Me ha asombrado la gran cantidad de padres de familia que conozco de varios colegios particulares me comentan que el colegio al que asisten sus hijos plantea tales niveles de exigencia, tanto en idioma extranjero como en matemáticas y otras áreas, que la única manera de sus hijos para sobrevivir en el colegio y evitar los desaprobados (y eventual repitencia o expulsión del colegio) es contar con profesores particulares. Hay un ejército de profesores particulares de inglés, matemáticas, etc., que llenan las jornadas pos escolares, agotan a los alumnos y desgastan económica y emocionalmente a los propios padres, para quienes la vida escolar de sus hijos es un factor de constante estrés. En buena cuenta, deben hacer en casa por su cuenta aquello para lo cual han matriculado a sus hijos en los colegios. ¿Tiene sentido todo eso? Por otro lado, ¿sorprende que los alumnos ?odien? ir a su colegio? En buena cuenta los colegios, y en muchos casos cada profesor que se encuentra con los padres para hacerles recomendaciones para que sus hijos mejoren en el colegio, se han convertido en brokers de profesores, psicólogos y centros de atención especial (sin contar los que recomiendan medicación para anestesiar a los niños inquietos). Por si fuera poco, cada uno tiene sus profesores o terapeutas recomendados, con lo que se concreta una especie de subsistema escolar particular que sustituye las falencias del original. Me sorprende, además, que tantos padres sientan que no se puede hacer nada al respecto.
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