La depresión es el trastorno más común en las personas adolescentes a nivel mundial. Cualquier asunto que requiera ser abordado desde la terapia psicológica, se enfrenta con varios tabúes y mitos: el más frecuente es que dicha depresión es fruto de una vida cómoda o que las personas adolescentes, carentes aun de cargas y responsabilidades familiares (?), no tienen "motivos" para deprimirse. Esas concepciones erróneas y los mitos que rodean tanto a la depresión como a la adolescencia, generan en las personas más jóvenes un mayor sentimiento de culpabilidad, aislamiento, silencio y, obviamente, un incremento en la gravedad de sus síntomas. Lógicamente, cuando te dicen que no te sientes tan mal como dices, cuando te encuentras ante la más absoluta incomprensión por parte de eso que tú percibes y se hace percibir como "mundo adulto" o cuando niegan la pertinencia y lo "justo" de tus sentimientos, cuando te invalidan, te sentirás mucho peor. ¡POR FAVOR, QUÉ VERGÜENZA! NO TIENES NINGÚN MOTIVO En primer lugar, que tus condiciones de vida actuales sean mejores que las de otros y otras jóvenes alrededor del mundo no deslegitima, en ningún caso, tus sentimientos ni hace de tu depresión algo propio de una niña (si eres chica, tienes "más papeletas") ni de un niño "mimado". La diferencia es que tú, por suerte, sí tienes acceso a terapia y ayuda especializada, incluso a través de la seguridad social: pídela. EXÍGELA: es tu derecho. No permitas ni un paso atrás. Frases como "en Kenia las jovencitas no lloran y se mueren de hambre" o "en los campos de concentración nadie tenía ganas de suicidarse", además de ser de muy mal gusto y pésima educación, son falsas: hay cosas que, directamente, no merece la pena escuchar, ni discutir, ni perder el tiempo pensando en ellas. Si eres una persona adulta y estás leyendo esto, por favor, te rogamos encarecidamente que nunca intentes quitar peso a los problemas emocionales y psicológicos de nadie, pero aun menos, y con menos razón, a los de una persona tan joven que se enfrenta a demasiados cambios físicos, hormonales, emocionales, sociales, académicos... como un o una adolescente. En segundo lugar, hay muchos motivos para tener una depresión: el estrés laboral, las cargas familiares o la crisis económica son motivos muy legítimos, sí. Tan legítimos como los tuyos: no tienes hijos ni hijas a los que alimentar, el profesorado nunca será igual de duro que el departamento de Recursos Humanos, etc. ¿Y bien? Es más: puede darse el caso de que ni siquiera tengas motivos, o que no seas capaz de identificarlos con claridad. DA IGUAL: la depresión está ahí y,a tu edad, es muy peligrosa. Tu deber moral es actuar y defender tu derecho a ser cuidada/o y atendido/a, para superar lo mejor y más rápido posible ese trastorno tan triste. * Para personas adultas -> Por otro lado, muchas personas adolescentes tienen problemas propios de "adultos" demasiado pronto: es muy fácil, como adultos y adultas, prejuzgar a las personas jóvenes desde visiones parciales, generalizaciones equivocadas y desde el más profundo desconocimiento de su situación personal. No juzgues los problemas ajenos: lo más seguro es que no los conozcas en absoluto. La depresión es un problema en sí mismo: ¿acaso os parece poco? En tercer lugar, es posible que gente que sí te quiere y sí se preocupa por ti invalide tus sentimientos y problemas intentando quitarles peso precisamente porque se preocupan por ti: intenta ponerte en su lugar y evita que eso te cause más crispación. A veces, para las personas que nos quieren, aceptar la tristeza y la depresión de quienes tienen a su cargo es extremadamente difícil: no te enfades. En cuarto lugar, como te decimos, tienes derecho a acudir a terapia psicológica: en España, está cubierta por la Seguridad Social. Habla con tu médico o médica de familia para que te derive si los costes asociados a una terapia en consultas privadas son inasumibles por el momento. Las/os orientadoras/es escolares también pueden echarte una mano, pero su especialidad no es esa.
¿TENGO DEPRESIÓN?
1. Te sientes constantemente culpable, irritable, triste y/o enfadado/a
2. Nada te divierte: casi todo te empieza a aburrir y no eres capaz de pasarlo bien con nada (nada nuevo ni nada de lo que antes sí te hacía disfrutar)
3. Te sientes mal contigo mismo/a, como si algo en tu interior estuviera "equivocado"
4. Duermes demasiado o demasiado poco
5. Tienes problemas de salud nuevos, te sientes mal y decaída/o y padeces dolor de cabeza
6. Lloras fácilmente, ante cosas a las que antes no dabas importancia
7. Has ganado/perdido peso sin pretenderlo ni tomar las medidas para ello a propósito
8. No puedes concentrarte: estudiar te cuesta más trabajo de lo habitual
9. Has pensado en el suicidio y/o te autolesionas para desahogarte
Por favor, si te identificas con algunos puntos de este perfil, por favor, pide ayuda lo antes posible. Si hay algún amigo o amiga que crees que puede estar pasando por algo así, enséñale el artículo e intenta ayudar convenciéndolo para ponerse en manos profesionales.
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