martes, 23 de diciembre de 2014

Acoso escolar

Hace un par de semanas cuando me dirigia a la UGEL 06  me encontre con una amiga y profesora de secundaria de la I.E. INEI 46 de Vitarte, ella me pasó un libro relativo al acoso escolar o bullying. Es muy fácil de leer, tiene pocas páginas, y creo que refleja de forma clara en qué consisten este tipo de procesos, cómo se vive por la parte de la víctima, del agresor y del entorno de escolar y de amigos. Se trata de “Eskoria”, de Alberto Gómez Cerdá, y recomiendo su lectura, sobre todo, a padres y profesores de adolescentes y, por supuesto, a los propios adolescentes. Hoy he decidido escribir sobre este tema, que me parece de vital importancia en la sociedad actual, donde las cifras apuntan a que el acoso escolar es una práctica cada vez más extendida, y que más niños sufren en la soledad.
Tú no eres culpable de nada, Tienes derecho a ser diferente, Tú no tienes que hacer frente a esta situación solo, Tienes que ser valiente y enfrentarte de una vez a la situación. Si alguien te está haciendo daño y estás sufriendo, acude a un adulto: tus padres, y también tus profesores. Si no te atreves, empieza por contárselo a alguien de tu edad, alguien que pueda entenderte y ayudarte. Habla con quien ha visto las agresiones, para que te apoye. Haz que al adulto le quede claro que esa situación te afecta profundamente. Si sientes que no puedes hablar, que no te atreves, escríbelo y envíalo a alguien en quien confíes. Pero, sobre todo, tienes que saber que no estás solo, que siempre hay una salida, y que debes seguir luchando. No dejes que ganen, porque de esa forma, todos perdemos.
A los agresores les  recomendaria que No hagan a los demás lo que no te gustaría que te hicieran a ti. A nadie le gusta que le tiren cosas o se rían de él. No lo hagas. El hecho de que alguien no te caiga bien no implica que utilices la violencia de ningún tipo. No excluyas a nadie de tus actividades, trata de entender cómo te sentirás tú si te excluyeran. No digas mentiras sobre otros, no difundas rumores. Si tienes conflictos, resuélvelos sin violencia. También es acoso herir con palabras, con insultos, haciendo que se sienta solo y mal. Aunque creas que eres el líder, ¿tienes amigos que te quieren? ¿O quizás sólo te temen? Si utilizas la violencia, ella te acabará utilizando a ti. La violencia no para: nunca será suficiente, engendrará más y más violencia, y puede que termine arruinando tu vida y tu futuro.  
A los que observan actos de acoso escolar deben de actúar. Si consientes el maltrato, eres cómplice de los maltratadores. Si acudes a un adulto no eres un chismoso, sino alguien que hace lo correcto. No son bromas. En las bromas nos reímos todos con todos. No todos de uno. Haz que la víctima se lo cuente a un adulto. Ve con él si es necesario. Si no se atreve, pide ayuda en su nombre. No te justifiques, no son “cosas entre nosotros”. Recuerda que con el silencio y la pasividad estás alentando a los agresores. La unión hace la fuerza. Involucra a amigos, profesores, padres…. Ayuda al que lo necesite, y cuando tú necesites ayuda, alguien te ayudará.
Estos consejos deberían estar presentes en las paredes de las aulas de todos los colegios.

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