El sentido de la educación es un problema fundamental para todas las teorías educativas. La pregunta que toda sociedad debe responder es la siguiente: ¿Cuál es el ideal del hombre que quiere formar dentro de la cultura, la sociedad y el momento histórico determinado en el cual vive?
El problema no acaba ahí. Es el mismo educador quien debe preguntarse sobre su lugar y su responsabilidad dentro del proceso total y definir ¿Qué papel debe jugar la educación en el logro del ideal del hombre propuesto?
La clarificación de estas preguntas sobre la intencionalidad del proceso cognitivo, si no se hace desde una perspectiva histórica y filosófica, se puede decir que cualquier otra especulación, teoría o método estará sin ningún fundamento.
En el proceso de conocimiento y el ideal del hombre definido, el educador tiene que seleccionar los contenidos de formación que hagan posible su logro. Ésta se hace teniendo en cuenta el amplio universo de los conocimientos organizados en los cuerpos teóricos de las diferentes áreas del saber humano, por esta razón nuestra sociedad seguirá realizando descubrimientos fundamentales para avanzar en la comprensión de nuestro comportamiento social. La educación debe reforzar funciones de servicio a la sociedad y orientar sus actividades hacia la solución de problemas.
Las empresas se están reinventando en torno a las oportunidades abiertas por la tecnología de la información; las instituciones educativas por fuerza mayor tendrán que hacerlo. Si bien, los pasos que podrían conducir a estos nuevos enfoques y procesos serán complejos de asimilar, la resistencia que se encontrará tanto de parte de los docentes como de los estudiantes será grande. El temor a un sistema que en la actualidad no vislumbra bien sus alcances, o que lleva a un terreno que no domina, hace a veces que el docente se aferre a métodos en rebatidos, por lo tanto, la educación buscará dentro de sus objetivos la formación integral del ser humano entendido como un ser de necesidades, habilidades y potencialidades, que busca intervenir en las dimensiones cognitiva (conocimientos), axiológica (valores) y motora (habilidades y destrezas) para tener un mejor bienestar y calidad de vida.
Ante todo se puede afirmar que es importante rescatar el papel creativo e innovador del docente, papel que no debe interpretarse como la improvisación, sino por el contrario, como fruto de la reflexión a la luz del interactuar permanentemente entre la teoría y la praxis.
El sistema educativo se debe transformar a través de la revisión y actualización de los planes de estudio y la promoción del saber a través de la investigación en los ámbitos de todas las disciplinas, las ciencias, las artes y las humanidades para difundir los resultados y conclusiones del producto estudiado y de las acciones que permiten descubrir nuevos elementos esclarecedores y prioritarios de la realidad estudiada, de acuerdo con los parámetros que determina cada disciplina en la ciencia.
Esto lleva a concluir que los medios que se utilicen en la educación deber ser producto de una investigación particular para cada caso. Además, no se puede caer en la falsa idea de algunos “diseñadores de programas académicos” que creen que la formación académica se logra a través de la sumatoria de materias, módulos o asignaturas aisladas, las cuales los estudiantes no logran ni siquiera interrelacionar con su entorno.
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