La mayoría de la gente pasa 14 años en la escuela. Eso son 5110 días, sin contar las vacaciones. Ya que algunos niños y niñas vienen a vacaciones útiles, en total son más de 4270 días que vienen a las escuelas.
Puede que te suene a un sueño imposible en las condiciones actuales en las que se encuentra sumido el actual sistema educativo, al cual yo denomino educación tóxica. Tengo algunas amistades en Lima y en otras regiones del Perú que tienen hijos en edades de Inicial, primaria y secundaria y les escucho muy preocupados al sentir que las escuelas están minando la belleza y la creatividad de sus hijos. Les escucho decir que la escuela, en lugar de ser un espacio de donde los chicos vuelven contentos y felices, se está convirtiendo en un verdadero calvario para algunos de ellos. Cuando les ves llorar al darse cuenta que sus hijos han sido víctimas durante meses de acoso escolar, te das cuenta que tienes que hacer algo para ayudarles a encontrar una solución. Sobre todo cuando les dices que sí existen modelos educativos alternativos, pero ellos te responden: -Está bien, te creo, pero ¿dónde están esas escuelas?
Si formamos y educamos a nuestros estudiantes de la misma forma en que se educó a la gente que creó el modelo actual, no habrá ningún cambio.
La escuela donde yo trabajo, está liderando la transformación del sistema educativo, en la zona donde se ubica, con el objetivo de que niños y niñas crezcan felices, que aprendan a ser personas con iniciativa, capacidad de innovar y tener empatía. No somos una élite, me imagino que habran mas escuelas.
El colegio matemático Cesar Valle jo, es una I.E. independiente y sin ánimo de lucro que lidera la apuesta por la innovación y el emprendimiento social, construyendo una sociedad de ciudadanos que sean actores de cambios. Estamos educando a los niños de una forma diferente, promovemos el aprendizaje activo, y que están centrados en las personas y no solo en el contenido. Enseñamos a trabajar en equipo, a tener empatía y a resolver conflictos.
Aquí en nuestro pais, hace falta un cambio de paradigma. Que todos veamos claro que el mundo ha cambiado y que cambian las habilidades que necesitamos aprender para tener éxito, felicidad y contribuir al mundo. Del mismo modo que hace muchos años se decidió que todo niño del mundo debía saber leer y escribir, hoy tenemos que exigir que todo niño debe aprender a ser una persona con iniciativa, con capacidad de innovar, de crear respuestas a nuevos problemas y de tener empatía. Si no, se quedará atrás.
Lo que quiero es, sobre todo, que mis estudiantes sean buenas personas y sean felices. Es que esa es la prioridad de la educación. Y después, que sean lo más competentes posible con sus capacidades individuales y con el entorno en el que se encuentren.
Yo creo que hay dos valores que se tienen que aprender simultáneamente. Uno es la libertad y el otro es la justicia. Uno es un valor personal, el otro es un valor social. Y la escuela, entiendo, tiene que enseñar ambos valores a la vez, y que ambos tengan el mismo peso. Si predomina la libertad sobre la justicia, estamos descuidando a los demás. Si predomina la justicia sobre la libertad es que no somos suficientemente capaces de pensar por nosotros mismos.
Desconozco los retos del siglo XXI, pero lo más importante es que se requiere de gente curiosa, gente flexible, gente capaz de adaptarse. Todos los nuevos retos nos exige estar despiertos y cambiar.
La infancia en este momento tiene un drama existencial muy fuerte. Y es que es una incomprendida. Sabemos muchísimo desde el rigor científico. Sabemos cómo es un niño, cómo crece. El niño está siendo objeto del deseo. De un deseo mercantil. Es un niño que tiene que tener una cuenta de resultados. Y lo sabemos por esta manía a los informes PISA, en donde lo que interesa es que el niño tiene que tener resultados, resultados y resultados. No hay turbulencia ni caos. Todo tiene que estar controlado. Eso está haciendo niños a varias bandas. El niño que no llega, el niño marginado.
El colegio responde a la necesidad de ser. De poder ser uno. Y poder ser uno con otros, en un mundo de niños. Nada mas y nada menos. El secreto y arte de nuestro modelo pedagogico, que no es una receta ni un modelo rígido, sino algo que se está recreando continuamente, está en generar esa chispa que haga que la pasión ponga en movimiento la voluntad de búsqueda, la voluntad de conocer. Generar esa inercia que provoca que un niño se sonroje porque acaba de descubrir algo nuevo, por esa intensión de querer estar en el mundo, Esa voluntad de querer estar en el mundo y conocerlo, en un presente, en el ahora
Intentamos conseguir que el contexto socio-económico no sea el elemento que defina el futuro de nuestros alumnos o su éxito académico y personal
Hace muchos años que descubrí mi elemento, eso que Ken Robinson denomina el espacio donde se encuentra tu pasión y tus talentos. Hace dos años que comencé formalmente a escribir e investigar para mi blog. Todo el contenido es contrastado, analizado, desmenuzado. No es poco, pero es intenso. Ayúdame a llegar a muchas más personas, porque esta iniciativas las tienen que conocer muchos docentes de Ate y de toda Lima, que están desesperados por encontrar nuevos modelos educativos. Estas noticias las tienen que leer miles de padres de familia en todo Ate y Lima, que no saben cómo dar solución a la frustración que ven dibujada en el rostro de sus hijos. Fui una víctima más del fracaso escolar, en la década de los 80. A inicios de los 90 encontre mi pasión a descubrir mis talentos ahora a los cuarenta años, ayúdo a que más gente descubra que hay otro camino, que hay otra solución, que las cosas se pueden hacer de otra forma y que ahora es el momento para cambiar la educación tóxica.
domingo, 1 de mayo de 2016
¿Quieres darle una educación totalmente diferente a tus hijos?
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