miércoles, 29 de septiembre de 2021

El ingreso a los colegios

A partir de la experiencia de una amiga cuyo hijo de 3 años no ha ingresado al colegio al que postuló debido según las evaluadoras (cuando no!!!) a un “bloqueo emocional”, quiero decir simplemente lo siguiente:

Me parece tremendamente nocivo someter a niños tan pequeños a la presión de una evaluación como las que se plantean para el ingreso a los colegios. Generarles ansiedad de ese modo tanto al niño como a los padres es terrible.

Creo que es un abuso etiquetar de “bloqueo emocional” (ya opiné al respecto de esa etiqueta en este post) a un niño de esa edad. Simplemente no puede ser, desde mi punto de vista.

Estoy convencida de que los colegios quieren cada vez más un solo tipo de niño, con lo cual me parece que están evadiendo su responsabilidad de educar. No desean asumir ninguna dificultad.

Muchas de las psicólogas que evaluan en estos examenes de admisión actuan de manera egocéntrica al pretender que todos los niños se adapten a la situación de evaluación del mismo modo y al mismo tiempo, sin respetar las caracteristicas de personalidad, los ritmos o el temperamento, en otras palabras, sin tomar en cuenta las diferencias individuales y la diversidad. No es el niño quien debe adaptarse a la evaluación, sino -creo yo- la evaluación la que debe adaptarse al niño.

Debo decir que aun quedan colegios más razonables y humanos donde todos los niños son aceptados, sin excepción, y que trabajan adecuadamente con los padres las dificultades del niño cuando aparecen. Pero estos colegios son lamentablemente la minoría

 

viernes, 3 de septiembre de 2021

Las palabras en educación son INNOVACION y CORAJE

A veces me pregunto, si tuvieran que tener una imagen-objetivo en la cabeza los gobernantes respecto al desarrollo del país, y en particular la educación, que pudiera ser representada por una palabra y un valor ¿Cuáles serían? A mi entender, INNOVACIÓN y CORAJE.

INNOVACIÓN, porque todo lo hecho en educación desde después de Velasco es regresar al libreto de Odría, con más de lo mismo aunque con maquillajes cosméticos. Las G.U.E. se llaman colegios  emblemáticos, el currículo por contenidos y objetivos se llama currículo por competencias, las notas se ponen con letras en primaria, la queja de falta de presupuesto para infraestructura, equipamiento, salarios docentes sigue igual y con ello se justifican los fracasos, la pedagogía maestro centrada en la que el profesor y alumno de hoy pueden ser reemplazados por los de hace 100 años porque hacen lo mismo sigue intacta, y por si fuera poco, no hay mejoras significativas ni siquiera en los indicadores que el Minedu se ha inventado para hablar de logros de aprendizajes escolar (salvo para los triunfalistas que dicen que tener  65% de fracasos en esas retrógradas pruebas estandarizadas es un logro frente a tener 85% de fracasos, olvidando que los niños no van a la escuela para fracasar, mucho menos a los 7 años). Me ilusiona pensar en que algún día tendremos un gobernante en América Latina (ojalá el Perú) que diga “este modelo no da para más, no cumple su misión, hay que ir por otra vía”. Y que esa vía se construya a partir de la suma de centenas de iniciativas innovadoras que se desarrollen en el terreno. Que el Minedu no se vea a sí mismo como el  genio creador de innovaciones sino como el angelical promotor de alicientes e incentivos para que hagan innovación los que son capaces de hacerla, para luego aprender de ellos y difundirla. Talento hay. Incentivo ninguno.

CORAJE, porque para hacer lo anterior hay que tener coraje, valentía, capacidad de dar la lucha liberadora por ideales. Mientras la política del Gobierno y el Minedu sea hacer más de lo mismo con algo más de plata para no abrirse frentes de resistencia, y estén motivados por “no hagas X no vaya a ser que Y se moleste”, y no estén dispuestos a dar la batalla abierta  para que el público entienda que lo que les está dando el sistema educativa es muy poco, no lo lograremos. El modelo actual no los pone en condiciones de tener éxito como ciudadanos (la democracia peruana hace tiempo se cae en pedazos),  ni ser competitivos (el desempleo por incompetentes de los egresados del sistema educativo incluyendo profesionales es fuente de enorme frustración) ni de ser socialmente responsables (el egoísmo, la corrupción, la inseguridad, la polarización política generan enormes dificultades e ineficiencias).  

El Perú necesita un sueño, una meta visible que entusiasme y convoque voluntades colectivas, una sensación de orgullo que no nazca antes de un partido de fútbol y se caiga luego de la derrota, y que denote que ya somos capaces de levantar la cerviz, porque ya abandonamos el sentimiento de inferioridad e impotencia frente a lo extranjero que nuestro ADN heredó por 500 años.  El Perú necesita reconstruir su imagen de país viable, en el que la educación innovadora lidera la ambición pública y política, porque es el único ámbito en el que todos los peruanos transitan al menos por algunos años de su vida, en el rol de alumnos y luego de padres y abuelos. La huella que les deja ese paso es la que define si avanzaremos (porque somos capaces y corajudos) o perderemos (porque somos cobardes e incompetentes). Podemos estar en la puerta de una nueva página en la historia de la educación peruana. Veamos si esta vez cambian el diseño y los colores del libreto.

domingo, 29 de agosto de 2021

¡SI SE PUEDE! Ingreso Universal a las Universidades

Me ha llamado la atención la rapidez con la que muchos opinantes han descartado esta propuesta, posiblemente porque ya se han formado la idea de que el gobierno de Pedro Castillo hace anuncios con propuestas irrealizables como la del 10% del PBI para educación… Además, se basan en una regla de tres que dice que si hoy 1 de cada 5 ingresan a una universidad pública, entonces el presupuesto para captar a todos sería 5 veces mayor y eso es imposible de asignar a las universidades. (En las privadas ingresa 1 de cada 1.3 postulantes o sea ya es casi universal). 

No faltan quienes buscan una postura en el medio (en realidad en el tercio) diciendo que está bien el ingreso universal pero sólo para el tercio superior, es decir, por méritos acumulados en la secundaria (pese a que, dicho sea de paso, no es un predictor del desempeño en la universidad). Abstrayéndonos del “mensajero”, qué tal si nos ponemos en el modo “sí se puede” y ponemos como meta lograr ese ingreso universal, pero con un modelo que responda a otros sustentos. 

1). El ingreso universal se produce a un ciclo cero, de 4 meses, en modo virtual, que haría las veces de pre-gratuita para todos los estudiantes, de modo que la universidad con sus propios modelos de evaluación determine quiénes son aptos para continuar sus estudios a partir del ciclo 1. Es probable que solo la mitad o menos logren pasar al ciclo 1, y luego siga otro ajuste al pasar a los dos ciclos siguientes, como ya ocurre con todas ingresantes a las universidades peruanas hoy en día. Esto tiene un costo mucho menor que esa multiplicación por 5 del costo anual por alumno que mencionan los detractores de la propuesta por razones económicas.

2). Este acceso universal a la universidad traslada de la secundaria a la universidad elegida por cada alumno la decisión respecto a si posee las aptitudes para continuar y encaminarse a una de las carreras profesionales que ella ofrece. La secundaria no tiene por qué ser la evaluadora de los postulantes a través de sus rankings de notas “que le hacen el trabajo a las universidades” de seleccionar a los supuestamente más aptos, sacrificando el rol del trabajo integral con los adolescentes, que debe ser el foco de la secundaria. 

3). Hay suficientes evidencias de que el principal impedimento para la innovación pedagógica y curricular de la educación básica, especialmente la secundaria, es esa misión implícita de que la secundaria debe preparar para la evaluación de ingreso a la universidad, renunciando a su focalización en el desarrollo cognitivo, cultural, social, ético y emocional del adolescente. En una época de la vida de los jóvenes en la que hay que abrirles la cabeza y promover que exploren las opciones más diversas, la misión actual de formarlos como postulantes más bien les cierra la cabeza y les coloca anteojeras para mirarse a sí mismos y sus opciones futuras. 

4). Esquemas similares podrían pensarse para quienes quieran postular a la educación superior de orientaciones alternativas a la universitaria.

5). Por último, unas palabras sobre el “tercio superior” como equivalente a “alumnos más meritorios”. Es sabido por los académicos que el desempeño escolar está fuertemente correlacionado con las condiciones familiares de origen, y quienes tienen mejores condiciones aún dentro de la escuela pública, logran más que quienes las tienen peores. Lo acabamos de ver magnificado durante la pandemia. Siendo así, el esfuerzo, dedicación y méritos personales que pone en juego quien viene de una situación muy precaria para llegar a 5to de secundaria con promedio 13, puede haber sido muy superior al de aquél que llega cómodamente al 16. Pero los rankings por notas, lo dejan fuera de carrera. 

Es cierto que no hay forma en la sociedad de que aún a igualdad de condiciones, siempre se generen diferencias que hagan que uno se desempeñe mejor que otro ante las mismas tareas. Con mayor razón si no proceden de igualdad de condiciones. Pero vivimos en un mundo en el que tener un grado en educación superior es un trampolín hacia el ascenso socioeconómico. Siendo así, ¿no sería justo darle una segunda oportunidad de probarse a sí mismo su capacidad de ser profesional a quien hizo enormes méritos para terminar la secundaria, pero tuvo que pagar con bajas notas el impuesto a sus condiciones de origen? Si en ese momento las condiciones de origen o sus limitaciones personales determinan que no puede seguir adelante, así será, pero al menos la sociedad lo habrá acogido y dado una segunda oportunidad. ¿Sería una rareza que el Peru haga eso, que no hace casi ningún otro país? Si. ¿Y cuál es el problema? ¿Tenemos que seguir siendo cola en vez de ser cabeza?