domingo, 22 de febrero de 2015

Mejora en la educación peruana se verá en varios años

Expertos reconocen programas innovadores del Gobierno, pero indican que se debe desarrollar más la política curricular y docente: Tras la participación desastrosa del Perú, en 2012, en la Evaluación Internacional de Estudiantes (PISA, por sus siglas en inglés) –en que ocupó el último lugar entre los 65 países que se sometieron a la prueba voluntaria– nuevamente los escolares peruanos de 15 años se enfrentarán este año a ese desafío.
El centro de la evaluación PISA esta vez será el área de matemáticas y los alumnos serán evaluados con la computadora. ¿Están preparados? ¿Podrá el Perú remontar su bajo desempeño? Si bien las respuestas aún son una incógnita, todo indica que no habrá cambios significativos.
Los expertos coinciden en que aún no se ha hecho mucho por mejorar la calidad educativa, pese a los grandes esfuerzos del ministro de Educación, Jaime Saavedra, quien logró aumentar el presupuesto del sector en S/.4,000 millones, inició un programa para fortalecer la infraestructura educativa y ha puesto en orden los pendientes de evaluación para la carrera pública magisterial.
"Los resultados de PISA de este año serán muy similares a los que se vienen obteniendo desde 2002 porque no ha pasado nada nuevo en la currícula, metodologías y estrategias pedagógicas, así como en el plan de estudios y en la formación y trabajo docente", señaló el experto en temas educativos León Trahtemberg.
El especialista agregó que el currículo escolar no ha cambiado desde 2009 y sigue teniendo los mismos errores de conceptualización y aplicación. "Está pensado para la educación tradicional y uniformizada del siglo XX y no para la educación interactiva, individualizadora e interdisciplinaria del siglo XXI", sostuvo.


BUENAS MEDIDAS
Los expertos reconocen, sin embargo, que hay 28 proyectos alentadores del Ministerio de Educación (Minedu) que, si se concretan con éxito, podrían significar un punto de quiebre hacia la calidad educativa que el Perú necesita. Por ejemplo, mencionaron el fortalecimiento de la Educación Física y el idioma Inglés, así como la jornada escolar completa para secundaria.
Al respecto, Isy Faingold, director de Educación Secundaria del Minedu, detalló que el último programa llegará este año al 20% de estudiantes del país y en 2021 se implementará a nivel nacional, incluso en escuelas rurales. En estos colegios se aumentarán 10 horas de clases semanales para reforzar la enseñanza de Inglés, Ciencias, Educación para el Trabajo y Ciudadanía.
Además, se entregarán 80 mil laptops y las escuelas tendrán acceso a Internet para las clases. Para ello, se está capacitando al personal docente y se les entregarán guías didácticas para que preparen sus clases.
"La propuesta ya se ha llevado a cabo con éxito en otros países y con ella esperamos mejorar el aprendizaje en la secundaria pública del país", dijo.


APOYO ESCOLAR
Hugo Díaz, titular del Consejo Nacional de Educación (CNE), resaltó que una iniciativa mucho más importante es el programa de refuerzo escolar, que pretende evitar que el alumnado repita de grado.
"Actualmente, el nivel de repitencia en primaria es de 4.5%; y en secundaria, de 5.5%. Eso le cuesta al Perú S/.350 millones y, si le sumamos el abandono de la escuela, que cuesta otros S/.750 mllns., entonces el costo por esos chicos supera los mil millones de soles al año", detalló.
Verónica Caffo, asesora pedagógica de la Dirección de Educación Primaria, anunció que el programa de soporte escolar llegará este año al 60% de colegios del Perú e incluye el dictado clases de nivelación fuera del horario escolar.






RETOS PARA ESTE AÑO
Pese a estos avances, el ex viceministro de Gestión Pedagógica Idel Vexler enfatizó que el tema curricular y la política docente aún son dos pasivos muy graves de la actual gestión.
El experto criticó la reforma magisterial; dijo que tiene demasiadas escalas y establece constantes concursos de contratos que afectan la labor de los 60 mil profesores que están en una situación de inestabilidad social, política y laboral.
"Además, las evaluaciones son solamente una prueba de lápiz y papel, a diferencia de la carrera magisterial que evaluaba la capacidad didáctica, experiencia profesional, publicaciones, méritos de los maestros, etc.", refirió.
En ese sentido, recomendó que el Gobierno siga trabajando en el perfeccionamiento de la política magisterial sobre la base de la meritocracia.
No obstante, Díaz mencionó que, con la reforma magisterial, los procedimientos de concursos de directores han mejorado, pues ya no hay denuncias de fraude y, además, el Minedu ha incluido un formato para que el desempeño de los directores y profesores contratados sean evaluados en sus colegios y a partir de eso se defina si se le renueva el contrato automáticamente.
Gracias a esa iniciativa, este año, unos 80 mil docentes con buen desempeño continuarán trabajando sin un concurso o una evaluación.
Díaz estima que el reto para este año es ejecutar todo el presupuesto asignado, capacitar a los nuevos funcionarios que han ingresado a las regiones y manejan el tema de la educación y resolver los casos de colegios que tienen dos directores y donde los antiguos directivos se aferran al cargo con una orden judicial.
Trahtemberg opinó, por su parte, que si el ministro Saavedra logra consolidar lo avanzado en el tema docente y ejecuta el mejoramiento agresivo de la infraestructura educativa, habrá hecho un buen trabajo. "Queda para el próximo quinquenio hacer un verdadero shock pedagógico y curricular con miras al siglo XXI", anotó.

SABÍAS QUE...
• El 17.6% de alumnos de inicial, primaria y secundaria estudia en una escuela pública rural. La mayoría no tiene agua, desagüe ni luz eléctrica.
• Patricia Ames, investigadora del Instituto de Estudios Peruanos, señaló que estas escuelas aún tienen muchas carencias de infraestructura, materiales y asignación de docentes.
• Aseveró que, antes del inicio de clases, el ministerio debe garantizar que las escuelas rurales estén listas y que los profesores, materiales y equipos lleguen de manera oportuna.

viernes, 20 de febrero de 2015

Conoce las consecuencias de dejar de aprender a escribir a manos

La expansión de la tecnología hace que la práctica milenaria de la escritura se encuentre cada vez más amenazada de ser sustituida por los teclados de las computadoras y las pantallas táctiles de los teléfonos. Además, los cambios afectan de forma creciente a los más pequeños.
Pero, ¿cómo se refleja en su desarrollo y bienestar? Karin James, neurocientífica cognitiva y profesora de la Universidad de Bloomington (EE.UU.), hace hincapié en la importancia de aprender a escribir a mano para el desarrollo cerebral de los niños ya que, asegura, es un ejercicio clave para "preparar el cerebro para un sistema de aprendizaje que facilita la lectura cuando los niños llegan a esa etapa". Además, afirma que desarrollar las habilidades motrices que se requiere para producir letras puede ser beneficioso en muchas otras áreas del desarrollo cognitivo y ha criticado "la prisa en algunas partes del mundo por introducir las computadoras en las escuelas en edades tempranas", informa BBC.
Junto con su equipo, James llevó a cabo una investigación con un grupo de niños que todavía no sabía leer (aunque sí identificar las letras por separado) para realizar una prueba comparativa: a una parte del grupo se le enseñó a escribir letras de manera manual, mientras que a la otra, por medio de teclados digitales. Los investigadores utilizaron resonancias magnéticas con el fin de observar y evaluar la activación de las regiones cerebrales durante el aprendizaje de la escritura, tomando como indicador el consumo de oxígeno en el cerebro.
Como resultado, los investigadores concluyeron que el cerebro responde de distinta manera cuando aprende con letras escritas a mano y cuando lo hace a través de un teclado, y concluye que los niños que trabajaron con letras escritas a mano mostraron patrones de activación cerebral similares a los de las personas alfabetizadas, mientras que los que aprendieron mediante un teclado.


sábado, 14 de febrero de 2015

Neurociencia y Educación

¿Cómo aprendemos? ¿Qué es lo que hace que el aprendizaje sea significativo para nuestro cerebro?
A éstas y otras muchas preguntas puede dar respuesta la neurociencia, un interesante punto de vista para la forma en que educamos, ya que se encarga de estudiar el funcionamiento de la mentey de qué forma se crean nuevas conexiones entre neuronas cuando aprendemos cosas nuevas.
¿Te imaginas poder saber a ciencia cierta cuál es el método que debes seguir para que tus alumnos y alumnas aprendan más en menos tiempo?
La neurociencia puede enseñarnos mucho sobre la forma en que las personas aprendemos y adquirimos nuevos conocimientos, algo que obviamente podría tener una aplicación directa en el aula. A pesar de que aún queda muchísimo camino por delante en este campo, la neurociencia ya ha descubierto algunos elementos que han resultado ser esenciales para favorecer la creación de nuevas conexiones entre neuronas y, por lo tanto, para el aprendizaje.
Te resumo algunos de los conocimientos sobre el cerebro que pueden contribuir a revolucionar la práctica pedagógica:

1. Las emociones son las protagonistas: El estado emocional condiciona fuertemente el funcionamiento del cerebro. El estado de ánimo puede modular las funciones cerebrales superiores (lenguaje, toma de decisiones, memoria, percepción, atención…), determinando la adquisición de nuevos conocimientos. ¡Acompaña el aprendizaje de emociones positivas!

2. No hay “buenos” ni “malos” estudiantes: El cerebro ha demostrado tener una increíble capacidad de aprender y reaprender, y por eso no debemos pronosticar el éxito o fracaso de ningún estudiante. Los cambios que sufrirá su personalidad a lo largo de su vida hacen que no podamos establecer que un determinado comportamiento se repetirá durante muchos años sin alteraciones.

3. Evita el estrés: Es importante intentar proporcionar al alumnado un clima positivo y seguro, evitando palabras y actitudes que provoquen situaciones estresantes en ellos. El estrés, entre otras muchas consecuencias, disminuye la capacidad cognitiva y su estado emocional.

4. Planifica experiencias multisensoriales:Intenta emplear diferentes recursos para presentar la información de forma atractiva para favorecer el aprendizaje. Las experiencias que nos permiten percibir el mundo a través de todos nuestros sentidos permiten que el aprendizaje sea mucho más significativo.

5. Se aprende con todo el cuerpo: Un error muy común y repetido desde hace décadas es pensar que el conocimiento y la mente son la misma cosa. Muy lejos de esta teoría, los últimos experimentos nos enseñan que los ejercicios y el movimiento están íntimamente ligados con el aprendizaje, demostrando que cuerpo y cerebro aprenden juntos.

La neuroeducación es una nueva visión de la enseñanza basada en el cerebro. Es una visión que ha nacido al amparo de esa revolución cultural que ha venido en llamarse neurocultura. La neuroeducación aprovecha los conocimientos sobre cómo funciona el cerebro integrados con la psicología, la sociología y la medicina, en un intento de mejorar y potenciar tanto los procesos de aprendizaje y memoria de los estudiantes, como los de enseñanza por parte de los profesores.

La neurociencia enseña hoy que el binomio emoción - cognición es indisoluble, intrínseco al diseño anatómico y funcional del cerebro. Este diseño, labrado a lo largo de muchos millones de años de proceso evolutivo, nos indica que toda información sensorial, antes de ser procesada por la corteza cerebral en sus áreas de asociación (procesos mentales, cognitivos), pasa por el sistema límbico o cerebro emocional, en donde adquiere un tinte, un colorido emocional. Y es después, en esas áreas de asociación, en donde, en redes neuronales distribuidas, se crean los abstractos, las ideas, los elementos básicos del pensamiento.
De modo que el procesamiento cognitivo, por el que se crea pensamiento, ya se hace con esos elementos básicos (los abstractos) que poseen un significado, de placer o dolor, de bueno o de malo. De ahí lo intrínseco de la emoción en todo proceso racional, lo que implica aprender y memorizar.
Los seres humanos no somos seres racionales a secas, sino más bien seres primero emocionales y luego racionales. Y, además, sociales. La naturaleza humana se basa en una herencia escrita en códigos de nuestro cerebro profundo, y eso lo impregna todo, lo que incluye nuestra vida personal y social cotidiana y, como he señalado, nuestros pensamientos y razonamientos. Esa realidad se debe poner hoy encima de cualquier mesa de discusión sobre la educación del ser humano.
Es esta realidad la que nos lleva a entender que un enfoque emocional es nuclear para aprender y memorizar, y, desde luego, para enseñar. Y nos lleva a entender que lo que mejor se aprende es aquello que se ama, aquello que te dice algo, aquello que, de alguna manera, resuena y es consonante (es decir, vibra en la misma frecuencia) con lo que emocionalmente llevas dentro. Cuando tal cosa ocurre, sobre todo en el despertar del aprendizaje en los niños, sus ojos brillan, resplandecen, se llenan de alegría, de sentido, y eso les empuja a aprender.
Solo el que aprende bien sobrevive más y mejor. Seguir vivo en un mundo exigente (y el mundo vivo lo es), desde vivir en la selva hasta vivir en un mundo social duro y competitivo, requiere  aprender, y aprender bien. El que no es capaz de aprender suele vivir menos, ya lo hemos señalado. Y aprender requiere inexcusablemente basarse en la emoción.
Pero esa emoción en la enseñanza exige matices profundos cuando es aplicada al ser humano a lo largo de su arco vital. Aprender (y, por lo tanto, enseñar) no es lo mismo para un niño de 2 o 3 años, que, con enseñanzas ya regladas, para el niño de 6 años (cuando comienza con el tambor de las ideas en Primaria), el púber o el adolescente (que vive en un mundo cerebral convulso donde los haya), o bien el adulto joven, el adulto medio o el que atraviesa la ahora larga senescencia. Hoy habría que añadir el periodo prenatal y al perinatal (aquel que va desde la semana prenatal 32 hasta los 2 meses postnatales). Hoy la neuroeducación alcanza a todo ese amplio y, en el terreno específico de la educación, casi desconocido arco vital del ser humano.
Con todo lo que antecede, es claro, como ya he señalado, que lo que enciende el aprendizaje es la emoción y, en ella, la curiosidad y, luego, la atención. Pero la atención no se puede suscitar simplemente demandándola, ni la curiosidad tampoco. Hay que evocarlas desde dentro del que aprende.
Hoy comenzamos a saber que lo que llamamos curiosidad no es un fenómeno cerebral singular, sino que hay circuitos neuronales diferentes para curiosidades diferentes,y que no es lo mismo la curiosidad perceptual diversificada, aquella que despierta de modo común en todo el mundo cuando se ve algo extraño y nuevo, que aquella otra conocida como curiosidad espistémica, que es la que conduce a la búsqueda específica del conocimiento.
Y lo mismo podemos decir sobre la atención, cuyo sustrato cerebral nos lleva hoy a reconocer la existencia de muchas atenciones cerebrales. Atenciones que van desde la atención básica, tónica, que es la que todos tenemos cuando estamos despiertos, a aquellas otras de alerta, de foco preciso (ante un peligro), orientativa (buscar una cara entre cientos), ejecutiva (la del estudio), virtual (procesos creativos) o digital (utilizada en internet).
Y es claro, además, que todos estos procesos difieren en el niño y el adulto, y aun en el niño para cada edad. Claramente el tiempo atencional que precisa el niño no es el mismo que el requerido por el adulto para atender una percepción concreta simple o aprender un concepto abstracto altamente complejo. Precisamente, conocer los tiempos cerebrales que se necesitan para mantener la atención a cada edad o periodo de la vida puede ayudar a ajustar tiempos de atención reales durante el aprendizaje en clase de una manera eficiente. Y también conocer cómo estos tiempos pueden ser modificados.
Y lo mismo que el aprendizaje consiste en momentos seriados de asociaciones de fenómenos o conceptos que se repiten en ese juego mental de aciertos y errores, memorizar requiere también de repetición constante de lo ya aprendido. El maestro o el profesor universitario hoy comienzan a utilizar adecuadamente fórmulas que pueden ser enormemente útiles en esa memorización de lo aprendido.
Neuroeducación alcanza pues a todo el arco de la enseñanza, desde los niños de los primeros años a los estudiantes universitarios, o en la enseñanza de formación profesional o de empresa. Y, por supuesto, también a los maestros y los profesores, sobre la forma más eficiente de enseñar. La neuroeducación comienza a poner en perspectiva, más allá de los procesos cerebrales mencionados como la curiosidad y la atención, otros factores como la extracción social de la familia y la propia cultura como determinantes del aprendizaje.
Y, más allá, la neuroeducación intentar destruir los neuromitos (falsos conocimientos extraídos de la neurociencia) y conocer la influencia de los ritmos circadianos, el sueño y su poderosa influencia en el estudio, o factores tan importantes como la arquitectura del colegio, el ruido, la luz, la temperatura, los colores de las paredes o la orientación del aula.
Y también ayuda a hacerse preguntas como estas: ¿Por qué los niños están siempre preguntando?¿Se puede enseñar por igual a niños crecidos en culturas y de etnias diferentes? ¿Hay que ser de raza judía para ser académicamente brillante? ¿Por qué el ambiente familiar de estudio es tan determinante en las capacidades de aprender de los niños? ¿Se puede memorizar mejor durmiendo mejor? ¿Qué hace que se aprenda y memorice mejor si uno se equivoca más? ¿Por qué es más interesante una pregunta brillante que una contestación brillante? ¿Por qué hoy la letra con sangre ya no entra? ¿Es lo mismo enseñar arte o matemáticas, medicina o derecho, literatura o filosofía? ¿Cómo enseñar que hay dos formas cerebrales de aprender matemáticas? ¿Podrán los nuevos ordenadores de alto procesamiento (relación y reconocimiento personal del estudiante) sustituir a la relación maestro-alumno?
De este modo y por este camino, la neuroeducación se adentra en el conocimiento de aquellos cimientos básicos de cómo aprender y memorizar, y cómo enseñar. Y cómo hacerlo mejor en todo el arco de adquisición del conocimiento y los múltiples ingredientes que lo constituyen. Dilucidando así los entresijos de la individualidad y las funciones sociales complejas, el rendimiento mental, el desafío cerebral de Internet y las redes sociales, o cómo llegar a ser un maestro o un profesor excelente. Añadiendo a ello la formación del pensamiento crítico y analítico, y, más allá, el pensamiento creativo. O evaluando en los primeros años a niños que sufren procesos cerebrales o psicológicos que dificultan el proceso normal de aprendizaje, para permitir así aplicar tratamientos tempranos muy eficaces.
La neuroeducación es, pues, un campo de la neurociencia nuevo, abierto, lleno de enormes posibilidades que eventualmente debe proporcionar herramientas útiles que ayuden a aprender y enseñar mejor, y alcanzar un conocimiento mejor en un mundo cada vez de más calado abstracto y simbólico y mayor complejidad social.
Facilitar todo esto requeriría la creación de una nueva figura profesional, aquella del neuroeducador.

Consejos para cambiar a educación con pocos recursos

Aquellos que están acostumbrados a leer artículos sobre educación están cansados de que se les intente motivar a innovaciones dentro de su aula sin explicar los pasos que hay que llevar a cabo para ello. Yo ni mucho menos tengo la solución perfecta pero a continuación os expongo aquellos objetivos que suelo tener en cuenta para intentar innovar para y con mis alumnos y alumnas. 1. Cambia el paradigma. La innovación no siempre requiere una gran inversión. Se puede dar nuevos usos a elementos ya existentes. Una mínima modificación puede ser calificada como una GRAN innovación por tus educandos. Un consejo elemental, mucho cuidado con pensar que toda innovación está relacionada con el mundo de las TIC.  2. Desafía lo instaurado. Muchas cosas se siguen haciendo por costumbre, pero no quiere decir que sea la mejor manera de hacerlo. Cuando Richard Gerver fue preguntado por su opinión sobre el profesorado español respondió que por lo general "siempre estamos esperando a que el Gobierno nos diga qué podemos hacer". Está claro, si queremos innovar en educación no podemos dar clase como nos indican al pie de la letra los currículos educativos o las propias editoriales. 3. Sé curioso/a y lee mucho. Saliendo del territorio conocido, se abren posibilidades para nuevos y diferentes puntos de vista. Leer aumenta la creatividad y relaja la mente para que surjan nuevas ideas. Incluso te permite ser flexible a otras realidades. 4. Alimenta la participación. En el aula no eres el único ente de sabiduría. Eso ya lo sabemos hace años y quien siga considerando que es así tiene un grave problema. Con la participación de tus alumnos y alumnas no sólo conseguirás un mejor ambiente en tu aula sino que les harás sentir participes de su propio aprendizaje. A veces no esta mal pedir ideas a tus educandos. Pero ojo, elige el momento en el que hacerlo y haz preguntas con respuestas abiertas. 5. Combina tus intereses. La mejor manera de hacer una cosa es amando lo que haces. A mi por ejemplo me gusta mucho que mis alumnos hagan presentaciones en clase. Tengo tremendamente comprobado que sus presentaciones son infinitamente mejores cuando hablan de algo que les gusta ya que se lo venden al resto de sus compañeros con pasión. Por lo tanto, si puedes incorporar conocimientos de otras áreas en tu forma de enseñar estarás innovando en el acto e incluso haciendo lo que te gusta. No sólo enseñes sino intenta "vender" a tus alumnos lo que enseñas, algo muy propio del marketing. 6. Asegúrate de sorpender. ¿Por qué queremos innovar?, para que los alumnos que ya nos seguían en el aula lo continúen haciendo y para atraer y motivar a aquellos que no estábamos llegando del todo bien. La sorpresa es el mejor resultado que podemos obtener de la diferencia entre la imagen que doy y lo que percibe el alumnado. Un estudiante sorprendido no sólo aprende sino que al día siguiente vuelve a tu clase con una sonrisa.  7. Sé un profesor activo y al que no le importe que le evaluén. Si estas intentando innovar  es necesario que lo comuniques y recibas un feedback para saber si ha tenido una respuesta por parte del alumno o todo sigue igual. Además de recibir ese feedback en tu propia aula de todos es sabido que las redes sociales nos permiten relacionarnos con profesores de todo el mundo. Muy importante es no ser pasivo ante sus comentarios. En mi caso, estoy siempre muy atento a los comentarios que me hacéis e intento aprender y cambiar con vuestros consejos. 8. Acude a eventos educativos.  Las redes sociales son buenas pero nunca serán superadas por la conversación cara a cara con compañeros de profesión. En este sentido y aprovechando que estamos hablando de innovación os puedo recomendar el CONGRESO INTERNACIONAL DE INNOVACIÓN EN LA EDUCACIÓN, INNOVAR ES CRECER, que tendrá lugar en Madrid los días 24 y 25 de Abril. En este evento acudirán grandes ponentes como el ya nombrado en este artículo Richard Gerver (@richardgerver) o Fernando Trujillo (@ftsaez) entre muchos otros especialistas en innovación educativa.

¿Cómo ayudar a un niño a aprender cuando todo parece salir le mal?

Hay niños que aprenden sin dificultad, lo hacen con entusiasmo, rápido y pareciera no requerirles esfuerzo alguno. Pero si conoces a un niño que al  aprender no le pasa esto, no desesperes. Recuerda que para algunos niños aprender es seguir una línea recta  y para otros es seguir un camino en zigzag  con retrocesos, paradas, curvas y contra curvas, pero un camino al fin .Es un camino diferente que requiere que nosotros los educadores , maestros y padres , hagamos cosas diferentes. Es decir para acompañar, alentar y guiar a nuestros niños cuando el aprendizaje se les pone cuesta arriba, y sus llantas están desinfladas, necesitaremos conocer en detalle cómo ayudarlos. Si bien dicen que no hay recetas mágicas,  creo que hoy  hay  conocimientos acerca  de que cosas no tenemos que hacer, porque no los ayudaran n y que cosas tenemos que empezar a hacer para ayudarlos a aprender. Dejar de hacer y comenzar a hacer Existen tres cosas que tenemos que dejar de hacer si queremos ayudarlos a aprender. Son solo tres cosas, son simples, fáciles de recordar  y también de olvidar. Son PRISA, PRESION Y COMPARACION. Estos tres componentes son los enemigos de cualquier aprendizaje, y son ultra enemigos de los aprendizajes que parecen detenidos, lentificados o estancados. Si quieres ayudara un niño al que le está costando aprender  primero PARA, CALMATE Y CENTRATE EN EL NIÑO, Y NO EN LOS DEMAS NINOS. Ten la certeza que es preferible que el niño aprenda despacio, a que este abrumado por tu prisa y quede estancado Activar sus recursos, acariciar su corazón Recuerda que nunca nos pueden faltar oportunidades para hacer sentir a un niño que es capaz, y sobre todo si la está pasando mal. Todos los niñ0s tienen recursos para aprender que están esperando para sorprendernos. Y nos sorprenderán si dominamos nuestra tendencia a hacer comparaciones y sentirnos con el derecho de juzgarlos. Si quieres que aprenda deja de compararlo y juzgarlo. Todo niño que le está costando aprender al ritmo de sus compañeros, o  que obtiene más errores que aciertos en los ejercicios, o  que  no comprende las consignas, o que es siempre el ultimo en terminar y encima se equivoca a menudo y mucho, la pasa mal y su corazón duele. Cuando este dolor aparece una y otra vez, el corazón se cierra para no sentir. Si queremos ayudarlos a avanzar necesitamos volver a encender su corazón y abrir su mente. Ten presente que tienes que alimentar la mente de un niño bien cuando la está pasando mal. Y esto consiste en activar conversaciones positivas, preguntas poderosas para abrir la mente a nuevas posibilidades  y liberar las creencias  limitantes .La mejor caricia para un corazón herido es nuestra presencia sin prisa a su lado .Estar en presencia ,es decirle eres importante para mi .Mensaje poderoso que tiene el impacto de iluminar un corazón y abrir la mente .. Buscar el estado óptimo para aprender Podemos comenzar  con hacer un registro de victorias, armar un rincón de logros, investigar sus habilidades .Es decir correr el foco atencional y el estado emocional del niño  hacia lo que si puede, lo que logro, lo que aprendió, lo que le  gusta, lo que destaca. Necesitamos hacer esto antes que nada para crear su estado optimo interior para aprender. Él estado óptimo para aprender según las investigaciones de Daniel Goleman, psicólogo norteamericano ,es : Calma, concentración y la ilusión de lograrlo. Sin estos tres ingredientes es casi imposible que un niño salga adelante. Por eso necesitamos detener nuestra prisa, recuperar la calma  y creer que el niño lo lograra. Los estados emocionales se contagian de corazón a corazón, no importa que le estemos diciendo, los niños  escuchan nuestro sentir y lo creen. Si sienten nuestra desconfianza en sus posibilidades, ellos también se sentirán incapaces  y lo más probable es que no sientan calman, sino temor, no estén concentrados sino angustiados  y la ilusión ceda ante el pesimismo .Esto lo resumo así ¨Haz que el niño en tu presencia se sienta radiante  y calmo ¨   Ayudar al aprendizaje mismo Luego tenemos que centrarnos en su aprendizaje, en lo que deseamos que aprenda .El secreto  para  ayudar a un niño a aprender es empezar. El secreto de empezar es fraccionar los grandes  metas de aprendizaje en objetivos pequeños y alcanzables y comenzar con el primero .El empezar dará motivación e ilusión .Estas emociones  serán muy necesarias a lo largo de todo el proceso de aprendizaje. Los niños suelen demostrar que tienen mayores habilidades y comprensión que la esperada  si la tarea se plantea del modo correcto, con materiales  conocidos, evitando consignas que puedan malinterpretar y proporcionando  modelos, sugerencias e indicaciones de cómo hacerlo. Crear una versión para principiantes El aprendizaje exitoso depende un 100 % de tener una versión para principiantes de lo que queremos enseñar. Es decir  partir de lo que el niño sabe y de cuál es su nivel cognitivo.  Esta versión para principiantes  nos sirve muchísimo para conocer que partes son demasiado fáciles, o difíciles y así podemos calibrar con precisión nuestras estrategias de enseñanza .Luego iremos accediendo a nuevas versiones, que implicaran mayor compresión y complejidad  de la tarea. Cuando un niño no está aprendiendo bien, debemos buscar esa versión para principiantes y partir de allí. No importa donde ni en que versión estén sus compañeros , necesitamos empezar por el nivel uno, y a medida que avance aumentara su motivación e ilusión por lograrlo. Con tiempo, practica y esfuerzo seguro llegara al nivel de los compañeros , ya que su autoestima también creció  con cada logro. La natación nos da un ejemplo  claro de las versiones para principiantes. Un profesor de natación  parte siempre  de un nivel básico y luego de a poco  exige mayor desempeño. Primero se practican las   patadas en el agua sostenidos por barra o flotador, esta es una versión para principiantes. Es decir se hacen todos los ajustes para que nadie se ahogue. Nosotros podemos y tenemos que hacer lo mismo al enseñar a leer, escribir, contar, restar, etc. Muchas veces los niños que les cuesta aprender  son víctimas de la ausencia de esta versión para principiantes .A veces no se toman  todos los recaudos para que nadie falle a la hora de aprender a leer-,escribir ,etc .Debemos ir en busca de los flotadores , y permitirle utilizarlos hasta que su performance le permita  abandonarlos. Buen ritmo para enseñar y buen ritmo para aprender  Otra cuestión a considerar a la hora de ayudar a un niño a aprender  más, es lograr un buen ritmo para enseñar .Esto nos compete a los educadores. Los enemigos  del buen ritmo son do: los tiempos de transición  y los tiempos de organización .Para ayudar y facilitar el aprendizaje necesitamos bajar estos dos tiempos  al máximo posible  para favorecer un buen ritmo de aprendizaje. David Perkins , profesor  e investigador en la Universidad de Harvard y co-autor de numerosos libros nos dice en su última obra “El aprendizaje Pleno”,que “el buen ritmo es la organización de los detalles de forma tal que  promuevan la participación activa de la mayoría de los alumnos la mayor parte del tiempo”. Es decir  que cuando  los tiempos de transición de una tarea a otra son laxos, largos  y desorganizados, lo que logramos es perder ritmo, perder concentración, atención, motivación y despedimos al  estado óptimo para aprender. Una manera de involucrar a los niños y sobretodo a aquellos que no les está yendo muy bien, es asignarles tareas que ayuden a procesar  las ideas en forma activa .Es decir  trabajar con consignas previas para ayudarlos a focalizar la atención en lo importante. Ejemplo si van a mirar un video , no esperar que solo lo miren , sino asignar una tarea como fíjate cuantos paisajes aparecen , esto los mantiene activos mentalmente y concentrados . A la vez que les garantiza una participación exitosa frente al grupo. Hacer fluir el aprendizaje Para que el aprendizaje fluya simplemente tenemos que sacarle presión .La presión no facilita los aprendizajes, ya que genera en la mente una supe exigencia  que bloquea la capacidad de aprender. Presionar, sobre exigir , sin dar las herramientas ni las condiciones emocionales para poder utilizarlas ,es crear un ambiente punitivo. Cuando el corazón late deprisa, el cerebro no funciona bien. Si confías poco y exiges mucho, generas presión en los niños. Evitemos enseñar en  un clima  punitivo y agresivo. La intolerancia y la ira a la hora de enseñar son producto de nuestra impotencia, por eso es necesario calmarnos y pedir ayuda si solo no podemos . Para terminar una adaptación del credo del optimista del escritor Christian Larson PROMETO A MI MISMO ser tan fuerte que nada pueda perturbar mi paz mental a la hora de enseñar. ME PROMETO A MI MISMO hacer sentir a todos mis alumnos  que hay algo valioso en ellos. ME PROMETO A MI MISMO ver el lado soleado de todos y hacer que mi optimismo sea contagioso. ME PROMETO A MI MISMO pensar solo lo mejor de ellos, trabajar solo por lo mejor y esperar solo lo mejor de mis alumnos . ME PROMETO A MI MISMO ser tan entusiasta por el éxito de los alumnos, como soy del mio propio. ME PROMETO A MI MISMO olvidar los errores y aferrarme a los grandes logros del futuro. ME PROMETO A MI MISMO llevar una expresión alegre todo el tiempo y dar una afecto y sonrisas a cada criatura viviente que conozca. ME PROMETO A MI MISMO darme tanto tiempo en mejorarme a mí mismo que no tenga tiempo de criticar a otros.

Hablemos de Ciencia y Educación con Alberto Rodriguez

¿Considerás que utilizar las tecnologías de información y comunicación (TIC) puede ser un posible camino para desmontar algunas de las preconcepciones en torno a esa práctica?
Las tecnologías de la comunicación pueden ayudar a enseñar ciencia porque te dan otras posibilidades de mostrar una experiencia, de modelizarla, en 3D por ejemplo. También en cuanto al acceso a la información. De todas formas que haya mayor acceso a las tecnologías digitales no implica que la enseñanza sea mejor. Por ejemplo, en la prueba PISA -que aplica un método que no da cuenta de manera profunda de las categorías que presentan-  Estados Unidos, que tiene mucha disponibilidad de tecnologías en las escuelas, está en el número 24. Hay países como Polonia, que realizan experiencias muy interesantes, y no tiene gran cantidad de computadoras por alumno. En ese sentido trabajar con experiencias relacionadas a la cotidianeidad es una manera de ayudar a desmontar esos prejuicios que hay sobre que la ciencia es algo complicado y distante, y eso tiene que ver con el contacto entre las personas, con poder comunicar y saber transmitir una pasión por lo que se está haciendo. Transmitir también las emociones que se vivencian en el momento en que uno está comunicando lo que sabe y busca enseñar al otro sería una camino entonces.  – En mi caso en particular, la ciencia me mejoró la mente y me cambió la vida. El objetivo de la enseñanza, pero en particular de la ciencia, es comunicar esa inquietud por saber más, por aprender las cosas por nuestra cuenta. Yo creo que eso se consigue, solamente, cuando uno está apasionado por lo que enseña y comunica esa idea. De esa manera convertimos al estudiante en un estudiante eterno. No en el sentido de alguien que persigue la carrera científica como un profesional, sino como alguien que es un interesado y un curioso permanente por los conceptos de la ciencia y que, a su vez, es consciente de que eso le va a hacer mejor la vida no solo en lo práctico, sino también en los espiritual, porque ese conocimiento te enriquece la experiencia cotidiana. En ese sentido hacer del estudiante un autodidacta es el objetivo de enseñar con pasión. En el fondo somos todos autodidactas. Todo lo que aprendemos fuera de la felicidad es inútil. Nos tiene que gustar lo que estamos aprendiendo para que lo aprendamos realmente. Esa me parece que es la tesis central con al que, al menos, yo me conduzco en la enseñanza. En relación a la cuestión del goce y la pasión en el aprender y en la enseñanza: Vos experimentás dos mundos que están vinculados a través tuyo, en tu sentir y en tu pensar: la música y  la ciencia. Desde esa condición particular:

¿Cómo contemplás la posibilidad de relacionar el arte y  la ciencia  con lo lúdico en la enseñanza y en el aprendizaje?
Hay un poco algunos prejuicios en relación a que el arte y la ciencia son alternativas antagónicas en la búsqueda de la verdad. Es decir: por un lado estaría el arte que sirve a las pasiones y a las emociones, y por otro lado estaría la ciencia que es toda razón. En realidad si uno indaga y pone el zoom en los conceptos se da cuenta de que no es del todo así. Hay muchísimo de dialogo entre las dos y hay un territorio común, en el que hay mucho de estética en la ciencia y mucho de ese rigor científico en el arte. En el caso de la ciencia el hecho en sí, para decirlo de una forma abarcadora, es que hay muchos avances en el terreno de la física en los que esos pasos se dan no persiguiendo el horizonte de un experimento inexplicable o inexplicado hasta ese momento, sino persiguiendo un horizonte de simplicidad, de simetría, de elegancia, de sencillez de la teoría. Esas nociones son subjetivas, como la de belleza en sí en relación a la apreciación de una teoría. En muchas encrucijadas de la historia de la física, cuando los científicos tuvieron que elegir varias opciones y eligieron la más sencilla, la  que les parecía más bella, ésa terminó siendo la verdadera. Esto abre la puerta a cierto debate filosófico: ¿por qué lo que es bello es verdadero? Eso por un lado. Por otro lado, como herramienta pedagógica, ya más en lo pragmático, hay muchos ejemplos que uno puede utilizar en el aula en las que obras de arte te pueden  auxiliar al enseñar, por ejemplo: óptica, geometría, perspectiva. La perspectiva, que es un método del arte, se utiliza en astronomía. Incluso ha habido momentos en la historia, como en el medioevo, en los que la perspectiva ha sido un recurso militar para calcular los ángulos de ciertos castillos, por medio de dibujos y demás. Esos son ejemplos que uno puede utilizar en el aula. Por ejemplo: la fotografía comienza como un experimento científico y después se convierte en una expresión artística. La música, que tiene un vínculo muy estrecho con la matemática, la aritmética y con la física desde el lado de la acústica, y que puede ser un contraargumento entre esa dicotomía arte – ciencia, yo la utilizo a modo  de ejemplos en mis clases de física. Enseño fenómenos de acústica utilizando instrumentos musicales. La gente está más predispuesta a recibir conceptos científicos si están presentados dentro de un contexto artístico. Llevar el arte y la ciencia al aula tiene, para mí, un doble propósito: desmitificar la idea de que sirven a divinidades contrarias (este sería el aspecto más filosófico) y usar el arte como vehículo facilitador en la enseñanza de la ciencia (sería el aspecto pragmático)[1]. Ese enfoque habilita una instancia lúdica y experiencial y a su vez sensibiliza a los participantes… – Sí. La parte lúdica es fundamental. La matemática es como un juego de ajedrez mental que, curiosamente, tiene su aplicación en el mundo físico. De hecho, que las leyes físicas se puedan expresar en lenguaje matemático es de algún modo un misterio. Son juegos lógicos. Demostrar un teorema es jugar un sudoku un poco más complicado ¿no? Cuanto más se complejiza el juego se hace más difícil, pero mayor es el placer al jugarlo. Ese es uno de los conceptos que para mí es interesante transmitir. Pero no es fácil. Cuando yo escribo ecuaciones grandes, que a mí me parecen hermosísimas, mis estudiantes dicen “¡uy, qué feo!”, como diciendo “no entiendo”. Cuando no se entiende de qué se está hablando, eso de que se habla puede parecer feo. A veces a los alumnos, lo que les resulta difícil puede parecerles feo. Acá volvemos al comienzo de la charla donde hablabámos sobre cómo superar los prejuicios en torno  a las ciencias y su enseñanza. En tu caso ¿Cómo trabajás esa dificultad en una situación concreta en el aula? –      Les digo a los estudiantes: Bueno. ¿Esta ecuación les parece fea? Miremos con cuidado y veamos cómo esto puede explicar, o por lo menos describir formalmente, el origen  de la luz. Por supuesto que enseñar a que te guste algo es muy difícil y ahí está el gran desafío. Yo creo que la pasión es la clave. ¿Cómo te enseño a que te guste el caviar? El caviar es un gusto adquirido. Se  lo das a un chico de siete años y le parece horrendo, sin embargo hay un gusto que se puede desarrollar. No digo que sea el mismo caso, porque el caviar no tiene ninguna finalidad útil, pero yo creo que hay un gran placer que te espera si lográs conquistar parte de ese desafío de aprendizaje científico. Yo trato de comunicarles eso, porque me parece linda la gran coherencia de la matemática y siempre trato de transmitirla, aunque no  siempre lo resuelvo con éxito. Por supuesto que también  está la parte artesanal en la que uno tiene que resolver ciertos problemas, y esto es como hacer gimnasia, como hacer flexiones. Está buenísimo jugar al deporte que sea, pero por ahí no te gusta hacer abdominales, aunque sea necesario. Como  también es bueno aprender escalas cuando tocas algún instrumento, porque después lo dominás mucho mejor. Si uno hace los ejercicios de matemáticas no es una práctica vacía, sino que forma parte de una gran unidad. Eso es lo que trato de transmitir en mis clases. En relación a la instancia de la evaluación

¿Qué cambios considerás que se deberían dar en su concepción y en la forma de implementarla?
Pensándolo tanto desde tu rol de profesor universitario en Oakland, pero también como alumno que fuiste en la secundaria y en el Instituto Balseiro. –     Para mí no se puede evaluar solo en base a un examen final, que es un método que aquí, en Estados Unidos, utilizan       muchas universidades. Yo trato de replicar el método de evaluación que teníamos en el Balseiro. Creo que en la medida en que se ha implementado es uno de los mejores y tiene que ver con el seguimiento por parte del docente a cada uno de sus alumnos a lo largo del año. Esto implica una evaluación continua. Por supuesto que esto es solo posible cuando las clases son relativamente chicas, de 20 a 25 alumnos. A mí me gusta saber cómo va cada uno de los estudiantes, qué grado de comprensión van teniendo a lo largo del curso. Si uno evalúa en base a lo que estudian dos o tres días antes del examen, en el fondo está evaluando algo que no va a permanecer en el futuro. Para mí es importante, no solo la instancia de los exámenes parciales, sino también darle un peso a esa parte que uno aprecia  en la comprensión y evolución que el estudiante desarrolla. Hay muchos estudiantes que son buenos en los exámenes y otros que no, porque asimilan a otro ritmo o se ponen nerviosos o les cuesta comunicar lo que saben en la situación de un examen. Tu método es ir acompañando un proceso de aprendizaje, como si se llevase un cuaderno de bitácora de cada uno de los alumnos. –        Sí. Estoy de acuerdo con la idea de acompañar un proceso. El ideal sería, para cada uno de ellos,  evaluar cuanto han progresado desde el primer día en su comprensión de los temas que se han ido tratando. En tus libros, un poco, das cuenta de tu forma de enseñar, de esa pedagogía si se quiere, en la que trazás articulaciones entre la cotidianeidad y los conceptos de la ciencia

¿Cómo encarás esta relación en tus clases?
La ciencia, la física en particular, pretende ofrecer una descripción unificada de las regularidades de la naturaleza. Nuestra vida cotidiana es parte de la naturaleza, Cada experimento que uno hace en el laboratorio es un experimento de física, pero en nuestra vida cotidiana también estamos experimentando constantemente, y en el fondo son experimentos científicos. Cuando uno hace un experimento, le está haciendo una pregunta al universo y esas preguntas no solo las puede formular en la conferencia de prensa del laboratorio, sino también en el dialogo cotidiano que uno tiene con la naturaleza. Hay muchísima física en la cocina, en la oscilación del agua en la olla, en la  temperatura, en la luz que entra por la ventana. Hay muchísimas cosas que se pueden descifrar en esa clave. Muchos de los grandes avances de la física se han hecho con poquísimo instrumental. Hasta el siglo XIX no había grandes instrumentos. Galileo, con un telescopio de poco aumento, fue capaz de desterrar la teoría de que la tierra era el centro del universo. Mirando lo visible con muchísima atención uno puede entender lo invisible. Para mí es fundamental que el docente aprenda a mirar con cuidado y observe que los grandes problemas de la ciencia están presentes en situaciones cotidianas. Eso es lo que trato de mostrar con mis escritos. Pareciera que con este enfoque intentás desmontar algunos prejuicios que, popularmente, hay sobre la dificultad de la enseñanza de la ciencia. – Sí, totalmente. Hay una cuestión fundamental que para mí es  central en la alfabetización científica: tratar de entender de qué se trata el método científico. Por ese motivo enfatizo, tanto con mis estudiantes, como con los lectores, que experimenten. Que traten de verificar si la idea que uno les contó es contrastable y verificable haciendo una experiencia. En ese sentido el método científico es bueno incorporarlo en nuestra vida, para no ser, de alguna manera, víctimas de ideas seudo científicas que germinan y se expanden de manera viral. Es necesario tener una buena educación en el método de la ciencia, aun cuando uno no sea científico profesional, en el sentido de que el método propone un cuerpo de conceptos y un esquema dentro del cual uno puede formular preguntas de tal manera que pueda obtener respuestas. Tener ese conocimiento permite identificar las preguntas que pueden tener respuesta dentro de ese método de las que no.  Si a mí me dicen que la homeopatía cura, tratemos de entender si esa afirmación es contrastable y verificable, y si está sustentada por evidencia. Para mí una de las cosas interesantes de enseñar ciencia es tratar de comunicar la idea del método científico.  

¿De qué les serviría a los estudiantes conocer el método científico?
Desde una perspectiva cultural la ciencia es el logro más  importante del ser humano. Gracias a la comprensión científica que tenemos del mundo hemos conseguido mejorar nuestra vida. Se puede argumentar que ciertos daños y agentes negativos vienen por el lado de la ciencia, pero la base científica, definitivamente, nos ha hecho más libres y nos ha curado de muchos males. Desde un punto de vista pragmático es bueno saber resolver problemas, y la ciencia,  y la física en particular, te adiestra en la manera lógica de encarar un problema, de categorizarlo, de identificar las relaciones causales, de identificar donde las relaciones de causa – efecto parecerían estar, pero en realidad son como una cortina de humo. Te ayuda a entender y a aprender a pensar. El adiestramiento lógico te mejora la mente y te prepara para cualquier otra carrera en la que la resolución de problemas sea una herramienta útil. Es una propuesta de pensamiento… – Sí. De hecho si vamos un poco más allá, el proceso creativo en general es la combinación de la resolución de problemas en base a herramientas que uno ha acumulado a lo largo de su vida. La  inspiración casi divina que le llega al creador no existe, existe la disciplina y una mayor capacidad de resolución de un problema. La ciencia te adiestra en esto. El conocimiento científico te puede hacer, incluso, un mejor artista, porque la aventura hacia nuevos territorios artísticos, y hasta empresariales si querés, tiene que ver con la habilidad de resolución de problemas. Ahí es donde la lógica científica te  puede dar  herramientas importantes. Podríamos considerar que la propuesta de este enfoque de la enseñanza de la ciencia podría ser trasladable a otros campos de aprendizaje en cuanto a: plantear un problema, analizarlo, resolverlo, comparar y contrastar formas de resolverlo. – Absolutamente. Lograr tener formulado y categorizado a un problema es una forma mental de encarar un enigma en la que la física y la matemática te da un adiestramiento tremendo. El ejemplo que puedo dar en base a mi experiencia es que: cuando yo era posdoctoral en Chicago, éramos cinco postdocs en física y de los que cuatro se fueron a trabajar a consultoras o bancos. Yo fui el único que siguió en la actividad académica.
¿Por qué porque los consultores de negocios buscaban científicos para resolver problemas?
Cuando me reunía con mis compañeros, siendo ya ellos empleados de esas empresas, me contaban los problemas que resolvían; por ejemplo: los llevaban a una fábrica y les decían está fábrica bajó su productividad y no sabemos bien por qué. Ahí la mentalidad del científico era útil para pensar desde un ángulo distinto. La física te prepara para dudar de conceptos preestablecidos y a pensar las cosas por tu cuenta. La historia de la física te va mostrando como ciertos paradigmas de pensamiento se van trasladando hacia nuevas maneras de pensar. Ver como esa historia se va desarrollando y entender cómo los conceptos que están subyacentes se van transformando, por ejemplo: los conceptos de movimiento, de temperatura, de entropía, la electricidad, de magnetismo, te permite hacer traslaciones a otros mundos que en principio parecen completamente desconectados de  la física, como una empresa o un banco. En el arte

¿Cómo vivís esta traslación de un modo de pensar hacia la resolución de un problema; por ejemplo: en una composición? –   En mi proceso creativo no puedo dar cuenta de grandes obras, pero veo que en el proceso creativo hay dos momentos: primero uno se propone una obra y en esa obra hay un problema; como dice  Jorge Luis Borges: “…yo tengo un principio y un final y después tengo que averiguar que pasó en el medio…” Esa averiguación de qué pasó en el medio yo la veo como la resolución de un problema. Ese es el segundo momento. Una obra musical, aun cuando no tenga letra, tiene una narrativa, por eso el ejemplo de Borges. Uno tiene que establecer la narración, cómo vienen los distintos párrafos, los distintos personajes, porque en el fondo hay como personajes melódicos, que dialogan entre ellos, que uno va articulando con el dramatismo armónico. Es decir: hay un gran componente de la resolución de un problema, porque uno tiene un planteo y después tiene que resolverlo. Hay una pregunta: ¿Hacia qué lado voy? También hay una instancia en la que no sabemos cómo funciona la mente. La neurociencia nos dice parcialmente cómo funciona el proceso creativo, pero yo creo que hay componentes azarosos de elementos que uno ha incorporado a lo largo de su vida y que te hacen tomar ciertas decisiones frente a otras cuando estás componiendo. Ahí intervienen todas las herramientas que uno incorporó, que son las influencias, los  estudios que uno hizo de la armonía, la melodía y el contrapunto, junto a la tradición que uno lleva dentro, combinada con esa habilidad lógica de la resolución de problemas. Muchos músicos, aunque no lo identifiquen, tienen el método científico incorporado. En la literatura yo veo ese caso en  Borges. Él no era un científico, pero operaba en su literatura como un creador riguroso. Por algunos momentos parece más un científico que un  artista en el sentido convencional. Algunos de tus temas tienen una complejidad en ese relato, tanto  musicalmente como  en relación a las temáticas que vas planteando. – A veces me dejo llevar hacia lugares en los que no tengo un comando racional, pero si te puedo decir que en muchos casos pienso por donde voy a ir. En la relación entre pensar y sentir es observable como la ciencia, en muchos casos se ha desvinculado de la sensibilidad, como instancia previa al sentir, en función de trabajar en una racionalidad con efectos autodestructivos. –    Esto que planteás está en línea con la práctica de una buena educación científica. La educación en general, y en particular una buena educación científica, te va a incrementar el sentido ético, el sentido de la valoración de lo ínfimo que somos en el espacio  y en el tiempo, porque estamos ocupando un tiempo infinitesimal en la historia del universo. Con ese sentido ético tiene que venir un respeto por la naturaleza, por el planeta y la preservación hacia el futuro. Ese es otro vértice de las virtudes de la educación científica. Ya que hicimos este desarrollo desde la perspectiva de una concepción ética

¿Cuáles considerás que serían los conocimientos básicos en la enseñanza de la ciencia pensando en los chicos?
Ese concepto abarcador de que el universo tiene una complejidad enorme mucho más sutil y rica de lo que se consideró por siglos. Concientización de la enorme complejidad del mundo y que esa complejidad es condensable en un cierto número pequeño de leyes, y eso es una especie de misterio: el misterio de que podamos entender, o que por lo menos podamos describir, las regularidades sobre cómo funciona la naturaleza. A mí me maravilla a diario el hecho de que el mundo que nos rodea es comprensible, aunque sea en parte, por la mente del ser humano. En ese sentido resaltaría, nuevamente, la virtud de la ciencia de incrementar nuestro sentido ético. Después también sería importante que el público, en general, pudiera identificar las grandes leyes de la naturaleza: el movimiento, la entropía como aparente paradoja de que la vida es un aumento de complejidad de orden, mientras que la ley de aumento entropía dice que tendemos hacia un “desorden”. Luego hay otro conjunto de conceptos a los que creo que la educación científica tiene que apuntar, que son aquellos conceptos que el público en general entiende mal y desde los que, en muchos casos, toma  decisiones equivocadas por entenderlos mal; por ejemplo: el concepto de azar. En la educación secundaria debería haber una parte de una materia, o al menos módulos, en los  que se explique un poco el concepto de azar, que es complejísimo, pero que al entenderse mal genera que se le atribuyan significados a algunos fenómenos que no lo tienen  porque son fruto, puramente, del azar; como las coincidencias, por ejemplo. Cuando me encuentro a alguien que no veía hace seis meses y después me lo encuentro  otra vez en el supermercado interpreto que eso es “una señal”. ¿Una señal de qué? No es una señal de nada si uno analiza el cálculo de probabilidades y observa que esas probabilidades generan una serie de condiciones que hacen que esa coincidencia tenga más posibilidades de ocurrir. Hay muchos casos en los que la comprensión de ciertas leyes básicas nos podría aportar  información  para la toma de ciertas decisiones. El árbol de la vida de Charles Darwin La teoría de la evolución es fundamental también para desarrollar el nivel de comprensión sobre la  emergencia de complejidad en el mundo. Por ejemplo: el otro día escuchaba en la radio que decían que las  hojas de los árboles se ponen de color en el invierno, para alertar a los insectos de que se viene el frío. En  realidad esa es una afirmación incorrecta desde el punto de vista científico, porque el árbol no le está  diciendo nada al insecto. Sin embargo, desde el punto de vista evolutivo, si los insectos reciben cierta  alerta por el color, y esa alerta les va ayudar para sobrevivir, eso quiere decir que, desde el punto de  vista científico, en efecto, hay una correlación entre el color de las hojas y la supervivencia de los  insectos.

¿Por qué?
Porque los insectos que ven el color van a tener tendencia a sobrevivir frente a los  que no lo ven y no lo distinguen. Esa inversión de causa y efecto, que es muy común en el razonamiento,  es algo digno de ser comunicado.    Hay casi una imagen poética en la expresión del árbol avisándole  a los  insectos, a través del color de sus hojas, que llega el invierno.  Tendríamos en esa expresión una convergencia de una imagen, si se quiere poética, que puede estar englobada como una expresión artística, con toda una explicación científica detrás. – Justamente estoy trabajando en una propuesta del uso metafórico del lenguaje de la ciencia. Muchas de las grandes metáforas de la literatura son de científicos. El lenguaje científico está lleno de imágenes poéticas. Hay una inmensa conexión entre la poesía y la ciencia. Si decimos, por ejemplo, que la atmósfera es un océano de aire y nosotros vivimos en el fondo tenemos una imagen que nos ayuda a pensarnos. Esas metáforas, y otras mucho más profundas, podemos utilizarlas en el aula para explicar fenómenos, y a su vez dan cuenta de esa convergencia entre el lenguaje poético y el científico. Esto ayuda a una reconciliación entre arte y ciencia.

¿Relacionás la música con la ciencia en tus clases?
Las notas de la escala y sus intervalos –    Enseño mucho con la conexión entre ambas. Una conexión que tiene milenios. Pitagoras identifica que la consonancia de los sonidos tiene que ver con cocientes  numéricos entre los largos de las cuerdas. Si se tiene un largo de cuerdas en la misma tensión si se tocan dos cuerdas, simultanemente, separadas por una octava, una al aire y otra en la mitad de su largo, el oído las percibe como agradables. No sabemos muy bien porque, pero hay un cociente 2 a 1 que está asociado a la consonancia. Si se hace 3 a 2, es decir que una cuerda es una vez y media el largo de otra, y suenan al mismo tiempo con la misma tensión, suena un intervalo agradable. Ese es el intervalo que hoy conocemos como el intervalo de la quinta. Tres a dos, dos a uno, así aparecen los cocientes numéricos indicando que la gramática musical es expresada en números. Es decir que aquello que nos resulta agradable tiene por detrás un lenguaje aritmético. Las secuencias armónicas, las modulaciones,  los cambios de acordes en la música popular y en la música clásica tienen patrones temporales que están en mayor o menor desacuerdo. Como si fuesen patrones espaciales cuadriculados que uno puede poner uno dentro del otro. Si uno pone un cuadriculado sobre otro que tiene el doble de tamaño ambos encajan en el espacio del otro. Si uno lo traduce en la relación de tiempo , ese encaje se da por un período determinado hasta pasar  hacia otro. Esto nos da una transición más o menos suave entre dos sectores armónicos. Representación de la música de las esferas Por otro lado hay cierta simetría en las escalas musicales. El hecho de que haya siete notas en la división de octavas es una coincidencia numérica que nos dio la pauta en el medioevo que podía haber una conexión musical entre las leyes terrenas  y el movimiento de los astros. La música de las esferas es un concepto que se desarrolla a partir de la coincidencia de que hay siete notas en la escala y que había siete planetas (en ese tiempo se consideraba a la Luna como un planeta). Si bien hoy sabemos que eso no es así, es el primer paso hacia una comprensión racional del cosmos. La primera indicación que hubo, para pensar que  hay una lógica en el movimiento de los cuerpos en el espacio, fue una indicación musical. Si uno sigue avanzando en la historia de la ciencia hacia las teorías de la unificación de la gravedad con la física cuántica, pienso en la teoría de supercuerdas y  veo que es una teoría casi musical, porque son cuerdas super microscópicas que vibran y las partículas super elementales que componen esas cuerdas son vibraciones de esas  propias cuerdas. Es decir que hay una relación entre la física, las  matemáticas y la música, entre el arte y la ciencia, que es vastísima. Esa relación se puede usar en la clase con muchas ejemplificaciones.   Sería una forma de vincular la enseñanza de los conceptos apelando a la sensibilidad  de los estudiantes por medio de experiencias estéticas. – Sí. La felicidad de la alegría  de entender un problema es tan grande como la de experimentar una obra de arte. Borges  dice en uno de sus cuentos: “…Oh dicha de entender, más grande que la de sentir…” La educación científica, en paralelo con la educación artística, nos da un sentido de mayor conexión con la naturaleza y con el prójimo. La comprensión de los fenómenos con mayor detalle es, de alguna manera, el establecimiento de un vínculo cada vez más profundo con la naturaleza por eso se puede encontrar una actitud casi religiosa en la ciencia.

Una reflexión de un maestro

Mi historia empieza con un escupitajo. Hace años cuando empecé muy joven a trabajar como maestro, yo trabajaba en un colegio Santa Anita y enseñaba Ciencias. Había un niño que molestaba a los demás. Un día le puse un cero y se fue llorando. Yo tomaba la combi junto al cole; de pronto se acercó la paradero y, zas, escupitajo, al niño del escupitajo lo desaprobe  en  muchas asignaturas. Pero lo que hice fue cambiar yo, no intentar cambiarlo a él, recuerdo. Así que le pregunté qué le gustaba hacer. Me dijo que escribir... Durante ese curso fue transformando los temas de Ciencias en cuentos y se los enseñaba a los compañeros. Iba contento al cole cada día. Sacó muy buenas notas. Y cuando vino a recoger las notas, me dio las gracias por haberle dado esa oportunidad. Esta historia me marcó. Cada niño tiene sus inquietudes, a cada niño le gusta hacer algo... Tienen que sentirse importantes. Y los maestros podemos estimular su creatividad. Podemos hacer que vengan a gusto a clase. Pasan 8 horas al día sentados en una carpeta. Mínimo van a estar once años ahí. Se trata de animarlos, de que sean felices. Y de exigirles también. Mostrarles que sin esfuerzo no se consiguen las cosas. Me gusta la frase en inglés no pain, no gain ('sin dolor, no se gana'). Y a los maestros les diría que cuanto más difícil es un niño, mayor es el reto.
La profesión docente es muy maltratada en los últimos años y con la moral bastante baja: recortes, pérdida de autoridad, tasas de fracaso escolar.
Curiosamente, no estamos muy bien situados en el ranking PISA. Quizá porque los docentes necesitan ser héroes, ir a contracorriente o desafiar condiciones muy adversas con imaginación y muchas ganas.
Cuando trabajé en un centro de villa el Salvador la mayoría del alumnado eran de extrema pobreza. Me dieron el cuarto de primaria. Muchos no sabían leer con diez años, y los primeros días eran un dolor de cabeza. Cambié de estrategia. Me pregunté qué me podían enseñar ellos. Y así, mientras un niño me daba lecciones de lo que ellos sabian, yo les escribía una obra de teatro de dos horas para que pudieran acercarse a la lectura. ¡Y funcionó!». 
Conversaba con mi amiga Marcia Orosco sobre un tema en debate ¿Otra educación es posible? "No solo es posible, es imprescindible". Estamos ante una crisis mundial de la enseñanza, 250 millones de niños no están aprendiendo lo básico. Y cualquier solución pasa por que las autoridades refuercen la figura y la calidad de los profesores».
No es extraño, pues, que siete de cada diez profesores sientan que su trabajo no es valorado. Y un dato significativo: a pesar de que cada vez hay más herramientas para el trabajo en equipo, pocos colaboran. Cada maestro se preocupa por impartir su materia como buenamente puede.
«La educación es una cuestión de empatía», La empatía no la miden las pruebas estandarizadas y globalizadas a las que se somete a los alumnos de medio mundo cada dos o tres años ¿Las notas? «Lo importante no son los veintes que saque un estudiante , sino que adquiera las herramientas necesarias para valerse cuando sea adulto».
He pasado por colegios de barrios marginales y por escuelas rurales. Intento aprender de los niños y hacerles ver que lo que dicen y lo que hacen me importa. En mi clase para este año prepararems obras de teatro, talleres de experimentos científicos y otros. Ahora en todos esos proyectos, nadie está obligado a involucrarse. Funcionan porque no son obligatorios. Pero yo creo en el efecto contagio. ¡Los niños pueden cambiar el mundo! Unos serán periodistas; otros, panaderos... Y también está el futuro marido que respetará a su mujer o la señora que tratará con cariño a los animales. Por eso es tan importante educar en empatía, el respeto a los demás y hacia ellos mismos. Pero igual que no se puede obligar por ley a que alguien se enamore, el respeto tampoco se puede imponer. La única manera es estimular a esa persona para que el respeto, como la amistad o el amor, le salga de dentro. Por eso es tan importante la profesión de maestro. Y es hora de que se valore.
Cuándo trabaje en el colegio de Manilsa N° 1203 organice con mis chicos de 5to de primaria canciones y cuentos del folclore peruano. Y tambien combine el aprendizaje de la lectura y las matemáticas con las artes y los juegos. Un día nos vestimos con las ropas de los pitufos y otro nos disfrazamos de príncipes y princesas. Aprendemos a escribir metiendo mensajes en botellas. Y hacemos cálculo con chapas y piedras. En mi pupitre habia sitio para la harina, la sal, el azúcar, las verduras... Haciamos representaciones con titeres. Y, por supuesto, antes las fabricamos; y también el teatro; y escribiamos el guion. Pero lo más importante es que los niños satisfagan su necesidad de juego y exploración. Trabajábamos con los materiales de la naturaleza. Pero la mayoría del material lo fabricamos nosotros, en grupo. Los niños son mis socios. Me ayudan a descubrir nuevos métodos de enseñanza. Vengo de una familia de maestros. También yo quiero dejar mi legado, que mis alumnos, cuando sean adultos, se acuerden de su maestro.
Anime a mis estudiantes a aplicar los conocimientos de la ciencia a sus vidas. Asi que instale más de tres jardines y viveros en el colegio N° 1203. Lo primero era que los niños pudiesen comer lo que cultivan. Pero surgieron oportunidades de negocio. Colaboramos con comerciantes locales. Asi que mezcle aprendizaje y trabajo. Mi enfoque es holístico, es decir, total e interdisciplinario. En mis clases mezclo juegos, redes sociales y desafíos que relacionan los hechos de la historia con la vida actual.
Lo que motiva a los alumnos es la personalidad del profesor, su pasión, su chispa, su espíritu de equipo... El buen maestro ayuda a los niños a abrirse al mundo, espolea su curiosidad. Les hace sentir que ellos importan y que su contribución es importante para el mundo.
¿El gran problema de nuestro sistema educativo? Es que no hay suficientes jóvenes que quieran ser profesores, por los bajos sueldos.
Los profesores, antes que impartir conocimientos, deben trasladar emociones a los alumnos.  Se aprende mejor cuando uno se emociona. Es difícil aprender sentado detrás de un pupitre. Es mucho más efectivo que un olor o una música te lleven a un periodo histórico. Yo explicaba las fracciones de Matemáticas llevando una torta a clase y cortando porciones. La experiencia ayuda a aprender.
Si la sociedad quiere ser civilizada, tiene que formar buenos maestros y pagarles igual que a los abogados, a los médicos... Dicho esto, hay maestros que no se comportan como profesionales.  Disculpan su fracaso diciendo que no tienen tiempo, medios... ¡No hay excusa! ¿Acaso argumenta eso un médico para no curar a un paciente? Si un profesor no consigue que sus alumnos aprendan, no es un buen profesional.
A muchos profesores se nos trata como a monos adiestrados en el circo. En los últimos veinte años hemos visto cómo los gobiernos han adoptado políticas neoliberales para reformar la educación. El paradigma es que la escuela debe atenerse a las leyes del mercado. A los niños se los ve como a una mercancía a la que hay que dotar de valor añadido. La obsesión por medirlo todo nos lleva a preocuparnos más por los exámenes que por educar. Es el peligro de las pruebas estandarizadas, que se han convertido en la norma para comparar países y colegios. Estamos dejando a millones de niños atrás. Y la responsabilidad se externaliza. Primero, los padres se la pasaron a los profesores. Y, ahora, los profesores al sistema. Mi receta es que el educador debe asumir riesgos. Lo que un niño aprende no se puede medir fácilmente, porque cada niño es único y sus resultados, impredecibles. Educar no es solo transmitir conocimientos; es socializar y también ayudar al individuo a profundizar en sus cualidades.