En los últimos años es sabido que Finlandia lidera el sistema educativo más exitoso del mundo, por ello muchas naciones han intentado imitarla; sin embargo, esto sería un error.
El "milagro educativo" finlandés llego a la fama allá por el año 2000, cuando apareció en los primeros lugares del informe anual de la prueba PISA, programa internacional de evaluación de estudiantes de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico).
Tras ello, cientos de investigadores y profesionales ligados a la educación analizaron el éxito de Finlandia y concluyeron que la principal razón de su logro era una reforma estrella que puso al alumno al centro de todo: se eliminaron las pruebas y exámenes, se mejoró la formación docente y la autonomía de cada colegio, entre otros.
Pero, otro factores también influyeron con igual o mayor poder sobre el éxito de Finlandia. El análisis de los resultados a lo largo del tiempo muestran que su ascenso empezó mucho antes que sus políticas estrella entrasen en vigor.
Hay dos factores primordiales para el "milagro educativo finlandés":
El primero es que Finlandia tradicionalmente ha dado gran importancia al rol de los profesores, no sólo en el colegio, sino también en la sociedad, es una nación muy joven, y por lo tanto, necesitaba inocular esos nuevos valores a través de una educación que llegase a todos los niños y al resto de la población. Antes de la Segunda Guerra Mundial ya se puede ver que había una gran proporción de profesores bien formados, lo que muestra el estatus del que gozaban durante los años 20 y 30, así que no es nada nuevo. Sin embargo, no iban a la universidad, sino a seminarios. Mantener que se trata simplemente de una cuestión de formación de los docentes es simplista".
El segundo factor sería que en Finlandia fue plantando las semillas de su éxito a lo largo de la historia. Hay que recordar que era un país muy pobre: en los años 50, aún se encontraba en un 60% del PIB de Suecia y Dinamarca. Entonces algo ocurrió, y se desarrolló económicamente de una forma similar a la del este de Asia, con un crecimiento tan rápido entre los 50 y finales de los 80 que hizo que el cambio de valores no fuese al mismo ritmo. Suecia, Noruega y Dinamarca se convirtieron en países postindustriales, más progresistas en sus actitudes, que se centraban en la felicidad de los niños, su autoexpresión y demás. Pero si comparas la educación sueca y la finlandesa, verás que no se parecen, porque Finlandia siguió siendo muy tradicional hasta finales de los años 90 y principios de siglo".
En conclusión, esas costumbres que cimentaron la importancia de la educación y un rápido crecimiento económicoque facilitaron a que los padres estuviesen mejor formados (lo que influye positivamente en los niños) y la retención de este método tradicional de educación, que no está muy de moda, son los tres ingredientes que produjeron sus buenos resultados a principios del siglo XXI”.
Es por esto que es peligroso querer imitar a Finlandia y su modelo sin antes conocer toda su historia: "Copiar a Finlandia tendría un efecto negativo. Es un peligro imitar otros sistemas educativos en general, aún más cuando las investigaciones sugieren que fue el sistema antiguo el que produjo buenos resultados y el nuevo, el que tanto le gusta a todo el mundo, es el que está haciendo bajar las notas. Es una lección importante".
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