sábado, 14 de febrero de 2015

Hablemos de Ciencia y Educación con Alberto Rodriguez

¿Considerás que utilizar las tecnologías de información y comunicación (TIC) puede ser un posible camino para desmontar algunas de las preconcepciones en torno a esa práctica?
Las tecnologías de la comunicación pueden ayudar a enseñar ciencia porque te dan otras posibilidades de mostrar una experiencia, de modelizarla, en 3D por ejemplo. También en cuanto al acceso a la información. De todas formas que haya mayor acceso a las tecnologías digitales no implica que la enseñanza sea mejor. Por ejemplo, en la prueba PISA -que aplica un método que no da cuenta de manera profunda de las categorías que presentan-  Estados Unidos, que tiene mucha disponibilidad de tecnologías en las escuelas, está en el número 24. Hay países como Polonia, que realizan experiencias muy interesantes, y no tiene gran cantidad de computadoras por alumno. En ese sentido trabajar con experiencias relacionadas a la cotidianeidad es una manera de ayudar a desmontar esos prejuicios que hay sobre que la ciencia es algo complicado y distante, y eso tiene que ver con el contacto entre las personas, con poder comunicar y saber transmitir una pasión por lo que se está haciendo. Transmitir también las emociones que se vivencian en el momento en que uno está comunicando lo que sabe y busca enseñar al otro sería una camino entonces.  – En mi caso en particular, la ciencia me mejoró la mente y me cambió la vida. El objetivo de la enseñanza, pero en particular de la ciencia, es comunicar esa inquietud por saber más, por aprender las cosas por nuestra cuenta. Yo creo que eso se consigue, solamente, cuando uno está apasionado por lo que enseña y comunica esa idea. De esa manera convertimos al estudiante en un estudiante eterno. No en el sentido de alguien que persigue la carrera científica como un profesional, sino como alguien que es un interesado y un curioso permanente por los conceptos de la ciencia y que, a su vez, es consciente de que eso le va a hacer mejor la vida no solo en lo práctico, sino también en los espiritual, porque ese conocimiento te enriquece la experiencia cotidiana. En ese sentido hacer del estudiante un autodidacta es el objetivo de enseñar con pasión. En el fondo somos todos autodidactas. Todo lo que aprendemos fuera de la felicidad es inútil. Nos tiene que gustar lo que estamos aprendiendo para que lo aprendamos realmente. Esa me parece que es la tesis central con al que, al menos, yo me conduzco en la enseñanza. En relación a la cuestión del goce y la pasión en el aprender y en la enseñanza: Vos experimentás dos mundos que están vinculados a través tuyo, en tu sentir y en tu pensar: la música y  la ciencia. Desde esa condición particular:

¿Cómo contemplás la posibilidad de relacionar el arte y  la ciencia  con lo lúdico en la enseñanza y en el aprendizaje?
Hay un poco algunos prejuicios en relación a que el arte y la ciencia son alternativas antagónicas en la búsqueda de la verdad. Es decir: por un lado estaría el arte que sirve a las pasiones y a las emociones, y por otro lado estaría la ciencia que es toda razón. En realidad si uno indaga y pone el zoom en los conceptos se da cuenta de que no es del todo así. Hay muchísimo de dialogo entre las dos y hay un territorio común, en el que hay mucho de estética en la ciencia y mucho de ese rigor científico en el arte. En el caso de la ciencia el hecho en sí, para decirlo de una forma abarcadora, es que hay muchos avances en el terreno de la física en los que esos pasos se dan no persiguiendo el horizonte de un experimento inexplicable o inexplicado hasta ese momento, sino persiguiendo un horizonte de simplicidad, de simetría, de elegancia, de sencillez de la teoría. Esas nociones son subjetivas, como la de belleza en sí en relación a la apreciación de una teoría. En muchas encrucijadas de la historia de la física, cuando los científicos tuvieron que elegir varias opciones y eligieron la más sencilla, la  que les parecía más bella, ésa terminó siendo la verdadera. Esto abre la puerta a cierto debate filosófico: ¿por qué lo que es bello es verdadero? Eso por un lado. Por otro lado, como herramienta pedagógica, ya más en lo pragmático, hay muchos ejemplos que uno puede utilizar en el aula en las que obras de arte te pueden  auxiliar al enseñar, por ejemplo: óptica, geometría, perspectiva. La perspectiva, que es un método del arte, se utiliza en astronomía. Incluso ha habido momentos en la historia, como en el medioevo, en los que la perspectiva ha sido un recurso militar para calcular los ángulos de ciertos castillos, por medio de dibujos y demás. Esos son ejemplos que uno puede utilizar en el aula. Por ejemplo: la fotografía comienza como un experimento científico y después se convierte en una expresión artística. La música, que tiene un vínculo muy estrecho con la matemática, la aritmética y con la física desde el lado de la acústica, y que puede ser un contraargumento entre esa dicotomía arte – ciencia, yo la utilizo a modo  de ejemplos en mis clases de física. Enseño fenómenos de acústica utilizando instrumentos musicales. La gente está más predispuesta a recibir conceptos científicos si están presentados dentro de un contexto artístico. Llevar el arte y la ciencia al aula tiene, para mí, un doble propósito: desmitificar la idea de que sirven a divinidades contrarias (este sería el aspecto más filosófico) y usar el arte como vehículo facilitador en la enseñanza de la ciencia (sería el aspecto pragmático)[1]. Ese enfoque habilita una instancia lúdica y experiencial y a su vez sensibiliza a los participantes… – Sí. La parte lúdica es fundamental. La matemática es como un juego de ajedrez mental que, curiosamente, tiene su aplicación en el mundo físico. De hecho, que las leyes físicas se puedan expresar en lenguaje matemático es de algún modo un misterio. Son juegos lógicos. Demostrar un teorema es jugar un sudoku un poco más complicado ¿no? Cuanto más se complejiza el juego se hace más difícil, pero mayor es el placer al jugarlo. Ese es uno de los conceptos que para mí es interesante transmitir. Pero no es fácil. Cuando yo escribo ecuaciones grandes, que a mí me parecen hermosísimas, mis estudiantes dicen “¡uy, qué feo!”, como diciendo “no entiendo”. Cuando no se entiende de qué se está hablando, eso de que se habla puede parecer feo. A veces a los alumnos, lo que les resulta difícil puede parecerles feo. Acá volvemos al comienzo de la charla donde hablabámos sobre cómo superar los prejuicios en torno  a las ciencias y su enseñanza. En tu caso ¿Cómo trabajás esa dificultad en una situación concreta en el aula? –      Les digo a los estudiantes: Bueno. ¿Esta ecuación les parece fea? Miremos con cuidado y veamos cómo esto puede explicar, o por lo menos describir formalmente, el origen  de la luz. Por supuesto que enseñar a que te guste algo es muy difícil y ahí está el gran desafío. Yo creo que la pasión es la clave. ¿Cómo te enseño a que te guste el caviar? El caviar es un gusto adquirido. Se  lo das a un chico de siete años y le parece horrendo, sin embargo hay un gusto que se puede desarrollar. No digo que sea el mismo caso, porque el caviar no tiene ninguna finalidad útil, pero yo creo que hay un gran placer que te espera si lográs conquistar parte de ese desafío de aprendizaje científico. Yo trato de comunicarles eso, porque me parece linda la gran coherencia de la matemática y siempre trato de transmitirla, aunque no  siempre lo resuelvo con éxito. Por supuesto que también  está la parte artesanal en la que uno tiene que resolver ciertos problemas, y esto es como hacer gimnasia, como hacer flexiones. Está buenísimo jugar al deporte que sea, pero por ahí no te gusta hacer abdominales, aunque sea necesario. Como  también es bueno aprender escalas cuando tocas algún instrumento, porque después lo dominás mucho mejor. Si uno hace los ejercicios de matemáticas no es una práctica vacía, sino que forma parte de una gran unidad. Eso es lo que trato de transmitir en mis clases. En relación a la instancia de la evaluación

¿Qué cambios considerás que se deberían dar en su concepción y en la forma de implementarla?
Pensándolo tanto desde tu rol de profesor universitario en Oakland, pero también como alumno que fuiste en la secundaria y en el Instituto Balseiro. –     Para mí no se puede evaluar solo en base a un examen final, que es un método que aquí, en Estados Unidos, utilizan       muchas universidades. Yo trato de replicar el método de evaluación que teníamos en el Balseiro. Creo que en la medida en que se ha implementado es uno de los mejores y tiene que ver con el seguimiento por parte del docente a cada uno de sus alumnos a lo largo del año. Esto implica una evaluación continua. Por supuesto que esto es solo posible cuando las clases son relativamente chicas, de 20 a 25 alumnos. A mí me gusta saber cómo va cada uno de los estudiantes, qué grado de comprensión van teniendo a lo largo del curso. Si uno evalúa en base a lo que estudian dos o tres días antes del examen, en el fondo está evaluando algo que no va a permanecer en el futuro. Para mí es importante, no solo la instancia de los exámenes parciales, sino también darle un peso a esa parte que uno aprecia  en la comprensión y evolución que el estudiante desarrolla. Hay muchos estudiantes que son buenos en los exámenes y otros que no, porque asimilan a otro ritmo o se ponen nerviosos o les cuesta comunicar lo que saben en la situación de un examen. Tu método es ir acompañando un proceso de aprendizaje, como si se llevase un cuaderno de bitácora de cada uno de los alumnos. –        Sí. Estoy de acuerdo con la idea de acompañar un proceso. El ideal sería, para cada uno de ellos,  evaluar cuanto han progresado desde el primer día en su comprensión de los temas que se han ido tratando. En tus libros, un poco, das cuenta de tu forma de enseñar, de esa pedagogía si se quiere, en la que trazás articulaciones entre la cotidianeidad y los conceptos de la ciencia

¿Cómo encarás esta relación en tus clases?
La ciencia, la física en particular, pretende ofrecer una descripción unificada de las regularidades de la naturaleza. Nuestra vida cotidiana es parte de la naturaleza, Cada experimento que uno hace en el laboratorio es un experimento de física, pero en nuestra vida cotidiana también estamos experimentando constantemente, y en el fondo son experimentos científicos. Cuando uno hace un experimento, le está haciendo una pregunta al universo y esas preguntas no solo las puede formular en la conferencia de prensa del laboratorio, sino también en el dialogo cotidiano que uno tiene con la naturaleza. Hay muchísima física en la cocina, en la oscilación del agua en la olla, en la  temperatura, en la luz que entra por la ventana. Hay muchísimas cosas que se pueden descifrar en esa clave. Muchos de los grandes avances de la física se han hecho con poquísimo instrumental. Hasta el siglo XIX no había grandes instrumentos. Galileo, con un telescopio de poco aumento, fue capaz de desterrar la teoría de que la tierra era el centro del universo. Mirando lo visible con muchísima atención uno puede entender lo invisible. Para mí es fundamental que el docente aprenda a mirar con cuidado y observe que los grandes problemas de la ciencia están presentes en situaciones cotidianas. Eso es lo que trato de mostrar con mis escritos. Pareciera que con este enfoque intentás desmontar algunos prejuicios que, popularmente, hay sobre la dificultad de la enseñanza de la ciencia. – Sí, totalmente. Hay una cuestión fundamental que para mí es  central en la alfabetización científica: tratar de entender de qué se trata el método científico. Por ese motivo enfatizo, tanto con mis estudiantes, como con los lectores, que experimenten. Que traten de verificar si la idea que uno les contó es contrastable y verificable haciendo una experiencia. En ese sentido el método científico es bueno incorporarlo en nuestra vida, para no ser, de alguna manera, víctimas de ideas seudo científicas que germinan y se expanden de manera viral. Es necesario tener una buena educación en el método de la ciencia, aun cuando uno no sea científico profesional, en el sentido de que el método propone un cuerpo de conceptos y un esquema dentro del cual uno puede formular preguntas de tal manera que pueda obtener respuestas. Tener ese conocimiento permite identificar las preguntas que pueden tener respuesta dentro de ese método de las que no.  Si a mí me dicen que la homeopatía cura, tratemos de entender si esa afirmación es contrastable y verificable, y si está sustentada por evidencia. Para mí una de las cosas interesantes de enseñar ciencia es tratar de comunicar la idea del método científico.  

¿De qué les serviría a los estudiantes conocer el método científico?
Desde una perspectiva cultural la ciencia es el logro más  importante del ser humano. Gracias a la comprensión científica que tenemos del mundo hemos conseguido mejorar nuestra vida. Se puede argumentar que ciertos daños y agentes negativos vienen por el lado de la ciencia, pero la base científica, definitivamente, nos ha hecho más libres y nos ha curado de muchos males. Desde un punto de vista pragmático es bueno saber resolver problemas, y la ciencia,  y la física en particular, te adiestra en la manera lógica de encarar un problema, de categorizarlo, de identificar las relaciones causales, de identificar donde las relaciones de causa – efecto parecerían estar, pero en realidad son como una cortina de humo. Te ayuda a entender y a aprender a pensar. El adiestramiento lógico te mejora la mente y te prepara para cualquier otra carrera en la que la resolución de problemas sea una herramienta útil. Es una propuesta de pensamiento… – Sí. De hecho si vamos un poco más allá, el proceso creativo en general es la combinación de la resolución de problemas en base a herramientas que uno ha acumulado a lo largo de su vida. La  inspiración casi divina que le llega al creador no existe, existe la disciplina y una mayor capacidad de resolución de un problema. La ciencia te adiestra en esto. El conocimiento científico te puede hacer, incluso, un mejor artista, porque la aventura hacia nuevos territorios artísticos, y hasta empresariales si querés, tiene que ver con la habilidad de resolución de problemas. Ahí es donde la lógica científica te  puede dar  herramientas importantes. Podríamos considerar que la propuesta de este enfoque de la enseñanza de la ciencia podría ser trasladable a otros campos de aprendizaje en cuanto a: plantear un problema, analizarlo, resolverlo, comparar y contrastar formas de resolverlo. – Absolutamente. Lograr tener formulado y categorizado a un problema es una forma mental de encarar un enigma en la que la física y la matemática te da un adiestramiento tremendo. El ejemplo que puedo dar en base a mi experiencia es que: cuando yo era posdoctoral en Chicago, éramos cinco postdocs en física y de los que cuatro se fueron a trabajar a consultoras o bancos. Yo fui el único que siguió en la actividad académica.
¿Por qué porque los consultores de negocios buscaban científicos para resolver problemas?
Cuando me reunía con mis compañeros, siendo ya ellos empleados de esas empresas, me contaban los problemas que resolvían; por ejemplo: los llevaban a una fábrica y les decían está fábrica bajó su productividad y no sabemos bien por qué. Ahí la mentalidad del científico era útil para pensar desde un ángulo distinto. La física te prepara para dudar de conceptos preestablecidos y a pensar las cosas por tu cuenta. La historia de la física te va mostrando como ciertos paradigmas de pensamiento se van trasladando hacia nuevas maneras de pensar. Ver como esa historia se va desarrollando y entender cómo los conceptos que están subyacentes se van transformando, por ejemplo: los conceptos de movimiento, de temperatura, de entropía, la electricidad, de magnetismo, te permite hacer traslaciones a otros mundos que en principio parecen completamente desconectados de  la física, como una empresa o un banco. En el arte

¿Cómo vivís esta traslación de un modo de pensar hacia la resolución de un problema; por ejemplo: en una composición? –   En mi proceso creativo no puedo dar cuenta de grandes obras, pero veo que en el proceso creativo hay dos momentos: primero uno se propone una obra y en esa obra hay un problema; como dice  Jorge Luis Borges: “…yo tengo un principio y un final y después tengo que averiguar que pasó en el medio…” Esa averiguación de qué pasó en el medio yo la veo como la resolución de un problema. Ese es el segundo momento. Una obra musical, aun cuando no tenga letra, tiene una narrativa, por eso el ejemplo de Borges. Uno tiene que establecer la narración, cómo vienen los distintos párrafos, los distintos personajes, porque en el fondo hay como personajes melódicos, que dialogan entre ellos, que uno va articulando con el dramatismo armónico. Es decir: hay un gran componente de la resolución de un problema, porque uno tiene un planteo y después tiene que resolverlo. Hay una pregunta: ¿Hacia qué lado voy? También hay una instancia en la que no sabemos cómo funciona la mente. La neurociencia nos dice parcialmente cómo funciona el proceso creativo, pero yo creo que hay componentes azarosos de elementos que uno ha incorporado a lo largo de su vida y que te hacen tomar ciertas decisiones frente a otras cuando estás componiendo. Ahí intervienen todas las herramientas que uno incorporó, que son las influencias, los  estudios que uno hizo de la armonía, la melodía y el contrapunto, junto a la tradición que uno lleva dentro, combinada con esa habilidad lógica de la resolución de problemas. Muchos músicos, aunque no lo identifiquen, tienen el método científico incorporado. En la literatura yo veo ese caso en  Borges. Él no era un científico, pero operaba en su literatura como un creador riguroso. Por algunos momentos parece más un científico que un  artista en el sentido convencional. Algunos de tus temas tienen una complejidad en ese relato, tanto  musicalmente como  en relación a las temáticas que vas planteando. – A veces me dejo llevar hacia lugares en los que no tengo un comando racional, pero si te puedo decir que en muchos casos pienso por donde voy a ir. En la relación entre pensar y sentir es observable como la ciencia, en muchos casos se ha desvinculado de la sensibilidad, como instancia previa al sentir, en función de trabajar en una racionalidad con efectos autodestructivos. –    Esto que planteás está en línea con la práctica de una buena educación científica. La educación en general, y en particular una buena educación científica, te va a incrementar el sentido ético, el sentido de la valoración de lo ínfimo que somos en el espacio  y en el tiempo, porque estamos ocupando un tiempo infinitesimal en la historia del universo. Con ese sentido ético tiene que venir un respeto por la naturaleza, por el planeta y la preservación hacia el futuro. Ese es otro vértice de las virtudes de la educación científica. Ya que hicimos este desarrollo desde la perspectiva de una concepción ética

¿Cuáles considerás que serían los conocimientos básicos en la enseñanza de la ciencia pensando en los chicos?
Ese concepto abarcador de que el universo tiene una complejidad enorme mucho más sutil y rica de lo que se consideró por siglos. Concientización de la enorme complejidad del mundo y que esa complejidad es condensable en un cierto número pequeño de leyes, y eso es una especie de misterio: el misterio de que podamos entender, o que por lo menos podamos describir, las regularidades sobre cómo funciona la naturaleza. A mí me maravilla a diario el hecho de que el mundo que nos rodea es comprensible, aunque sea en parte, por la mente del ser humano. En ese sentido resaltaría, nuevamente, la virtud de la ciencia de incrementar nuestro sentido ético. Después también sería importante que el público, en general, pudiera identificar las grandes leyes de la naturaleza: el movimiento, la entropía como aparente paradoja de que la vida es un aumento de complejidad de orden, mientras que la ley de aumento entropía dice que tendemos hacia un “desorden”. Luego hay otro conjunto de conceptos a los que creo que la educación científica tiene que apuntar, que son aquellos conceptos que el público en general entiende mal y desde los que, en muchos casos, toma  decisiones equivocadas por entenderlos mal; por ejemplo: el concepto de azar. En la educación secundaria debería haber una parte de una materia, o al menos módulos, en los  que se explique un poco el concepto de azar, que es complejísimo, pero que al entenderse mal genera que se le atribuyan significados a algunos fenómenos que no lo tienen  porque son fruto, puramente, del azar; como las coincidencias, por ejemplo. Cuando me encuentro a alguien que no veía hace seis meses y después me lo encuentro  otra vez en el supermercado interpreto que eso es “una señal”. ¿Una señal de qué? No es una señal de nada si uno analiza el cálculo de probabilidades y observa que esas probabilidades generan una serie de condiciones que hacen que esa coincidencia tenga más posibilidades de ocurrir. Hay muchos casos en los que la comprensión de ciertas leyes básicas nos podría aportar  información  para la toma de ciertas decisiones. El árbol de la vida de Charles Darwin La teoría de la evolución es fundamental también para desarrollar el nivel de comprensión sobre la  emergencia de complejidad en el mundo. Por ejemplo: el otro día escuchaba en la radio que decían que las  hojas de los árboles se ponen de color en el invierno, para alertar a los insectos de que se viene el frío. En  realidad esa es una afirmación incorrecta desde el punto de vista científico, porque el árbol no le está  diciendo nada al insecto. Sin embargo, desde el punto de vista evolutivo, si los insectos reciben cierta  alerta por el color, y esa alerta les va ayudar para sobrevivir, eso quiere decir que, desde el punto de  vista científico, en efecto, hay una correlación entre el color de las hojas y la supervivencia de los  insectos.

¿Por qué?
Porque los insectos que ven el color van a tener tendencia a sobrevivir frente a los  que no lo ven y no lo distinguen. Esa inversión de causa y efecto, que es muy común en el razonamiento,  es algo digno de ser comunicado.    Hay casi una imagen poética en la expresión del árbol avisándole  a los  insectos, a través del color de sus hojas, que llega el invierno.  Tendríamos en esa expresión una convergencia de una imagen, si se quiere poética, que puede estar englobada como una expresión artística, con toda una explicación científica detrás. – Justamente estoy trabajando en una propuesta del uso metafórico del lenguaje de la ciencia. Muchas de las grandes metáforas de la literatura son de científicos. El lenguaje científico está lleno de imágenes poéticas. Hay una inmensa conexión entre la poesía y la ciencia. Si decimos, por ejemplo, que la atmósfera es un océano de aire y nosotros vivimos en el fondo tenemos una imagen que nos ayuda a pensarnos. Esas metáforas, y otras mucho más profundas, podemos utilizarlas en el aula para explicar fenómenos, y a su vez dan cuenta de esa convergencia entre el lenguaje poético y el científico. Esto ayuda a una reconciliación entre arte y ciencia.

¿Relacionás la música con la ciencia en tus clases?
Las notas de la escala y sus intervalos –    Enseño mucho con la conexión entre ambas. Una conexión que tiene milenios. Pitagoras identifica que la consonancia de los sonidos tiene que ver con cocientes  numéricos entre los largos de las cuerdas. Si se tiene un largo de cuerdas en la misma tensión si se tocan dos cuerdas, simultanemente, separadas por una octava, una al aire y otra en la mitad de su largo, el oído las percibe como agradables. No sabemos muy bien porque, pero hay un cociente 2 a 1 que está asociado a la consonancia. Si se hace 3 a 2, es decir que una cuerda es una vez y media el largo de otra, y suenan al mismo tiempo con la misma tensión, suena un intervalo agradable. Ese es el intervalo que hoy conocemos como el intervalo de la quinta. Tres a dos, dos a uno, así aparecen los cocientes numéricos indicando que la gramática musical es expresada en números. Es decir que aquello que nos resulta agradable tiene por detrás un lenguaje aritmético. Las secuencias armónicas, las modulaciones,  los cambios de acordes en la música popular y en la música clásica tienen patrones temporales que están en mayor o menor desacuerdo. Como si fuesen patrones espaciales cuadriculados que uno puede poner uno dentro del otro. Si uno pone un cuadriculado sobre otro que tiene el doble de tamaño ambos encajan en el espacio del otro. Si uno lo traduce en la relación de tiempo , ese encaje se da por un período determinado hasta pasar  hacia otro. Esto nos da una transición más o menos suave entre dos sectores armónicos. Representación de la música de las esferas Por otro lado hay cierta simetría en las escalas musicales. El hecho de que haya siete notas en la división de octavas es una coincidencia numérica que nos dio la pauta en el medioevo que podía haber una conexión musical entre las leyes terrenas  y el movimiento de los astros. La música de las esferas es un concepto que se desarrolla a partir de la coincidencia de que hay siete notas en la escala y que había siete planetas (en ese tiempo se consideraba a la Luna como un planeta). Si bien hoy sabemos que eso no es así, es el primer paso hacia una comprensión racional del cosmos. La primera indicación que hubo, para pensar que  hay una lógica en el movimiento de los cuerpos en el espacio, fue una indicación musical. Si uno sigue avanzando en la historia de la ciencia hacia las teorías de la unificación de la gravedad con la física cuántica, pienso en la teoría de supercuerdas y  veo que es una teoría casi musical, porque son cuerdas super microscópicas que vibran y las partículas super elementales que componen esas cuerdas son vibraciones de esas  propias cuerdas. Es decir que hay una relación entre la física, las  matemáticas y la música, entre el arte y la ciencia, que es vastísima. Esa relación se puede usar en la clase con muchas ejemplificaciones.   Sería una forma de vincular la enseñanza de los conceptos apelando a la sensibilidad  de los estudiantes por medio de experiencias estéticas. – Sí. La felicidad de la alegría  de entender un problema es tan grande como la de experimentar una obra de arte. Borges  dice en uno de sus cuentos: “…Oh dicha de entender, más grande que la de sentir…” La educación científica, en paralelo con la educación artística, nos da un sentido de mayor conexión con la naturaleza y con el prójimo. La comprensión de los fenómenos con mayor detalle es, de alguna manera, el establecimiento de un vínculo cada vez más profundo con la naturaleza por eso se puede encontrar una actitud casi religiosa en la ciencia.

Una reflexión de un maestro

Mi historia empieza con un escupitajo. Hace años cuando empecé muy joven a trabajar como maestro, yo trabajaba en un colegio Santa Anita y enseñaba Ciencias. Había un niño que molestaba a los demás. Un día le puse un cero y se fue llorando. Yo tomaba la combi junto al cole; de pronto se acercó la paradero y, zas, escupitajo, al niño del escupitajo lo desaprobe  en  muchas asignaturas. Pero lo que hice fue cambiar yo, no intentar cambiarlo a él, recuerdo. Así que le pregunté qué le gustaba hacer. Me dijo que escribir... Durante ese curso fue transformando los temas de Ciencias en cuentos y se los enseñaba a los compañeros. Iba contento al cole cada día. Sacó muy buenas notas. Y cuando vino a recoger las notas, me dio las gracias por haberle dado esa oportunidad. Esta historia me marcó. Cada niño tiene sus inquietudes, a cada niño le gusta hacer algo... Tienen que sentirse importantes. Y los maestros podemos estimular su creatividad. Podemos hacer que vengan a gusto a clase. Pasan 8 horas al día sentados en una carpeta. Mínimo van a estar once años ahí. Se trata de animarlos, de que sean felices. Y de exigirles también. Mostrarles que sin esfuerzo no se consiguen las cosas. Me gusta la frase en inglés no pain, no gain ('sin dolor, no se gana'). Y a los maestros les diría que cuanto más difícil es un niño, mayor es el reto.
La profesión docente es muy maltratada en los últimos años y con la moral bastante baja: recortes, pérdida de autoridad, tasas de fracaso escolar.
Curiosamente, no estamos muy bien situados en el ranking PISA. Quizá porque los docentes necesitan ser héroes, ir a contracorriente o desafiar condiciones muy adversas con imaginación y muchas ganas.
Cuando trabajé en un centro de villa el Salvador la mayoría del alumnado eran de extrema pobreza. Me dieron el cuarto de primaria. Muchos no sabían leer con diez años, y los primeros días eran un dolor de cabeza. Cambié de estrategia. Me pregunté qué me podían enseñar ellos. Y así, mientras un niño me daba lecciones de lo que ellos sabian, yo les escribía una obra de teatro de dos horas para que pudieran acercarse a la lectura. ¡Y funcionó!». 
Conversaba con mi amiga Marcia Orosco sobre un tema en debate ¿Otra educación es posible? "No solo es posible, es imprescindible". Estamos ante una crisis mundial de la enseñanza, 250 millones de niños no están aprendiendo lo básico. Y cualquier solución pasa por que las autoridades refuercen la figura y la calidad de los profesores».
No es extraño, pues, que siete de cada diez profesores sientan que su trabajo no es valorado. Y un dato significativo: a pesar de que cada vez hay más herramientas para el trabajo en equipo, pocos colaboran. Cada maestro se preocupa por impartir su materia como buenamente puede.
«La educación es una cuestión de empatía», La empatía no la miden las pruebas estandarizadas y globalizadas a las que se somete a los alumnos de medio mundo cada dos o tres años ¿Las notas? «Lo importante no son los veintes que saque un estudiante , sino que adquiera las herramientas necesarias para valerse cuando sea adulto».
He pasado por colegios de barrios marginales y por escuelas rurales. Intento aprender de los niños y hacerles ver que lo que dicen y lo que hacen me importa. En mi clase para este año prepararems obras de teatro, talleres de experimentos científicos y otros. Ahora en todos esos proyectos, nadie está obligado a involucrarse. Funcionan porque no son obligatorios. Pero yo creo en el efecto contagio. ¡Los niños pueden cambiar el mundo! Unos serán periodistas; otros, panaderos... Y también está el futuro marido que respetará a su mujer o la señora que tratará con cariño a los animales. Por eso es tan importante educar en empatía, el respeto a los demás y hacia ellos mismos. Pero igual que no se puede obligar por ley a que alguien se enamore, el respeto tampoco se puede imponer. La única manera es estimular a esa persona para que el respeto, como la amistad o el amor, le salga de dentro. Por eso es tan importante la profesión de maestro. Y es hora de que se valore.
Cuándo trabaje en el colegio de Manilsa N° 1203 organice con mis chicos de 5to de primaria canciones y cuentos del folclore peruano. Y tambien combine el aprendizaje de la lectura y las matemáticas con las artes y los juegos. Un día nos vestimos con las ropas de los pitufos y otro nos disfrazamos de príncipes y princesas. Aprendemos a escribir metiendo mensajes en botellas. Y hacemos cálculo con chapas y piedras. En mi pupitre habia sitio para la harina, la sal, el azúcar, las verduras... Haciamos representaciones con titeres. Y, por supuesto, antes las fabricamos; y también el teatro; y escribiamos el guion. Pero lo más importante es que los niños satisfagan su necesidad de juego y exploración. Trabajábamos con los materiales de la naturaleza. Pero la mayoría del material lo fabricamos nosotros, en grupo. Los niños son mis socios. Me ayudan a descubrir nuevos métodos de enseñanza. Vengo de una familia de maestros. También yo quiero dejar mi legado, que mis alumnos, cuando sean adultos, se acuerden de su maestro.
Anime a mis estudiantes a aplicar los conocimientos de la ciencia a sus vidas. Asi que instale más de tres jardines y viveros en el colegio N° 1203. Lo primero era que los niños pudiesen comer lo que cultivan. Pero surgieron oportunidades de negocio. Colaboramos con comerciantes locales. Asi que mezcle aprendizaje y trabajo. Mi enfoque es holístico, es decir, total e interdisciplinario. En mis clases mezclo juegos, redes sociales y desafíos que relacionan los hechos de la historia con la vida actual.
Lo que motiva a los alumnos es la personalidad del profesor, su pasión, su chispa, su espíritu de equipo... El buen maestro ayuda a los niños a abrirse al mundo, espolea su curiosidad. Les hace sentir que ellos importan y que su contribución es importante para el mundo.
¿El gran problema de nuestro sistema educativo? Es que no hay suficientes jóvenes que quieran ser profesores, por los bajos sueldos.
Los profesores, antes que impartir conocimientos, deben trasladar emociones a los alumnos.  Se aprende mejor cuando uno se emociona. Es difícil aprender sentado detrás de un pupitre. Es mucho más efectivo que un olor o una música te lleven a un periodo histórico. Yo explicaba las fracciones de Matemáticas llevando una torta a clase y cortando porciones. La experiencia ayuda a aprender.
Si la sociedad quiere ser civilizada, tiene que formar buenos maestros y pagarles igual que a los abogados, a los médicos... Dicho esto, hay maestros que no se comportan como profesionales.  Disculpan su fracaso diciendo que no tienen tiempo, medios... ¡No hay excusa! ¿Acaso argumenta eso un médico para no curar a un paciente? Si un profesor no consigue que sus alumnos aprendan, no es un buen profesional.
A muchos profesores se nos trata como a monos adiestrados en el circo. En los últimos veinte años hemos visto cómo los gobiernos han adoptado políticas neoliberales para reformar la educación. El paradigma es que la escuela debe atenerse a las leyes del mercado. A los niños se los ve como a una mercancía a la que hay que dotar de valor añadido. La obsesión por medirlo todo nos lleva a preocuparnos más por los exámenes que por educar. Es el peligro de las pruebas estandarizadas, que se han convertido en la norma para comparar países y colegios. Estamos dejando a millones de niños atrás. Y la responsabilidad se externaliza. Primero, los padres se la pasaron a los profesores. Y, ahora, los profesores al sistema. Mi receta es que el educador debe asumir riesgos. Lo que un niño aprende no se puede medir fácilmente, porque cada niño es único y sus resultados, impredecibles. Educar no es solo transmitir conocimientos; es socializar y también ayudar al individuo a profundizar en sus cualidades.

La Clase del futuro

Me he topado con un precioso vídeo sobre las posibilidades que las nuevas tecnologías introducirán en la educación de un futuro supuestamente no tan lejano. Pizarras digitales táctiles, conferencias en tiempo real con expertos, aprendizaje por medio de la acción, trabajar en red, impresoras en 3-D que permitirán materializar los proyectos escolares… Toda una utopía educativa hoy en día.      
Yo de mayor quiero volver a ser estudiante de primaria en un futuro como este. Al margen de las novedades tecológico-educativas, que ya están aquí y a la vez parecen tan lejanas en la práctica educativa, lo más fascinante del vídeo es que muestra visualmente y en la práctica una serie de conceptos que todos manejamos de forma abstracta, y que en el vídeo están reflejados perfectamente de forma concreta gracias a las nuevas tecnologías: Aprendizaje
¿Puede considerarse este vídeo como representante realista de las escuelas del futuro?   ¿O es un vídeo bienintencionado pero ingenuo (además de una campaña de marketing, claro)?    Yo voy a mojarme: creo que sí representa una clase del futuro. Pero como todo no es blanco o negro, creo que para llegar ahí tenemos que superar antes muchos obstáculos: 
Dale toda esa tecnología a los profesores hoy. No todos, pero la mayoría acabarán haciendo una clase completamente tradicional solo que con más tecnología. Primer obstáculo: lo difícil de esa clase no es la tecnología (ya existe todo lo que se muestra, hasta la impresora 3D, y es sólo cuestión de tiempo que toda esa tecnología se acabe difundiendo); lo difícil es cambiar la mentalidad y cultura educativa de profesores, padres, directores de colegio, alumnos, etc.  Para mí, este obstáculo se solucionará a más tardar cuando los profesores sean de la generación actual de jóvenes, acostumbrados a utilizar con naturalidad todas esas herramientas de forma cotidiana. Mi opinión es que independientemente de la tecnología (que, repito, ya existe), es necesario un cambio generacional para llegar  a ver clases como la del vídeo de manera generalizada. Obviamente, hasta llegar ahí veremos (mejor dicho, ya vemos) muchos intentos más o menos acertados de ir construyendo una clase así.  - Ese puede ser el futuro educativo de algunos colegios, pero obviamente no van a llegar ahí al mismo tiempo ni todos las regiones de nuestro pais, ni todos los colegios, ni todos los profesores.
El segundo obstáculo es la enorme brecha digital que ya existe y que solo va aumentar a medida que se vayan digitalizando cada vez más ámbitos de la sociedad, las escuelas y las organizaciones en general. Habrá (¿hay ya, quizá?) universidades que consigan contratar profesores muy innovadores como el del vídeo muy pronto, pero se va a tardar mucho tiempo en conseguir un sistema educativo que genere educadores tan innovadores como el del vídeo (teniendo en cuanta además que profesionales así no se pueden generar de manera mecánica ni estandarizada). No sólo la tecnología, sino sobre todo el uso que se sepa hacer de ella en aula física y virtual por parte de alumnos y profesores marcará la diferencia entre una universidad mejor y otra peor. Creo que se va a generar una competición muy grande por la atracción de talento en las universidades, mucho más grande y más efectiva que la que existe actualmente y además de forma generalizada, y que en esa guerra por el talento van a tener mucho que ver las competencias digitales del profesor (sí, ya sé que eso ya es una realidad en muchas universidades innovadoras, peor a día de hoy no es la realidad de una gran parte de las universidades). Los profesores que existen hoy en día fuimos educados en un sistema prehistórico al lado del sistema del vídeo (aunque no tan alejado de lo que se hace actualmente en muchas universidades, desgraciadamente). Los profesores actuales somos todos inmigrantes digitales (aunque unos han llegado al país digital antes y con más entusiasmo que otros). Lo voy a decir de forma simplificadora y radical. Ya sólo existen tres tipos de profesores: los que lideran el cambio, los que se adaptan a él más o menos rápido, y los que se resisten a cambiar.  Voy a ser optimista. Ya sé que ha habido reiterados fracasos al intentar introducir tecnología en el aula porque al final se acababa haciendo lo mismo de siempre, ya sé que la innovación educativa no puede ser implementada de arriba a abajo de forma de forma estandarizada sin transformar a la vez la cultura educativa, ya sé que nada cambia si no cambian las prácticas educativas del profesor en el aula… Pero creo que, si no todos, muchos o al menos algunos profesores actuales llegarán a hacer algo similar a lo que se ve en el vídeo. Es más, estoy convencido de que muchos ya lo están haciendo aunque con mucho menos tecnología. Es de ellos de los que tenemos que aprender, de hecho.

Los niños y niñas vagos y vagas, los grandes olvidados de la escuela.

Los niños y niñas vagos / vagas, los grandes olvidados de la escuela – Debate abierto He comenzado poniendo un título provocador, pues se tiene la mala costumbre de encasillar como vagos/as a los/as niños/as que tienen un bajo nivel de esfuerzo. En ocasiones he tenido charlas de café con otros/as profesores/as para analizar este problema que tiene la escuela con los niños/as que tienen grandes problemas para comenzar o para realizar una tarea prolongada de forma autónoma. La escuela ha ido preocupándose de otro alumnado que ha presentado dificultades por su bajo nivel de capacidad, o por problemas de atención (TDH) y ni que decir tiene por síndromes de Down o problemas de discapacidad como la ceguera o similares. Todo este tipo de alumnado recibe la atención y el afecto del profesorado así como de su familia, por lo que ante sus esfuerzo son felicitados y ello redunda en una buena autoestima que les permite ir superando los obstáculos escolares de forma feliz. Sin embargo el alumnado tachado de vago es totalmente incomprendido. Para empezar superan en los test de capacidad los percentiles que dan acceso a la ayuda de personal especializado y ello hace que queden descartados para recibir ayudas de refuerzo. Habría que comenzar diciendo que ningún niño/a elige tener bajo nivel de esfuerzo. Es posible incluso que las razones sean tan injustas como un nacimiento con problemas, un traumatismo craneal no tenido en cuenta o una herencia genética sencillamente. Es de  destacar como en muchas escuelas ni siquiera acceden a diversificación, pues el profesorado decide que para acceder a diversificación hay que querer estudiar y este tipo de alumnado se considera que no quiere. El profesorado no tolera que un alumnado con capacidad no trabaje, por lo que a lo largo de su vida escolar sólo verá caras de desprecio que se extienden a su casa a raíz de entrevistas donde reciben demoledores informes que hacen que las familias prolonguen esa desafección y decepción a las que durante toda su vida escolar van a tener que estar acostumbrados. Para colmo sus bajos niveles de esfuerzo conllevarán una baja autoestima, ya que como he comentado antes, la autoestima suele ir ligada en general a los niveles de esfuerzo y al afecto. Esta baja autoestima abonará su bajo nivel de esfuerzo con más desánimo, provocando un bucle que hunde al niño en roles de payaso o similares. Para colmo estos roles de payaso provocan más rechazo en el profesorado y en las familias, lo que hará que aumenten las manifestaciones de rechazo por parte de su entorno adulto, lo cual además se puede ver agravado en ocasiones por falta de respeto de sus propios compañeros/as. El niño/a con bajo nivel de esfuerzo sobrevive normalmente hasta 2º de E.Primaria donde el profesorado mezcla una parte importante de cariño con su acción educadora, pero es a partir de 3º de E.Primaria donde se empiezan a exigir resultados académicos como prioridad, este tipo de alumnado comienza a esa edad este calvario que puede terminar incluso en depresión. Si analizamos fríamente este proceso tenemos un panorama de entre 10 o 15 años mínimo de amontonar rechazos. Este alumnado además, al tener un nivel de inteligencia normal, se da cuenta de sobra, de toda las caras y gestos de las personas que le rodean, hablen o no con él/ella. Es hora de que los expertos en psicología de la escuela, orientadores y otros agentes empiecen a preparar al profesorado para que sepa tratar a este tipo de niños y niñas, proporcionando además recursos que puedan ayudar a mejorar los niveles de esfuerzo y autoestima que les permita hacer más llevadera esta carencia que les pone en clara desventaja respecto a sus compañeros/as. De momento sin ser un experto puedo garantizar que lo primero que se puede hacer es darle afectividad y aceptación en vez de rechazo. Lo segundo trabajar con ellos teniendo en cuenta sus capacidades de esfuerzo intentando ir mejorando desde su propia realidad, esfuerzos cortos y refuerzo positivo. (Evitar los reproches continuos, tanto de palabras como de caras de exasperación que tienen como único fin remarcar el fracaso continuado a sus promesas de mejora). Me he quedado en ocasiones con alguno de estos alumnos/as después de clase para que hagan algunos ejercicios que por falta de iniciativa, les ha costado hacer en clase normal, y no solo no se han ido enfadados, sino que al ser ayudados en esfuerzos cortos y con buenas palabras por sus resultados, ya que como he indicado tienen coeficientes de inteligencia normales, se van felices por haber resuelto con éxito las tareas. Al día siguiente por supuesto les volverá a costar casi lo mismo tener autonomía de trabajo en el aula, ya que el sistema no les va a reconocer sus carencias escolares y les va  a exigir el mismo ritmo de trabajo que al resto, pues su nivel de inteligencia así lo exige. Dejo este debate abierto a otras opiniones y quedo abierto a otros comentarios que ayuden a que nuestra labor escolar sea cada vez más eficiente y llegue a todo el alumnado, sea cual sea el problema que presenten.

La Evaluación mata a la educación

Como ya a conocen a Marcia, ella da sus opiniones acerca del actual sistema educativo: Son muy negativas.

¿Qué cambios propone?
Debería reducirse el número de profesores, ya que el único motivo de que haya tantos es económico. La educación debería ser un diálogo, una conversación. La educación debería consistir en “yo trato de hacer algo y el profesor me ayuda sólo si necesito su ayuda”. Este es el modelo que tiene sentido para la enseñanza.

¿Entonces los profesores dejan de ser esenciales para la educación?
No, los profesores son muy importantes pero les han relegado a un rol verdaderamente estúpido. Si te fijas en cursos de tercero y quinto en Estados Unidos verás que los profesores están presionados para que sus alumnos consigan mejores notas, ya que en caso contrario, sus salarios se ven modificados. Todo el sistema está corrompido.

¿Por qué crees que existen las clases?
Dígamelo usted… Simplemente por razones económicas. Pon a un grupo de niños juntos y lo único que van a hacer es torturarse unos a otros. A los niños les asusta ir a la escuela porque temen que alguien se meta con lo que llevan, con su aspecto…

¿Y qué deberíamos hacer?
No debería haber clases. Pero sin clases,  ¿cómo aprendemos? Pongamos por ejemplo que a mí me gustan los aviones, diseñar aviones. Debería estar en contacto con otros niños a los que también les guste diseñar aviones y estar conectados en un entorno online. Podríamos hablar entre nosotros, trabajar juntos diseñando aviones y pasar un buen rato haciéndolo.

¿Por qué los niños deben estar en una clase donde todos hacen lo mismo en el mismo momento?
También está en desacuerdo con las materias que se imparten. Las escuelas están enfocadas a entrenar intelectuales. Pero el hecho es que hay muy pocos intelectuales, a mí me preocupa la gente corriente.

¿Por qué tenemos que enseñar matemáticas después de quinto curso?
Enseñar álgebra a todos los niños es ridículo. Según sus investigaciones.

¿cuál es la mejor forma para aprender?
Aprender haciendo. Los estudiantes sólo pueden aprender con experiencias. Les tienes que poner en situaciones que sean interesantes para ellos. El aprendizaje sucede cuando alguien quiere aprender, no cuando alguien quiere enseñar. Pero hay contenidos que sólo pueden aprenderse mediante la memorización, ¿no? No. No puedes aprender nada memorizándolo. Si aprendes algo de memoria sólo te servirá para pasar un examen. En el primer día de clase en la Universidad, solía preguntar a mis estudiantes: ¿quién puede superar los exámenes que hizo el año pasado ahora mismo? Y todos respondían lo mismo: no podemos.

¿Cree que aprender mediante el modelo que defiende es más lento que mediante la memorización?
Sí, pero la velocidad no es un parámetro que deba influir en la educación. Tenemos la falsa percepción de que la educación consiste en tratar todas las materias, pero en realidad no es así. Claro que aprender haciendo las cosas es un proceso lento, pero si aprendes memorizando lo vas a olvidar y no te va a servir para nada. Lo que tenemos que hacer es alejarnos de las asignaturas y de la enseñanza tradicional. Y aprender hablando con la gente, y dejando que  se aprenda “haciendo” aunque sea un proceso más lento.

Y según su modelo, ¿cómo evaluamos a los estudiantes? La evaluación mata a la educación. La manera de evaluar es mediante la experiencia. No hay mejor fórmula para conocer tus capacidades que poniéndolas en práctica con casos reales.

¿Los profesores están preparados para enseñar de la forma que comenta?
No, porque les han enseñado mal. Pero, ¿sabes que la mayoría de docentes están de acuerdo conmigo? Cuando les digo que defiendo un modelo en el que tienen que prestar atención individualizada a cada niño, no hay ningún profesor que me diga que no está de acuerdo. Es el sistema que les dice a los profesores que no pueden hacerlo.

¿Son beneficiosas las nuevas tecnologías como Tiching para este modelo?
¡Claro! Básicamente creo que todo debe hacerse online. Volvemos al ejemplo de antes. Si yo  quiero diseñar aviones, las tecnologías pueden ponerme en contacto con gente de todo el mundo que quiera diseñar aviones. No tienen que estar todos en mi pueblo. La localización es el problema de la educación. ¿Incluso los niños más pequeños deben aprenderlo todo online? No. Bueno, sí y no. Empezamos por definir para qué sirve la escuela, que muchas veces lo olvidamos. La escuela es para que los padres puedan dejar a sus hijos y tener un descanso. Cuando digo “quiero eliminar las escuelas” muchos padres dicen: “¿qué voy hacer todo el día con mis hijos? Tengo que ir a trabajar”. Por tanto, muchos padres estarán en desacuerdo con sus ideas… No estoy proponiendo que no haya espacios donde puedan ir los niños y estar supervisados. Todo el material debe estar online, porque no puedes tener un profesor que sepa de todas las materias. Pero pueden indicarles los  materiales o programas que  pueden utilizar para, por ejemplo, aprender a diseñar aviones; supervisar lo que están haciendo y asegurarse de que no corren ningún riesgo.

En educacion el contacto con la naturaleza es vital

Mi amiga Marcia es una gran psicóloga,  pedagoga y especialista en innovación educativa. De pequeña le encantaba escribir y no se le daban demasiado bien los trabajos manuales. En su infancia estuvo en dos escuelas distintas. De la primera recuerda su innovación; de la segunda, la disciplina y el sentirse vigilada por adultos que esperaban que hicieran algo mal para castigarlos. De ello aprendió que es posible educar de muchas maneras. Actualmente es especialista en innovación educativa y reivindica el acercamiento de los niños a la naturaleza para un desarrollo positivo.  Conversaba con Marcia acerca de este tema en mi casa de Chosica, le hice varias preguntas:

¿Qué es la educación en verde?
La educación en verde consiste en acercar a los niños a la naturaleza para que puedan aprender de ella. El contacto con la naturaleza es vital para los seres humanos y, especialmente, entre los más pequeños ya que son muchos los beneficios que nos proporciona.

¿Cuáles son las principales ventajas de este acercamiento?
Los niños que crecen en contacto con la naturaleza tienen sentimientos más positivos sobre sí mismos y los demás y, asimismo, desarrollan un fuerte sentimiento de amor y armonía con el mundo. Todo ello, les permite disminuir el impacto por estrés, un aspecto especialmente importante en la sociedad actual.

Estas ventajas, ¿en qué se traducen a nivel educativo?
Permiten mejorar el desarrollo cognitivo ampliando así la capacidad de razonamiento y de observación.

¿Y se reduce el fracaso escolar?
Sí, ya que no sólo proporciona los beneficios antes mencionados, sino que también les brinda la posibilidad de desarrollar de manera natural su psicomotricidad, sus habilidades, su capacidad de resolver problemas y su sociabilidad. Además, potencia la imaginación, creatividad y la capacidad de maravillarse, aspecto decisivo para fomentar la motivación en los niños.

¿Qué problemas aporta la falta de contacto con la naturaleza?
Yo planteó la hipótesis de la existencia del “Trastorno por déficit de naturaleza”, bajo el cual se agrupan distintas enfermedades cuya causa común podría ser la falta de contacto con nuestro entorno natural.

¿Cuáles son las enfermedades que pueden derivarse a causa de esta carencia?
Se trata de dolencias como la depresión, el estrés, el déficit de atención-hiperactividad o la ansiedad. La falta de contacto con actividades al aire libre, especialmente en edades tempranas, puede provocar la devaluación de los sentidos, dificultades de atención y elevados índices de enfermedad física y emocional.

¿Qué se puede hacer desde las escuelas para amortiguar esta problemática?
Acercar los niños a la naturaleza. Hay una escuela infantil cerca del parque de Chaclacayo  la que desarrollan todas sus actividades en el exterior. Tienen detectados 20 sitios donde realizar las actividades escolares y estar, a la vez, resguardados del viento y del frío. Cuando fui a visitarlos,  un niño me guió hasta donde estaban sus compañeros, en medio del cerro, en un lugar prácticamente imposible de encontrar. Y es que, como ya he remarcado, el contacto con la naturaleza tiene muchos beneficios, y refuerza  el sentido de independencia, autonomía y agudiza la orientación.

En este sentido, ¿cree que están los sistemas educativos actuales adaptados a la educación en verde?
No, la educación debe sufrir un giro, hay que reorientar programas y los contenidos deben enfocarse hacia aspectos menos abstractos. Uno de los problemas con los que nos encontramos es que estudiamos la naturaleza a través de la pantalla del ordenador y no vamos a  descubrirla. Estamos haciendo una educación ambiental excesivamente global. ¿Qué debería cambiar en las escuelas? Las escuelas, en general, deberían tener  un enfoque más ecológico, si bien es cierto que hay muchas de ellas que ya están trabajando en esta línea. Una práctica muy interesante es  convertir los patios en huertos, jardines o granjas. Además de los beneficios que éstos aportan a los alumnos por el contacto con la naturaleza, gracias a estos espacios también se puede aprender matemáticas, lengua u otras asignaturas. Otras iniciativas interesantes pueden consistir en crear aulas al aire libre o introducir materiales de la naturaleza en las clases. ¿Y a nivel académico? Desde las escuelas se deben transmitir valores positivos de respeto y compromiso por el planeta. Es conveniente incentivar el entusiasmo e interés por la naturaleza a los niños sin imposiciones. También debería modificarse la forma en que se enseñan los contenidos de carácter ecológico ya que hay investigaciones que concluyen que, si educamos a los niños con  los ejemplos de los desastres que el ser humano provoca, se acaba produciendo el efecto contrario al deseado. Debemos desarrollar el contacto con la vida y enseñarles a respetar y relacionarse con la Tierra para que puedan llevar vidas sostenibles en el futuro. Finalmente, ¿cómo se puede compatibilizar este tipo de educación con las nuevas tecnologías? No es incompatible. El problema es que actualmente los niños pasan demasiadas horas delante de una pantalla y encerrados entre cuatro paredes. Nos hemos convertido en esclavos de las nuevas tecnologías y debemos aprender a gestionarlas para ponerlas a nuestro servicio. Los niños necesitan a la naturaleza ya que tienen la necesidad vital de respirar aire puro, moverse, poder tocar las plantas y los animales… Por ello, debemos reflexionar sobre la necesidad de relacionarnos con el entorno natural.

"Cada estudiante tiene una fortaleza"

Jenifer Fox Escritora, conferenciante y líder en innovación educativa En la escuela le gustaba la asignatura de inglés y odiaba las mates. Su libro favorito era The Secret Garden de Frances Hodgson. Reconoce que cambiaría todo sobre su escolarización, ya que cree que las tecnologías han transformado lo que uno puede hacer en la vida. Actualmente es una reconocida experta en el desarrollo de fortalezas, innovación escolar y del aprendizaje basado en proyectos.

¿Qué entendemos por fortalezas y cuáles tenemos?
Son actividades que desarrollas y te hacen sentir lleno de energía. Existen tres tipos de fortalezas. Las relacionales, que tienen que ver con las cosas que hacemos para y con otras personas y que te hacen sentir valioso y competente. Después encontramos las fortalezas relacionadas con las actividades, es decir, las tareas que llevas a cabo y que te hacen sentir comprometido y lleno de energía. ¿Y por último? Las de aprendizaje, ya que algunas personas aprenden haciendo cosas y otras leyendo o escuchando. El problema en las escuelas, al menos en Estados Unidos, es que tienden a reconocer a los estudiantes que aprenden únicamente con una de estas fortalezas. Y no les otorgan importancia a las demás… El hecho es que hay estudiantes muy inteligentes que no tienen éxito. Pero si el sistema lograra potenciar sus puntos fuertes y su forma de aprender, entonces se involucrarían mucho más y serían más activos. Si todos aprendemos de formas distintas,

¿cómo puede un profesor enseñar en una clase de 30 estudiantes?
Lo primero es reconocer que el aprendizaje no se limita a transmitir información, sino que consiste en el desarrollo de actividades vinculadas con el mundo real, que permitan a los estudiantes participar y hacer contribuciones en función de sus puntos fuertes.

¿Por ejemplo?
Pensemos en el rodaje de una película. Se necesitan personas que actúen, que escriban el guión, que filmen… Todos ellos contribuyen de manera significativa en el proceso, pero cada uno de ellas desarrolla diferentes tareas. Y así es la vida real. Por tanto en las escuelas deberían impulsarse proyectos reales, en los que los estudiantes puedan contribuir al desarrollo de tareas que aporten valor. ¿Cómo podemos ayudar a los niños a reconocer sus fortalezas? Se pueden desarrollar proyectos vinculados a muchas actividades para dejar que los trabajen fuera de su zona de comprensión y así permitir que fracasen. De esta manera contribuimos a que puedan  descubrir lo que no les gusta o las actividades en las que realmente son buenos. Fracasar no está bien visto… Por esto las escuelas deben alejarse de la competición, en la que sólo los que obtengan mejores notas son reconocidos. Al fin y al cabo en el mundo real deberán encontrar un trabajo para muchos años que sea capaz de motivarles. Y para ello, ya desde la escuela, hay que conseguir que puedan descubrir lo que les gusta hacer y con lo que puedan tener éxito, aunque ello pueda derivar en algún fracaso momentáneo.

¿Están los profesores preparados para satisfacer las necesidades actuales o debemos mejorar su formación?
Cada vez están mejor preparados pero, aún así, debemos mejorar su formación básicamente en los programas docentes de nivel universitario. Actualmente el principal problema es que los profesores se limitan a repetir lo que se lleva haciendo desde hace 200 años. En este sentido, ¿qué cambios deben aplicarse? Mi trabajo se basa en la idea de que todo el mundo viene a este mundo con una contribución única a realizar, por lo que los profesores deben enfocar su enseñanza en base a las contribuciones únicas de sus alumnos y olvidarse de las cosas que los niños no pueden hacer. Básicamente deben dejar de ver a sus alumnos como ganadores y perdedores y observarles como personas que tienen algo que aportar. En este proceso, su papel es ayudarles a encontrar sus fortalezas.

¿Cuál es el papel de los padres?
Deben plantear muchas preguntas a sus hijos para animarlos a probar cosas diferentes y permitirles renunciar si no se lo pasan bien. No se trata de que se rindan de inmediato, pero sí dejarles encontrar lo que les hace disfrutar. También considero importante intentar no alentar el logro por la mera recepción de elogios al conseguirlo.

¿Cuál es su opinión acerca del actual sistema educativo? Pienso que no es bueno y que los cambios se aplican muy lentamente. Soy un agente de cambio por lo que es realmente frustrante ver como la gente acuna tan lentamente nuevas ideas y cómo descubrimos con tanta lentitud nuevos métodos para inspirar a los niños. Debemos alejarnos del método basado en la memorización de hechos que luego los alumnos deben repetir y volcar en un examen.

¿Qué importancia tienen las nuevas tecnologías en este proceso de cambio?
Son muy importantes y creo que pronto constataremos un gran paso adelante que ayudará a promover cambios. El problema actual es que los profesores aún no han descubierto la manera de cambiar el plan de clase utilizando estas herramientas, sino que sólo las utilizan como un valor adicional. Finalmente,

¿cómo imagina la educación dentro de cinco años?
Desafortunadamente, cinco años en el sistema escolar no es mucho, pero imagino la escuela más personalizada. Algo como puede ser, por ejemplo, una experiencia de compra online. La educación tiene la oportunidad y la capacidad de hacer lo mismo por lo que se refiere a la personalización de los objetivos de aprendizaje.