hace una pregunta y el profesor le responde con una variante de “muy interesante tu pregunta. Búscalo en casa”. Vaya, el niño ya tiene deberes, pero aún envalentonado por su curiosidad, llega a casa, pregunta a sus padres, busca en Internet y al día siguiente vuelve al profesor, en clase, y le dice que ya sabe la respuesta, concluyendo todo ello, muchas veces, en un breve comentario y a seguir. El problema no reside en el hecho de que el niño haya trabajado en casa, lo cual ayuda a adquirir unos hábitos de resolución de preguntas y desarrolla la autonomía del alumno; el problema se encuentra en el hecho de que no se le da relevancia al camino que el niño estaba abriendo, no hacemos significativo el esfuerzo y aprendizaje desarrollado por el niño por propia voluntad (recordemos que no eran deberes).

2.- Ahora no.- La curiosidad no pide turno, no espera largas horas de cola y, desde luego, no entiende de programaciones y de tiempos. La curiosidad surge cuando algo se conecta en nuestro cerebro, cuando surge una incongruencia entre los conceptos previos y el aprendizaje que se está afrontando, cuando se abren los ojos ante un descubrimiento emocionante, cuando el mundo plantea algo desconocido… y la pregunta que se forma interrumpe nuestra estudiada y programada clase, tan marcada por los tiempos y por los contenidos; y sin reflexionar, los profesores dicen: “ahora no”. Es muy probable que el niño sienta que para él lo que ha preguntado tenía mucho más sentido, era mucho más interesante y, por lo tanto, “tocaba” mucho más que el tema planteado; eso sin contar que es probable que si el profesor se detuviera a pensar en la pregunta que se ha formulado encontraría tres cosas:
A.- Que puede relacionarla con los contenidos que tanto nos obsesionan,
B.- Que no es una inquietud solo del alumno que ha preguntado.
C.- Que de repente hay mucha más atención en clase y mucho más interés.

3.- ¡Qué pregunta! ¡No seas pesado!
Es esta una situación muy similar al punto 2 pero con el agravante de que estamos relacionando la curiosidad con un elemento negativo: ser cargante para los demás. La relación entre esto, querer ser aceptado y, por ende, dejar de preguntar es muy directa.
Como en todo en la vida todo esto requiere poner tu tacto emocional al servicio de la situación y saber diferenciar entre las preguntas del alumnado fruto de su curiosidad y las preguntas que buscan llamar la atención. En cualquier caso, aunque se trate de una pregunta que tiene el claro objetivo de reclamar atención responde a una situación que no se soluciona con un “ahora no” o “no seas pesado”.
¿Y por qué nos mueve la curiosidad?
Hay varios hechos relacionados con la curiosidad que nos convendría saber. El primero es que la curiosidad, desde los orígenes, es un mecanismo cerebral que nos permite detectar los sucesos diferentes en nuestro día a día, poner atención en ellos, decidir si son significativos y, de ser así, aprenderlos o memorizarlos. Es, en el fondo, un mecanismo de supervivencia que nos permitía ver que algo en el descampado no estaba igual que siempre y que era mejor salir corriendo de allí para que el depredador escondido entre la maleza no nos diera caza. Si nos fijamos en lo anterior y nos ponemos las lentes de educadores nos daremos cuenta de que aparecen conceptos como “atención”, “aprender” y “memorizar”. Quizás valga la pena, pues, ahondar un poco más en ello si queremos aprovecharnos de los beneficios naturales de la curiosidad.
Un segundo dato sobre la curiosidad es que en neuroeducación ha demostrado que hay ciertos circuitos cerebrales disparadores de la misma que están relacionados, a su vez, con la anticipación de la recompensa y el placer.
Aquí debo hacer un alto en el camino y comentar un hecho que acontece de forma más o menos habitual en nuestras aulas y que deberíamos cortar. El fenómeno que llamo “castillos en el aire”. Y es que como profesores a veces vemos que sería muy interesante hacer algo, lo proponemos al alumnado y después nos damos cuenta de que el día a día se nos come, que no tenemos tiempo suficiente y que al final no se va a poder hacer. Nosotros, desde una perspectiva de adultos, entendemos los motivos y los podemos argumentar; es más, es posible que incluso los alumnos lo entiendan y lo acepten pero estamos rompiendo la cadena que relaciona la curiosidad, la acción y el placer y la recompensas que, recordemos, han sido ya anticipadas. Si esto lo repetimos de forma más o menos habitual lo que estamos generando es que el alumnado ya no relacione la curiosidad con el placer y la recompensa (en ningún momento se ha dicho que ésta deba ser extrínseca únicamente). Es nuestra responsabilidad ya no solo como adultos sino también como profesores intentar no prometer algo para luego no hacerlo.
Finalmente tenemos un tercer dato muy interesante: existen varios tipos de curiosidad. Si buscas encontrarás muchas maneras de organizarlas y tipificarlas pero creo que hay una forma sencilla que como educadores deberíamos tener en mente: la curiosidad perceptual o diversificada y la curiosidad epistémico-específica. Curiosamente es la combinación de ambas la que activa un sistema cerebral que genera dopamina que, entre otras cosas, es la causante de generar sensaciones placenteras.
La curiosidad perceptual o diversificada es aquella que impele a la persona a huir del aburrimiento, que se aferra a los sucesos extraños y que tiende al aislamiento fantasioso. El alumno que juega con la goma sin hacer nada en clase, el que mira por la ventana cómo dos palomas pugnan por una migaja o el que “está en las nubes” son claros ejemplos de alumnos inmersos en este tipo de curiosidad.
Muchas veces me enfrento a situaciones en las que alguno de mis alumnos se distraen. Más tarde, fuera de clase, lo que hago es comentarle que no voy a enfadarme con él por distraerse; porque distraerse no es una decisión consciente; uno no decide, en general, que va a distraerse con el ruido de las otras aulas de primaria jugando en el patio, pero sí que lo haré si cuando se da cuenta de que está distraído no hace un esfuerzo por volver a centrarse ya que eso sí es decisión suya. La reacción del alumnado suele ser muy buena y este discurso me posiciona junto a él contra la dificultad y no en el bando contrario.
La curiosidad epistémico-específica es aquella que tiene la finalidad de llegar a un conocimiento, que se genera de la incertidumbre o de los conflictos racionales o conceptuales. Es el “quiero saber la respuesta”.
Cuando planteamos una clase que no les genera ninguna inquietud, cuyos contenidos no hemos conseguido relacionar con sus conocimientos previos con el fin de generar algo significativo para ellos, en los que sus intereses y sus inquietudes no han tenido cabida y, peor aún, siendo conscientes de que no van a tenerla porque no esperan nada nuevo hasta que termine el tema dentro de varias sesiones; entra dentro de la lógica que no aparezca la tan ansiada curiosidad específica y sí lo haga la diversificada. Es entonces cuando los profesores nos giramos y nos enfadamos porque tenemos a un buen número de alumnos distraídos o ensimismados. Les damos múltiples formas pero que podrían resumirse, en esencia, en “lo que estoy explicando debería generarte interés”.
¿Y cómo genero esa curiosidad en mis alumnos?
He aquí cuatro ideas básicas que les pueden ayudar:
1.- Abandonar la rutina en la forma de plantear y hacer las cosas en el aula de clases. No hay nada que mate más la curiosidad que la predicción. No es necesario un abanico enorme de dotes creativas e imaginación, solo hace faltar salir de la rutina.
2.- El poder de las preguntas
Y es que hay algo en nuestro cerebro que se ve impulsado a buscar las respuestas a las preguntas que nos hacen. Una vez leí que muchas veces, cuando una canción se mete en tu cabeza y no puedes dejar de cantarla o tararearla es porque hay un fragmento de la misma (ya sea letra o melodía) que no eres capaz de recordar y tu cerebro está haciendo un esfuerzo inconsciente por dar respuesta a esa pregunta.
Las preguntas, en su justa medida y bien formuladas, tienen mucho poder. Empezar la clase con una pregunta que:
A.- podrán ser capaces de resolver al final de la clase.
B.- cuya respuesta es sorprendente y relevante de alguna forma para la clase que se va a dar.
C.- esté relacionada con el tema y sea sorprendente en tanto que no se la habían planteado nunca con anterioridad aunque forma parte de su contexto de vida (como, por ejemplo, si el sol es una esfera ardiente y no cambia de color por qué al amanecer y al atardecer lo vemos rojo y el resto del día no) puede ayudarte a tener la atención del alumnado fruto de su curiosidad específica.

3.- Generar clases en los que ellos tengan cabida no solo para ejecutar.
Si generamos clases en las que sus opiniones puedan dar forma a lo que está por venir, en las que sus aportaciones puedan determinar en parte qué y cómo se va a hacer o en las que sus ideas moldeen parte de los enfoques de los contenidos que van a abordar estaremos generando contextos que huyen de la rutina, que provocan curiosidad y que son más significativos para ellos y para su aprendizaje.
Estas tres ideas tiene la función de aprovecharse de la curiosidad a corto plazo pero no querría acabar sin comentar un punto igualmente importante: el trabajo vertical de la curiosidad. Enfrentarse a las preguntas, ajenas o propias, requiere saber hacerlo bien, gestionarse adecuadamente y tener una constancia para sostener el interés en busca de la recompensa en forma de conocimiento; en definitiva, requiere entrenamiento que debemos darles a lo largo de los años.

domingo, 20 de enero de 2019

¿De qué sirve el profesor?

Un estudiante del 5to de Secundaria conversaba con el profesor Jesús de Historia de la IE "CÉSAR VALLEJO": "Disculpe profesor Jesús, pero en la época de Internet, usted, ¿Para qué sirve?"
El estudiante decía una verdad a medias, que, entre otros, los mismos profesores dicen desde hace por lo menos veinte años, y es que antes la escuela debía transmitir por cierto formación pero sobre todo nociones, desde las tablas en la primaria, cuál era la capital de Bélgica o hasta los hechos de la 2da guerra Mundual en la secundaria. Con la aparición, no digo de Internet, sino de la televisión e incluso de la radio, y hasta con la del cine, gran parte de estas nociones empezaron a ser absorbidas por los niños en la esfera de la vida extraescolar. De pequeño, mi padre no sabía que Hiroshima quedaba en Japón, que existía Guadalcanal, tenía una idea imprecisa del continente americano y sólo sabía de la India por lo que había visto la película "Madre India". Yo, aprendí muchas cosas por la radio, el periódico y las noticias cotidianas en la televisión, mientras que mis sobrinos han visto en la Internet las diversas costumbres de nuestros diversos pueblos, el desierto del Sahara, cómo las abejas polinizan las flores, cómo era un Tyrannosaurus rex y finalmente un niño de hoy lo sabe todo sobre el ozono, sobre los koalas, sobre la guerra en Siria y sobre la migración venezolana. Tal vez, un niño de hoy no sepa qué son exactamente las células madre, pero las ha escuchado nombrar, mientras que en mi época de eso no hablaba siquiera la profesora de ciencias naturales.
Entonces, ¿De qué sirven hoy los profesores? He dicho que el estudiante dijo una verdad a medias, porque ante todo un docente, además de informar, debe formar. Lo que hace que una clase sea una buena clase no es que se transmitan datos y datos, sino que se establezca un diálogo constante, una confrontación de opiniones, una discusión sobre lo que se aprende en la escuela y lo que viene de afuera. Es cierto que lo que ocurre en Siria lo dice la televisión, pero por qué algo ocurre siempre ahí, desde la época de la civilización mesopotámica, y no en Groenlandia, es algo que sólo lo puede decir la escuela. Los medios de difusión masivos informan sobre muchas cosas y también transmiten valores, pero la escuela debe saber discutir la manera en la que los transmiten, y evaluar el tono y la fuerza de argumentación de lo que aparecen en diarios, revistas y televisión. Y además, hace falta verificar la información que transmiten los medios: por ejemplo, ¿Quién sino un docente puede corregir la pronunciación errónea del inglés que cada uno cree haber aprendido de la televisión? Pero el estudiante no le estaba diciendo al profesor que ya no lo necesitaba porque ahora existían la Internet para decirle dónde está Indonesia o lo que se discute sobre la fusión del agua, es decir, no le estaba diciendo que su rol era cuestionado por discursos aislados, que circulan de manera casual y desordenado cada día en diversos medios que sepamos mucho sobre Siria y poco sobre Irak depende de la buena o mala voluntad de Trum. El estudiante estaba diciéndole que hoy existe Internet, la Gran Madre de todas las enciclopedias, donde se puede encontrar Siria, la fusión del agua, la 2da guerra mundial y la discusión infinita sobre el más alto de los números impares. Le estaba diciendo que la información que Internet pone a su disposición es inmensamente más amplia e incluso más profunda que aquella de la que dispone el profesor. Y omitía un punto importante: que Internet le dice "casi todo", salvo cómo buscar, filtrar, seleccionar, aceptar o rechazar toda esa información. Almacenar nueva información, cuando se tiene buena memoria, es algo de lo que todo el mundo es capaz. Pero decidir qué es lo que vale la pena recordar y qué no es un arte sutil. Esa es la diferencia entre los que han cursado estudios regularmente (aunque sea mal) y los autodidactas (aunque sean geniales). El problema dramático es que por cierto a veces ni siquiera el profesor sabe enseñar el arte de la selección, al menos no en cada capítulo del saber. Pero por lo menos sabe que debería saberlo, y si no sabe dar instrucciones precisas sobre cómo seleccionar, por lo menos puede ofrecerse como ejemplo, mostrando a alguien que se esfuerza por comparar y juzgar cada vez todo aquello que Internet pone a su disposición.