jueves, 14 de febrero de 2019

¿Cuál es el colegio apropiado para mi hijo?

Hoy es un día especial para mi, ya que hoy estoy publicando mi artículo número 200.
Siempre en verano que no hay clases me dedico a matricular en la IEP donde laboro y siempre recomiendo a los padres de familia que pueden visitar varios colegios y luego ordenar sus preferencias. Y siempre me pregunto en qué se pueden fijasr los PPFF cuando buscan un colegio para matricular a sus gijos. Este tipo de reflexion son importantes para que los padres clarifiquen sus criterios antes elegir un colegio para sus hijos en la medida que no les baste como criterio escoger porque "me han dicho que es bueno".
Hay padres que apelan a criterios tradicionales como escoger el colegio en el que ellos estudiaron, el porcentaje de alumnos que ingresan a la universidad o los resultados comparativos que se obtienen en algunos rankings de colegios. En otros casos se fijan en los costos, el mix social, la cercanía al hogar o el colegio al que van los hijos de sus amigas.
Sin embargo, quizá convendría empezar a buscar otro tipo de indicadores más cercanos a la experiencia personal, afectiva y social que tendrán los alumnos de estos colegios.
Por ejemplo, conversar con padres de alumnos de Inicial, Primaria y Secundaria del colegio que les interesa para ver qué piensan, u observar a los niños a la salida del colegio para ver si irrumpen en la calle, se ven tensos, desanimados y agresivos, o en cambio se les ve alegres, tranquilos, conversando con calma. Otra opción podría ser visitar los baños de profesores y alumnos, para ver cuán respetuoso y considerado es el colegio con la intimidad y las necesidades de higiene de los alumnos y profesores. Podrían observar una hora de recreo:  si los niños juegan y se comunican cordialmente entre sí, si hay presencia de profesores conversando con alumnos y observando lo que pasa, si hay exclusión de algunos alumnos, ver cómo tratan los mayores a los menores, etc.  Cada uno de estos ejemplos permite hacer inferencias sobre los valores y el clima institucional. Y como estos hay muchos otros criterios: dónde está ubicada las oficina del director y cuan accesible es, qué innovaciones hace el colegio, cuál es su presentación estética, cómo se involucra a los padres, que tipo de capacitación hacen los profesores, etc.
Lo importante es entender que nadie puede sentir por uno qué es lo mejor para sus hijos y en ese sentido la elección del colegio es muy personal para cada familia que se esmera por buscar el mejor colegio para sus hijos.
Una vez clarificado eso, empieza el proceso de selección de opciones y elección.
1. Colegio solo para varones/mujeres ó coeducación.
Los partidarios de la coeducación enfatizan que “así es el mundo” (sociedades mixtas de hombres y mujeres) y deben aprender a convivir dentro de él. Los partidarios de tener separados a los hombres de las mujeres  consideran que eso permite un mejor tratamiento de los temas particulares de su propio género, una mayor coincidencia en las etapas de desarrollo sexual e intelectual y menores  tensiones en las relaciones entre hombres y mujeres (lo que algunos  religiosos llamarían  “menos tentaciones”).
2. Colegios de habla extranjera.
Proponen que así preparan mejor para el mundo globalizado y garantizan la solvencia en el idioma de enseñanza. Suelen ubicase en el nivel socioeconómico  medio-alto, por los costos adicionales del personal que domina el idioma extranjero. En la vereda contraria están quienes sostienen que esos colegios producen un débil arraigamiento en la identidad peruana, pobre redacción y comprensión del castellano y dificultades adicionales de aprendizaje al tener que aprender diversas asignaturas en idioma extranjero.
3. La capacidad económica de la familia. Colegio al alcance del bolsillo, siendo conscientes que los costos educativos son crecientes en el tiempo y se multiplican en función del número de hijos.
4. Las prioridades y estilos básicos del centro educativo.
¿Forman buenas personas o buenos postulantes universitarios? ¿Se enfatiza el desarrollo de la personalidad, la mente y los valores de modo integral, o fundamentalmente interesa el cultivo del intelecto y el logro de altos estándares académicos?
5. Calidad de los canales de comunicación entre profesores y alumnos o padres.
¿Hay comunicación o conflicto? ¿Cómo reacciona el colegio cuando un padre se queja de algún problema; toma represalias o es acogedor y procura encararlos? A través del estilo de comunicación, los padres perciben cuánto el colegio conoce y se preocupa por sus hijos, y cuánto les importa lo que pasa con ellos.
6. El clima institucional. ¿Se respira cordialidad, tranquilidad, confianza, o más bien rivalidad, competencia, tensión, desacato?
7. Estilo disciplinario.
¿Es una disciplina represiva y dogmática, o es una disciplina firme pero comprensiva, que reconoce que la violación de las normas no es necesariamente una falta de respeto a la autoridad, sino una sana confrontación de un niño con los límites, para poder incorporarlos paulatinamente a su autodisciplina?
8. Selectividad de alumnos.
¿Es un colegio selectivo que en nombre de la exigencia no admite  o provoca el retiro de alumnos que no califican con los estándares planteados al conjunto (o los derivan a clases  extras y terapias)?. Los padres deben preguntarse ¿cómo puedo saber al  inscribir a los 3 años de edad a mi hijo, si en algún momento requerirá ayuda del colegio en temas académicos, sociales o emocionales? En caso de necesitarla ¿este colegio me los brindará o tendré que cambiar de colegio?.    9. Capacidad de proyectarse al futuro: ¿Incorpora la modernidad al quehacer educativo? Un colegio que no cambia y que tampoco innova ni crea, se estanca y envejece. Además no tendrá la capacidad de transmitir a los alumnos la exigencia de revisar permanentemente todo lo que se hace para actualizarse y mejorar.
10. Actualización de docentes.
¿Existe una rutinaria actualización y rotación razonable de profesores? Esto se refleja en la asistencia frecuente de los profesores a cursos de actualización, viajes de capacitación, visita de expertos, etc.
11. La dimensión psicológica.
¿Se preocupa el colegio por la estabilidad emocional de los alumnos, su equilibrio psicológico, su capacidad de tolerar frustraciones, que posean una autoestima fuerte, que tengan confianza en sí mismos, capacidad de socializar fluidamente y enfrentar con seguridad lo desconocido? ¿O es un colegio que deja todo eso a cargo de los padres y terapeutas privados?
12. Los valores y la dimensión espiritual.¿Hacen en el colegio el esfuerzo por enseñarle a los alumnos a rendir cuentas a sus conciencias (o a Dios), de tal manera que los impulse a tener actitudes éticas en sus vidas? ¿Es el colegio capaz de entender que cada persona tiene una misión en la vida que va más allá de su existencia física, y ayuda a los alumnos a encontrarla y a bregar por sus ideales y convicciones?
13. La comunidad de padres.
¿Cómo es la intervención de los padres en el colegio?  ¿Son presencias puntuales o están presentes a lo largo del año como parte activa y colaborativa de la comunidad educativa? ¿Se acerca o aleja a los padres?
Una buena manera de hacerlo es pasearse un tiempo por el colegio, entrar a clases para ver si es un lugar de disfrute para los niños, si trabajan juntos y si  hay una relación cálida e interactiva con sus profesores.
Los padres podrían hacerse algunas preguntas en relación a esa visita:  ¿Soy bienvenido para entrar al colegio y tomarme un tiempo para observar cómo interactúan los alumnos y si alumnos y profesores te toman en cuenta para saludarte y hacerte sentir cómodo?;  ¿Cómo es la organización de la clase?; ¿Se desarrolla centrada en el profesor o en el alumno?;  ¿Los profesores escuchan a los alumnos, interactúan y conversan con ellos dentro y fuera de clase?
Finalmente es fundamental entender que la elección de un colegio debe corresponder a una decisión de la pareja de padres.
¡Buena suerte en la elección!

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